Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El proceso de extradición a Estados Unidos en contra de alias Otoniel, el capturado líder del Clan del Golfo, está dando sus primeros pasos en la Corte Suprema de Justicia. El último movimiento que tuvo el expediente fue el 15 de diciembre de 2021, cuando Dairo Antonio Úsuga David —como realmente se llama Otoniel— le comunicó al alto tribunal quién iba a ser su abogado en el caso: Ricardo Pineda Torres, de la firma Capital Consultores. Mientras el crucial proceso avanza, El Espectador conoció detalles sobre cómo las autoridades se preparan para afrontar a la estructura criminal que deja el hombre que hasta hace algunos meses era el más buscado en Colombia.
(En contexto: Lo que puede venir para el Clan del Golfo en 2022)
Aunque el círculo cercano a Otoniel ha denunciado que no han podido tener acceso a él desde que fue capturado, el pasado 23 de octubre, fuentes policiales señalan que se las ha arreglado para comunicarse con sus herederos en el grupo criminal. “Esto ha permitido que aún no se vean las fracturas al interior del Clan del Golfo. Aunque esté preso, Otoniel aún mantiene su estatus y la línea de mando. La situación se va a complicar cuando sea extraditado, pues sus herederos serán autónomos para tomar decisiones y no habrá nadie que les baje línea. Se impondrá el que infunda más temor, es decir, a punta de muertos”, dice un oficial de la Policía que conoce de cerca al grupo sucesor del paramilitarismo.
Según los organigramas de la Policía, son tres los posibles sucesores: Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, alias Chiquito Malo; Wílmer Antonio Giraldo Quiroz, alias Siopas, y José Gonzalo Sánchez Sánchez, alias Gonzalito. Como contó este diario, entre sus historiales criminales se encuentra que militaron en estructuras paramilitares como el bloque Bananero y al servicio de Salvatore Mancuso, líder de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc). Incluso, Gonzalito estuvo en las Farc y siguió órdenes de alias Efraín Guzmán e Iván Márquez. Además de su pasado, la Policía también tiene claros cuáles serían los planes del Clan del Golfo para expandirse y afianzarse.
(Le puede interesar: La desconocida carrera criminal de los herederos del Clan del Golfo)
Fuentes policiales le explicaron a este diario que, además de consolidar su poder en el Urabá, región conocida como el corazón del grupo armado organizado, el Clan del Golfo pretende recuperar el poderío que perdió mientras la banda criminal de los Pachenca y las Autodefensas Conquistadores de la Sierra (sucesores de los paramilitares de Hernán Giraldo) le ganaron terreno en la costa Caribe. Hasta hace muy pocos meses, la gente de Otoniel se disputaba con estos grupos y el señalado narcotraficante alias la Silla los puertos de Barranquilla, Santa Marta y Cartagena para enviar cocaína a Europa y Estados Unidos.
Además, el pasado 19 de enero de 2021, fue capturado en España el líder de los Pachenca: Freddy Castillo Carillo, conocido como Pinocho o el Ganadero, que, según la Policía, tiene una trayectoria criminal de 18 años. “En Colombia está sucediendo un fenómeno muy particular, pues varios grupos criminales se han quedado sin sus cabezas, generando que sea un escenario muy inestable y propenso a que aumenten los hechos violentos en distintas zonas del país. Tampoco descarto que el Clan del Golfo quiera aprovechar sumar las redes criminales de los Caparros, que quedaron a su merced luego de la muerte de alias Flechas en mayo pasado”, dice un oficial del Ejército que está en esa subregión de Antioquia.
(Le puede interesar: El efecto de la captura de “Otoniel” en el corazón del Clan del Golfo)
Además, hay otros dos factores que preocupan más a la Policía. Primero, que en sus labores de inteligencia han registrado reuniones en esta zona del país con emisarios de los carteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación. Segundo, que el Clan del Golfo subcontrata a bandas locales “integradas por criminales de sangre caliente, que pueden provocar una ola de violencia. Son sicarios que operan sin ningún tipo de escrúpulo”, dice un investigador antinarcóticos de la Policía, que también advierte sobre las intenciones del Clan del Golfo de recuperar terreno a las disidencias de las Farc en el Meta, una infructuosa pretensión del Clan del Golfo que viene desarrollando desde 2020.
Durante la primera semana de 2021 se supo de la incursión del Clan del Golfo en el departamento. El presidente Iván Duque anunció la captura de alias Aquiles, un exparamilitar del bloque Centauros a quien Otoniel designó para expandir su red de narcotráfico en el Meta, sobre todo en San Martín, Barranca de Upía y Cumaral, municipios en los que estuvieron los paramilitares. Las investigaciones de la Dijín señalan que Aquiles llegó a ese departamento en noviembre pasado junto con cuarenta hombres y desde allí coordinaba una ruta de tráfico de drogas por el río Meta hacia el Orinoco, que conectaba con Venezuela.
Las interceptaciones a las comunicaciones de Otoniel, previas a su captura, también dieron luces de su interés por ampliar su actividad criminal en el Meta y Bogotá. Según los audios, el líder del Clan del Golfo estaba en medio de una vendetta entre esmeralderos de vieja data que sucedieron a Víctor Carranza, el zar de las esmeraldas, quien murió en 2013, señalado de tener nexos con el paramilitarismo, pero que judicialmente nunca fueron comprobados. Sin embargo, las autoridades pretenden establecer cuáles serían los intereses de por medio que hay en cada bando, que han generado al menos cinco homicidios en la capital del país en los últimos dos años.