Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Según las cuentas de Daniel Rendón Herrera, en los expedientes en su contra hay por lo menos 1.600 casos y 499 personas registradas como sus víctimas. Además, el exjefe paramilitar, más conocido con el alias de Don Mario, enfrenta cinco indicments (acusaciones) ante las autoridades de Estados Unidos por delitos de narcotráfico. Quien fuera uno de los principales miembros del Bloque Centauros se encuentra, desde abril de 2018, en una cárcel estadounidense y hasta su celda llegó la notificación de que en Colombia se siguen moviendo la justicia en su contra.
(En contexto: Las verdades que se llevó “Don Mario” a Estados Unidos)
La noticia se le envió un juzgado penal del circuito de Granada (Meta). Allí, el propio exparamilitar aceptó su responsabilidad en un homicidio, antes de ser enviado en extradición hacia Estados Unidos. Rendón Herrera ahora enfrenta una condena de 20 años y 10 meses de prisión por el asesinato de Leoncio Vega, quien fue señalado por los paramilitares como colaborador de las Farc. Según el relato de la Fiscalía, el hecho ocurrió el 12 de marzo de 2003 en el municipio de Lejanías (Meta) cuando un comando armado se llevó a la fuerza a Vega y horas después lo asesinó con un arma de fuego.
Don Mario aceptó que participó de este homicidio pues era uno de los jefes del comando que perpetró el asesinato. De acuerdo con la información que entregó el ente investigador dentro del proceso, para la época de los hechos Rendón Herrera el jefe financiero del Bloque Centauro de las Autodefensas, estructura criminal que tenía injerencia en los Llanos Orientales y Guaviare. Aunque antes de ser extraditado Don Mario rindió cuentas ante la justicia en este y otros casos, lo que es cierto es que dejó un vacío difícil de rellenar en cuanto a lo que podía contar sobre la historia del paramilitarismo en Colombia.
(Le puede interesar: A “Don Mario” le llegó la extradición)
Antes de su captura en abril de 2009, Don Mario o el Viejo, el Tío o la Señora, era uno de los capos más buscados del país. Desde los 90 estuvo a la sombra de Vicente Castaño, quien lo designó para respaldar el crecimiento paramilitar en los Llanos Orientales hacia 1996. Es decir, apenas un año antes de que la masacre de Mapiripán se ejecutara y los paramilitares de la casa Castaño, en connivencia con integrantes de la Fuerza Pública como ya lo ha señalado la justicia, empezaran a tomarse esa región, expulsando a la guerrilla y apropiándose de extensos cultivos de coca.
Tanto él como su hermano, Freddy Rendón Herrera —hombre de confianza de Carlos Castaño— fueron piezas claves de la expansión del paramilitarismo que apareció con los Castaños en el Urabá y que se propagó en el resto del país. Don Mario fue el encargado de consolidar el poderío paramilitar en los Llanos. Por su cercanía con los máximos jefes de estas organizaciones, Daniel Rendón Herrera alcanzó a declarar en casos tan sensibles como el de Los 12 Apóstoles, supuesto asesinato de Vicente Castaño y en contra de personas como el fallecido esmeraldero Víctor Carranza.
(Lea también: El nacimiento de los Urabeños, según “Don Mario”)
Con sus verdades en Estados Unidos, Don Mario dio pistas antes de viajar de que estaba dispuesto a negociar con las autoridades de Estados Unidos. Es más, se fue creando una matriz de colaboración en la que quiere incluir su testimonio contra generales en retiro del Ejército y de la Policía que supuestamente tuvieron nexos con el narcotráfico y que, a su vez, colaboraron con las estructuras paramilitares.