José Eduardo Paz, representante de la familia, al lado del capitán (r) Camilo Rodríguez, el compareciente.
Foto: Gustavo Torrijos Zuluaga
El desierto de La Guajira, hogar del pueblo wayuú, ha visto cómo la violencia ha atravesado cada granito de la arena que lo cubre. Por ello, buscar los nombres de las víctimas es como escarbar en su aridez, entre los montones de testimonios, uno que nombre la esperanza y la justicia. La historia de la familia indígena Ipuana es hoy ese granito de arena que, en medio del proceso de justicia transicional en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), encontró en el perdón una forma de aferrarse. De volver a ser desierto y hogar. De unirse, tras...
Por Valentina Arango Correa
Periodista de la Universidad de Antioquia y realizadora audiovisual.@negruracorreavarango@elespectador.com