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Este miércoles fue capturado, por tercera vez, Henry Loaiza Ceballos, alias el Alacrán, quien habría sido miembro del extinto Cartel de Cali y, aparentemente, en la actualidad se dedicaba a delinquir en Tuluá, municipio del Valle del Cauca que desde hace varios meses está sumido en una crisis de seguridad.
El Alacrán estuvo preso varios años por ser uno de los cerebros de las masacres que se perpetraron en el municipio de Trujillo, donde murieron al menos 300 personas que residían en este municipio vallecaucano entre 1986 y 1994.
En 2017 recobró la libertad, pero en menos de dos años fue recapturado en Puerto Asís, Putumayo, junto con 14 presuntos miembros de La Constru, organización criminal que opera en el sur del país y que hoy varios de sus integrantes pasaron a conformar los Comandos de la Frontera, una organización que sigue órdenes de las disidencias de las FARC de Iván Márquez.
Henry Loaiza nunca ha sido procesado por narcotráfico. En 1995, este se entregó a las autoridades y fue recluido en prisión por la conformación de grupos paramilitares. Cuando iba a recuperar su libertad, en 2006, Loaiza Ceballos fue vinculado y condenado a 30 años de prisión como coautor de la masacre de Trujillo, en el Valle del Cauca.
Entre 1986 y 1994, una alianza entre las fuerzas de Diego Montoya (Don Diego), Henry Loaiza (El Alacrán), paramilitares y el Ejército cometió una serie de desapariciones, torturas y homicidios en los municipios de Trujillo, Bolívar y Riofrío. Estos hechos, que se enmarca en una serie de crímenes sistemáticos, son conocidos como la masacre de Trujillo.
Más de 342 personas fueron víctimas de esta estructura criminal que sería una de las primeras muestras de las alianzas entre agentes del Estado y organizaciones criminales. Además de ser uno de los líderes de la alianza, Loaiza dispuso de su finca ‘Villa Paola’ como uno de los centros en los que se llevaron a cabo los actos de tortura contra la población civil.
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