Camas hospitalarias con sello militar para atender la pandemia
En Indumil y Cotecmar, además de producir municiones e indumentaria militar, comenzaron a fabricar camas y otros elementos hospitalarios. Inicialmente estaba previsto que fueran para la Fuerza Pública, pero ahora ofrecen estos productos a hospitales y autoridades regionales.
Felipe Morales Sierra / @elmoral_es
La pandemia del COVID-19 ha cambiado drásticamente la forma en la que vivimos, incluso en el mundo de la Fuerza Pública. Además de los 39.000 policías que patrullan las calles para hacer cumplir la cuarentena, y los militares que los apoyan, en diferentes puntos del país hay fábricas del sector de seguridad que, por un tiempo, transformaron su labor. Producen explosivos, municiones, indumentaria naval, uniformes castrenses, o de reparar buques y aviones y, ahora, empezaron a fabricar en serie camas hospitalarias, carros para transportar tanques de oxígeno, tapabocas, e incluso están calibrando respiradores.
Esa es la realidad por estos días de la Industria Militar (Indumil) y la Corporación de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo Marítimo y Fluvial (Cotecmar), entre otras 16 compañías del Ministerio de Defensa. “Hemos optado por la conversión, por ahora temporal, de las capacidades de estas empresas para prestar el apoyo necesario a la Fuerza Pública y al país en general. Lo que se busca es poder contribuir para que el país pueda enfrentar esta pandemia”, explicó a El Espectador el viceministro y almirante David Moreno, jefe del grupo empresarial de la Defensa (GSED), que incluye al Hospital Militar, la aerolínea Satena y el Hotel Tequendama, entre otras entidades.
Según el viceministro, desde enero le pidieron a todas las empresas de este conglomerado que pensaran cómo, “de acuerdo a sus propias capacidades, podrían contribuir a atender las necesidades que se fueran presentando por la pandemia”. En Indumil, desde hace un buen tiempo tienen diagnosticado que sus fortalezas son los mecanizados, la soldadura y la metalmecánica, así como la inyección y modelaje de plásticos. “Empezamos a visualizar entonces qué podíamos hacer para colaborar con esas fortalezas”, le dijo a este diario el gerente de la empresa, el almirante Hernando Wills.
Entraron en conversaciones con el Hospital Militar y con Sanidad Militar, que expresaron su preocupación por la falta de camas en la red hospitalaria colombiana en general, pero en particular en estas dos entidades que atienden a más de un millón de afiliados del sistema de salud de la Fuerza Pública. El primer pedido, entonces, fue de 2.000 camas, que deberían producir sin parar su tradicional fabricación de explosivos, esencial para la industria minera del país. Si paraban por completo la producción, paraban las minas. Por eso, hicieron algunas adecuaciones y, “en tiempo récord”, dice el oficial Wills, estuvieron listos.
Según explica el gerente, el alistamiento duró una semana: “Adaptamos los diseños con las máquinas y materias primas que teníamos, cambiamos los procesos que teníamos para adaptar unas líneas exclusivamente para esto y esta semana iniciamos la producción en serie, porque ya tenemos los prototipos”. Durante esta semana han fabricado 10 sets de camas al día, que incluyen la base, la mesa que la acompaña y otras especificidades. Sin embargo, el gerente asegura que, “una vez las líneas de producción estén andando y las secuencias de procesos estén adaptadas, podemos llegar a un volumen de producción de unas 50 camas diarias”.
Aunque inicialmente la producción de camas hospitalarias, que han iniciado Indumil y Cotecmar, es para la Fuerza Pública, el viceministro Moreno explica que “las empresas, de acuerdo con su capacidad de producción, también pueden ofrecer estos elementos a los hospitales de todo el territorio nacional”. Es decir, el almirante invita a las autoridades locales y a los hospitales que necesiten ampliar sus implementos médicos con lo que estas entidades están fabricando a que se dirijan a ellas, pues además “tienen unos precios muy razonables”: todo lo que están fabricando será vendido al costo. Una cama hospitalaria de Indumil o Cotecmar, por ejemplo, vale $700.000 pesos, casi lo que cuesta la materia prima para hacerla.
En Indumil, por ejemplo, están pendientes de los desarrollos que han hecho universidades y centros de investigación para atender la pandemia y dicen que ponen a disposición del país sus capacidades de producción para cualquier invención que pueda contribuir en la atención de esta pandemia. “Ya tenemos contacto con los ingenieros de la Universidad de Antioquia que están desarrollando respiradores; también con el Sena del Tolima que están creando un respirador que se puede multiplicar para varias personas. Asimismo, estamos en comunicación con la Universidad Nacional”, aseguró el gerente Wills.
Además de Indumil y Cotecmar están la Corporación de la Industria Aeroespacial Colombiana (CIAC), generalmente a cargo de reparar aviones, pero que por estos días está calibrando respiradores y otros elementos hospitalarios. O el Fondo Rotatorio de la Policía, que dejó a un lado la confección de uniformes para elaborar 10.000 tapabocas. No obstante, todavía no es claro si esta producción pasaría a ser permanente una vez se supere la pandemia. “No sabría decir si puede ser una línea de negocio. Hay que ver cuál es el objeto de cada entidad. Pero si nosotros podemos contribuir de alguna forma al desarrollo del país, indiscutiblemente estamos en la disposición de hacerlo”, dice Moreno.
* Estamos cubriendo de manera responsable esta pandemia, parte de eso es dejar sin restricción todos los contenidos sobre el tema que puedes consultar en el especial sobre Coronavirus.
La pandemia del COVID-19 ha cambiado drásticamente la forma en la que vivimos, incluso en el mundo de la Fuerza Pública. Además de los 39.000 policías que patrullan las calles para hacer cumplir la cuarentena, y los militares que los apoyan, en diferentes puntos del país hay fábricas del sector de seguridad que, por un tiempo, transformaron su labor. Producen explosivos, municiones, indumentaria naval, uniformes castrenses, o de reparar buques y aviones y, ahora, empezaron a fabricar en serie camas hospitalarias, carros para transportar tanques de oxígeno, tapabocas, e incluso están calibrando respiradores.
Esa es la realidad por estos días de la Industria Militar (Indumil) y la Corporación de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo Marítimo y Fluvial (Cotecmar), entre otras 16 compañías del Ministerio de Defensa. “Hemos optado por la conversión, por ahora temporal, de las capacidades de estas empresas para prestar el apoyo necesario a la Fuerza Pública y al país en general. Lo que se busca es poder contribuir para que el país pueda enfrentar esta pandemia”, explicó a El Espectador el viceministro y almirante David Moreno, jefe del grupo empresarial de la Defensa (GSED), que incluye al Hospital Militar, la aerolínea Satena y el Hotel Tequendama, entre otras entidades.
Según el viceministro, desde enero le pidieron a todas las empresas de este conglomerado que pensaran cómo, “de acuerdo a sus propias capacidades, podrían contribuir a atender las necesidades que se fueran presentando por la pandemia”. En Indumil, desde hace un buen tiempo tienen diagnosticado que sus fortalezas son los mecanizados, la soldadura y la metalmecánica, así como la inyección y modelaje de plásticos. “Empezamos a visualizar entonces qué podíamos hacer para colaborar con esas fortalezas”, le dijo a este diario el gerente de la empresa, el almirante Hernando Wills.
Entraron en conversaciones con el Hospital Militar y con Sanidad Militar, que expresaron su preocupación por la falta de camas en la red hospitalaria colombiana en general, pero en particular en estas dos entidades que atienden a más de un millón de afiliados del sistema de salud de la Fuerza Pública. El primer pedido, entonces, fue de 2.000 camas, que deberían producir sin parar su tradicional fabricación de explosivos, esencial para la industria minera del país. Si paraban por completo la producción, paraban las minas. Por eso, hicieron algunas adecuaciones y, “en tiempo récord”, dice el oficial Wills, estuvieron listos.
Según explica el gerente, el alistamiento duró una semana: “Adaptamos los diseños con las máquinas y materias primas que teníamos, cambiamos los procesos que teníamos para adaptar unas líneas exclusivamente para esto y esta semana iniciamos la producción en serie, porque ya tenemos los prototipos”. Durante esta semana han fabricado 10 sets de camas al día, que incluyen la base, la mesa que la acompaña y otras especificidades. Sin embargo, el gerente asegura que, “una vez las líneas de producción estén andando y las secuencias de procesos estén adaptadas, podemos llegar a un volumen de producción de unas 50 camas diarias”.
Aunque inicialmente la producción de camas hospitalarias, que han iniciado Indumil y Cotecmar, es para la Fuerza Pública, el viceministro Moreno explica que “las empresas, de acuerdo con su capacidad de producción, también pueden ofrecer estos elementos a los hospitales de todo el territorio nacional”. Es decir, el almirante invita a las autoridades locales y a los hospitales que necesiten ampliar sus implementos médicos con lo que estas entidades están fabricando a que se dirijan a ellas, pues además “tienen unos precios muy razonables”: todo lo que están fabricando será vendido al costo. Una cama hospitalaria de Indumil o Cotecmar, por ejemplo, vale $700.000 pesos, casi lo que cuesta la materia prima para hacerla.
En Indumil, por ejemplo, están pendientes de los desarrollos que han hecho universidades y centros de investigación para atender la pandemia y dicen que ponen a disposición del país sus capacidades de producción para cualquier invención que pueda contribuir en la atención de esta pandemia. “Ya tenemos contacto con los ingenieros de la Universidad de Antioquia que están desarrollando respiradores; también con el Sena del Tolima que están creando un respirador que se puede multiplicar para varias personas. Asimismo, estamos en comunicación con la Universidad Nacional”, aseguró el gerente Wills.
Además de Indumil y Cotecmar están la Corporación de la Industria Aeroespacial Colombiana (CIAC), generalmente a cargo de reparar aviones, pero que por estos días está calibrando respiradores y otros elementos hospitalarios. O el Fondo Rotatorio de la Policía, que dejó a un lado la confección de uniformes para elaborar 10.000 tapabocas. No obstante, todavía no es claro si esta producción pasaría a ser permanente una vez se supere la pandemia. “No sabría decir si puede ser una línea de negocio. Hay que ver cuál es el objeto de cada entidad. Pero si nosotros podemos contribuir de alguna forma al desarrollo del país, indiscutiblemente estamos en la disposición de hacerlo”, dice Moreno.
* Estamos cubriendo de manera responsable esta pandemia, parte de eso es dejar sin restricción todos los contenidos sobre el tema que puedes consultar en el especial sobre Coronavirus.