El departamento del Cauca ha vivido atentados por parte de disidencias FARC que buscarían expulsar a miembros del Ejército Nacional para tomar el control total de la región. Entre las razones principales estaría el control del Cañón de Micay, una de las zonas más disputadas por las estructuras criminales de Iván Mordisco, Carlos Patiño y la Segunda Marquetalia que, a través de la minería ilegal y la extracción de oro, podrían estar generando $4.000 millones de ganancias mensuales.
Según información de las Fuerzas Militares, la estructura de Carlos Patiño sería la que tendría en este momento el control del Cañón de Micay.
Se estima que mensualmente estarían extrayendo de esta zona al menos siete mil gramos, lo que le estaría generando ganancias criminales de por lo menos $4.000 millones para la estructura Carlos Patiño de las disidencias de las Farc”.
Fuerzas Militares
Asimismo, los disidentes FARC tendrían al menos, 15 retroexcavadoras, 10 dragones, ocho clasificadoras y por lo menos 30 motores para labores de explotación ilícita de yacimientos mineros sobre el rio Micay.
En las imágenes captadas desde las aeronaves no tripuladas por la inteligencia militar, se percibe cómo la estructura, al parecer de Carlos Patiño, estaría utilizando la maquinaria para extraer oro sin ningún cuidado, generando una huella ambiental en el territorio por su impacto negativo al agua, flora y fauna. De igual forma, la salud de las comunidades que habitan a sus alrededores se ha visto afectada porque el río Micay surte los acueductos de El Plateado, San Juan de Mechengue, Honduras entre otros municipios que suman más de 14 mil habitantes.
Se ha establecido que las personas que ejecutan esas tareas de minería ilegal emplean, de manera indiscriminada y sin ninguna clase de control, insumos químicos como el mercurio y el cianuro, que son altamente tóxicos, causando graves daños en la salud de la población y en afluentes que son hábitats de peces y otras especies hidrobiológicas que conforman la cadena alimenticia humana”.
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A pesar de la presencia de más de dos mil hombres de las Fuerzas Militares en el Cañón de Micay, las confrontaciones armadas no cesan, al parecer, los últimos enfrentamientos que se presentaron, fueron entre estructuras de Iván Mordisco y los disidentes de la Segunda Marquetalia de las FARC que buscan: “tener el control y dominio total de rentas ilegales como la explotación ilícita de yacimientos mineros, la de los cultivos ilícitos y producción de droga y la de tener un corredor de movilidad con salida hacia el Océano Pacifico”, indicó la Fuerza Pública.
Finalmente, se debe entender que en el contexto actual que vive el país entre diálogos de paz y acuerdos del cese al fuego, el Ejército no podría combatir a las disidencias de las FARC porque antes de proceder, deben tener órdenes judiciales para poder ejecutar acciones que den fin a la explotación minera y control armado ilegal en esa región. Así que, los 2.500 soldados que rodean el cañón, estarían dedicados a realizar operaciones militares en zonas estratégicas para combatir delitos como narcotráfico, acciones terroristas, desactivas las minas antipersona y, proteger a la población civil.
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