Caso Uribe: las versiones de tres exparamilitares, sus señalamientos e inconsistencias
Giovanny Cadavid, Elmo Mármol y Máximo Cuesta enviaron cartas en 2018 a la Corte Suprema señalando al senador Iván Cepeda de presionar a testigos, lo cual él ha rechazado. Una de las misivas fue escrita de puño y letra del exabogado de Álvaro Uribe, Diego Cadena. En los relatos que entregaron al grupo del fiscal Gabriel Jaimes se evidencian algunas contradicciones.
El Espectador y Blu Radio*
El 21 de junio de 2018, el abogado Diego Cadena visitó la cárcel de Cómbita, en Boyacá. Ese día salió del penal con las declaraciones de tres exparamilitares escritas a mano y dirigidas a la Corte Suprema de Justicia. En ellas, aseguraban que en 2012 se habían reunido con el senador Iván Cepeda y que, supuestamente, él les ofreció prebendas si testificaban contra el expresidente Álvaro Uribe. Entre las suspicacias que provocaron esas cartas, que el exabogado de Uribe aún no explica, está el tiempo que tardaron los exparas en denunciar las supuestas presiones, que una de las declaraciones la escribió el abogado Cadena de su puño y letra, y que los tres hombres negaron conocerlo.
(Le puede interesar: “Me abstengo de contestar”: así declaró Diego Cadena en la Fiscalía por el caso Uribe)
Estos elementos fueron advertidos por la Sala de Instrucción de la Corte Suprema en su decisión de 1.554 páginas, con la que ordenó detener a Álvaro Uribe. Pero días después el líder del Centro Democrático renunció al Senado, su proceso por manipulación de testigos pasó a la Fiscalía y el fiscal Gabriel Jaimes ordenó volver a escuchar a los protagonistas de este capítulo judicial no aclarado. Dentro de las evidencias que el ente investigador recaudó, con las que ahora piensa sustentar la solicitud de preclusión del proceso contra el expresidente el próximo 6 de abril, se recobra el suceso y surgen nuevos interrogantes sobre lo que no ha dicho Cadena de su visita a Cómbita.
Los tres exparamilitares que visitó el abogado, a mediados de 2018, fueron Giovanny Alberto Cadavid Zapata, que estuvo en el bloque Metro; Máximo Cuesta Valencia, alias Sinaí, quien asegura haber estado en las Águilas Negras, y Elmo José Mármol Torregrosa, alias el Poli, quien hizo parte del Bloque Central Bolívar. La visita está acreditada por los registros del INPEC, a los que tuvo acceso la Corte Suprema. En esa reunión hubo una quinta persona: la abogada Ángela López, quien, como Diego Cadena, se dedica a defender extraditables, y ese día escribió, de su puño y letra, las otras dos cartas en las que se denunciaron supuestas presiones del senador Iván Cepeda.
(Vea: Caso Uribe: Fiscalía no halló mayor cosa en las “sim cards” del testigo Monsalve)
El episodio que relatan los tres exparas en las cartas que aparecen firmadas por ellos va así: hacia 2012 eran compañeros de patio de Juan Guillermo Monsalve, testigo que ha vinculado a Álvaro Uribe con la creación del Bloque Metro de las Autodefensas, algo que el expresidente niega. Por esas fechas, estaban en contacto con la abogada Mercedes Arroyave Ardila, quien, “un sábado de 2012”, como contaron todos en el alto tribunal, llegó en compañía del senador Cepeda. Ese día, aseguran, los entrevistaron uno a uno, les preguntaron si sabían algo de Uribe y les prometieron prebendas. Cepeda logró demostrar después que fueron los exparas quienes lo buscaron.
Ángela López, que no había hablado en la Corte, aportó una declaración de 51 minutos el pasado 15 de febrero en la Fiscalía. El funcionario que la entrevistó tenía dos interrogantes centrales a los que volvió una y otra vez: principalmente, cómo terminó ella envuelta en esto. “Por lambona. No más”, respondió insistente. Y así mismo, cómo fue que los exparamilitares lograron el contacto con Diego Cadena, elemento central que ni el propio abogado ha podido explicar bien a la justicia. En su declaración en 2019 en la Corte, y en la de este año que le dio al equipo del fiscal Jaimes, dijo que estos personajes fueron “referenciados por el expresidente [Uribe] o su exasesor Fabián Rojas”.
Según el relato de Ángela López, ella conocía a Diego Cadena, pues se lo había presentado un cliente extraditable, pero su involucramiento en el caso se dio por otra vía. Supuestamente, los tres exparamilitares eran amigos de un cliente de ella, alias Cesarín, a quien le manifestaron en 2018 que querían hablar con alguien cercano a Álvaro Uribe de una visita que les había hecho Iván Cepeda seis años antes. Ella comentó a unos colegas el suceso y, en la cafetería de La Picota, un abogado —dijo no recordar quién— le dio el teléfono de una sede del Centro Democrático. Asegura que llamó a ese número y contó que tenía testimonios de posibles presiones a exparamilitares.
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Ángela López le dijo a la Fiscalía que, al cabo de unos días, le escribieron a su celular citándola a un hotel al norte de Bogotá. La abogada en su relato no dio fechas, direcciones ni datos precisos: aseguró que tenía mala memoria para esos detalles. Pero en cambio recalcó que la persona con la que se había comunicado fue Fabián Rojas Puerta, exasesor de la Unidad de Trabajo Legislativo de Uribe en el Congreso, quien, además, llegó en compañía de Diego Cadena. “¿Cómo se presentó Fabián Rojas?”, le preguntó el fiscal a López. “Como una persona allegada al presidente Uribe y [dijo que] traía a Diego Cadena para que se encargara de la parte jurídica de las declaraciones”, contestó la mujer.
Ni Diego Cadena ni Ángela López han sido muy claros en cómo terminaron reunidos después en Cómbita con los tres exparamilitares. Cadena ha dicho que se encontraron por casualidad mientras ella salía de la cárcel y terminó “haciéndole un favor”, pero la abogada contó que ella ya estaba en el lugar de visitas cuando llegó su colega. En lo que sí concuerdan ambos es en que Diego Cadena habló con los declarantes Cadavid Zapata, Cuesta Valencia y Mármol Torregrosa allí mismo. “Después de que ellos hablan, me dice [Cadena]: doctora, ¿me puede colaborar usted con que ellos le dicten y usted escriba para poder efectuar una diligencia?”, le dijo Ángela López a la Fiscalía.
Contrasta con lo que le manifestó Cadavid Zapata a la Fiscalía: “Estaba la doctora no más”. De hecho, en la declaración que dio el pasado 19 de febrero, le preguntaron: “¿Usted conoce a Diego Cadena?”, y respondió: “No”. El fiscal insistió: “¿No lo conoce?”, y volvió a contestar que no. Luego, sin mayor coherencia, reconoció que el abogado Cadena sí había estado ese día en la misma sala de visitas, pero que él nunca lo saludó, ni habló con él. Al menos ese detalle no coincide con lo que dijo su compañero, el exparamilitar Cuesta Valencia, quien le contó a los fiscales: “Nos saludó de mano: ‘Mucho gusto, soy Diego Cadena, abogado del expresidente Álvaro Uribe’”.
(Más contexto: Caso Uribe: lo que dijo la Corte Suprema, versus lo que encontró la Fiscalía)
Hay otra letra menuda de esa reunión. En los documentos de la Fiscalía a los que tuvo acceso la alianza informativa entre El Espectador y Blu Radio se advierte que el fiscal le preguntó a Cuesta Valencia quién le dio papel y lápiz para que escribiera la declaración, y contestó: “La doctora misma, la abogada, entró con sus documentos. Cargaba unas hojas de bloc”. Cuando el fiscal hizo la misma pregunta a la abogada López, ella respondió que esos implementos se los brindó “el doctor Cadena”. El fiscal contrapreguntó: “¿Iba preparado?”, a lo que ella agregó: “No sabría decirte”. El tercer paramilitar, Mármol Torregrosa, no rindió declaración en la Fiscalía, pero Cadena reconoció que había escrito la carta firmada por este.
Ni Cuesta Valencia ni Cadavid Zapata supieron explicar por qué dirigieron esas cartas a la Corte Suprema. Tanto allí como ahora, en la Fiscalía General de la Nación les preguntaron varias veces por qué sus declaraciones terminaron radicadas en el proceso contra el expresidente Álvaro Uribe. Ninguno pudo explicarlo. Ni siquiera pudieron responder quién se quedó con las cartas cuando salieron de la cárcel. Diego Cadena se contradijo, pues afirmó que entregó esas declaraciones a Fabián Rojas, pero no fue sino hasta que le sacaron un memorial en papel membreteado cuando aceptó que él mismo las radicó en 2018, cuando finalmente aceptó su autoría.
Por esta clase de detalles, en su momento no resultó creíble para la Corte Suprema la versión de estos testigos. En su orden de detención contra Álvaro Uribe, sobre este entramado aparte del proceso judicial por manipulación de testigos, el alto tribunal resaltó lo llamativo de “un claro direccionamiento de los relatos”. La expresión “un sábado de 2012”, sin precisar ninguno de ellos, el día ni el mes, solamente que fuera sábado; que Cepeda andaba con escolta; el mismo error de invertir los apellidos de la doctora Mercedes, el hecho de que se declararan incapaces de escribir, incluso Mármol Torregrosa (que tiene grado de bachiller), todos pidiendo ayuda a otros para escribir una carta, entre otros.
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Las dudas de la Corte Suprema respecto a este grupo de exparamilitares llevaron a la Fiscalía a tomar sus declaraciones y, de paso, conocer también qué tanto sabían de Juan Guillermo Monsalve. El equipo de Gabriel Jaimes les preguntó por el patio que compartieron en 2012 y si él hablaba de Uribe, entre otros aspectos. Ahí Cadavid Zapata tuvo cómo regarse, pues él estuvo en el Bloque Metro, donde asegura haber estado Monsalve. “Él no perteneció al Bloque Metro”, sentenció Cadavid Zapata una y otra vez en los cincuenta minutos que dura su declaración jurada. “Si se puso un camuflado fue por broma, porque no patrulló ni nada”, añadió, y reiteró que nunca se cruzó con él en el Bloque.
Monsalve es el hijo del mayordomo de la hacienda Guacharacas, antigua propiedad de los Uribe Vélez, y el testigo Cadavid Zapata dice que en el nordeste antioqueño conocían a Monsalve por eso, no por haber pertenecido al Bloque Metro. En contraste, el testigo contra Álvaro Uribe ha dicho que fue en esa finca donde se creó el temido frente paramilitar, pero el expara, al que la Corte Suprema no le creyó, aseguró a la Fiscalía que no fue así, que el Bloque surgió en Medellín y tuvo como centro de operaciones el corregimiento de Cristales, en San Roque (Antioquia). En cualquier caso, lo dicho por Cadavid Valencia no resultó controvertido por el fiscal que tomó la declaración.
Sobre este caso, para explicar esta visita a la cárcel en junio de 2018, a través de un comunicado hace un año, el abogado Diego Cadena expresó: “Las declaraciones tomadas a los señores Máximo Cuesta, Elmo Mármol Torregrosa y Giovanny Cadavid en la prisión de Cómbita relatan visitas y acercamientos del senador Iván Cepeda a ellos con el fin de obtener declaraciones en contra del señor Álvaro Uribe Vélez”. Recalcó que no hubo irregularidades y que la prueba es que los exparamilitares se ratificaron en sus dichos ante la Corte. “Causa aún más sorpresa que medios de comunicación saquen de contexto y recorten piezas procesales tratando de generar una imagen de conducta ilegal donde no existe”, se defendió Cadena, quien está llamado a juicio por un supuesto intento de manipular testigos en favor de Uribe.
El 21 de junio de 2018, el abogado Diego Cadena visitó la cárcel de Cómbita, en Boyacá. Ese día salió del penal con las declaraciones de tres exparamilitares escritas a mano y dirigidas a la Corte Suprema de Justicia. En ellas, aseguraban que en 2012 se habían reunido con el senador Iván Cepeda y que, supuestamente, él les ofreció prebendas si testificaban contra el expresidente Álvaro Uribe. Entre las suspicacias que provocaron esas cartas, que el exabogado de Uribe aún no explica, está el tiempo que tardaron los exparas en denunciar las supuestas presiones, que una de las declaraciones la escribió el abogado Cadena de su puño y letra, y que los tres hombres negaron conocerlo.
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Estos elementos fueron advertidos por la Sala de Instrucción de la Corte Suprema en su decisión de 1.554 páginas, con la que ordenó detener a Álvaro Uribe. Pero días después el líder del Centro Democrático renunció al Senado, su proceso por manipulación de testigos pasó a la Fiscalía y el fiscal Gabriel Jaimes ordenó volver a escuchar a los protagonistas de este capítulo judicial no aclarado. Dentro de las evidencias que el ente investigador recaudó, con las que ahora piensa sustentar la solicitud de preclusión del proceso contra el expresidente el próximo 6 de abril, se recobra el suceso y surgen nuevos interrogantes sobre lo que no ha dicho Cadena de su visita a Cómbita.
Los tres exparamilitares que visitó el abogado, a mediados de 2018, fueron Giovanny Alberto Cadavid Zapata, que estuvo en el bloque Metro; Máximo Cuesta Valencia, alias Sinaí, quien asegura haber estado en las Águilas Negras, y Elmo José Mármol Torregrosa, alias el Poli, quien hizo parte del Bloque Central Bolívar. La visita está acreditada por los registros del INPEC, a los que tuvo acceso la Corte Suprema. En esa reunión hubo una quinta persona: la abogada Ángela López, quien, como Diego Cadena, se dedica a defender extraditables, y ese día escribió, de su puño y letra, las otras dos cartas en las que se denunciaron supuestas presiones del senador Iván Cepeda.
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El episodio que relatan los tres exparas en las cartas que aparecen firmadas por ellos va así: hacia 2012 eran compañeros de patio de Juan Guillermo Monsalve, testigo que ha vinculado a Álvaro Uribe con la creación del Bloque Metro de las Autodefensas, algo que el expresidente niega. Por esas fechas, estaban en contacto con la abogada Mercedes Arroyave Ardila, quien, “un sábado de 2012”, como contaron todos en el alto tribunal, llegó en compañía del senador Cepeda. Ese día, aseguran, los entrevistaron uno a uno, les preguntaron si sabían algo de Uribe y les prometieron prebendas. Cepeda logró demostrar después que fueron los exparas quienes lo buscaron.
Ángela López, que no había hablado en la Corte, aportó una declaración de 51 minutos el pasado 15 de febrero en la Fiscalía. El funcionario que la entrevistó tenía dos interrogantes centrales a los que volvió una y otra vez: principalmente, cómo terminó ella envuelta en esto. “Por lambona. No más”, respondió insistente. Y así mismo, cómo fue que los exparamilitares lograron el contacto con Diego Cadena, elemento central que ni el propio abogado ha podido explicar bien a la justicia. En su declaración en 2019 en la Corte, y en la de este año que le dio al equipo del fiscal Jaimes, dijo que estos personajes fueron “referenciados por el expresidente [Uribe] o su exasesor Fabián Rojas”.
Según el relato de Ángela López, ella conocía a Diego Cadena, pues se lo había presentado un cliente extraditable, pero su involucramiento en el caso se dio por otra vía. Supuestamente, los tres exparamilitares eran amigos de un cliente de ella, alias Cesarín, a quien le manifestaron en 2018 que querían hablar con alguien cercano a Álvaro Uribe de una visita que les había hecho Iván Cepeda seis años antes. Ella comentó a unos colegas el suceso y, en la cafetería de La Picota, un abogado —dijo no recordar quién— le dio el teléfono de una sede del Centro Democrático. Asegura que llamó a ese número y contó que tenía testimonios de posibles presiones a exparamilitares.
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Ángela López le dijo a la Fiscalía que, al cabo de unos días, le escribieron a su celular citándola a un hotel al norte de Bogotá. La abogada en su relato no dio fechas, direcciones ni datos precisos: aseguró que tenía mala memoria para esos detalles. Pero en cambio recalcó que la persona con la que se había comunicado fue Fabián Rojas Puerta, exasesor de la Unidad de Trabajo Legislativo de Uribe en el Congreso, quien, además, llegó en compañía de Diego Cadena. “¿Cómo se presentó Fabián Rojas?”, le preguntó el fiscal a López. “Como una persona allegada al presidente Uribe y [dijo que] traía a Diego Cadena para que se encargara de la parte jurídica de las declaraciones”, contestó la mujer.
Ni Diego Cadena ni Ángela López han sido muy claros en cómo terminaron reunidos después en Cómbita con los tres exparamilitares. Cadena ha dicho que se encontraron por casualidad mientras ella salía de la cárcel y terminó “haciéndole un favor”, pero la abogada contó que ella ya estaba en el lugar de visitas cuando llegó su colega. En lo que sí concuerdan ambos es en que Diego Cadena habló con los declarantes Cadavid Zapata, Cuesta Valencia y Mármol Torregrosa allí mismo. “Después de que ellos hablan, me dice [Cadena]: doctora, ¿me puede colaborar usted con que ellos le dicten y usted escriba para poder efectuar una diligencia?”, le dijo Ángela López a la Fiscalía.
Contrasta con lo que le manifestó Cadavid Zapata a la Fiscalía: “Estaba la doctora no más”. De hecho, en la declaración que dio el pasado 19 de febrero, le preguntaron: “¿Usted conoce a Diego Cadena?”, y respondió: “No”. El fiscal insistió: “¿No lo conoce?”, y volvió a contestar que no. Luego, sin mayor coherencia, reconoció que el abogado Cadena sí había estado ese día en la misma sala de visitas, pero que él nunca lo saludó, ni habló con él. Al menos ese detalle no coincide con lo que dijo su compañero, el exparamilitar Cuesta Valencia, quien le contó a los fiscales: “Nos saludó de mano: ‘Mucho gusto, soy Diego Cadena, abogado del expresidente Álvaro Uribe’”.
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Hay otra letra menuda de esa reunión. En los documentos de la Fiscalía a los que tuvo acceso la alianza informativa entre El Espectador y Blu Radio se advierte que el fiscal le preguntó a Cuesta Valencia quién le dio papel y lápiz para que escribiera la declaración, y contestó: “La doctora misma, la abogada, entró con sus documentos. Cargaba unas hojas de bloc”. Cuando el fiscal hizo la misma pregunta a la abogada López, ella respondió que esos implementos se los brindó “el doctor Cadena”. El fiscal contrapreguntó: “¿Iba preparado?”, a lo que ella agregó: “No sabría decirte”. El tercer paramilitar, Mármol Torregrosa, no rindió declaración en la Fiscalía, pero Cadena reconoció que había escrito la carta firmada por este.
Ni Cuesta Valencia ni Cadavid Zapata supieron explicar por qué dirigieron esas cartas a la Corte Suprema. Tanto allí como ahora, en la Fiscalía General de la Nación les preguntaron varias veces por qué sus declaraciones terminaron radicadas en el proceso contra el expresidente Álvaro Uribe. Ninguno pudo explicarlo. Ni siquiera pudieron responder quién se quedó con las cartas cuando salieron de la cárcel. Diego Cadena se contradijo, pues afirmó que entregó esas declaraciones a Fabián Rojas, pero no fue sino hasta que le sacaron un memorial en papel membreteado cuando aceptó que él mismo las radicó en 2018, cuando finalmente aceptó su autoría.
Por esta clase de detalles, en su momento no resultó creíble para la Corte Suprema la versión de estos testigos. En su orden de detención contra Álvaro Uribe, sobre este entramado aparte del proceso judicial por manipulación de testigos, el alto tribunal resaltó lo llamativo de “un claro direccionamiento de los relatos”. La expresión “un sábado de 2012”, sin precisar ninguno de ellos, el día ni el mes, solamente que fuera sábado; que Cepeda andaba con escolta; el mismo error de invertir los apellidos de la doctora Mercedes, el hecho de que se declararan incapaces de escribir, incluso Mármol Torregrosa (que tiene grado de bachiller), todos pidiendo ayuda a otros para escribir una carta, entre otros.
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Las dudas de la Corte Suprema respecto a este grupo de exparamilitares llevaron a la Fiscalía a tomar sus declaraciones y, de paso, conocer también qué tanto sabían de Juan Guillermo Monsalve. El equipo de Gabriel Jaimes les preguntó por el patio que compartieron en 2012 y si él hablaba de Uribe, entre otros aspectos. Ahí Cadavid Zapata tuvo cómo regarse, pues él estuvo en el Bloque Metro, donde asegura haber estado Monsalve. “Él no perteneció al Bloque Metro”, sentenció Cadavid Zapata una y otra vez en los cincuenta minutos que dura su declaración jurada. “Si se puso un camuflado fue por broma, porque no patrulló ni nada”, añadió, y reiteró que nunca se cruzó con él en el Bloque.
Monsalve es el hijo del mayordomo de la hacienda Guacharacas, antigua propiedad de los Uribe Vélez, y el testigo Cadavid Zapata dice que en el nordeste antioqueño conocían a Monsalve por eso, no por haber pertenecido al Bloque Metro. En contraste, el testigo contra Álvaro Uribe ha dicho que fue en esa finca donde se creó el temido frente paramilitar, pero el expara, al que la Corte Suprema no le creyó, aseguró a la Fiscalía que no fue así, que el Bloque surgió en Medellín y tuvo como centro de operaciones el corregimiento de Cristales, en San Roque (Antioquia). En cualquier caso, lo dicho por Cadavid Valencia no resultó controvertido por el fiscal que tomó la declaración.
Sobre este caso, para explicar esta visita a la cárcel en junio de 2018, a través de un comunicado hace un año, el abogado Diego Cadena expresó: “Las declaraciones tomadas a los señores Máximo Cuesta, Elmo Mármol Torregrosa y Giovanny Cadavid en la prisión de Cómbita relatan visitas y acercamientos del senador Iván Cepeda a ellos con el fin de obtener declaraciones en contra del señor Álvaro Uribe Vélez”. Recalcó que no hubo irregularidades y que la prueba es que los exparamilitares se ratificaron en sus dichos ante la Corte. “Causa aún más sorpresa que medios de comunicación saquen de contexto y recorten piezas procesales tratando de generar una imagen de conducta ilegal donde no existe”, se defendió Cadena, quien está llamado a juicio por un supuesto intento de manipular testigos en favor de Uribe.