Así logró su narcofortuna alias el Sobrino, cuya esposa colaboró con campaña Petro

Juan Carlos López Macías, alias El Sobrino, es un narcotraficante en todo el sentido de la palabra. No le bastó con haber sido juzgado y condenado en Estados Unidos como uno de los principales colaboradores de Cristóbal Galeano Murcia, considerado el “capo de los Llanos Orientales”, en 2012. El Sobrino siguió con su carrera delictiva en Colombia, donde a principios de este año fue condenado a casi 19 años de cárcel. El Espectador conoció la reciente sentencia contra El Sobrino, cuya esposa apoyó y colaboró en la campaña presidencial de Gustavo Petro en el Casanare.

Juan Carlos López Macías, alias El Sobrino, es un narcotraficante en todo el sentido de la palabra. No le bastó con haber sido juzgado y condenado en Estados Unidos como uno de los principales colaboradores de Cristóbal Galeano Murcia, considerado el “capo de los Llanos Orientales”, en 2012. El Sobrino siguió con su carrera delictiva en Colombia, donde a principios de este año fue condenado a casi 19 años de cárcel. El Espectador conoció la reciente sentencia contra El Sobrino, cuya esposa apoyó y colaboró en la campaña presidencial de Gustavo Petro en el Casanare.

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Aunque el proceso judicial en Colombia contra El Sobrino se desarrolló hace meses, su nombre está sonando, de nuevo, por cuenta de las revelaciones que Noticias Caracol publicó con respecto a su esposa, Sandra Navarro. En agosto pasado, el noticiero dio a conocer el constante apoyo que Petro recibió por parte de Navarro y, este 26 de septiembre, continuó develando detalles como los audios entre Navarro y Sonia Bernal, coordinadora de la campaña presidencial de Petro Presidente en el Casanare. La colaboración entre ambas, según los audios de la Fiscalía, DEA y Policía, consistió en videos, préstamo de camionetas y logística de campaña.

Según conoció este diario, para ese entonces, ya era un hecho que Sandra Navarro estaba casada con un narco doblemente condenado y quien se declaró responsable de los delitos de tráfico de estupefacientes, concierto para delinquir, porte de armas de fuego y lavado de activos. El 17 de marzo de 2023, López Macías aceptó cargos en audiencia de imputación y a cambio recibió una rebaja de pena, concedida por un juez del circuito especializado de Bogotá. El funcionario judicial último dejó bien claro que, aunque El Sobrino posaba como un exitoso empresario arrocero en los Llanos Orientales, entre 2018 y 2022 (año de su captura) fue el líder de un grupo de “delincuencia organizada transnacional”.

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Contando con la ayuda de varios socios y colaboradores, El Sobrino se dedicaba a la producción, transporte y comercialización de cocaína, mediante el uso de lanchas rápidas y barcos pesqueros desde la Costa Caribe. Los principales socios de El Sobrino estaban en las bahías de Honda y Hondita, en la Alta Guajira, donde empacaba centenares de kilos de cocina que caían en República Dominicana y Puerto Rico, y que luego eran enviadas por otros traficantes a Estados Unidos en vuelos comerciales. Asimismo, las redes de El Sobrino llegaban a España, cuyos puertos recibían coca colombiana a través de contenedores.

Alias El Sobrino aceptó cargos por una serie de delitos por los que la justicia lo estaba cercando, interceptándole las llamadas e incautándole su mercancía. Por ejemplo, un cargamento de una tonelada de cocaína que salió de La Guajira el 16 de febrero de 2020 en una embarcación de nombre “Diez de mayo” que no llegó a su destino porque, luego de cierto recorrido, presentó fallas en uno de sus motores. “Esto obligó a López Macías a enviar una embarcación para transbordar y rescatar los estupefacientes, dejando tanto a la tripulación como la embarcación a la deriva para hacerse pasar por náufragos”, se lee en la sentencia.

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En septiembre de 2020, además, le incautaron un cargamento de 260 kilos de cocaína que iban a República Dominicana en una lancha tipo go fast de fabricación artesanal. En agosto de 2021, también se le cayeron 216 kilos de cocina en una embarcación que fue interceptaba por autoridades navales de Reino Unido y Estado Unidos. Capturaron a todos los tripulantes. Asimismo, El Sobrino aceptó cargos por el envío de droga hacia Países Bajos desde los puertos de Barranquilla y Santa Marta. Para ese destino, el grupo del narco probó con 12 kilos enviados en maletas con el objetivo de tantear la ruta y luego enviar un cargamento más grande.

Otro de los grandes golpes contra el narco se dio el 16 de mayo de 2020, cuando a las 9:35 p.m. un grupo de policía incautó, en la vía que de Bogotá conduce a Tunja, $510 millones en efectivo que iban ocultos en un compartimiento secreto de su camioneta Toyota y que eran los réditos de un envío de cocaína a República Dominicana. Asimismo, en otros hechos relacionados con el narcotráfico, el narco compró 15 fusiles y 10 pistolas a principios de abril de 2021, que fueron ubicados en Santa Marta y cuyo destino final eran grupos delictivos aliados que operaban en los Llanos Orientales.

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“Se cuenta con amplias interceptaciones de comunicaciones en las que López Macías, de primera mano, coordinaba con otras personas, perceptiblemente miembros de la organización, la logística y el envío de cargamentos de estupefacientes dentro y fuera del país. Las conversaciones que sostuvo permiten inferir que él era líder de una organización con pretensiones trasnacionales de tráfico de estupefacientes (clorhidrato de cocaína que era producido en Putumayo) desde la alta Guajira hasta países como Republica Dominicana y Puerto Rico, con miras a que llegase a los Estados Unidos de América y a países de Europa”, fue una de las conclusiones del juzgado.

Por su vida delictiva, el narco, cuya esposa colaboró en la campaña del hoy presidente Petro, fue juzgado por la Corte del Distrito Sur de Florida en 2012. Ante la justicia estadounidense se declaró culpable como uno de los principales socios de Galeano Murcia y, según información oficial, delató a varios de sus socios y colaboradores, lo cual significó una rebaja considerable de su pena. En su regreso a Colombia en 2015 continuó delinquiendo y, por los hechos conocidos por El Espectador, fue condenado a casi 19 años de prisión y a pagar una multa de $3.171 millones.