“Doble Cero”: el exmilitar que sirvió al paramilitarismo de los hermanos Castaño
De profesión abogado y de formación militar. Carlos Mauricio García Fernández, conocido como Doble Cero, fue el primer comandante de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) del jefe paramilitar de los años 80 y 90, Fidel Castaño.
Jhordan C. Rodríguez
Carlos Mauricio García Fernández, alias Doble Cero, fue un abogado antioqueño que se formó en las filas del Ejército y años después, cuando decidió abandonar la vida castrense, empezó a servir a los hermanos Fidel y Carlos Castaño, convirtiéndose en el principal ideólogo de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU). García, en su paso por el paramilitarismo, fue crítico de los vínculos de estas estructuras con el narcotráfico. Una de las supuestas motivaciones detrás de su asesinato por parte de quienes fueron sus compañeros en las filas armadas ilegales de los Castaño, en mayo de 2005.
(Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador)
La familia del militar
Doble Cero nació en 1965 en una familia de abogados. Su árbol genealógico estuvo relacionado con el periodismo y la educación, pues su abuelo fue Julio César García, fundador de la Universidad La Gran Colombia en Bogotá y exdirector del periódico El Colombiano. El paramilitar, quien siempre se consideró como un “militar de pura sangre”, empezó su formación en la Escuela Militar José María Córdoba. Dentro de su formación realizó un cursos de manejo de explosivos y de contraguerrilla en Estados Unidos, logrando ser parte de los Boinas Verdes y de las Unidades de Fuerzas Especiales Antisubversivas.
(Lea también: Lo que dijeron los testigos contra Luis Alfredo Ramos en la Corte Suprema)
Según contó Antonio José García, hermano de Doble Cero, el paramilitar siempre mostró desagrado por los vicios. Asimismo, contó su hermano, padeció epilepsia desde la adolescencia, pero ni esto le impidió formarse como militar. Su retiro del Ejército se dio en 1988 cuando era subteniente en Puerto Berrío (Antioquia) y por una orden de cese al fuego optó por abandonar la vida en el Ejército. Otro de sus hermanos, Juan García, dijo que la motivación de Doble Cero para ingresar a las filas paramilitares se dio por dos razones: la toma del Palacio de Justicia en 1985 por la guerrilla del M-19 y el asesinato de su amigo Alberto Güete, a manos del grupo MAS (Muerte a Secuestradores).
El cruel paramilitar
Su historia como paramilitar empezó en Amalfi (Antioquia), donde conoció a la madre de los hermanos Castaño e inició una amistad con Fidel Castaño. Por su educación ayudó en la redacción de los estatutos de las autodefensas, creó el régimen interno y entrenó también a las tropas. Doble Cero escaló rápidamente y a principios de la década de 1990, los Castaño lo designaron como el comandante del grupo que operaba en el Nordeste Antioqueño.
(Podría interesarle: Las guerras del Bloque Metro, el frente paramilitar erradicado por “Don Berna”)
Con su violento actuar de masacres y desplazamientos, Doble Cero impulsó el Bloque Metro que fue la autoridad en gran parte de Antioquia: Abejorral, El Retiro, Granada, Guatapé, Gómez Plata y Guadalupe. Por su elocuencia y preparación también fue el vocero de los hermanos Castaño en el norte y el oriente de Antioquia y en una parte de Chocó, controlando todo desde San Roque (Antioquia). Su relación con Carlos Castaño se hizo más estrecha cuando murió Fidel con quien lograron que el Bloque Metro tuviera hasta 2.000 hombres en sus filas. La crueldad de García fue tanta que se recuerda que impulsó jornadas de ejecuciones de civiles en los pueblos, mal llamadas limpieza social; consolidó escuelas de entrenamiento y hasta llegó a enseñar a cómo matar y desaparecer a quienes consideraba sus enemigos.
La caída del idealista
La caía del paramilitar empezó en 1998 cuando se negó a que la estructura que comandaba se involucrara en temas de narcotráfico. En 2009 se publicó un libro en el que el antropólogo Aldo Cívico relató lo que le dijo el propio Doble Cero en una entrevista: “En el año 2000 se presentan los primeros roces con las AUC, cuando deciden vender el Bloque Metro a los narcotraficantes y luego en el 2001 nos declaramos en disidencia y luego en mayo de 2003 ya las AUC nos declaran la guerra”.
Cuando comenzaban las negociaciones de paz en Santa Fe de Ralito empezó también una guerra entre Don Berna y Doble Cero. García se había negado a sentarse en la mesa de diálogos, por lo cual le pusieron precio a su cabeza por dos millones de dólares. Las estructuras de Salvatore Mancuso, Vicente Castaño Gil, Hébert Veloza (alias H.H.), Carlos Mario Jiménez (alias Macaco), Rodrigo Pérez Alzate (también conocido como Julián Bolívar), Luis Arnulfo Tuberquia (Memín), Alcides de Jesús Durango (René), y Ramiro Cuco Vanoy, empezaron a rodear a Doble Cero.
(Lea aquí: Las confesiones de los García)
En septiembre de 2003, el propio García dijo en una entrevista “aquí aguantando hasta que nos maten, hasta que nos llegue el turno”. Aunque el paramilitar sabia que estaba siendo cazado, persistía en su ideal de morir en su ley y no ceder ante el narcotráfico. “Los jefes verdaderos como Carlos Castaño se narcotizaron y los narcos compraron el mando de las autodefensas. Ahora sólo quieren que el gobierno les legalice sus tierras, su dinero y sus ejércitos rurales”, dijo en una entrevista. Igualmente, aseguró: “le advertí a Carlos que iba a terminar encerrado por los narcos y que yo prefería morir antes que traicionar el proyecto contrainsurgente que habíamos construido”.
El 28 de mayo de 2004 Doble Cero fue asesinado en un supermercado del Rodadero en Santa Marta por dos sicarios que le dispararon. Tras su muerte, distintos bloques de las Auc se desmovilizaron y se acogieron a Justicia y Paz, pero, como lo había previsto el mismo García, varios comandantes paramilitares eran más capos del narcotráfico que buscaban colarse en esta justicia transicional para evitar una condena significativa en la justicia ordinaria.
Carlos Mauricio García Fernández, alias Doble Cero, fue un abogado antioqueño que se formó en las filas del Ejército y años después, cuando decidió abandonar la vida castrense, empezó a servir a los hermanos Fidel y Carlos Castaño, convirtiéndose en el principal ideólogo de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU). García, en su paso por el paramilitarismo, fue crítico de los vínculos de estas estructuras con el narcotráfico. Una de las supuestas motivaciones detrás de su asesinato por parte de quienes fueron sus compañeros en las filas armadas ilegales de los Castaño, en mayo de 2005.
(Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador)
La familia del militar
Doble Cero nació en 1965 en una familia de abogados. Su árbol genealógico estuvo relacionado con el periodismo y la educación, pues su abuelo fue Julio César García, fundador de la Universidad La Gran Colombia en Bogotá y exdirector del periódico El Colombiano. El paramilitar, quien siempre se consideró como un “militar de pura sangre”, empezó su formación en la Escuela Militar José María Córdoba. Dentro de su formación realizó un cursos de manejo de explosivos y de contraguerrilla en Estados Unidos, logrando ser parte de los Boinas Verdes y de las Unidades de Fuerzas Especiales Antisubversivas.
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Según contó Antonio José García, hermano de Doble Cero, el paramilitar siempre mostró desagrado por los vicios. Asimismo, contó su hermano, padeció epilepsia desde la adolescencia, pero ni esto le impidió formarse como militar. Su retiro del Ejército se dio en 1988 cuando era subteniente en Puerto Berrío (Antioquia) y por una orden de cese al fuego optó por abandonar la vida en el Ejército. Otro de sus hermanos, Juan García, dijo que la motivación de Doble Cero para ingresar a las filas paramilitares se dio por dos razones: la toma del Palacio de Justicia en 1985 por la guerrilla del M-19 y el asesinato de su amigo Alberto Güete, a manos del grupo MAS (Muerte a Secuestradores).
El cruel paramilitar
Su historia como paramilitar empezó en Amalfi (Antioquia), donde conoció a la madre de los hermanos Castaño e inició una amistad con Fidel Castaño. Por su educación ayudó en la redacción de los estatutos de las autodefensas, creó el régimen interno y entrenó también a las tropas. Doble Cero escaló rápidamente y a principios de la década de 1990, los Castaño lo designaron como el comandante del grupo que operaba en el Nordeste Antioqueño.
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Con su violento actuar de masacres y desplazamientos, Doble Cero impulsó el Bloque Metro que fue la autoridad en gran parte de Antioquia: Abejorral, El Retiro, Granada, Guatapé, Gómez Plata y Guadalupe. Por su elocuencia y preparación también fue el vocero de los hermanos Castaño en el norte y el oriente de Antioquia y en una parte de Chocó, controlando todo desde San Roque (Antioquia). Su relación con Carlos Castaño se hizo más estrecha cuando murió Fidel con quien lograron que el Bloque Metro tuviera hasta 2.000 hombres en sus filas. La crueldad de García fue tanta que se recuerda que impulsó jornadas de ejecuciones de civiles en los pueblos, mal llamadas limpieza social; consolidó escuelas de entrenamiento y hasta llegó a enseñar a cómo matar y desaparecer a quienes consideraba sus enemigos.
La caída del idealista
La caía del paramilitar empezó en 1998 cuando se negó a que la estructura que comandaba se involucrara en temas de narcotráfico. En 2009 se publicó un libro en el que el antropólogo Aldo Cívico relató lo que le dijo el propio Doble Cero en una entrevista: “En el año 2000 se presentan los primeros roces con las AUC, cuando deciden vender el Bloque Metro a los narcotraficantes y luego en el 2001 nos declaramos en disidencia y luego en mayo de 2003 ya las AUC nos declaran la guerra”.
Cuando comenzaban las negociaciones de paz en Santa Fe de Ralito empezó también una guerra entre Don Berna y Doble Cero. García se había negado a sentarse en la mesa de diálogos, por lo cual le pusieron precio a su cabeza por dos millones de dólares. Las estructuras de Salvatore Mancuso, Vicente Castaño Gil, Hébert Veloza (alias H.H.), Carlos Mario Jiménez (alias Macaco), Rodrigo Pérez Alzate (también conocido como Julián Bolívar), Luis Arnulfo Tuberquia (Memín), Alcides de Jesús Durango (René), y Ramiro Cuco Vanoy, empezaron a rodear a Doble Cero.
(Lea aquí: Las confesiones de los García)
En septiembre de 2003, el propio García dijo en una entrevista “aquí aguantando hasta que nos maten, hasta que nos llegue el turno”. Aunque el paramilitar sabia que estaba siendo cazado, persistía en su ideal de morir en su ley y no ceder ante el narcotráfico. “Los jefes verdaderos como Carlos Castaño se narcotizaron y los narcos compraron el mando de las autodefensas. Ahora sólo quieren que el gobierno les legalice sus tierras, su dinero y sus ejércitos rurales”, dijo en una entrevista. Igualmente, aseguró: “le advertí a Carlos que iba a terminar encerrado por los narcos y que yo prefería morir antes que traicionar el proyecto contrainsurgente que habíamos construido”.
El 28 de mayo de 2004 Doble Cero fue asesinado en un supermercado del Rodadero en Santa Marta por dos sicarios que le dispararon. Tras su muerte, distintos bloques de las Auc se desmovilizaron y se acogieron a Justicia y Paz, pero, como lo había previsto el mismo García, varios comandantes paramilitares eran más capos del narcotráfico que buscaban colarse en esta justicia transicional para evitar una condena significativa en la justicia ordinaria.