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Ante la duda de si Dilan Cruz murió por una munición no convencional, los análisis de Medicina Legal arrojaron la respuesta: el joven de 18 años falleció por el impacto causado por una bean bag, una bolsa de kevlar con esferas de plomo que son de uso regular del Esmad para disolver protestas. Tras conocerse los resultados, el Ministro de Defensa salió a resaltar que se trataba de un arma convencional.
En rueda de prensa, Carlos Holmes Trujillo dijo que tanto el arma, una escopeta calibre 12, como la munición usadas en las acciones en las que murió Dilan Cruz, están contempladas dentro de los protocolos internacionales de las Naciones Unidas para escuadrones antidisturbios y no fueron alteradas -confirmado por Medicina Legal-. Asimismo, señaló que ambas están contempladas como armamento menos letal, pues su impacto menor al armamento con mayor calibre y munición convencional.
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Fuentes de la Fuerza Pública explican que el arma usada en contra del joven fallecido está diseñada para infringir dolor sobre la persona a la que se lanza la munición, con el propósito de disuadir frente a posibles desórdenes o agresiones. Tampoco es un arma de precisión, por lo que su poder letal es mínimo.
Según el manual de funcionamiento, la bolsa con los perdigones de plomo se aloja en un cartucho calibre 12. Cuando este es disparado por la escopeta, la bolsa sale a alta velocidad hasta impactar en su objetivo. Debido a que la bolsa es fabricada en kevlar, no hay riesgo de que se rasgue y libere los perdigones cual metralla. Por esta característica, se considera que tiene una condición menos letal.
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Este fue uno de los puntos en los que más hizo énfasis el Ministerio de Defensa y su cabeza, Carlos Holmes Trujillo, apoyándose en los protocolos de la ONU para las armas menos letales y su equipamiento para la Fuerza Pública. En las guías mas recientes, de agosto de 2019, se contempla este tipo de armas de impacto cinético para “detener individuos violentos como una alternativa menos letal frente a la munición regular”.
Sobre las recomendaciones de su uso, las Naciones Unidas contemplan que este tipo de armamento sea disparado directamente en contra del abdomen o las piernas de un individuo violento, con la posibilidad implícita de causarle graves lesiones inmediatas. De igual manera, en los riesgos específicos, el ente plurinacional señala que si se apunta a la cabeza o en la cara puede causar fracturas de cráneo, lesiones cerebrales, daño en los ojos, e incluso la muerte. Por esta razón, se advierte que un uso potencialmente ilegal de municiones como las bean bag es apuntar a la cara, cuello o cabeza.
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Además de los protocolos internacionales, la cartera de la Defensa también hizo énfasis en que en el país se tiene una clara regulación de este tipo de armamentos no tan letales. Así está consignado en la Resolución número 02903 de 2017 (Reglamento para el Uso de la Fuerza y El Empleo de Armas Menos Letales) y en el Manual para el Control de Multitudes de la Policía Nacional. En el primer documento se deja expresa la legalidad tanto de la escopeta calibre 12 como de la munición cinética (bean bag) para enfrentar desórdenes, mientras que el segundo documento establece que estas armas no deben ser apuntadas directamente a una persona y deben ser utilizadas en contra de multitudes que estén a más de 30 metros de distancia.
A pesar de dichos protocolos, la combinación de escopeta calibre 12 y munición cinética causaron la herida de muerte de Dilan Cruz. Aunque no se tiene amplios reportes de víctimas mortales por este tipo de municiones, un resumen médico del British Medical Journal de 2017 sobre municiones no tan letales recoge estudios en los que se demuestra el poder que tiene este tipo de armamento para causar heridas de consideración.
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Según la publicación “The injury pattern of a new law enforcement weapon: the police bean bag”, publicado en 2001 en Estados Unidos, los estudios arrojaron que 40 personas habían resultado heridas de gravedad por disparos con estas municiones, mientras que tres de ellos resultaron con una incapacidad permanente y uno de ellos murió. Otro estudio, de 2003, habla de 25 lesionados de gravedad, aunque no hace distinción entre balas de caucho y las bean bag.
Otra denuncia sobre el peligro que implica este tipo de municiones supuestamente no letales fue revelada por Human Right Watch (HRW) en su informe sobre el uso excesivo de la fuerza de la Policía chilena durante las protestas, publicado hace dos días. De acuerdo a la entidad que vela por los derechos humanos, en Chile se ha reportado al menos “un caso en que la persona alcanzada por estas municiones en una manifestación sufrió heridas graves”.
El hecho reportado es muy similar al ocurrido con Dilan Cruz. El pasado 28 de octubre, un paciente entró al Hospital de Urgencia de Asistencia Pública, de Santiago de Chile, con una munición de este tipo dentro del cráneo. “Un médico que lo atendió indicó que la munición había fracturado el cráneo del paciente y que tal herida generaba un ‘riesgo de vida’”, señaló HRW en su informe. Contrario al joven Cruz, esta víctima sobrevivió al incidente, aunque “las posibles consecuencias de este traumatismo deben seguir siendo evaluadas a lo largo de un año", advirtieron los médicos que lo atendieron.