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Las declaraciones de José de Jesús Gélvez Albarracín, alias El Canoso, empezaron a tener efectos judiciales. Por su testimonio, la Unidad de Justicia y Paz compulsó copias el pasado viernes para investigar, entre otros, a los hijos del expresidente Álvaro Uribe: Tomás y Jerónimo, y al empresario de Aviatur Jean Claude Bessudo. Y sin decir que sus relatos sean ciertos, las autoridades quieren saber si dice o no la verdad.
El Canoso desde su desmovilización en febrero de 2006 con el bloque Resistencia Tayrona de las Auc, ha disparado acusaciones contra políticos y empresarios, con quienes, al parecer, tuvo contacto en el Magdalena. Varias de sus declaraciones han apuntado al expresidente Uribe y su familia. En una de sus primeras salidas al público, aseveró que las Auc le hicieron campaña al expresidente para las elecciones de 2002 y que entregaron $120 millones. Para entonces, el gerente de campaña en el Magdalena era Jorge Noguera Cotes, quien posteriormente fue el director del DAS. “Conozco a Uribe personalmente. Hablé con él cuando fue candidato”, aseguró.
Hace unos meses apuntó a Tomás y Jerónimo, hijos del expresidente, y al empresario Bessudo. Gélvez dijo haber sido testigo acuerdos y negociaciones, a través de empresas fachadas, con la que accedían a contratos públicos, junto a su amigo Héctor Ignacio Rodríguez, alias Nacho, un reconocido comerciante de Santa Marta que fue concejal con apoyo ‘para’ y luego extraditado a EE.UU por traficar cocaína.
Apoyado en la figura de alias Nacho salpicó al empresario Jean Claude Bessudo —propietario de Aviatur—, especialmente con la concesión para la explotación turística del parque Tayrona. Dijo que los paramilitares formaron parte de la unión temporal que ganó ese contrato, a través de la empresa Alnuva, y que el empresario lo supo tras una reunión en Bogotá con el narco alias ‘Nacho’.
De Tomás y Jerónimo Uribe aseveró que también se reunieron entre el 2004 y el 2005 en Santa Marta con Rodríguez, con quien “mantenían una relación de negocios y hasta parrandearon juntos”. Dijo ante Justicia y Paz (JyP) que Art Coco, empresa de Nacho, era proveedora de Salvarte, empresa de los hijos de Uribe.
Aunque en ambos casos los involucrados reconocieron las reuniones con el narcotraficante, indicaron que para entonces lo conocían como un reconocido empresario del Magdalena y no sabían de sus actividades delincuenciales. Coincidieron en decir que no conocieron a El Canoso y que el tipo miente.
De la política al crimen
Pero detrás de este personaje hay una historia en la que renunció a sus aspiraciones políticas por ingresar al crimen. alias El Canoso era un sujeto con formación académica, pero de bajo perfil. Quería ser concejal de Santa Marta, pero hizo a un lado la idea al ver que a través de las armas podría lograr el poder. A finales de los 90 se unió al exjefe paramilitar Hernán Giraldo, alias El Patrón. Llegó a un grupo, para entonces, sin direccionamiento político y que usaba las armas para mantenerse económicamente a través de la extorsión y el narcotráfico. Giraldo, aunque influía en política, nunca se metió de lleno debido a su escasa formación. Por eso, según algunos analistas, la llegada de El Canoso al grupo paramilitar fue ponerle cerebro al uso de las armas de El Patrón. Su incorporación fue para darle uso político dando avales a candidatos y luego poniéndolos a trabajar para las Auc.
Tras el sometimiento de Giraldo a Jorge 40 y Carlos Castaño, Gélves Albarracín siguió con su tarea política con los nuevos comandantes y supuestamente formó parte del grupo que impulsó el plan de los jefes paramilitares de “refundar la patria”. Dicen que su tarea fue manejar todo el aparato electoral del departamento, un botín clave para las aspiraciones del grupo. Y gracias a esto hoy es catalogado como el custodio de los pactos secretos del paramilitarismo con dirigentes del Magdalena y empresarios. Según él, su papel era hacer acuerdos a la sombra con “la crema y nata” de la política en Santa Marta. Desde que está en JyP Ha hablado con propiedad de los pactos de Chivolo, Pivijay y El Difícil. Ha ratificado todas las acusaciones sobre cómo las Auc dominaron la política para buscar respaldo a un proyecto para respaldar la desmovilización.
Rafael García, exjefe de informática del DAS, quien luego se declaró militante del frente Resistencia Tayrona, reveló en su momento cómo El Canoso era el engranaje entre las Auc y los políticos, y que él le pagó para que a través del DAS le entregaran el censo electoral del Magdalena para hacer fraude. García lo relacionó como un influyente líder paramilitar.
Lo primero que reveló oficialmente en Justicia y Paz fue el conocido “Pacto de El Difícil” en el Magdalena, una reunión que se celebró en 2003 y en la que supuestamente se definió el nombre de Trino Luna como candidato a la Gobernación del departamento y a 29 más para las alcaldías. El pacto tenía el propósito de dividir el Magdalena en 4 zonas en campaña.
Pero en cada declaración se ha llevado por delante a una gran cantidad de reconocidos personajes. Ha salpicado a conocidos dirigentes como el exalcalde de Santa Marta José Francisco Zúñiga; Yesid Sangregorio Ramos, actual funcionario de la Gobernación; a los senadores Luis Eduardo Vives y Dieb Maloof; a los exrepresentantes a la Cámara Jorge Caballero y Alfonso Campo Escobar. “La elección de Dieb Maloof fue el resultado de mi trabajo político. Él era de Atlántico y su mayor votación la obtuvo en Magdalena”, agregó.
Gélvez ha negado haber participado en crímenes, pero otra cosa es la que han probado las autoridades que lo procesan por el homicidio de Nahim Carrascal, exgerente de la Cooperativa de Trabajadores del Atlántico. En la investigación se afirma que por orden suya en el 2003 secuestraron, descuartizaron y enterraron a la víctima. También, que afronta desde 2005 cargos federales relacionados con el suministro de 200 rifles M-16, 250 granadas de diferentes tipos y municiones a las autodefensas.
Sus declaraciones han generado revuelo y todos los salpicados atacan la credibilidad de sus testimonios, justo ahora que está ad portas de ir a juicio. Otros consideran importantes sus declaraciones, al indicar que fue un delincuente que conoció de primera mano todas las alianzas y pactos en la costa. Curiosamente, pese a que sus jefes fueron extraditados, él sigue en Colombia con el ventilador encendido, como pagando con declaraciones el precio de continuar en el país.
Un paramilitar formado
José del Carmen Gélvez, alias ‘El Canoso’, nació el 10 de octubre de 1964 en Salento (Quindío). Especialista en administración de la Javeriana y con estudios en Madrid (España). Fue suboficial del Ejército entre 1985 y 1989. Laboró en la Registraduría del Magdalena (1999-2000), en la Alcaldía de Santa Marta (2000-2001) y en el ICBF. A finales de los 90 se vinculó a las Auc, cuando intentó lanzarse como candidato al Concejo de Santa Marta. La puerta para acercarse al jefe paramilitar Hernán Giraldo se la abrió un pariente del comandante. Desde entonces trabajó como vocero del grupo ilegal.
Las investigaciones que solicitó Justicia y Paz
A raíz de las declaraciones de José de Jesús Gélvez, alias El Canoso, el pasado viernes la jefa de la Unidad de Justicia y Paz, Beatriz Silva, señaló que se compulsaron copias para que las autoridades competentes investiguen a los hijos del expresidente Álvaro Uribe, Tomás y Jerónimo Uribe Moreno; el empresario de Aviatur, Jean Claude Bessudo; el exgobernador de Magdalena Trino Luna Correa; al exalcalde de Santa Marta Elías George González; Héctor Rodríguez Acevedo y Luis Fernando Bayona Ballesteros. Todos señalados por hechos relacionados con la concesión del parque Tayrona y sus supuestos nexos con las autodefensas.
De la misma forma, se compulsaron copias para que se investigue a Rafael Enrique García Torres, Jorge Aurelio Noguera Cotes, Euclides Gómez, Miguel Buenahora y Orlando Gil Zuluaga, por los aportes de paramilitares que al parecer terminaron en la campaña presidencial de Álvaro Uribe en el año 2002. Contra Uribe no se han compulsado copias.