El Bloque Interno Capital y otros frentes paramilitares que operaban desde la cárcel
Unos 200 hombres bajo el mando de “El Arcángel” impusieron su ley en la cárcel La Modelo entre los años 1999 y 2003, declarándole la guerra a los jefes de las Farc allí recluidos y dejando una estela de muerte y crímenes a su paso. La solución del Estado fue trasladarlos a otras cárceles donde luego el fenómeno se replicó.
Felipe Morales Sierra - @elmoral_es
Los paramilitares entendieron que “la cárcel era un espacio social, un espacio que ellos tendrían que dominar si realmente pretendían controlar el territorio donde se ubicaban”. Esa es la conclusión de un informe presentado por la Fiscalía a la Sala de Justicia y Paz del Tribunal de Bogotá en el que se reconstruye cómo en la cárcel La Modelo, de la capital, se constituyó un nuevo bloque paramilitar integrado por combatientes detenidos de todo el país y remitidos a este centro penitenciario, supuestamente para ser resocializados.
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Los paramilitares entendieron que “la cárcel era un espacio social, un espacio que ellos tendrían que dominar si realmente pretendían controlar el territorio donde se ubicaban”. Esa es la conclusión de un informe presentado por la Fiscalía a la Sala de Justicia y Paz del Tribunal de Bogotá en el que se reconstruye cómo en la cárcel La Modelo, de la capital, se constituyó un nuevo bloque paramilitar integrado por combatientes detenidos de todo el país y remitidos a este centro penitenciario, supuestamente para ser resocializados.
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La creación de este brazo armado en uno de los centros de reclusión más importantes del país “fue una iniciativa de los hermanos Carlos y Vicente Castaño Gil”. Según el documento, ellos le solicitaron a determinados aliados y comandantes privados de la libertad que lideraran “una cruzada” para tomar el control en las cárceles. El experimento, sin embargo, tuvo su génesis en La Modelo, donde unos 200 hombres al mando de Miguel Arroyave, alias El Arcángel, instalaron una política de terror desde el pabellón de máxima seguridad entre 1999 y 2003, periodo en el que en el centro de reclusión se registraron secuestros, torturas, desapariciones forzadas y otros crímenes.
El segundo al mando, asegura el documento, era Ángel Custodio Gaitán Mahecha y junto a El Arcángel, le declararon la guerra desde el lado sur de la cárcel a los miembros de las Farc que controlaban el lado norte. Los patios eran custodiados no por el Inpec sino por miembros armados de las Autodefensas, que utilizaban las mismas armas que en libertad: fusiles Galil, R15 o AK47, MGL, pistolas 9 milímetros y 765; revólveres, changones, subametralladoras, municiones y explosivos. Todo esto hizo de La Modelo “un territorio de guerra”, mientras en el medio permanecía una población carcelaria hacinada, que había sido confiada a la tutela del Estado.
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“Fue tal el control de los grupos armados que el porte de armas se normalizó, así como el ingreso de terceros y trabajadores sexuales fue permitido a cualquier hora y día. La comercialización e ingreso de estupefacientes o licor; la imposición de contribuciones arbitrarias a la población carcelaria; la disposición de tarifas para las personas detenidas que ingresaban al centro carcelario o para el tránsito a determinados patios; la venta de celdas o el derecho a dormir en determinados sitios; la imposición de un orden social que implicaba sanciones y castigos a quien lo quebrantara”, dice el documento.
Los paramilitares impusieron su ley en La Modelo como lo habían hecho en la guerra: con asesinatos selectivos, secuestros, torturas y masacres. Es de conocimiento público cómo el contratista que se llevaba los restos de la comida para dársela a cerdos como aguamasa denunció en un punto que entre los residuos había partes humanas como dedos. Pero había otras técnicas tan o más macabras, como túneles en los que escondían los cuerpos de personas asesinadas, el desmembramiento de cuerpos con utensilios extraídos de la cocina de la cárcel, y la utilización de cianuro para simular ataques cardíacos. Se estima que alrededor de 238 personas murieron en La Modelo de manera violenta entre los años de 1999 y 2003.
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Lo más grave, dice el documento, es que, “al conocer del hecho delictivo y los presuntos responsables, el Inpec no compulsó copias a la Fiscalía General de la Nación o puso en conocimiento a las autoridades judiciales sobre la comisión de tales conductas”. Pues está documentado que la entidad de custodia sí sabía que todo esto estaba ocurriendo en sus narices y nunca lo denunció. Fue a partir de versiones libres de los propios paramilitares ante tribunales de Justicia y Paz que se fue conociendo esta verdad.
Aunque en 2003 las autoridades retomaron el control de La Modelo y reubicaron a los miembros del Bloque Interno Capital en otros centros penitenciarios, parece que el remedio fue peor que la enfermedad. Estas son algunas de las estructuras paramilitares al interior de cárceles de las que la justicia tiene conocimiento:
- Frente Fidel Castaño, en las cárceles de Barrancabermeja y la Modelo de Bucaramanga
- Frente Libertadores del Sur, en la cárcel de Pasto, Nariño.
- Frente Sur Andaquíes, en la cárcel de Cunduy en Florencia (Caquetá).