La DEA, la Policía colombiana y la Policía ecuatoriana capturaron a Henry Loaiza Montoya, hijo del capo del cartel de Cali del mismo nombre y conocido con el alias de El Alacrán. Loaiza hijo es pedido en extradición por la justicia de Estados Unidos, por delitos relacionados con el narcotráfico. El capturado fue entregado oficialmente a las autoridades colombianas por la Policía Nacional de Ecuador, en el marco de la cooperación interinstitucional, en la tarde de este viernes 2 de febrero.
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El hijo de alias El Alacrán fue capturado en Ecuador, país al que huyó, según las autoridades, para “evadir las actividades de investigación que se desarrollan por parte del SIU DIJIN y la Agencia antidrogas DEA”.
Las averiguaciones de las distintas autoridades señalan que él tenía una “estrecha relación directa con su padre Henry Loaiza, alias ‘El Alacrán’, de quien heredo las rutas y el negocio del narcotráfico utilizadas por el antiguo cartel del norte del valle, para enviar toneladas de cocaína hacia Centroamérica y los Estados Unidos”.
El hijo del capo, es pedido en extradición por la Corte Distrital del Sur de Florida y, según las averiguaciones de las distintas autoridades, enviaba cuatro toneladas de clorhidrato de cocaína mensuales a través de los puertos de Tumaco, Nariño en Colombia, y Esmeraldas, en Ecuador. Asimismo, delinquiría con el grupo armado Oliver Sinisterra.
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Para la DEA y la Policía de los dos países, Loaiza hijo es el “heredero criminal del control del narcotráfico del antiguo cartel del Norte del Valle”. Según las autoridades, él “posee el poder absoluto de rutas terrestres, marítimas y aéreas, así como la producción y venta de cocaína a nivel trasnacional, tiene relaciones con organizaciones delincuenciales ecuatorianas, que desarrollan las ilicitudes en zonas costeras de ese país, como lo son Esmeraldas, Manta y Mompiche, entre otros”.
Su padre, alias El Alacrán, fue capturado por tercera vez en octubre del año pasado. Él habría sido miembro del extinto cartel de Cali y, aparentemente, en la actualidad se dedicaba a delinquir en Tuluá, Valle del Cauca. El Alacrán estuvo preso varios años por ser uno de los cerebros de las masacres que se perpetraron en el municipio de Trujillo, donde murieron al menos 300 personas que residían en este municipio vallecaucano entre 1986 y 1994.
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