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A la una y once minutos de la tarde del viernes 26 de mayo de 2023, Marelbys del Carmen Meza Buelvas se sentó en un despacho de la Fiscalía, frente a un investigador del CTI, para denunciar por primera vez los detalles de un escándalo que no da tregua. Con una hoja de apuntes propios en la mano, que permanentemente revisó durante toda la diligencia, la niñera que cuidó durante cuatro meses al bebé de la exjefa de gabinete y hoy directora del Departamento de Prosperidad Social, Laura Sarabia, señaló que tras la denuncia del robo de un dinero de la casa de la funcionaria a finales de enero pasado fue atropellada verbal y emocionalmente por policías durante la prueba del polígrafo en los sótanos de un edificio al lado de la Casa de Nariño. La denuncia quedó grabada en dos videos de algo más de 40 minutos conocidos por El Espectador, que hoy son parte de un expediente que adelanta un fiscal delegado ante la Corte Suprema de Justicia.
Aunque ya habían trascendido a la opinión pública los videos de la prueba del polígrafo a Marelbys Meza, así como su ampliación de declaración bajo juramento en la Fiscalía, este testimonio del 26 de mayo hasta hoy era inédito y constituye la génesis de este controvertido capítulo judicial. La diligencia arrancó con la presentación de Meza en video. Sentada al otro lado de un escritorio y a puerta cerrada, Meza contestó la pregunta del investigador del CTI que le preguntó qué quería denunciar. Ella arrancó segura. “Vengo a denunciar de manera voluntaria que se me está acusando de un dinero que se perdió en casa de la señora Laura Sarabia”. La frase estuvo acompañada de una pausa y del primer cruce de miradas de ella y quienes estaban en el despacho que, salvo el investigador, nunca se identificaron en el video. La niñera continuó y su segunda frase, luego de mirar sus apuntes, fue: “Yo pienso que fue abuso de autoridad. A mí me tomaron un polígrafo el día 30 de enero en Presidencia”.
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Marelbys Meza prosiguió su relato apoyándose de tanto en tanto en una hoja de papel de cuaderno rasgada que ella llevó y que contenía sus apuntes a mano. De hecho, durante toda la diligencia, esa guía la revisó en varias ocasiones, como para asegurarse de que no se le quedara algo por fuera. Así fue avanzando en su narración de los hechos. Lo primero que contó sobre cómo terminó en la prueba del polígrafo fue que a ella la recogieron en su casa, la llevaron a la prueba y allí estuvo desde las 2 hasta las 6 de la tarde en un sótano. Entonces añadió: “Yo me he sentido amedrentada, siento que me persiguen y el día que estuve allá fui maltratada verbalmente. Me decían: ‘Usted es una mentirosa, usted es una ladrona, usted de aquí no sale, usted esta noche no duerme en su casa, usted de aquí va derecho para la cárcel”. Marelbys Meza prosiguió: “Me sentía atropellada, verbal y emocionalmente, porque la verdad estaba muy asustada”.
Meza insistió en esa primera parte de la denuncia, en donde no hubo interrogantes o contrapreguntas del investigador del CTI hasta el minuto 23. La exniñera dijo que se sintió secuestrada en ese sótano sola y que después de que hizo ese polígrafo quedó con la sensación permanente de que la iban a capturar, de que estaba siendo espiada y de que su teléfono estaba chuzado, como en efecto la Fiscalía constató. “No fui acompañada de ninguno de mis familiares. Yo les escribí a mis hermanos mucho después porque me quitaron el teléfono dos veces, primero antes de comenzar el polígrafo y después cuando terminé, que me dijeron que era una mentirosa (...) Yo soy inocente. Quiero decirles que siento miedo de lo que me pueda pasar”. Tras esas constancias, Meza entregó más detalles de los sucesos previos a que llegara al polígrafo, hechos que expresó después de pausar brevemente su relato y, de nuevo, cruzarse miradas con quienes estaban en la diligencia.
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Meza volvió a mirar su papel guía. Y seguidamente contó que empezó a trabajar en la casa de Laura Sarabia en septiembre de 2022, pues sus jefes anteriores la recomendaron para el trabajo. Se refería, aunque no los mencionó en la diligencia, al entonces embajador Armando Benedetti y a su esposa. Con otra particularidad: según reveló el periodista Daniel Coronell, Marelbys Mesa estuvo reunida con Benedetti en Venezuela pocos días antes de que ella formalizara esta denuncia en la Fiscalía. Los tiempos coinciden con los mensajes de audio de Benedetti, divulgados por Semana, en donde este insulta a Laura Sarabia, quien antes de hablarle al oído al presidente Petro era su mano derecha en el Senado. De vuelta a la diligencia, Meza indicó: “Yo llegué a cuidarle al niño (a Sarabia) y ayudaba en los temas laborales de la casa. Mi jefe era Andrés Parra, el papá del niño. Con ellos siempre tuve cordialidad, no tienen queja de mi trabajo. Nunca me llamaron la atención por nada”.
Así fue hasta la última semana de enero pasado. El viernes 27 de ese mes Sarabia regresó a casa después de un viaje oficial a Villa de Leyva. Lo que contó Marelbys Meza en la Fiscalía es que la teniente que se encargaba de su seguridad subió al apartamento un maletín negro y que ella, como tenía al bebé en sus brazos, le pidió que lo dejara sobre un asiento en la sala, cerca de la chimenea. Según manifestó, ella nunca tocó la maleta. Al día siguiente fue a trabajar común y corriente: alistó la comida del niño y la pañalera, y obedeció la orden que le había dejado ese día Andrés Parra: “Desocúpate rápido para que te puedas ir temprano”, recordó Meza, antes de volver a cortar por un par de segundos su relato, mirar hacia arriba, cruzar miradas con el investigador y regresar a su testimonio luego de ver brevemente los apuntes de su hoja rasgada.
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Ese domingo 29 enero, siguió Meza, tenía todo preparado para celebrar su cumpleaños y hacer un almuerzo especial junto a su mamá y sus hermanos, pero todo tuvo que aplazarse porque en la casa de su jefa empezaron a exigirle explicaciones sobre el contenido faltante del maletín de Sarabia. La exniñera recibió una primera llamada de Andrés Parra. Según relató a la Fiscalía, no le alcanzó a contestar, pero recibió un mensaje casi de inmediato: “Mary, necesito que te vengas urgente”. Entonces yo lo llamé y le dije: “¿Qué pasó?”. Me dijo: “Mary, ¿dónde está la maleta negra que trajo Laura?”. Yo le dije: “Ahí está, al lado de la chimenea”. No obstante, una bolsa negra que estaba dentro de la maleta donde había documentos oficiales y personales, así como US$7.000 de Sarabia, no apareció. Marelbys Meza tuvo que regresar de urgencia. “Me fui a la casa de ellos a ver qué era lo que pasaba (...) Cuando llegué a la casa de Laura ya estaba un personal que me dijeron que era de la Sijín”, relató.
El primero que la abordó, recordó Meza, fue Andrés Parra. “Él me lleva para el cuarto del niño y me dice que se ha perdido una gruesa suma de dinero y que si yo la tomé y que por favor la devolviera y no pasaba nada. Yo le dije: ‘Andrés, yo no he tomado nada, o sea, yo no sé por qué me acusa usted a mí si yo no he cogido nada, o sea, es qué voy a devolver si yo no he tomado nada’”. La niñera continuó su denuncia explicando que primero la entrevistaron en la cafetería donde comían los escoltas del edificio y después la dejaron subir. “Yo espero ahí en el mesón de la cocina, y me saca otro señor, de los que están ahí, y me saca al pasillo del edificio y me dice: ‘¿Dónde está la plata, dónde tiene la plata? Usted tiene antecedentes, usted se la robó, usted es una mentirosa’”, detalló Marelbys Meza. Ella le contestó: “No, yo qué voy a devolver si yo no me he robado nada, o sea, yo no tengo nada que devolver”.
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Después de las conversaciones con los agentes que estaban en el apartamento, y de que a la niñera le tomaran las muestras de sus huellas dactilares, Marelbys Meza Buelvas habló con Laura Sarabia. Así lo recordó en la diligencia ante la Fiscalía: “Yo le digo: ‘Mijita, cómo se le ocurre a usted que yo me voy a robar una plata, cómo se le ocurre que yo la voy a robar a usted si yo antes estoy agradecida de que usted me dio trabajo y toda la cosa’. Le dije: ‘Si la señora Ade (Adelina Guerrero, la esposa del exembajador Benedetti), bueno, mi jefa anterior que me recomendó allá, si yo fuera una ladrona, ¿usted cree que ella me hubiese recomendado acá?’. Le dije que no. Yo lo único que sé es trabajar”. Ahí Marelbys Meza pausó su relato, levantó rápido la mirada y volvió a sus apuntes en su hoja de cuaderno.
“Eso pasó el domingo. Entonces ya en la noche me dice: “Mary, vete para tu casa y espera que te citen al polígrafo”. Ya el día lunes me llama la teniente”, agregó. Este pasaje es crucial en el caso, porque cuando Meza tomó la prueba del polígrafo en enero dijo que quien le habló de hacerle esta prueba fue el esposo de Sarabia, no la funcionaria. En la denuncia, en cambio, habla de ella. Según el video de su testimonio, la teniente entonces se comunica con ella. “Me dice: ‘Señora Mary, hoy le van a hacer la prueba del polígrafo. Entonces dígame a qué hora puede, a qué hora la podemos recoger’. Yo le dije que como a las 2 de la tarde” del lunes 30 de enero. La propia oficina de Sarabia, agregó, envió un carro para recogerla en su casa y, el resto, es historia conocida. Lo que hasta ahora no había quedado claro es que, según la denuncia de Marelbys Meza, ella firmó un consentimiento antes de que empezara el polígrafo, en donde autorizó la práctica de esa prueba que, según la Policía, es rutinaria para quienes son parte del círculo de los consejos de seguridad nacional.
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De acuerdo con su versión, cuando llegó al sótano ese lunes le brindaron un café y luego tuvo que esperar unos minutos antes de que comenzara la prueba. La exniñera recordó que antes de la primera sesión todos fueron “muy cordiales”. Sin embargo, cuando ingresó por segunda vez a la sala, algo cambió. “Cuando me entran, me sientan en la misma silla del polígrafo y ya se entra un señor. No me sé los nombres, pero era un señor moreno y alto, y me dice: ‘A usted no le fue muy bien en el polígrafo. Entonces toca que se consiga un abogado porque este tema es bastante complicado”. Para ese momento, añadió la denunciante, ya no tenía su teléfono. “Me siento sola, o sea, me siento ahí secuestrada, o sea, literalmente. Y ya después entra otro señor y me agrede verbalmente”. Según ella, le dijo que era una mentirosa y una ladrona. “Claro, ya todas esas palabras de ese señor yo me sentí que iba presa”, afirmó la exniñera.
Y agregó que esa misma persona la volvió a increpar a su salida: “‘Diga dónde tiene la plata que usted se la robó’. Yo le dije: ‘No, yo no me he robado nada’”. En este punto, Marelbys Meza volvió a detener su relato. Miró hacia arriba de nuevo y volvió a repasar su hoja de apuntes a mano. Entonces continuó asegurando que desde entonces se ha sentido perseguida y amenazada. A tal punto que narró que hasta su hermano había sido víctima de una intimidación por parte de personas no identificadas que le robaron el dinero de unas empanadas. Luego de insistir en que se sentía atropellada y desprotegida, el investigador del CTI le hizo un par de preguntas. Ya para entonces la fiscal del caso había llegado a la diligencia. Una de las respuestas que más llamó la atención es que la exniñera confesó que el polígrafo era un procedimiento conocido para ella, pues cuando trabajó con Armando Benedetti también le fue practicada esta prueba. “Las cuestiones se aclararon”, señaló.
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En la diligencia, contrario a lo que le dijo a Semana al día siguiente de la denuncia, Marelbys Meza nunca expresó que se sintió presionada de ir al polígrafo, sino que vio en esa prueba la oportunidad para probar que nada tenía que ver con el robo. El investigador del CTI concluyó sus preguntas con una crucial: “¿A usted le explicaron o le dijeron quién ordenó someterla a un polígrafo?”. Meza reiteró: “El día domingo, Laura me dijo que esperara la citación del polígrafo”. Esta afirmación, como ya se dijo, resulta al menos contradictoria. En el polígrafo, tal como se ve en el minuto 15:15, Marelbys Meza declaró: “Don Andrés fue el que me dijo: ‘Mary, vete para tu casa, espera lo de la cita del polígrafo’. Yo le dije: ‘Donde quieran que me manden yo voy’”. ¿Se confundió la declarante en la primera versión o cambió la misma cuatro meses después en la Fiscalía? Eso tendrá que determinarlo la justicia. En todo caso, su denuncia es muy delicada.
Hace unos días, el abogado de Meza, Iván Cancino, señaló que acudirán a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para que se le otorguen medidas especiales de protección, pues teme cualquier tipo de represalias contra ella y su familia por sus denuncias. “A raíz de la gravedad de los hechos escuchados en audiencias y en donde están involucrados miembros de la Fuerza Pública cercanos al poder, como defensa de Marelbys Meza Buelvas acudimos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para pedir su protección y medidas cautelares”, resaltó el abogado a través de un comunicado público. En desarrollo de las chuzadas ilegales contra la exniñera, cinco miembros de la Policía hoy afrontan un proceso por los delitos de falsedad en documento público, fraude procesal y violación ilícita de comunicaciones. El coronel Óscar Dávila, adscrito a la seguridad de la Presidencia y clave en este caso, se quitó la vida en junio pasado.
Sobre lo dicho en esta diligencia inédita de Marelbys Meza, El Espectador consultó al abogado Jorge Mario Gómez, defensor de Laura Sarabia. “El exótico e inverosímil video-denuncia grabado por la Fiscalía a Marelbys Meza supera las sospechas y muestra comportamientos de manipulación. Los numerosos cortes en la grabación y la consulta permanente al escrito guía que le pusieron en la mesa muestran que ese día en el búnker Marelbys Meza no actuaba de manera espontánea. El hecho de que denunciara el supuesto maltrato cuatro meses después de ocurridos los hechos señala de manera contundente que obedecía a una estrategia de desinformación y violencia política contra Laura Sarabia, complementada luego con el patrocinio de denigrantes tendencias en las redes sociales”. Por ahora en algo coinciden varios protagonistas en este caso: su desfile ante la CIDH. Lo hizo Sarabia, ahora Marelbys Meza y un poco antes el propio fiscal Francisco Barbosa.