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Édgar Ignacio Fierro, conocido en el mundo del crimen como alias Don Antonio, seguirá condenado a ocho años de prisión, por orden de la Corte Suprema de Justicia. Para la máxima autoridad de la justicia penal en Colombia, no hay duda de que el excapitán del Ejército y mano derecha de Jorge 40, es responsable por la barbarie sufrida por 1.501 víctimas, cuando el Bloque Norte de las Autodefensas se tomó la costa caribe, entre los noventa y el inicio de los 2.000. Entre las órdenes más importantes en su contra está, contrario a lo que exigió, pedirles perdón a sus víctimas.
Antecedentes: ‘Don Antonio’ excluido de Justicia y Paz
Desaparición. Homicidio. Tortura. Apropiación de bienes. Amenazas. Desplazamiento forzado. Hurto. Despojo. Secuestro. Privación del debido proceso. Esos son todos los crímenes por los que alias Don Antonio deberá responder, por comandar el Frente José Pablo Díaz de las Autodefensas del Bloque Norte. Esa fue la conclusión a la que llegó el Tribunal Superior de Barranquilla en 2018 y que, cinco años después, la Corte Suprema confirma. Don Antonio había apelado tal decisión, oponiéndose a cumplir con 100 horas de estudios en derechos humanos.
El hecho particular que quedó en el expediente fue, además, la negación de Don Antonio a ofrecerles disculpas a las víctimas de ese expediente en un acto público. Consideró que, como en un antiguo proceso ya había sido obligado a pedir perdón, quizás su deuda con las víctimas estaría saldada por siempre. Sin embargo, la Corte Suprema le recordó que este es un proceso de Justicia y Paz, creada para la desmovilización paramilitar, y que, para hacerse dueño del beneficio de solo ocho años de cárcel, debe cumplir con las reglas creadas durante el gobierno Álvaro Uribe.
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Don Antonio y el perdón. Esa es una historia que ya tuvo su quiebre en el pasado. En septiembre de 2014, el exparamilitar había sido excluido de la Ley de Justicia y Paz por orden de un juzgado de ejecución de penas ¿La razón? Estas fueron las palabras del despacho: “A la fecha no se ha hecho por parte de Fierro Flores el ofrecimiento de disculpas públicas a las víctimas de los delitos cometidos por él y a la sociedad en general, que el prenombrado postulado condenado presentó ‘borrador’ del escrito de disculpas públicas sin que se avizore justificación (…) se advierte es la inercia y total desinterés en su verificación”.
La entonces jueza Luz Marina Zamora señaló, en ese otro proceso, que a alias Don Antonio le faltó interés en reparar a más de 1.800 víctimas. Como reportó El Espectador, que incluso no había entregado bienes voluntariamente a la justicia y, para 2014, casi una década después de su desmovilización, solo se le había incautado un inmueble, dos vehículos y $102 millones. Fue todo un golpe para Don Antonio, pues esa decisión, en su momento, significó que le fuera negada la libertad y que cumpliera una pena superior a los 40 años en prisión.
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Solo dos meses después de la exclusión, y luego de años vinculado a Justicia y Paz, Don Antonio por fin pidió perdón. Lo hizo en el Estadio Elias Chegwin de Barranquilla, ante la mirada de 200 personas que no lo rebajaban de asesino. “No te creemos”, le gritaban, como lo reportó Caracol Radio. Ante las víctimas del paramilitarismo, ofreció disculpas por los asesinatos de sindicalistas, estudiantes de la Universidad del Atlántico y hasta el sociólogo Alfredo Correa de Andreis, por quien el extinto DAS agachó la cabeza por persecución estatal. Todos tenían en común que fueron falsamente tildados como colaboradores de la guerrilla.
“Quiero que me perdonen por todas las órdenes que di. Cada una de las personas que murieron dentro del conflicto armado fueron sin razón y sin motivo alguno. Eso lo reconozco hoy. Hoy quiero reconocer ante ustedes que, en ese paso equivocado en las Autodefensas Unidas de Colombia, causé muchísimo daño. Hoy reconozco que causé muchísimo daño. Sufrimiento a personas que hoy sé que nada tuvieron que ver con el conflicto armado”, dijo Don Antonio ante el público.
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En la misma sesión, la hija de Miguel Antonio Espinosa, un abogado asesinado y del que dependían tres hijos, le respondió: “Acabaste con familias enteras, con nuestros sueños, nos quitaste el derecho a celebrar cumpleaños, días de la madre, grados, navidades. Nos quitaste la ilusión de una mirada. De un abrazo, de un beso. ¿Sabes tú como se sobrevive aquí dentro a todo eso? ¿Acaso puedes seguir tu vida como si nada? Con solo oír tu nombre se nos viene a la mente la imagen de nuestros seres amados cayendo bajo tus balas asesinas”.
Ahora, años después, por orden de la Corte Suprema, alias Don Antonio deberá pararse de nuevo frente a los familiares de sus víctimas y darles la cara por la variedad de crímenes que ordenó y que permitió. La alta corte, a pesar de su súplica, tampoco lo salvó de educarse en derechos humanos por una cantidad de horas que, todas juntas, dan como resultado más de ocho días. Aunque el ofrecimiento de disculpas le sea esquivo, del cumplimiento de la orden judicial dependen los beneficios que aceptó hace casi 20 años a cambio de dejar las armas y contar la verdad del paramilitarismo en Colombia.
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