El caso contra el zar esmeraldero que alias Otoniel ordenó asesinar
Se trata de Hernando Sánchez, cuestionado empresario que fue cercano a Víctor Carranza. El Espectador accedió a testimonios y documentos que darían cuenta que hubo falsificación de documentos para apoderarse de las acciones de Cunas, una de las minas de esmeraldas más importantes del país. El ente investigador y el esmeraldero no se pronunciaron.
El próximo 5 de febrero la Fiscalía le pedirá a un juez que cierre la investigación contra un controvertido empresario esmeraldero y quien fue uno de los últimos enemigos del extraditado líder del Clan del Golfo, alias Otoniel. Se trata de Hernando Sánchez Sierra, quien es considerado como el sucesor del zar esmeraldero Víctor Carranza, también polémico por sus supuestos vínculos con los paramilitares de los hermanos Castaño, pero que murió en 2013 sin que esos señalamientos fueran confirmados por la justicia. El Espectador conoció detalles del expediente contra Sánchez en el que cuatro personas, incluido otro esmeraldero que está preso en Estados Unidos por narcotráfico, lo señalan de haberse robado las acciones de una próspera empresa.
El origen del pleito
En el gremio esmeraldero es común escuchar que una de las minas más ricas en Colombia es la de Cunas, ubicada en el municipio de Maripí (Boyacá). El lugar fue descubierto a finales de los años 90, entre otros, por uno de los protagonistas de esta historia: Horacio Triana, el extraditado y poderoso hombre de las esmeraldas, quien está preso desde 2019 en Estados Unidos luego de aceptar su participación en una red de narcotráfico internacional junto a los Rincón, otro poderoso clan esmeraldero y cuñados del propio Triana. La mina es tan productiva que en los últimos años ha sido blanco de robos: la última vez fue en 2023, cuando fueron secuestrados 50 empleados de la mina.
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En 1997, Triana, uno de sus hermanos y Carranza fundaron e invirtieron en lo que hasta hoy todavía se conoce como la fructífera empresa Esmeraldas Santa Rosa. Ocho años después, en 2005, empezó el lío. Por solicitud del entonces temido zar esmeraldero Carranza, Triana le entregó el 5% de las acciones de la empresa a Hernando Sánchez, como parte de una petición de otro peligroso capo narcotraficante al propio Carranza. Se trata de Julio Lozano Pirateque, quien estuvo preso en Estados Unidos por ser el cerebro de una de las operaciones de lavado de activos más grandes del mundo (US $10,5 billones). Ese negocio esmeraldero fue denunciado por Triana a la Fiscalía, en octubre de 2018, tres meses antes de su extradición.
El testimonio quedó plasmado en un documento de cinco páginas, conocido por este diario, en el que se asegura que Triana le vendió el 5% de las acciones por un valor de $10.000 millones, y que Sánchez nunca le pagó. Por el contrario, dice Triana, Carranza se alió con Sánchez para sacarlo de la empresa y no permitir su ingreso. Además, la denuncia es reveladora porque Triana confiesa que, a raíz del supuesto robo de sus acciones, fue que ordenó asesinar a Hernando Sánchez el 11 octubre de 2012. Ese día, el hecho fue noticia nacional y las cámaras de seguridad captaron el momento en el que un sicario entró a un local comercial en la Zona T de Bogotá y disparó contra el esmeraldero Sánchez, quien sobrevivió, pero estuvo tres meses en coma.
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Además del testimonio de Triana, la Fiscalía cuenta con varios documentos de Esmeraldas Santa Rosa y en los que aparecen algunas firmas de Triana. Una de esas rúbricas es distinta y aparece sobre un papel clave en este asunto: el acta en la que, supuestamente, Hernando Sánchez logró quedarse con el porcentaje accionario de Triana y otras cabezas de la codiciada empresa. La Fiscalía le preguntó al denunciante si había asistido a esa reunión de accionistas, la cual, supuestamente, ocurrió el 1 de julio de 2005. El esmeraldero Triana contestó contundentemente: “No hubo ninguna reunión” y, además, pidió al ente investigador que entrevistara a otras personas que podrían dar fe de que esa reunión jamás se efectuó.
Los Montaño
Otros denunciantes contra Hernando Sánchez fueron dos de los cinco hijos de Luis Alfonso Montaño, quien en vida fungió como jefe sicarial de Horacio Triana. Los hijos de Montaña, desde el inicio de la conformación accionaria de Esmeraldas Santa Rosa, aparecían con un 5 % de las acciones, pero a nombre de su tío, Luis Enrique, alias Carracas. Según los denunciantes, su tío quedó a cargo de las acciones, ya que ellos eran todavía muy niños cuando se creó la compañía en 1997. Sin embargo, años después, Carracas denunció ante la Fiscalía sobre el supuesto robo de las acciones y que fue amenazado por hombres cercanos a Hernando Sánchez, quienes le advertían que no siguiera con sus denuncias ante las autoridades.
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El Espectador se abstiene de revelar la identidad de otros testigos por motivos de seguridad, ya que personas mencionadas en este artículo han terminado nombradas en una sangrienta vendetta que se desarrolla a plena luz del día en Bogotá y sin que las autoridades reparen en ella. Lo que han revelado audios interceptados a los protagonistas de esta historia es que alias Otoniel habría estado detrás de varios hechos de sicariato. En una de esas comunicaciones, que se conoció en enero de 2022, el líder del Clan del Golfo ordenó asesinar a Sánchez, pero las autoridades todavía no tienen claro cuál es la relación entre el esmeraldero y el jefe de la organización criminal con más poder en el país.
En ese mismo audio, Otoniel afirmó que Lozano Pirateque fue quien entregó información para matar a don Lucho, un viejo narco cuyo asesinato se concretó en julio de 2021 en la capital. Este último homicidio, junto a otros recientes crímenes, como el de Claudio Silva Otálora, alias el rey de la papa; el de Fray Genaro Cortés, empleado de Hernando Sánchez; el de Juan Francisco Caicedo, hermano de don Lucho; el del esmeraldero Jorge Enrique Gómez y el de Edgar Páez, expresidente de Tigres FC, hacen parte de una compleja trama mafiosa cuyos lazos todavía no son claros. Sin embargo, tiene dos factores en común: los asesinados eran antiguos capos de la mafia bogotana o tenían negocios con esmeralderos vinculados al narcotráfico. El Espectador intentó contactarse con Esmeralda Santa Rosa, liderada por Sánchez y otros accionistas, pero hasta el momento no hubo respuesta.
A su vez, la Fiscalía tampoco entregó detalles de por qué pide cerrar la investigación contra Hernando Sánchez quien, además, hace pocos meses estuvo procesado por invasión de tierras, pero el proceso prescribió en los estrados judiciales. Así las cosas, será hasta el próximo 5 de febrero que el ente investigador entregue sus argumentos de por qué no cree que hay que procesar penalmente al sucesor de Víctor Carranza en el negocio de las esmeraldas y quien fue uno de los últimos enemigos de Otoniel.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.
El próximo 5 de febrero la Fiscalía le pedirá a un juez que cierre la investigación contra un controvertido empresario esmeraldero y quien fue uno de los últimos enemigos del extraditado líder del Clan del Golfo, alias Otoniel. Se trata de Hernando Sánchez Sierra, quien es considerado como el sucesor del zar esmeraldero Víctor Carranza, también polémico por sus supuestos vínculos con los paramilitares de los hermanos Castaño, pero que murió en 2013 sin que esos señalamientos fueran confirmados por la justicia. El Espectador conoció detalles del expediente contra Sánchez en el que cuatro personas, incluido otro esmeraldero que está preso en Estados Unidos por narcotráfico, lo señalan de haberse robado las acciones de una próspera empresa.
El origen del pleito
En el gremio esmeraldero es común escuchar que una de las minas más ricas en Colombia es la de Cunas, ubicada en el municipio de Maripí (Boyacá). El lugar fue descubierto a finales de los años 90, entre otros, por uno de los protagonistas de esta historia: Horacio Triana, el extraditado y poderoso hombre de las esmeraldas, quien está preso desde 2019 en Estados Unidos luego de aceptar su participación en una red de narcotráfico internacional junto a los Rincón, otro poderoso clan esmeraldero y cuñados del propio Triana. La mina es tan productiva que en los últimos años ha sido blanco de robos: la última vez fue en 2023, cuando fueron secuestrados 50 empleados de la mina.
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En 1997, Triana, uno de sus hermanos y Carranza fundaron e invirtieron en lo que hasta hoy todavía se conoce como la fructífera empresa Esmeraldas Santa Rosa. Ocho años después, en 2005, empezó el lío. Por solicitud del entonces temido zar esmeraldero Carranza, Triana le entregó el 5% de las acciones de la empresa a Hernando Sánchez, como parte de una petición de otro peligroso capo narcotraficante al propio Carranza. Se trata de Julio Lozano Pirateque, quien estuvo preso en Estados Unidos por ser el cerebro de una de las operaciones de lavado de activos más grandes del mundo (US $10,5 billones). Ese negocio esmeraldero fue denunciado por Triana a la Fiscalía, en octubre de 2018, tres meses antes de su extradición.
El testimonio quedó plasmado en un documento de cinco páginas, conocido por este diario, en el que se asegura que Triana le vendió el 5% de las acciones por un valor de $10.000 millones, y que Sánchez nunca le pagó. Por el contrario, dice Triana, Carranza se alió con Sánchez para sacarlo de la empresa y no permitir su ingreso. Además, la denuncia es reveladora porque Triana confiesa que, a raíz del supuesto robo de sus acciones, fue que ordenó asesinar a Hernando Sánchez el 11 octubre de 2012. Ese día, el hecho fue noticia nacional y las cámaras de seguridad captaron el momento en el que un sicario entró a un local comercial en la Zona T de Bogotá y disparó contra el esmeraldero Sánchez, quien sobrevivió, pero estuvo tres meses en coma.
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Los Montaño
Otros denunciantes contra Hernando Sánchez fueron dos de los cinco hijos de Luis Alfonso Montaño, quien en vida fungió como jefe sicarial de Horacio Triana. Los hijos de Montaña, desde el inicio de la conformación accionaria de Esmeraldas Santa Rosa, aparecían con un 5 % de las acciones, pero a nombre de su tío, Luis Enrique, alias Carracas. Según los denunciantes, su tío quedó a cargo de las acciones, ya que ellos eran todavía muy niños cuando se creó la compañía en 1997. Sin embargo, años después, Carracas denunció ante la Fiscalía sobre el supuesto robo de las acciones y que fue amenazado por hombres cercanos a Hernando Sánchez, quienes le advertían que no siguiera con sus denuncias ante las autoridades.
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En ese mismo audio, Otoniel afirmó que Lozano Pirateque fue quien entregó información para matar a don Lucho, un viejo narco cuyo asesinato se concretó en julio de 2021 en la capital. Este último homicidio, junto a otros recientes crímenes, como el de Claudio Silva Otálora, alias el rey de la papa; el de Fray Genaro Cortés, empleado de Hernando Sánchez; el de Juan Francisco Caicedo, hermano de don Lucho; el del esmeraldero Jorge Enrique Gómez y el de Edgar Páez, expresidente de Tigres FC, hacen parte de una compleja trama mafiosa cuyos lazos todavía no son claros. Sin embargo, tiene dos factores en común: los asesinados eran antiguos capos de la mafia bogotana o tenían negocios con esmeralderos vinculados al narcotráfico. El Espectador intentó contactarse con Esmeralda Santa Rosa, liderada por Sánchez y otros accionistas, pero hasta el momento no hubo respuesta.
A su vez, la Fiscalía tampoco entregó detalles de por qué pide cerrar la investigación contra Hernando Sánchez quien, además, hace pocos meses estuvo procesado por invasión de tierras, pero el proceso prescribió en los estrados judiciales. Así las cosas, será hasta el próximo 5 de febrero que el ente investigador entregue sus argumentos de por qué no cree que hay que procesar penalmente al sucesor de Víctor Carranza en el negocio de las esmeraldas y quien fue uno de los últimos enemigos de Otoniel.
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