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Daniela Botina Ocampo, conocida como alias La Barbie, señalada de ser la líder de una red de tráfico de personas, fue condenada a cuatro años de prisión. Según la Fiscalía, Botina engañaba a mujeres con promesas de trabajo, diciéndoles que serían modelos en el país asiático. Allí les quitabas los documentos y las obligaba a prostituirse.
La Fiscalía especializada en Organizaciones Criminales demostró que La Barbie era la encargada de recibir a las víctimas en China, donde les retenía los documentos y las obligaba a pagar con servicios sexuales la manutención y alimentación en ese país. Ante las pruebas, dice el ente investigador, Botina Ocampo aceptó los delitos de concierto para delinquir agravado y trata de personas.
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Tras un preacuerdo con la Fiscalía, un juez penal de conocimiento de Bucaramanga informó la condena, la cual cuenta con una multa de 400 salarios mensuales vigentes para 2017, lo cual se traduce en $295´086,800 a la fecha. Asimismo, se le inhabilitó para el ejercicio de derechos y funciones públicas por 48 meses. La Barbie fue capturada en Cali en septiembre de 2020 junto a James Leonardo Téllez, capturado en Bogotá, quien sería el encargado de la logística y traslados en Asia.
Adicionalmente, por los hechos fueron capturados Edilma González, alias La Tía, en Bucaramanga, quien sería la propietaria de la casa de citas; Martha Rubiela Gómez y Bellanid Rojas Rodríguez, estarían al frente del trámite de visas, pasaportes y demás; Gloria Patricia Ocampo y Juan Pablo López Galeano, detenidos en Quindío, al parecer proveían los recursos para preparar y costear el viaje de las víctimas. Una octava mujer que estaría vinculada a esta estructura de trata de personas fue localizada en España.
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Una parte del grupo, según explicó la Fiscalía, se dedicaba a contactar mujeres, principalmente de Antioquia y Santander, a través de redes sociales o en una casa de citas de Bucaramanga. Al parecer, a las víctimas les prometían un futuro en el modelaje, les hacían estudios fotográficos y les prometían millonarias sumas de dinero a cambio de que posaran para determinadas líneas de ropa en China. Para la siguiente parte del trámite, otra parte del grupo conseguía las visas y toda la documentación para que las mujeres reclutadas pudieran viajar al país asiático.
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Hasta entrenaban a las víctimas para que supieran qué decir en los filtros migratorios, y por lo general viajaban de Bogotá a Madrid (España), para de allí dirigirse a Ámsterdam y, luego sí, a la capital china, Beijing. Una vez allí, eran trasladadas a un establecimiento en la turística provincia de Guandong o Cantón. “En este sitio las jóvenes, supuestamente, eran retenidas, les quitaban los pasaportes y documentos personales, y les imponían una deuda 14 mil dólares, que debían cumplir mediante el pago de 600 dólares diarios en servicios sexuales”, indicó la Fiscalía a través de un comunicado en septiembre de 2020.
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