Caso Maximiliano: investigador relata cómo fue entrar a la casa de los “Carneros”
El Espectador habló con una fuente anónima que recorrió la casa de las personas capturadas por la presunta tortura y desaparición forzada de Maximiliano Tabares, un niño de seis años que sería víctima de una secta satánica en Antioquia.
Maximiliano Tabares, de seis años, está desaparecido desde el mes pasado. Su madre, Sandra Patricia Caro, aseguró ante las autoridades que salió a una tienda de Remedios (Antioquia) y, desde el pasado 21 de septiembre, no aparece. Sin embargo, la hipótesis que ha construido la Policía es distinta y escabrosa: al parecer, Maximiliano Tabares sería víctima de una secta satánica.
En contexto: Caso Maximiliano Tabares Cano: abuela y madre serían parte de una secta satánica
Según la Policía de Antioquia, Sandra Caro y su pareja sentimental, Fabio Andrés Carmona, serían miembros de “Los Carneros”, un grupo de seis personas que habrían participado en la desaparición del niño, bajo la excusa de que estaría poseído por unos demonios. En allanamiento a la casa de Caro y Carmona se encontraron libros esotéricos, un muñeco vudú y distintos elementos de santería que serán aportados al proceso penal. Así lo cuenta un investigador del caso:
Yo hice una de las capturas. Una vez tuvimos conocimiento de que estaban las órdenes por parte del juzgado de realizar allanamientos con fines de captura, llegamos al lugar donde estas personas se estaban refugiando y escondiendo. Ellos tuvieron que salir por presión de la comunidad del municipio de Segovia (Antioquia). Ahí fue cuando ingresamos a la vivienda.
Yo soy muy creyente. A modo personal llamé a mi abuela materna que realiza el tema de rosarios y le pedí que hiciera una oración por mí para poder entrar a este sitio. Esto me otorgó mucha calma. Se sentía un ambiente muy frío. Un ambiente de mucha tensión. No me explicaba como una persona podía estar tan calmada tras decirle cuál era el motivo de nuestra presencia y los delitos a imputar.
En video: Maximiliano Tabares: esto es lo que se sabe sobre su desaparición
Algo que me llamó mucho la atención es que el padrastro y la mamá del niño tenían un amuleto tipo collar. Un cordón gris con un muñequito parecido al Divino Niño, pero que ellos decían que no era el Divino Niño. Decían que un brujo se los había regalado.
Las personas que vivían allí nos informaron cuál era la habitación del padrastro. Al ingresar había cuadros de santos. Dentro de un morral, esta persona tenía un muñeco de trapo, de los que se usan para el tema del esoterismo. Era una figura humana. Tenía incluso resaltado con tinta de lapicero, el rostro y el punto donde va el corazón. No tenía incrustado ningún tipo de alfiler.
Nadie era capaz de tomar el muñeco de trapo. Como yo estaba con el personal del CTI, tomé el muñeco con guantes y todo el profesionalismo del caso. Es un elemento contundente porque hay unas entrevistas en las que dicen que utilizan esos elementos para lograr los diferentes amarres. Se presume que de pronto pueda ser la referencia a que represente a Maximiliano.
Lea: Fotos | Caso Maximiliano Tabares: encuentran muñeco vudú y libros de santería
Ellos decían una frase constantemente: “Nosotros solo sabemos que quien está arriba y abajo nos están cuidando”. Algo que me impactó mucho es como se persignaban en cada uno de los momentos del allanamiento. Se sabe que los católicos se persignan de arriba hacia abajo, de la cabeza al abdomen, ellos lo hacían al contrario.
El padrastro manifestaba que podría escuchar a los espíritus, que le decían que el niño supuestamente tenía unos demonios y unos espíritus malignos. La mamá del niño y el padrastro se dedicaban en la minería. Dijo, sobre ello, que si querían prosperar en ese trabajo tocaba sacar esos demonios.
Al parecer esa persona realizaba esas actividades con libros sobre esoterismo. Había uno que se llamaba el “Superlibro de Magia Oscura”. Eran tres libros de esoterismo, de diferentes editores. Tenía dos botellas donde guardaba animales muertos como alacranes y ciempiés. Y los mezclaban con alcohol y otro tipo de líquidos, para hacer baños a los supuestos clientes.
Después de capturarlos se siguieron persignando al revés. Solo puedo pensar que a veces la gente se deja llevar por ilusiones como el dinero o beneficios de la fantasía. Esto lleva a situaciones tan atroces como atentar contra los propios hijos. Los niños no tienen la culpa de las situaciones económicas y la falta de trabajo. Al contrario, hay que luchar cada día por sacarlos adelante.
***
Los seis capturados, familiares, fueron puestos a disposición de la Fiscalía por los delitos de desaparición forzada, tortura agravada, concierto para delinquir, lesiones personales y encubrimiento por tortura. Todavía no se sabe del paradero de Maximiliano Tabares.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.
Maximiliano Tabares, de seis años, está desaparecido desde el mes pasado. Su madre, Sandra Patricia Caro, aseguró ante las autoridades que salió a una tienda de Remedios (Antioquia) y, desde el pasado 21 de septiembre, no aparece. Sin embargo, la hipótesis que ha construido la Policía es distinta y escabrosa: al parecer, Maximiliano Tabares sería víctima de una secta satánica.
En contexto: Caso Maximiliano Tabares Cano: abuela y madre serían parte de una secta satánica
Según la Policía de Antioquia, Sandra Caro y su pareja sentimental, Fabio Andrés Carmona, serían miembros de “Los Carneros”, un grupo de seis personas que habrían participado en la desaparición del niño, bajo la excusa de que estaría poseído por unos demonios. En allanamiento a la casa de Caro y Carmona se encontraron libros esotéricos, un muñeco vudú y distintos elementos de santería que serán aportados al proceso penal. Así lo cuenta un investigador del caso:
Yo hice una de las capturas. Una vez tuvimos conocimiento de que estaban las órdenes por parte del juzgado de realizar allanamientos con fines de captura, llegamos al lugar donde estas personas se estaban refugiando y escondiendo. Ellos tuvieron que salir por presión de la comunidad del municipio de Segovia (Antioquia). Ahí fue cuando ingresamos a la vivienda.
Yo soy muy creyente. A modo personal llamé a mi abuela materna que realiza el tema de rosarios y le pedí que hiciera una oración por mí para poder entrar a este sitio. Esto me otorgó mucha calma. Se sentía un ambiente muy frío. Un ambiente de mucha tensión. No me explicaba como una persona podía estar tan calmada tras decirle cuál era el motivo de nuestra presencia y los delitos a imputar.
En video: Maximiliano Tabares: esto es lo que se sabe sobre su desaparición
Algo que me llamó mucho la atención es que el padrastro y la mamá del niño tenían un amuleto tipo collar. Un cordón gris con un muñequito parecido al Divino Niño, pero que ellos decían que no era el Divino Niño. Decían que un brujo se los había regalado.
Las personas que vivían allí nos informaron cuál era la habitación del padrastro. Al ingresar había cuadros de santos. Dentro de un morral, esta persona tenía un muñeco de trapo, de los que se usan para el tema del esoterismo. Era una figura humana. Tenía incluso resaltado con tinta de lapicero, el rostro y el punto donde va el corazón. No tenía incrustado ningún tipo de alfiler.
Nadie era capaz de tomar el muñeco de trapo. Como yo estaba con el personal del CTI, tomé el muñeco con guantes y todo el profesionalismo del caso. Es un elemento contundente porque hay unas entrevistas en las que dicen que utilizan esos elementos para lograr los diferentes amarres. Se presume que de pronto pueda ser la referencia a que represente a Maximiliano.
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Ellos decían una frase constantemente: “Nosotros solo sabemos que quien está arriba y abajo nos están cuidando”. Algo que me impactó mucho es como se persignaban en cada uno de los momentos del allanamiento. Se sabe que los católicos se persignan de arriba hacia abajo, de la cabeza al abdomen, ellos lo hacían al contrario.
El padrastro manifestaba que podría escuchar a los espíritus, que le decían que el niño supuestamente tenía unos demonios y unos espíritus malignos. La mamá del niño y el padrastro se dedicaban en la minería. Dijo, sobre ello, que si querían prosperar en ese trabajo tocaba sacar esos demonios.
Al parecer esa persona realizaba esas actividades con libros sobre esoterismo. Había uno que se llamaba el “Superlibro de Magia Oscura”. Eran tres libros de esoterismo, de diferentes editores. Tenía dos botellas donde guardaba animales muertos como alacranes y ciempiés. Y los mezclaban con alcohol y otro tipo de líquidos, para hacer baños a los supuestos clientes.
Después de capturarlos se siguieron persignando al revés. Solo puedo pensar que a veces la gente se deja llevar por ilusiones como el dinero o beneficios de la fantasía. Esto lleva a situaciones tan atroces como atentar contra los propios hijos. Los niños no tienen la culpa de las situaciones económicas y la falta de trabajo. Al contrario, hay que luchar cada día por sacarlos adelante.
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Los seis capturados, familiares, fueron puestos a disposición de la Fiscalía por los delitos de desaparición forzada, tortura agravada, concierto para delinquir, lesiones personales y encubrimiento por tortura. Todavía no se sabe del paradero de Maximiliano Tabares.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.