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El 6 de agosto de 2017, la familia del bebé de cinco meses Juan David* vivió toda una pesadilla. En un viaje a Villa de Leyva (Boyacá), el menor de edad presentó un episodio de tos, por lo cual fue llevado al Hospital San Francisco. Allí le inyectaron un medicamento equivocado, lo cual le provocó reiteradas apneas, a tal punto que su tez se tornó morada. El hospital acaba de ser condenado.
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El Tribunal Administrativo de Boyacá confirmó, en segunda instancia, la condena contra el Hospital San Francisco. Al igual que el Juzgado Décimo Administrativo de Tunja, encontró responsable al centro médico por fallar en su posición de garante frente a Juan David*, quien estuvo al borde de la muerte, según se lee en la decisión.
“Solo en contra de toda lógica podría pensarse que no se produjo ningún menoscabo en la esfera interna o espiritual de los demandantes cuando el bebé, de menos de 6 meses, casi muere ante la mirada atónita e impotente de sus padres, tan solo porque un profesional de la salud se equivocó en la aplicación de un medicamento, mientras la familia se encontraba en un paseo fuera de su ciudad de residencia”, consideró el Tribunal.
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Según la demanda, una vez Juan David* tuvo las complicaciones durante el paseo, en el Hospital señalado le hicieron exámenes para establecer la neumonía que aquejaba. La situación se puso crítica cuando una de las enfermeras le inyectó tramadol -dijo que era dexametasona-, con el supuesto objetivo de mejorar el estado de sus pulmones.
Nada de eso ocurrió. En cuestión de segundos, según se registra en la decisión, la tez del bebé se tornó morada, dejó de llorar, contrajo su cuerpo y se le fue la respiración por momentos. Aunque la familia adujo que se trató de paros respiratorios, las pruebas dieron cuenta que se trató de apneas: pausas en la respiración, en este caso por un periodo aproximado de 10 segundos.
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“Llegaron médicos a auxiliar al menor y estimular su pecho para que respirara, debido la inestabilidad de su condición, los cuales posteriormente ordenaron su remisión a la E.S.E. Hospital San Rafael de Tunja en ambulancia medicalizada”, se agrega en la demanda. Allí, encontraron que en realidad le habían inyectado tramadol, en lugar de dexametasona.
El Tribunal confirmó todo lo expuesto durante el proceso de primera instancia. Entre las pruebas está que, aparte, a Juan David* se le administró una dosis superior a la razonable para su peso, que entonces era de solo 8kg. Un desfase de casi 12 mililitros, lo cual desembocó en una “intoxicación por tramadol”, como se lee.
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En su defensa, el Hospital San Francisco explicó que el suministro de tramadol en lugar de dexametasona fue un error involuntario y aseguró que, a pesar de ello, la equivocación nada tenía que ver con las privaciones de la respiración. Estableció que tal crisis respondía a la neumonía previa que padecía.
“La equivocación en la aplicación del medicamento obedeció a un error humano en que incurrió una auxiliar de enfermería que no hace parte de la planta de personal de la ESE Hospital San Francisco de Villa de Leyva, pues era empleada del Consorcio para la Gestión de Servicios Integrales en Salud, el cual suscribió un contrato de prestación de servicios el cual tenía por objeto la ejecución de algunos procesos y subprocesos en forma tercerizada”, respondió el hospital
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Sin embargo, el Tribunal le respondió que “innegablemente el servicio funcionó mal. Y, por ende, se configuró el incumplimiento del contenido obligacional a cargo de la E.S.E. Hospital San Francisco de Villa de Leyva o, lo que es lo mismo, la entidad incrementó injustificadamente el riesgo permitido para la actividad”. La entidad médica fue condenada a pagar millones en daños morales.