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En la entrada de la Carrera 30 de la sede de Bogotá de la Universidad Nacional, varios graffitis sobre una pared negra reciben al visitante. “¿Y la dichosa primera línea, qué? Son sólo selfie”, dice uno de ellos. Un incauto pasaría por alto el mensaje, que se suma a los reclamos que inundan las paredes del campus, si no fuera por la ola de protestas que se ha tomado diversos países del mundo, en las que los jóvenes son protagonistas. En ese contexto, en Chile y Hong Kong, manifestantes se organizan para formar vanguardias que reciban los primeros impactos de la Policía en los enfrentamientos: primeras líneas, las han llamado. Colombia no se quedó atrás y estudiantes de este plantel decidieron reunirse para formar, así, su primera línea.
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Luego de que, el 23 de noviembre, el capitán Miguel Cubillos del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) disparara la munición que acabó con la vida de Dilan Cruz, en grupos de Facebook de la Nacional y otras universidades comenzó a crecer la idea de emular lo que pasaba en otros países, cuentan sus integrantes, en diálogo con El Espectador. “A partir de ese miedo, de esa zozobra, de pensar que no podíamos ir a marchar porque iba a estar el Esmad ahí esperándonos, empezó a rotar la idea en muchas redes sociales, también a partir de lo que ha pasado en Chile y Hong Kong, de crear una primera línea”, cuenta Nao, uno de los coordinadores del grupo.
Fueron creando nuevos grupos más pequeños, luego se mudaron de Facebook y Whatsapp a aplicaciones más seguras como Telegram o Signal y acordaron las primeras reuniones. Estaban preocupados, cuenta Nao, por no dejar perder el ánimo y la voluntad de cambio que se estaba tomando las calles del país desde el 21 de noviembre. “Nos pusimos a pensar: En nuestra capacidad de estudiantes, ¿qué podemos hacer para darle protección a las marchas? Y, dado que ningún ente institucional ha podido proteger la protesta, decidimos hacerlo nosotros mismos”, explica el joven, que a su vez es estudiante de la Nacional.
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Desde el comienzo, acordaron que no serían un grupo de encapuchados como los que siempre han existido en las protestas. “Todos los que hemos estudiado en universidad pública conocemos a los tira piedra de toda la vida y sabemos lo que es un tropel, pero también sabemos que ese tipo de lucha violenta no ha llegado a nada y no ha significado mayor cosa en la coyuntura colombiana”, cuenta Nao. Así que, una vez decidido que su fin último sería proteger la protesta, el siguiente paso fue escoger sus armas: “Hicimos unos escudos, buscamos neutralizador (para combatir para los lacrimógenos), buscamos gente que supiera de primeros auxilios”.
Luego, comenzaron a buscar un discurso con el que se sintieran identificados. En primer lugar, escogieron pintar sus escudos de azul, como un guiño a las tropas de cascos azules de Naciones Unidas, porque “somos un ente de paz y protección”; luego, inspirados en el slogan que se ha movido en Hong Kong, “be water”, adoptaron la postura de que la protesta no debe ser rígida y por una ruta estrictamente definida; y, por último, quizás el símbolo que los hizo más reconocibles fue el más accidental: el logo de la resistencia de la película Star Wars.
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Así, por ejemplo,el colectivo está convocando a través de una red social a una movilización para este jueves 19 de diciembre con piezas gráficas que reúnen esos tres símbolos: En una gama de azules, un bebé Yoda (uno de los protagonistas de la saga Star Wars) sostiene una pancarta en la que se lee: “Morir el paro no dejes, si cambiar el país quieres”. A su vez, debajo de la fecha de convocatoria, otro slogan advierte: “Un río nunca pasa dos veces por el mismo lugar”. Ellos dicen tener claro que “llevamos 200 años de guerra y lo único que ha hecho la violencia es desangrar a Colombia”, con lo cual, aseguran, “nuestra pelea es defender las marchas”.
Sin embargo, en ese proceso, la Policía ha dicho tener indicios de infiltraciones de guerrillas y otros grupos armados a universidades para adoctrinar a estudiantes en el marco del paro. Aunque ningún alto oficial ha dado información precisa de a cuál plantel se refieren o con qué evidencia hacen esas denuncias, los miembros de primera línea se toman esos señalamientos como un chiste. Hacen bromas del dinero de la infiltración rusa que denunció la vicepresidente, Marta Lucía Ramírez, o de los planes de desestabilización del Foro de Sao Paulo que denunció el senador Álvaro Uribe. Pero, a su vez, Nao dice que la persecución en su contra “es real”.
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Dicen que el primer día que salieron a las calles como un grupo, luego de entrenar durante semanas (el 4 de diciembre) tuvieron un helicóptero de la Policía encima “todo el tiempo”. Ese día la marcha, convocada por la guardia indígena del Cauca fue masiva, las redes sociales se rebosaron de fotos de los escudos azules de la primera línea y, al final, no hubo disturbios. Así lo recuerda Nao: "El 4 fue un éxito porque muchos encapuchados, al ver nuestra línea, se sintieron seguros y comenzaron a ponerse detrás de nosotros. Llevábamos un montón de gente encapuchada detrás, esas personas a las que la gente les tiene miedo".
Dice que el éxito se debe a su estrategia: “A través de gestores de convivencia y de comunicarnos con otros compañeros que nos decían dónde estaba el Esmad, pudimos mover la marcha sin romper un vidrio”. Así, a pesar de que en su primer día la primera línea tuvo “un ejército de capuchos detrás”, no hubo enfrentamientos con el Esmad y pudieron regresar a la Universidad Nacional en absoluta calma: “Simplemente marchamos, nos movilizamos, ejercimos nuestro derecho a protestar y ya, se acabó”.
Pero, según cuentan los estudiantes, no todo ha sido tan fácil. Luego de unos enfrentamientos que se presentaron con el Esmad el pasado 10 de diciembre a las afueras de la Universidad Nacional, la rectoría decidió el pasado 18 que cerrará sus puertas hasta el 15 de enero. “La magnitud de los disturbios y el vandalismo ha superado la capacidad de la Universidad para garantizar la integridad de las personas y la seguridad de los bienes públicos bajo su cuidado”, se anunció en un comunicado. Para el colectivo, sin embargo, “esta decisión arbitraria es la muestra de un intento de sabotaje tanto a la movilización planeada para mañana (19 de diciembre) como al paro en general”.
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Según explican, no han recibido ningún apoyo de la Universidad y, en cambio, sienten que las mismas directivas del plantel han contribuido a que se estigmatice mucho más el hecho de que se hayan organizado con cascos y escudos. Por eso, una y otra vez, insisten: “Nosotros salimos con miedo. Cuando salimos nos tiemblan las piernas de que un agente del Esmad la coja contra nosotros y nos vuelva mierda solo porque ellos defienden algo con lo que nosotros no estamos de acuerdo”. Y, también, recuerdan que son apenas estudiantes, que en sus mochilas cargan vinagre para los gases, bocadillo para la energía y quizás guantes, capuchas y agua. Nada más.
En diálogo con El Espectador, Nao, uno de los coordinadores, aceptó responder algunas preguntas más sobre lo que hace la primera línea.
La Policía fue creada para proteger a la gente y por eso los ve a ustedes como una afrenta, ¿cómo ven eso?
Hay que ver la historia de Colombia para ver que la Policía no protege a la gente, sino que protege a ciertos intereses. En el paro agrario, en el paro del año pasado, se ha hecho evidente que el interés del Esmad no es proteger a la gente, sino proteger a otros intereses económicos, políticos, a los que no les sirve y no les conviene que exista la protesta social.
¿Por qué no acudir a vías más institucionales para defender la protesta? Una demanda, por ejemplo.
No, la pelea también se está dando por la vía institucional. Hay un grupo montando una demanda con todas las denuncias que hay de abusos del Esmad, pidiendo el desmonte del Esmad.
¿Un grupo de ustedes?
No, lo que pasa es que nosotros nos enfocamos en proteger la protesta así porque es nuestro fuerte, pero lo importante es que no somos los únicos. Somos un grupo más de muchos otros dentro del paro, pero todos estamos metidos en otras cosas. Estamos haciendo pedagogía del paro, por ejemplo. Pero la pelea institucional también se está dando: el desmonte del Esmad ya es una discusión en el Congreso. Nosotros, sin embargo, nos aseguramos de que la marcha pueda existir, porque la gente en las calles es la manifestación de una voluntad del pueblo, que puede mover otras voluntades.
¿Qué han aprendido las veces que han salido?
Hemos aprendido que somos un símbolo y nos tenemos que comportar así para que la gente salga a protestar pacífica y tranquilamente. Hemos aprendido que el Esmad no va a tener consideración con nosotros. Aprendimos que golpean muy fuerte. Y hemos aprendido a tratar de unir a la gente, hacer consensos.
Hablemos sobre esa intención de ser un símbolo para que la gente se sienta protegida, porque en este Paro hay causas tan diversas no hay un liderazgo definido, ¿cómo han visto eso, ahora que ustedes son también un símbolo?
Yo veo este paro como un proceso orgánico. Un pueblo no aprende a pelear por su dignidad de la noche a la mañana. Estas protestas han sido como diferentes etapas, en los primeros días la Policía estuvo totalmente excesiva, actuó con mucho rigor, la cosa bajó después, luego volvió a subir y la voluntad popular se ha dispersado en muchas causas, en muchos cacerolazos. Son etapas y, tanto como la gente, nosotros estamos aprendiendo de esto. Por eso hacemos pedagogía, con volantes, por ejemplo, para que la gente entienda los puntos importantes de la mesa de discusión del paro, el por qué es importante marchar.