¿Cómo funcionaba la organización “Casa Blanca”?

La especialidad de esta red era vender “paquetes de votantes” a los candidatos que adquirían sus servicios. Ese paquete incluía a personas de la tercera de edad y de escasos recursos.

Redacción Judicial
21 de junio de 2018 - 07:07 p. m.
Cada voto podía ser pagado a $40.000 con un subsidio de transporte de $5.000. / Archivo.
Cada voto podía ser pagado a $40.000 con un subsidio de transporte de $5.000. / Archivo.
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Como si se tratara de una empresa especializada a llenar de votos a los candidatos, así se presentaba la organización “Casa Blanca” dedicada a reclutar votantes, quienes a cambio de unos cuantos pesos vendían su voto “como si se tratara de una mercancía”, según lo detalló este jueves el fiscal Néstor Humberto Martínez. El modus operandi iniciaba con la visita de los líderes a cada barrio dedicados a “cazar” a los potenciales votantes, especialmente a personas de más escasos recursos y adultos mayores. ¿El motivo? Estas personas, para la organización, eran más fáciles de convencer.   

Como si se tratara de una empresa de alto nivel, tal organización criminal contaba con “sedes”, que eran conocidas por ellos como “casas de apoyo”. Allí, los líderes, que de acuerdo con la Fiscalía eran cerca de 2.323 en Atlántico, llevaban un grupo de personas con un talonario en el que marcaba a los votantes, con fotocopia de la cédula y la huella. Estos líderes eran identificados con corazones de colores y su tarea era determinante para la organización.

Al llegar a estas casas de apoyo, los potenciales votantes eran atendidos por los “punteadores” encargados de revisar listas de líderes y votantes reclutados, así como los certificados electorales y contraseñas con códigos de barras. Con tal procedimiento logístico verificado, se procedía a dar la respectiva capacitación a los votantes, para asegurarse que sufragaran por el candidato correcto. Tal  trabajo estaba a cargo de los “didactas” quienes también se desempeñaban como testigos electorales.

Llegado el día de las votaciones legislativas, todo estaba perfectamente organizado para que la persona votara, se verificara su voto por el candidato correcto y se finalizara con el pago. “Para el día de elecciones arrendaron 187 terrazas. Antes de ir a las urnas, allí llegaban los votantes a presentarse. A esos sitios tenían que volver con el certificado electoral y los líderes recibían el dinero correspondiente a cada voto, para su entrega a los electores”, describió la Fiscalía.

Una de las técnicas de verificación usadas era entrar niños con los adultos mayores, quienes comprobaban que el voto depositado fuera para el candidato señalado. Si todo se hacía de manera correcta, el votante regresaba a la casa de apoyo, donde los “pagadores” entregaban la suma de dinero pactada. Según se dio a conocer en marzo de este año por el ente investigador, cada voto podía ser pagado a $40.000 con un subsidio de transporte de $5.000.

La financiación de esta red era por dos vías: pública y privada. La pública era a través de contratos de prestación de servicios que se habrían hecho entre integrantes de esa red con el Concejo de Barranquilla. La segunda tiene que ver cientos de cheques provenientes de varios particulares. Para el fiscal Néstor Humberto Martínez tal forma de reclutamiento es indigna e inaceptable en pleno siglo XXI.

Por Redacción Judicial

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