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En dos declaraciones bajo la gravedad de juramento, el pasado 10 y 17 de julio, la excontratista de la Alcaldía de Bogotá Leszli Kalli le contó a la Personería todos los detalles del supuesto matoneo laboral que vivió durante meses por cuenta de los presuntos celos de la esposa del mandatario distrital Gustavo Petro. Según dijo, a principios de enero de 2012 le envió un mensaje directo a su cuenta de Twitter al alcalde donde le manifestó que quería acompañarlo en la administración de la llamada "Bogotá Humana".
Petro le contestó por ese mismo medio y la puso en contacto con su asesor de comunicaciones Daniel Winograd. El viernes 6 de enero, una vez se desplazó de Bucaramanga a Bogotá, Winograd le hizo la entrevista y al salir de la misma, según Leszli, éste le dijo: "usted de ahora en adelante va a ser mi espalda, me gusta cómo piensa y me gusta que tiene la cabeza clara". Después de un papeleo necesario, finalmente el 26 de enero de 2012 se firmó su contrato de prestación de servicios, cuyos honorarios eran de $5.100.000.
Sus obligaciones eran ocho: supervisar el diseño y ejecución de campañas de la Secretaría General, revisar piezas gráficas institucionales, acompañar a la oficina de comunicaciones en estrategias que involucraran participación ciudadana, acompañar la gestión del asesor de comunicaciones de la Secretaría General, así como eventos realizados por el despacho del alcalde y presentar informes mensuales sobre sus actividades. De acuerdo con su versión, la primera supervisora de ese contrato fue Alejandra Maldonado, quien salió de la administración el 30 de marzo de 2012 "porque según ella misma me informó, también recibió malos tratos".
Después narró que tuvo una diferencia de opiniones en un evento organizado para celebrar el día de la mujer con Moira Garcés, asesora de la primera dama Verónica Alcocer. Poco después, un sábado a las ocho de la mañana, contó Leszli que la llamó Daniel Winograd para decirle: "'Leszli, ¿usted conoce a Jhon Álvarez?’, le digo no, no sé quién es". A lo que Winograd añadió: "¿Usted ha estado sola en el despacho del alcalde?". Según Leszli, su respuesta fue tajante: "no, las únicas veces que he ido han sido con usted". La excontratista relató que Winograd le dijo textualmente: "OK. Leszli, no vuelva a aparecerse por el despacho del alcalde, la quiero a metros de esa oficina".
Del recuento de este episodio en particular de Leszli se podría inferir que el periodista Jhon Álvarez, quien estuvo en la campaña de Gustavo Petro a la Alcaldía, habría sido la persona que alertó a la primera dama sobre Leszli. El Espectador se comunicó con el conocido periodista y asesor de comunicaciones, quien manifestó con vehemencia: “A la señora Kalli no la conozco". De vuelta al relato de la excontratista, pocos días después de la advertencia de Winograd, ella le informó que tenía un evento en Bosa al que asistiría Gustavo Petro. De acuerdo con su versión, el hombre de confianza del alcalde le dijo: "Usted queda por fuera del evento. Usted no va".
Insistentemente Kalli le pidió a Winograd explicaciones, hasta que una tarde le soltó: “El alcalde tiene muchos problemas con la ciudad y le queda muy difícil tratar de resolverlos para, aparte de todo, llegar a la casa cansado y tener que resolver los problemas que se generan con la esposa por chismes de pasillo”. Winograd, al decir de Leszli Kalli, le manifestó que a la esposa del alcalde le habían llegado rumores de un supuesto romance entre Kalli y él, y que por eso le pedía el favor de que no se apareciera por el Palacio Lievano para no tener malos tratos con ella.
Al día siguiente se entrevistó con Guillermo Alfonso Jaramillo, entonces Secretario de Salud, a quien le contó lo ocurrido. Según ella, Jaramillo le reconoció que se había enterado del problema, que él estaba para ayudarla y que tenía conocimiento de que la mujer del alcalde “era muy celosa”. Leszli trabajó tres meses desarrollando políticas de protección animal, hasta que Jaramillo le dijo preocupado que debía arreglar su contrato con la Secretaría General, que no podía seguirla teniendo en comisión porque le podría traer problema al Distrito. Leszli nuevamente habló con Daniel Winograd y éste le contestó: “tranquila, voy a ver a dónde la mando”.
Entonces, terminó prácticamente pidiéndole puesto al Secretario de Planeación, Gerardo Ardila, porque se conocían de tiempo atrás. La petición de Ardila fue que la aceptaba siempre y cuando arreglara su contrato con la Secretaría General del Distrito. Dos semanas después la supervisora de su contrato, María Fernanda Cárdenas, le preguntó a Leszli qué estaba pasando y por qué iba por la tercera entidad, sin mayor razón. Leszli le dijo lo que había pasado en relación con la esposa del alcalde.
En su versión la excontratista sostuvo que cuando llegó a Planeación nunca tuvo un puesto de trabajo, ni un computador, ni nada; que no sabían qué hacer con ella.
Desesperada, Leszli le contó todo Natalia de la Vega, hoy gerenta del Fondo de Vigilancia. “Ella era amiga mía, pero a raíz de este problema, ya no”. Incluso narró que cuando De la Vega se iba a posesionar en su nuevo cargo la notó incómoda porque estaba acompañándola. “¿A usted le molesta que yo esté aquí?”, le preguntó Leszli. Su respuesta fue: “Sí, porque ahora viene el alcalde y ustedes tienen este problema y va a ser incómodo para él y para mí”. Pero antes de que dejaran de ser amigas, según Leszli, fue Natalia de la Vega la que le sugirió que le enviara un mensaje directo por Twitter al alcalde Petro para contarle lo que pasaba.
No obstante, para ese momento el mandatario ya la había bloqueado. “Llamo a Natalia y es ella quien me da el correo electrónico del alcalde y me dice: ‘escríbale, cuéntele todo lo que está pasando, qué tal que no sea sino un cuento que se inventó Daniel Winograd, cuéntele al alcalde’”. Fue allí cuando le escribió el primer correo pidiéndole explicaciones que no llegaron. Paralelamente, de acuerdo con Leszli, Daniel Winograd tuvo fuertes altercados con la jefa de prensa de la Secretaría de Planeación, pues ésta le decía que no tenían cupo para ella en la entidad.
En su largo relato conocido por El Espectador, la excontratista sostuvo que no la dejaron terminar su contrato que iba hasta el 25 de diciembre, que todos los correos que le envió a Gustavo Petro iban con copia a Natalia de la Vega, que le molesta que todos guarden silencio ante lo ocurrido y que por eso decidió pedirle trabajo al presidente Santos a través de un mensaje directo, vía Twitter. De hecho, se entrevistó con el alto consejero para las comunicaciones, Juan Felipe Muñoz, con la intención de cambiar de trabajo. Ese viernes 7 de diciembre, salió de la Casa de Nariño al Palacio Lievano para “agradecerle en tono sarcástico” a Winograd “todo lo que hizo por mí”. Winograd le dijo que debía salir por la puerta de atrás porque venía entrando Verónica Alcocer.
Leszli le dijo que no y cuando salía de esa oficina se encontró con Moira Garcés, asesora y cercana colaboradora de la primera dama, a quien le dijo: “ya que usted fue la que inventó esto, dígale a la mujer del alcalde que afortunadamente hay mujeres que tenemos cabeza y podemos escalar a punta de cabeza y no de otras cosas”. En la madrugada del día siguiente, Leszli recibió una llamada amenazante de un sujeto que le dijo que la iba a violar. El Gaula de la Policía descubrió que se trataba de Cristian Puentes, un funcionario de la Alcaldía que después fue removido. De esta llamada le comunicó al jefe de prensa Rodrigo Silva. Después salió de allí y volvió a Bucaramanga, pero desde su cuenta de Twitter fustigaba la Bogotá Humana de Petro que, según ella, le causó todos estos problemas.
La respuesta vino de Augusto Ocampo, director de asuntos disciplinarios de la Secretaría General, quien escribió un trino diciéndole: “Usted siempre en el rol de víctima”. Leszli le dijo a la Personería que “para querer ocultarlo, borró el tuit, pero ya el pantallazo estaba registrado y hago entrega de él a esta investigación”. La declarante refirió que la guardia pretoriana del alcalde comenzó a atacarla por Twitter diciéndole ‘farisea y desleal’. “Tengo la vida hecha una mierda, tal como me lo advirtió Winograd (…) lo reprochable es que los medios están llevando este problema a un lío de chismes entre dos viejas (…) uno no puede estar por la vida predicando consignas de políticas de amor, porque como bien me dijo Winograd: ‘la política del amor es una frase que me inventé yo para ganar adeptos’”.
Lo más grave es que Leszli se autoincriminó en varias falsedades para justificar sus honorarios contractuales. Por ejemplo, señaló que como le tenían prohibido entrar a la Alcaldía y era en los computadores de ese lugar donde tenía que redactar su informe mensual de actividades, ya que estaba en un programa especial y con una clave, le tocó darle su clave de acceso a una asistente de Daniel Winograd. Según Leszli, ella terminó por llenar los formularios exigidos y así ocurrió para los meses de octubre, noviembre y diciembre de 2012. De hecho dijo que pusieron a una funcionaria “para sacar mis obligaciones y encontrarnos en una cafetería cerca a la Plaza de Bolívar que quedaba a la entrada de la Secretaría de Gobierno”. Ahí se percató que sus informes habían sido llenados con obligaciones que ella no había cumplido.
La Personería investiga estas supuestas falsedades que, más allá de rumores y celos, sí podrían poner en aprietos a varios alfiles de Gustavo Petro. En ese contexto, Leszli recordó que varias veces le dijo a Winograd que le permitieran trabajar y que él supuestamente le contestaba que se fuera para la casa. Al finalizar su diligencia la Personería le preguntó quién le impidió a ella ingresar a la Alcaldía y cumplir sus obligaciones. Su respuesta: “Daniel Winograd. Creo que todo se originó por un chisme de Jhon Álvarez, no sé quién es, ni que implicaciones tuvo en esto”. De colofón pidió que fuera citado el exsecretario de Gobierno Antonio Navarro Wolff “porque él conoció los hechos y me dijo que yo no tenía por qué renunciar al contrato, además me indicó que había escuchado rumores sobre los celos de la señora (de Gustavo Petro)”.
Distintas fuentes consultadas por este diario sostuvieron que las declaraciones de Leszli Kalli son falaces, que la grabación de una conversación privada entre ella y Daniel Winograd salió editada y fuera de contexto, que jamás hubo amenazas hacia ella y que “los funcionarios responsables que supervisaron su contrato en la alcaldía sostienen y dicen tener como demostrar que sí trabajó”. También recordaron que su personalidad era difícil, que en alguna ocasión se tomó atribuciones que no le correspondían, incluso llegó a presentarse como jefe de prensa del Fondo de Vigilancia. También es cierto que el escándalo estalló mucho tiempo después de que ocurrieran los hechos.
Un cercano colaborador de Petro señaló esto como sospechoso, así como que los medios de comunicación jamás cuestionaran la versión de la excontratista. “A mí me parece que con el alcalde se hacen cosas que no se hacen con nadie. Me sorprende mucho un escándalo un año después. Algo no me cuadra, parece una cosa premeditada. Fíjese, hacer grabaciones y todo”. Por lo pronto, La Fiscalía, la Contraloría y la Personería tendrán que definir responsabilidades. Esta semana fueron citados a declaración en la Personería Daniel Winograd, los secretarios Guillermo Alfonso Jaramillo y Gerardo Ardila, el jefe de comunicaciones Rodrigo Silva y la supervisora del contrato de Leszli, María Fernanda Cárdenas.
jlaverde@elespectador.com