Así influyó el cartel del Cali de los Rodríguez Orejuela en el fútbol colombiano
Tras la reciente muerte de uno de sus capos, Gilberto Rodríguez Orejuela, El Espectador rememora cómo el grupo criminal se internó en el negocio del fútbol durante los años ochenta y noventa para lavar su dinero ilícito. El ingreso de los dineros calientes del extinto grupo criminal no solo llegó a uno de los equipos de la capital del Valle del Cauca, sino que también ingresaron a un club de la capital del país.
Uno de los artífices del capítulo más oscuro del fútbol profesional colombiano fue el recientemente fallecido capo del cartel de Cali, Gilberto Rodríguez Orejuela. El líder del grupo criminal, quien murió este miércoles a los 83 años en una prisión de los Estados Unidos, logró junto a su hermano Miguel lavar su dinero producto del narcotráfico en los dos equipos más grandes del Valle del Cauca: El América de Cali y el Deportivo Cali. Sin embargo, el ingreso de los dineros calientes del narcotráfico durante los años ochenta y noventa no fue un hecho exclusivo de estos dos grandes del fútbol colombiano.
Lea: ¿Quién era “El Ajedrecista”, Gilberto Rodríguez Orejuela?
Al contrario, en esa época se vieron envueltos equipos como Millonarios, Atlético Nacional, Independiente Santa Fe, Deportivo Independiente Medellín, Envigado FC y el Deportivo Pereira, entre otros. En el caso puntual del cartel de Cali, los hermanos Rodríguez Orejuela ingresaron a los dos clubes de Cali a finales de los setenta y los ochenta. El fallecido Gilberto, en 1979, intentó convertirse en el accionista mayoritario del Deportivo Cali, pero la dirigencia del club se lo impidió. De otra parte, su hermano Miguel lavó su dinero en los Diablos Rojos, un equipo que hasta ese momento no había cosechado títulos.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.
Fue así como en 1979, el equipo escarlata, de la mano del histórico técnico Gabriel Ochoa Uribe, consiguió su primer título en la primera división del fútbol colombiano. Al año siguiente, en enero de 1980, Miguel Rodríguez Orejuela, quien posaba como un próspero empresario vinculado al negocio de las droguerías y otros sectores, se convirtió en el accionista mayoritario del América. Incluso, siguió con las riendas del club estando en prisión. En 1997, el entonces presidente de Boca Juniors y posterior primer mandatario argentino, Mauricio Macri, visitó a Miguel Rodríguez Orejuela en la cárcel La Picota para negociar el pase del arquero Óscar Córdoba, quien jugaba en el América.
Durante los años del dominio de los hermanos Rodríguez Orejuela el América quedó campeón del fútbol profesional colombiano en 1982, 1983, 1984, 1985, 1986, 1990, 1992, 1996/97. Al mismo tiempo, equipos como Nacional y Millonarios, también contaminados con los dineros del narcotráfico del cartel del Medellín, le disputaban títulos con planteles llenos de estrellas del fútbol suramericano y local. El conjunto americano pasó a ser el primer comprador de jugadores de renombre tanto del país como del exterior, tales los casos de Roberto Cabañas, Ricardo Gareca, Julio César Falcioni, Juan Manuel Bataglia, Roque Raúl Alfaro, Willington Ortiz, Hernán Darío Herrera, Pedro Sarmiento, Norberto Peluffo, Eduardo Pimentel, entre otros.
Un hecho que demostró el poderío que tenía el cartel de Cali en el fútbol colombiano sucedió el 20 de julio de 1997, durante un partido de las eliminatorias para el mundial de Francia 1998. En ese momento, el ídolo del América, Anthony “El Pipa” de Ávila marcó un agónico gol contra la Selección de Perú que le daba el cupo a la cita mundialista. Cuando terminó el partido, los periodistas se acercaron al héroe de la jornada para preguntarle sobre el partido. A lo que contestó: “Me siento contento. Este triunfo se lo quiero dedicar a dos personas que están privadas de la libertad, siento que no hay necesidad de dar nombres, con mucha humildad, que son Gilberto y Miguel”.
Claramente, Ávila, hoy preso en Italia por un proceso de narcotráfico, hacía referencia a los hermanos Rodríguez Orejuela, quienes habían sido capturados por la Policía en 1995 Pero, estos no fueron los únicos integrantes del cartel de Cali que se metieron el fútbol. Phanor Arizabaleta Arzayús, quinto al mando del grupo criminal, tuvo vínculos con Independiente Santa Fe, pues le compró todas las acciones que tenía del equipo a otro hombre vinculado con el narcotráfico: Fernando Carrillo Vallejo. Sin embargo, el club capitalino y accionista del cartel de Cali no cosecharon triunfos. Incluso, entre 1975 y 2012, solo consiguió dos títulos.
Estos dos casos, el de América de Cali y Santa Fe, son apenas algunos ejemplos de cómo los narcotraficantes se adueñaron del fútbol colombiano durante los años ochenta y noventa, pues Millonarios, Nacional y Medellín, recibieron dinero del cartel de Medellín, la organización criminal que integraron Pablo Escobar, Gonzalo Rodríguez Gacha, entre otros, y desplegó una guerra frontal al Estado colombiano.
Con los años, los equipos fueron saneando sus cuentas y en los últimos años han sido pocos los escándalos relacionados con el narcotráfico y fútbol. El último registrado fue la supuesta llegada de dineros del Loco Barrera y el esmeraldero Julio Lozano Pirateque a Santa Fe. A su vez, fue condenado el dueño del Unión Magdalena, Eduardo Dávila Armenta. El empresario fue socio del narcoparamilitarismo en Magdalena y tiene pendiente un juicio por un homicidio perpetrado por hombres del exjefe paramilitar Hernán Giraldo, quien volvió en 2021 tras pagar una condena en Estados Unidos por narcotráfico.
Uno de los artífices del capítulo más oscuro del fútbol profesional colombiano fue el recientemente fallecido capo del cartel de Cali, Gilberto Rodríguez Orejuela. El líder del grupo criminal, quien murió este miércoles a los 83 años en una prisión de los Estados Unidos, logró junto a su hermano Miguel lavar su dinero producto del narcotráfico en los dos equipos más grandes del Valle del Cauca: El América de Cali y el Deportivo Cali. Sin embargo, el ingreso de los dineros calientes del narcotráfico durante los años ochenta y noventa no fue un hecho exclusivo de estos dos grandes del fútbol colombiano.
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Al contrario, en esa época se vieron envueltos equipos como Millonarios, Atlético Nacional, Independiente Santa Fe, Deportivo Independiente Medellín, Envigado FC y el Deportivo Pereira, entre otros. En el caso puntual del cartel de Cali, los hermanos Rodríguez Orejuela ingresaron a los dos clubes de Cali a finales de los setenta y los ochenta. El fallecido Gilberto, en 1979, intentó convertirse en el accionista mayoritario del Deportivo Cali, pero la dirigencia del club se lo impidió. De otra parte, su hermano Miguel lavó su dinero en los Diablos Rojos, un equipo que hasta ese momento no había cosechado títulos.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.
Fue así como en 1979, el equipo escarlata, de la mano del histórico técnico Gabriel Ochoa Uribe, consiguió su primer título en la primera división del fútbol colombiano. Al año siguiente, en enero de 1980, Miguel Rodríguez Orejuela, quien posaba como un próspero empresario vinculado al negocio de las droguerías y otros sectores, se convirtió en el accionista mayoritario del América. Incluso, siguió con las riendas del club estando en prisión. En 1997, el entonces presidente de Boca Juniors y posterior primer mandatario argentino, Mauricio Macri, visitó a Miguel Rodríguez Orejuela en la cárcel La Picota para negociar el pase del arquero Óscar Córdoba, quien jugaba en el América.
Durante los años del dominio de los hermanos Rodríguez Orejuela el América quedó campeón del fútbol profesional colombiano en 1982, 1983, 1984, 1985, 1986, 1990, 1992, 1996/97. Al mismo tiempo, equipos como Nacional y Millonarios, también contaminados con los dineros del narcotráfico del cartel del Medellín, le disputaban títulos con planteles llenos de estrellas del fútbol suramericano y local. El conjunto americano pasó a ser el primer comprador de jugadores de renombre tanto del país como del exterior, tales los casos de Roberto Cabañas, Ricardo Gareca, Julio César Falcioni, Juan Manuel Bataglia, Roque Raúl Alfaro, Willington Ortiz, Hernán Darío Herrera, Pedro Sarmiento, Norberto Peluffo, Eduardo Pimentel, entre otros.
Un hecho que demostró el poderío que tenía el cartel de Cali en el fútbol colombiano sucedió el 20 de julio de 1997, durante un partido de las eliminatorias para el mundial de Francia 1998. En ese momento, el ídolo del América, Anthony “El Pipa” de Ávila marcó un agónico gol contra la Selección de Perú que le daba el cupo a la cita mundialista. Cuando terminó el partido, los periodistas se acercaron al héroe de la jornada para preguntarle sobre el partido. A lo que contestó: “Me siento contento. Este triunfo se lo quiero dedicar a dos personas que están privadas de la libertad, siento que no hay necesidad de dar nombres, con mucha humildad, que son Gilberto y Miguel”.
Claramente, Ávila, hoy preso en Italia por un proceso de narcotráfico, hacía referencia a los hermanos Rodríguez Orejuela, quienes habían sido capturados por la Policía en 1995 Pero, estos no fueron los únicos integrantes del cartel de Cali que se metieron el fútbol. Phanor Arizabaleta Arzayús, quinto al mando del grupo criminal, tuvo vínculos con Independiente Santa Fe, pues le compró todas las acciones que tenía del equipo a otro hombre vinculado con el narcotráfico: Fernando Carrillo Vallejo. Sin embargo, el club capitalino y accionista del cartel de Cali no cosecharon triunfos. Incluso, entre 1975 y 2012, solo consiguió dos títulos.
Estos dos casos, el de América de Cali y Santa Fe, son apenas algunos ejemplos de cómo los narcotraficantes se adueñaron del fútbol colombiano durante los años ochenta y noventa, pues Millonarios, Nacional y Medellín, recibieron dinero del cartel de Medellín, la organización criminal que integraron Pablo Escobar, Gonzalo Rodríguez Gacha, entre otros, y desplegó una guerra frontal al Estado colombiano.
Con los años, los equipos fueron saneando sus cuentas y en los últimos años han sido pocos los escándalos relacionados con el narcotráfico y fútbol. El último registrado fue la supuesta llegada de dineros del Loco Barrera y el esmeraldero Julio Lozano Pirateque a Santa Fe. A su vez, fue condenado el dueño del Unión Magdalena, Eduardo Dávila Armenta. El empresario fue socio del narcoparamilitarismo en Magdalena y tiene pendiente un juicio por un homicidio perpetrado por hombres del exjefe paramilitar Hernán Giraldo, quien volvió en 2021 tras pagar una condena en Estados Unidos por narcotráfico.