El clan Herrera, el tercer brazo del Cartel de Cali que quedó herido de muerte
Los miembros de esta familia vallecaucana llevan cerca de cuatro décadas inmersos en el negocio del narcotráfico. Un reciente megaoperativo del CTI y la Policía acaban de darle un duro golpe a esta estructura que, durante los años ochenta y noventa, se asoció con Pablo Escobar, los hermanos Rodríguez Orejuela y Carlos Lehder.
Redacción Judicial
Miembros del CTI de la Fiscalía y la Policía acaban de ocupar 576 bienes, avaluados en $5.6 billones en Valle del Cauca, Cundinamarca, Santander, Bolívar, Risaralda y Bogotá que pertenecieron al clan narcotraficante de la familia Herrera, y hasta hace algunos días estaba en manos de sus testaferros. Este megaoperativo se realizó luego de que en agosto pasado fue capturado el sobrino del extinto miembro del Cartel de Cali Helmer Pacho Herrera. Se trata de William Herrera López, alias W, quien fue detenido por las autoridades el año pasado en un lujoso apartamento en Cali, luego de encontrarse que este seguía el mismo oscuro camino que su familia.
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Miembros del CTI de la Fiscalía y la Policía acaban de ocupar 576 bienes, avaluados en $5.6 billones en Valle del Cauca, Cundinamarca, Santander, Bolívar, Risaralda y Bogotá que pertenecieron al clan narcotraficante de la familia Herrera, y hasta hace algunos días estaba en manos de sus testaferros. Este megaoperativo se realizó luego de que en agosto pasado fue capturado el sobrino del extinto miembro del Cartel de Cali Helmer Pacho Herrera. Se trata de William Herrera López, alias W, quien fue detenido por las autoridades el año pasado en un lujoso apartamento en Cali, luego de encontrarse que este seguía el mismo oscuro camino que su familia.
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En ese momento las autoridades señalaron que Herrera López, además de tener ascendencia colombiana, tiene pasaporte estadounidense pues nació en Nueva York. Las autoridades tienen reportes de que llegó a Colombia hacia 2011, fecha que coincidió con el regreso de otro de sus tíos al país, Ramiro Herrera (Hermano de Pacho), tras cumplir una condena de 12 años de prisión por narcotráfico en Estados Unidos. Las autoridades tienen pruebas de que él y Ramiro Herrera tenían nexos con la oficina de cobro San Andresito de la 38 en Bogotá, con el clan esmeraldero de los Triana y la Oficina de Envigado.
Por su parte, Ramiro Herrera fue capturado el 6 de febrero de 2016 y en su momento, la Policía explicó que, una vez en Colombia, "inició acciones para retomar el control de sus negocios criminales, en especial ubicar los bienes que su hermano dejó en manos de testaferros”. En ese momento, las autoridades pusieron sobre la mesa un presunto pacto mafioso que ahora la Fiscalía volvió a denunciar: la presunta alianza entre las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (conocidas como el Clan del Golfo por las autoridades) y el clan Herrera. La estructura criminal al mando de alias Otoniel, supuestamente, recibiría el 30% del valor de cada propiedad "recuperada".
Sin embargo, los dos principales miembros del clan narcotraficante son Helmer Pacho Herrera y su familiar Benjamín Herrera Zuleta, conocido como el papá negro de la cocaína. Este último es considerado como uno de los pioneros del tráfico de drogas en Colombia pues se le endilga la creación de las las primeras rutas internacionales para el tráfico de estupefacientes. Este y otros narcotraficantes de la década de los setenta como Jaime Caicedo Caicedo, alias El Grillo, adquirían la pasta de coca en Perú y Bolivia, la procesaban en Colombia y la enviaban a Estados Unidos, en donde tenían una red de distribuidores.
Don Benjamín, como era conocido en el mundo mafioso, vinculó a sus filas miembros de la llamada pandilla del Triángulo de Cali. Además con frecuencia visitaba Medellín, donde estableció una estrecha relación con Pablo Escobar, el temido jefe del Cartel de Medellín. También logró conseguir grandes apoyos de su cuñado, el también narcotraficante Carlos Lehder. Sin embargo, con el tiempo Herrera Zuleta se fue alejando de Pablo Escobar por diferencias en sus formas de manejar el negocio de la droga o las relaciones qu tuvieron con varios funcionarios del Estado colombiano.
Sus problemas empezaron en 1974 cuando fue capturado y recluido en una cárcel de Atlanta (Georgia), donde apenas purgó un año de de cárcel luego de engañar a las autoridades norteamericanas. A su regreso a Cali reactivó el negocio de la coca desde Perú para procesarla en Colombia; pero ese mismo año volvió a caer preso. Se demoró otro año en recobrar su libertad, pero ya no volvió al Valle del Cauca sino que se asoció a la narcotraficante antioqueña Marta Upegui, "la Reina de la Cocaína en Medellín", con quien reanudó los negocios de exportación de cocaína a Estados Unidos y Europa.
Cuando empezó a declinar su poder, ya se había constituido en el Valle una poderosa organización de narcotraficantes. Dicha estructura estaba encabezada por los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela y José Santacruz Londoño. Los dos primeros, oriundos del departamento del Tolima, tenían como antecedente delincuencial su vinculación con la llamada banda de ‘Los Chemas’, a la que se le atribuyeron varios secuestros en el occidente del país. No obstante, también se fueron desarrollando en el negocio legal de la farmacéutica, ante lo cual no les fue difícil camuflar sus dineros ilícitos provenientes del narcotráfico.
En este grupo también estaba Pacho Herrera, el propio hijo de Benjamín Herrera Zuleta, quien era el más joven de la organización pero se destacaba por ser el más osado. Su vinculación al negocio del narcotráfico la hizo posicionándose como capo de la distribución de cocaína y el lavado de activos en Estados Unidos. De hecho, llegó a ser el más importante lavador de los carteles de la droga colombianos. Luego, de colaborador en el negocio ilícito pasó a ser uno de sus capos. Con estrechos vínculos con otros narcotraficantes del norte del Valle, el Cartel de Cali se consolidó como el rey de la exportación de cocaína aprovechando el escaso control de las autoridades en la costa pacífica.
Cuando estalló la guerra del Estado contra la mafia, a raíz de las denuncias del ministro Rodrigo Lara en el gobierno de Belisario Betancur, los capos del Cartel de Cali empezaron a distanciarse de sus homólogos de Antioquia. Sin embargo, después de la captura de Gilberto Rodríguez y Jorge Luis Ochoa en España en 1984, estuvieron unidos para presionar que ambos fueran remitidos a Colombia. Así se hizo logró que ambos fueran procesados y absueltos por la justicia colombiana en extraños expedientes.
A mediados de 1987, cuando el gobierno de Virgilio Barco emprendió una nueva ofensiva contra la mafia, los Rodríguez Orejuela, Santacruz Londoño y Helmer Herrera optaron por apartarse del todo de los métodos del Cartel de Medellín en su confrontación con el Estado. Se veía venir la guerra entre los dos carteles de la droga, y a principios de 1988 ya eran enemigos a muerte. Durante los años siguientes, el Cartel de Cali, más de una vez apoyando al Estado, cumplió un papel clave en la lucha contra Pablo Escobar Gaviria.
Gilberto Rodríguez Orejuela fue capturado en Cali en junio de 1995. Su hermano Miguel cayó en agosto de ese año. José Santacruz Londoño fue apresado en julio de 1995 y Helmer Pacho Herrera se entregó a la justicia en septiembre de 1996. Por esa misma época lo hicieron los principales capos del cartel del norte del Valle, entre ellos Orlando Henao alias el hombre del overol. Entre este último y Pacho Herrera había una guerra aparte que no tardó en saldarse con la muerte de ambos narcotraficantes mientras pagaban sus penas en prisión.
Herrera estaba recluido en la cárcel de máxima seguridad de Palmira. Orlando Henao, junto a su cuñado Iván Urdinola, estaba en la cárcel La Picota de Bogotá. El 4 de noviembre de 1998, después de jugar un partido de fútbol, el capo del cartel de Cali fue sorprendido por un sicario que le quitó la vida. Pocos días después un hermano de Pacho Herrera que estaba preso en La Picota, hizo lo propio con Orlando Henao. Con la captura de alias W en agosto pasado y el operativo que le quitó los bienes a los testaferros del clan Herrera, pareciera ser que la saga criminal de esta familia estaría por finiquitar.