Condenan a la Procuraduría por actos de homofobia contra funcionario
Así fue como Daniel Antonio Sastoque logró que condenaran a su empleador por no sancionar diversos actos homofóbicos en su contra, como correos en los que le pedían curar su “neurosis obsesiva”. Aseguró que, incluso, el exprocurador Alejandro Ordóñez ordenó su traslado.
Entre el 11 y el 16 de mayo de 2011, el entonces empleado de la Procuraduría Daniel Antonio Sastoque recibió en su correo mensajes anónimos que eran como una tortura, pues significaban el total rechazo de sus compañeros de trabajo por ser homosexual. Le dijeron que era un vicioso, un pecador y un enfermo, que lo mejor era dejar su “paranoia” y que buscar una cura para su “neurosis obsesiva”. Sastoque demandó a la Procuraduría por no darle una mano como entidad, y, ahora, 13 años después, encontró justicia en su caso.
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El Tribunal Administrativo de Cundinamarca condenó a la Procuraduría por los daños sufridos por Daniel Antonio Sastoque, por cuenta de las acciones de discriminación y actos de homofobia realizadas por un servidor público en su contra. Se trata de Mauricio Contreras Fierro quien, según el testimonio de Sastoque y como lo encontró probado el Tribunal, le hizo la vida imposible a la víctima por meses. En una entidad que, se supone, tiene como único objetivo la protección de los derechos humanos.
Esta historia judicial data de la época de Alejandro Ordóñez como procurador general. De hecho, según el demandante, este alto funcionario fue quien lo trasladó de una Procuraduría Preventiva de Derechos Humanos, a la Procuraduría Regional de Cundinamarca. En su momento, Sastoque interpuso una tutela contra ese traslado, pues consideró que fue originado en su orientación sexual y por abiertamente declararse defensor de los derechos de la población LGBTI. Al final, quedó trabajando en ese despacho, donde el funcionario Mauricio Contreras Fierro lo maltrató.
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Según el expediente, Contreras Fierro le puso una bandera LGBTI con el signo prohibido en el puesto de trabajo de Sastoque. La víctima radicó una queja por irrespeto, pero ni el veedor de la Procuraduría, ni el entonces procurador regional, Luis Gonzalo Olarte Cely, iniciaron investigaciones. El caso llegó a la División de Gestión Humana de la Procuraduría, pero tampoco hubo respuesta a favor de Sastoque, pues no se trataba de un hecho persistente y supuestamente no estaba dirigido a él en concreto. Días después, los compañeros de trabajo de Sastoque le rompieron una grabadora que llevó a la oficina.
“Finalmente, no pueden pasarse por alto los mensajes de correo electrónico que recibió el señor Sastoque Coronado, entre el 11 y el 16 de mayo de 2011, cuyo contenido era abiertamente homofóbico. No solo se condenaba la homosexualidad como un vicio, un pecado y una enfermedad, sino que directamente se exhortaba al demandante a la reflexión, a dejar su ‘paranoia con sus compañeros de trabajo’ y a curar una ‘neurosis obsesiva’. Todo ello, para concluir el 16 de mayo con un mensaje del emisor anónimo en el que se hacía referencia a personas ‘curadas de su mal’”, se lee en el expediente.
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El Tribunal le reprochó a la Procuraduría que su misión es la promoción de los derechos humanos y que, puntualmente, el procurador general, en este caso Alejandro Ordóñez, debía vigilar el cumplimiento de la Constitución, y hacerles una vigilancia superior a los funcionarios públicos. En general, el Tribunal encontró una precaria respuesta institucional por parte de la Procuraduría. De hecho, el Tribunal, en un hecho rotulado como “sospechoso”, encontró que la Procuraduría se remitió a iniciar investigaciones disciplinarias contra Sastoque, por tener imágenes “alusivas al homosexualismo que no deberían estar en un lugar de trabajo”.
Además de reparar económicamente a Sastoque, quien presentó su renuncia a Ordóñez meses después de la persecución laboral, el Tribunal le ordenó a la Procuraduría en un término de seis meses diseñar actividades de capacitación a sus trabajadores sobre orientación sexual y expresión de género. En el mismo término, la Procuraduría deberá publicar un informe sobre la historia de Sastoque, en donde se identifiquen las malas prácticas realizadas por la entidad.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.
Entre el 11 y el 16 de mayo de 2011, el entonces empleado de la Procuraduría Daniel Antonio Sastoque recibió en su correo mensajes anónimos que eran como una tortura, pues significaban el total rechazo de sus compañeros de trabajo por ser homosexual. Le dijeron que era un vicioso, un pecador y un enfermo, que lo mejor era dejar su “paranoia” y que buscar una cura para su “neurosis obsesiva”. Sastoque demandó a la Procuraduría por no darle una mano como entidad, y, ahora, 13 años después, encontró justicia en su caso.
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Esta historia judicial data de la época de Alejandro Ordóñez como procurador general. De hecho, según el demandante, este alto funcionario fue quien lo trasladó de una Procuraduría Preventiva de Derechos Humanos, a la Procuraduría Regional de Cundinamarca. En su momento, Sastoque interpuso una tutela contra ese traslado, pues consideró que fue originado en su orientación sexual y por abiertamente declararse defensor de los derechos de la población LGBTI. Al final, quedó trabajando en ese despacho, donde el funcionario Mauricio Contreras Fierro lo maltrató.
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Según el expediente, Contreras Fierro le puso una bandera LGBTI con el signo prohibido en el puesto de trabajo de Sastoque. La víctima radicó una queja por irrespeto, pero ni el veedor de la Procuraduría, ni el entonces procurador regional, Luis Gonzalo Olarte Cely, iniciaron investigaciones. El caso llegó a la División de Gestión Humana de la Procuraduría, pero tampoco hubo respuesta a favor de Sastoque, pues no se trataba de un hecho persistente y supuestamente no estaba dirigido a él en concreto. Días después, los compañeros de trabajo de Sastoque le rompieron una grabadora que llevó a la oficina.
“Finalmente, no pueden pasarse por alto los mensajes de correo electrónico que recibió el señor Sastoque Coronado, entre el 11 y el 16 de mayo de 2011, cuyo contenido era abiertamente homofóbico. No solo se condenaba la homosexualidad como un vicio, un pecado y una enfermedad, sino que directamente se exhortaba al demandante a la reflexión, a dejar su ‘paranoia con sus compañeros de trabajo’ y a curar una ‘neurosis obsesiva’. Todo ello, para concluir el 16 de mayo con un mensaje del emisor anónimo en el que se hacía referencia a personas ‘curadas de su mal’”, se lee en el expediente.
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Además de reparar económicamente a Sastoque, quien presentó su renuncia a Ordóñez meses después de la persecución laboral, el Tribunal le ordenó a la Procuraduría en un término de seis meses diseñar actividades de capacitación a sus trabajadores sobre orientación sexual y expresión de género. En el mismo término, la Procuraduría deberá publicar un informe sobre la historia de Sastoque, en donde se identifiquen las malas prácticas realizadas por la entidad.
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