Así acabó ante la justicia el reconocido cardiólogo Antonio Figueredo
En la última semana del 2021, el cardiólogo fue imputado por dos delitos tras denuncia de la médica María Paula Pizarro. Este diario revela pormenores del caso y otro similar en su contra. Defensa de Figueredo dice que habría una tergiversación.
Jhoan Sebastian Cote
La denuncia pública y penal de dos jóvenes mujeres, quienes trabajaron en la Fundación Cardiovascular de Colombia en Bucaramanga, tiene bajo la mira de la justicia al cardiólogo Antonio Figueredo. El reconocido médico fue imputado por violencia intrafamiliar y acceso carnal violento, luego de que una antigua pareja sentimental, con quien llevaba una relación secreta, lo denunciara por múltiples agresiones. Le habría roto el tímpano y fracturado tres dientes. Es el caso de la médica María Paula Pizarro, hija de uno de los mejores amigos de Figueredo. Ahora, El Espectador revela detalles de otra denuncia en su contra, de 2014, que acaba de ser desarchivada por la Unidad de Delitos Sexuales de la Fiscalía.
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El pasado 31 de diciembre finalizaron las audiencias preliminares contra Figueredo en el caso de Pizarro. La denunciante explicó que, un mes antes, el cardiólogo la golpeó cuando iban a un hotel, lo cual resultó en ocho días de incapacidad firmadas por Medicina Legal. Figueredo, quien ha sido jefe de cirugía cardiovascular, fue imputado y firmó un acta con distintas restricciones. No podrá ir a ningún lugar donde se encuentre Pizarro, deberá ir a un tratamiento terapéutico y tiene prohibido salir del país mientras es investigado. Días antes de la imputación, la también médica Érika Plata alzó su voz en medios de comunicación para describir escenas similares a las denunciadas por Pizarro.
Plata, de 34 años, había denunciado penalmente a Figueredo el 3 de julio de 2014 en Bogotá. Sin embargo, la pesquisa fue archivada un mes después. La Fiscalía alegó que supuestamente no había podido ubicar a la médica anestesióloga. La defensa de Plata, ante el avance de la justicia en el caso Pizarro, solicitó el desarchivo. El pasado 22 de diciembre el ente investigador aceptó su petición. “Observados y analizados prolijamente los elementos en el documento allegado, junto a los elementos materiales de prueba allí aportados, se advierte que estos son suficientes para proceder al desarchivo de la presente indagación, lo cual se hará inmediatamente por el delito de acto sexual violento con circunstancias de agravación punitiva”, señaló el ente investigador.
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Entre los elementos está la historia clínica del 3 de julio de 2014 expedida por la Clínica Reina Sofía, de Bogotá. El diagnostico dejó constancia de “puños, aruñetazos y mordiscos en el antebrazo”. En conclusión: “Maltrato físico ocasionado por expareja emocional”. Ante la Fiscalía, Plata dijo que también llevaba una relación extramatrimonial con Figueredo, entre 2012 y 2014. “Me enviaba fotos, me decía que yo era la segunda, que yo era la perra”, explicó en entrevista judicial. Aseguró que, en julio de 2014, el cardiólogo habría llegado de manera abrupta a su apartamento en la capital. Allí, “me cogió, me golpeó en la cabeza, me dio unos puños, me botó al piso, trató de bajarme los pantalones y me decía que tuviéramos relaciones”, denunció Plata.
Volviendo al caso de María Paula Pizarro, durante los días en que se conoció la imputación contra Figueredo, la médica anestesióloga recibió un mensaje por WhatsApp que decía: “Procure ver a su mamá en la mañana”. Además, el expediente de Pizarro cuenta con la declaración de una funcionaria de la Fundación, cuyo nombre guarda este diario. El pasado 25 de noviembre, testificó que vio a Figueredo y Pizarro peleando en el lugar. “Él le empujó los brazos de ella y se fue. Ella se hizo a un lado (…) también me contó [la presunta víctima] que en otras ocasiones la escupió. La insultaba con palabras bastante fuertes y la había abofeteado varias veces”, señaló.
Otra mujer, quien testificó en el expediente de Pizarro, aseguró que conoce al cardiólogo desde 2007 y explicó ante la Fiscalía que también sostuvieron una relación afectiva por un año, la cual finalizó por “comportamientos celotípicos y agresivos de él”. Agregó que “en alguna oportunidad, por celos, revisó mi celular y lo estrelló contra una pared del quirófano donde trabajábamos. En otra oportunidad me tomó por la camisa del uniforme de cirugía, con fuerza, empujándome hacia un lado. Por este comportamiento yo acudí al presidente de la organización Víctor Castillo. Como parte de su maltrato psicológico, me amenazaba con bloquear mi desempeño profesional”. El director ejecutivo de la Fundación, según la testigo, no le habría aceptado la carta de renuncia.
Este diario se contactó con Oswaldo Medina, apoderado de Figueredo, quien se refirió al caso así: “La imputación de la Fiscalía no obedece a lo que realmente pudo haber ocurrido. No hay ninguna evidencia relacionada con un supuesto acceso carnal violento. Uno se da cuenta de que existe mucha desinformación cuando los procesos llegan a medios de comunicación. Las cosas no sucedieron dentro del contexto de las denuncias públicas. Ellos incluso, Figueredo y Pizarro, siguieron hablando por teléfono los días siguientes. No es lógico que una persona accedida vaya a tener una conversación, en los términos que se dio, con su presunto agresor”.
Y agregó que “las cosas no se han contado como son. No se ha informado de una manera adecuada. El juez no impuso medida de aseguramiento intramural, porque se encontró que Figueredo no era responsable de acceso carnal violento. El doctor Figueredo es una de las personas más ilustradas y uno de los mejores cardiólogos de la región. Está quedando su imagen por el piso”. El médico, de hecho, fue el protagonista del primer implante de corazón artificial en Suramérica. La paciente fue Cielo González, una maestra de casi 60 años nacida en Albania (Santander).
Los apoderados judiciales de la médica María Paula Pizarro, por su parte, reprochan que el juez del caso, a pesar de que consideró que Figueredo representaría un peligro para la sociedad, lo dejó en libertad. Agregan que los expedientes darían cuenta de un patrón en el comportamiento del cardiólogo, quien habría utilizado su situación de poder en el gremio médico para aprovecharse de varias mujeres. Por ejemplo, en audios del día siguiente a la señalada agresión, se escucha a Figueredo decirle a Pizarro lo siguiente: “Di que resbalaste saliendo del baño, te golpeaste con el orillo de la cama. Que estabas enojada. Ya. Que estabas brava porque no fuimos a Cúcuta, por ejemplo. Eso es creíble”.
La denuncia pública y penal de dos jóvenes mujeres, quienes trabajaron en la Fundación Cardiovascular de Colombia en Bucaramanga, tiene bajo la mira de la justicia al cardiólogo Antonio Figueredo. El reconocido médico fue imputado por violencia intrafamiliar y acceso carnal violento, luego de que una antigua pareja sentimental, con quien llevaba una relación secreta, lo denunciara por múltiples agresiones. Le habría roto el tímpano y fracturado tres dientes. Es el caso de la médica María Paula Pizarro, hija de uno de los mejores amigos de Figueredo. Ahora, El Espectador revela detalles de otra denuncia en su contra, de 2014, que acaba de ser desarchivada por la Unidad de Delitos Sexuales de la Fiscalía.
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El pasado 31 de diciembre finalizaron las audiencias preliminares contra Figueredo en el caso de Pizarro. La denunciante explicó que, un mes antes, el cardiólogo la golpeó cuando iban a un hotel, lo cual resultó en ocho días de incapacidad firmadas por Medicina Legal. Figueredo, quien ha sido jefe de cirugía cardiovascular, fue imputado y firmó un acta con distintas restricciones. No podrá ir a ningún lugar donde se encuentre Pizarro, deberá ir a un tratamiento terapéutico y tiene prohibido salir del país mientras es investigado. Días antes de la imputación, la también médica Érika Plata alzó su voz en medios de comunicación para describir escenas similares a las denunciadas por Pizarro.
Plata, de 34 años, había denunciado penalmente a Figueredo el 3 de julio de 2014 en Bogotá. Sin embargo, la pesquisa fue archivada un mes después. La Fiscalía alegó que supuestamente no había podido ubicar a la médica anestesióloga. La defensa de Plata, ante el avance de la justicia en el caso Pizarro, solicitó el desarchivo. El pasado 22 de diciembre el ente investigador aceptó su petición. “Observados y analizados prolijamente los elementos en el documento allegado, junto a los elementos materiales de prueba allí aportados, se advierte que estos son suficientes para proceder al desarchivo de la presente indagación, lo cual se hará inmediatamente por el delito de acto sexual violento con circunstancias de agravación punitiva”, señaló el ente investigador.
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Entre los elementos está la historia clínica del 3 de julio de 2014 expedida por la Clínica Reina Sofía, de Bogotá. El diagnostico dejó constancia de “puños, aruñetazos y mordiscos en el antebrazo”. En conclusión: “Maltrato físico ocasionado por expareja emocional”. Ante la Fiscalía, Plata dijo que también llevaba una relación extramatrimonial con Figueredo, entre 2012 y 2014. “Me enviaba fotos, me decía que yo era la segunda, que yo era la perra”, explicó en entrevista judicial. Aseguró que, en julio de 2014, el cardiólogo habría llegado de manera abrupta a su apartamento en la capital. Allí, “me cogió, me golpeó en la cabeza, me dio unos puños, me botó al piso, trató de bajarme los pantalones y me decía que tuviéramos relaciones”, denunció Plata.
Volviendo al caso de María Paula Pizarro, durante los días en que se conoció la imputación contra Figueredo, la médica anestesióloga recibió un mensaje por WhatsApp que decía: “Procure ver a su mamá en la mañana”. Además, el expediente de Pizarro cuenta con la declaración de una funcionaria de la Fundación, cuyo nombre guarda este diario. El pasado 25 de noviembre, testificó que vio a Figueredo y Pizarro peleando en el lugar. “Él le empujó los brazos de ella y se fue. Ella se hizo a un lado (…) también me contó [la presunta víctima] que en otras ocasiones la escupió. La insultaba con palabras bastante fuertes y la había abofeteado varias veces”, señaló.
Otra mujer, quien testificó en el expediente de Pizarro, aseguró que conoce al cardiólogo desde 2007 y explicó ante la Fiscalía que también sostuvieron una relación afectiva por un año, la cual finalizó por “comportamientos celotípicos y agresivos de él”. Agregó que “en alguna oportunidad, por celos, revisó mi celular y lo estrelló contra una pared del quirófano donde trabajábamos. En otra oportunidad me tomó por la camisa del uniforme de cirugía, con fuerza, empujándome hacia un lado. Por este comportamiento yo acudí al presidente de la organización Víctor Castillo. Como parte de su maltrato psicológico, me amenazaba con bloquear mi desempeño profesional”. El director ejecutivo de la Fundación, según la testigo, no le habría aceptado la carta de renuncia.
Este diario se contactó con Oswaldo Medina, apoderado de Figueredo, quien se refirió al caso así: “La imputación de la Fiscalía no obedece a lo que realmente pudo haber ocurrido. No hay ninguna evidencia relacionada con un supuesto acceso carnal violento. Uno se da cuenta de que existe mucha desinformación cuando los procesos llegan a medios de comunicación. Las cosas no sucedieron dentro del contexto de las denuncias públicas. Ellos incluso, Figueredo y Pizarro, siguieron hablando por teléfono los días siguientes. No es lógico que una persona accedida vaya a tener una conversación, en los términos que se dio, con su presunto agresor”.
Y agregó que “las cosas no se han contado como son. No se ha informado de una manera adecuada. El juez no impuso medida de aseguramiento intramural, porque se encontró que Figueredo no era responsable de acceso carnal violento. El doctor Figueredo es una de las personas más ilustradas y uno de los mejores cardiólogos de la región. Está quedando su imagen por el piso”. El médico, de hecho, fue el protagonista del primer implante de corazón artificial en Suramérica. La paciente fue Cielo González, una maestra de casi 60 años nacida en Albania (Santander).
Los apoderados judiciales de la médica María Paula Pizarro, por su parte, reprochan que el juez del caso, a pesar de que consideró que Figueredo representaría un peligro para la sociedad, lo dejó en libertad. Agregan que los expedientes darían cuenta de un patrón en el comportamiento del cardiólogo, quien habría utilizado su situación de poder en el gremio médico para aprovecharse de varias mujeres. Por ejemplo, en audios del día siguiente a la señalada agresión, se escucha a Figueredo decirle a Pizarro lo siguiente: “Di que resbalaste saliendo del baño, te golpeaste con el orillo de la cama. Que estabas enojada. Ya. Que estabas brava porque no fuimos a Cúcuta, por ejemplo. Eso es creíble”.