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La emblemática lucha que ha librado Wilson Gutiérrez Soler desde 1994 para que no quede impune la tortura de la que fue víctima a manos de un coronel de la Policía en una instalación oficial, está en la recta final.
Su primera victoria fue en el 2005, cuando la Corte Interamericana de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario condenó al Estado Colombiano a indemnizarlo, a pedirle perdón públicamente y a reabrir el proceso penal en contra de sus verdugos.
Hoy, 17 años después del delito, la Fiscalía 53 de DD.HH. dictó resolución de acusación en contra del coronel Luis Gonzaga Enciso Barón, quien fue comandante del grupo antiextorsión y secuestro de la Policía (UNASE), y ordenó su captura para juzgarlo por tortura y captura ilegal.
El calvario de Gutiérrez Soler arrancó en agosto del 1994 cuando tomó la decisión de denunciar ante la Dijín de la Policía cómo una cadena de almacenes de Bogotá evadía impuestos, con tan mala suerte que el dueño de los establecimientos que estaba delatando era Ricardo Dalel Barón, primo del coronel Enciso Barón.
Todo se volvió en su contra. El 24 de agosto de ese año, varios policías antisecuestro lo capturaron en el centro de Bogotá, porque el supuesto evasor de impuestos lo había denunciado por extorsión.
Esa tarde lo llevaron hasta el sótano de la sede del UNASE y lo dejaron en manos del coronel y su primo. Según la sentencia de la Corte Interamericana, a la víctima la esposaron a las llaves de un tanque de agua, la desnudaron y la golpearon. Pretendían que se declarara responsable de extorsionar a Dalel Barón, pero se negó a hacerlo.
Con sevicia, los oficiales tomaron un palo de escoba y se lo introdujeron por el ano. Luego, le causaron quemaduras en su órgano genital. Tres horas duró la tortura, hasta que al sitio llegaron funcionarios de una oficina de Derechos Humanos, quienes se entrevistaron con Gutiérrez Soler. La recomendación: “para salvar su vida responda a todo que sí”.
Sin abogado que lo asesorara, finalmente aceptó ser un extorsionista. Los testigos de su confesión fueron los policías y una religiosa.
Gracias a una llamada anónima, a las instalaciones del UNASE llegó personal de la Procuraduría que rescató al detenido y logró que lo trasladaran a la Cárcel Modelo de Bogotá. Ese mismo día, un galeno de Medicina Legal examinó a Gutiérrez Soler y certificó las lesiones. Al día siguiente las corroboró un fiscal. Ambos dejaron constancia del estado físico de la víctima.
Gutiérrez Soler denunció la tortura ante Fiscalía y Procuraduría, con lo que comenzó una infructuosa lucha en Colombia para que castigaran a los responsables, que terminó con impunidad. Todas las autoridades cerraron los procesos, al tachar al denunciante de mentiroso. Su lucha la llevó hasta la Corte Constitucional, donde rechazaron su caso. A cambio se ganó amenazas y atentados, que lo obligaron a salir del país para radicarse en Estados Unidos. A su familia también le tocó irse de Bogotá.
Al tiempo en que buscaba castigo para los responsables de su tortura, se tenía que defender del proceso por extorsión. La Fiscalía lo acusó en 1999 y sólo hasta el 26 de agosto del 2002, ocho años de proceso, un juez ratificó su inocencia. El funcionario sustentó su decisión al encontrar como grave inconsistencia que el investigador (el coronel Enciso) y el denunciante fueran parientes.
Luego de perder su lucha en Colombia, la llevó a instancias internacionales. Con el apoyo del colectivo de abogados José Alvear Restrepo, el 5 de noviembre de 1999 presentó la denuncia en contra del Estado Colombiano en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Ante la evidente impunidad, la comisión llevó el proceso a la Corte Interamericana, la cual finalmente condenó en el 2005 al Estado Colombiano. El fallo hizo que reabrieran la investigación en contra del coronel Enciso Barón, la cual ya era cosa juzgada.
Hoy se conoce la noticia de que la Fiscalía de Derechos Humanos dictó resolución de acusación en contra del coronel, con lo que Wilson Gutiérrez Soler tendrá una oportunidad más de encontrar justicia.
Por ahora, el coronel se encuentra en libertad, pese a existir en su contra la orden de captura. Por su parte, el denunciante sigue viviendo en Estados Unidos, donde tuvo que refugiarse ante las constantes amenazas en su contra.
Aún no cumplen
El Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, que representó a Wilson Gutiérrez Soler, expresó su satisfacción por la decisión de la Fiscalía de llevar a juicio al coronel (r) Luis Gonzaga Enciso Barón por tortura y captura ilegal. Considera que después de tanto tiempo de lucha ya era justo que se avanzara en este caso. Sin embargo, agregó que el Estado colombiano aún no cumple en su totalidad con la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ya que en el fallo ordenaban reabrir la investigación contra los posibles involucrados en la tortura. Hasta donde conocen, todavía no se reabre el caso en contra de Ricardo Dalel Barón, primo del coronel Enciso y quien supuestamente también estuvo involucrado en la agresión a la víctima. Sólo hasta ahora, en la resolución de acusación en contra del oficial, la Fiscalía solicitó a la Procuraduría adelantar el trámite ante la Corte Suprema de Justicia para que revise el proceso y autorice la reapertura de la investigación en contra de Dalel Barón.