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Ya pasó una semana desde que la fuerza pública capturó al que era uno de los hombres más buscados en Colombia: Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, líder del Clan del Golfo, grupo narcotraficante y sucesor del paramilitarismo conformado por alrededor de 3.500 integrantes, según estimaciones de las Fuerzas Militares y la Policía. Desde entonces, tres soldados y un policía murieron en ataques armados en lo que, según las autoridades, se trataría de represalias por parte del grupo criminal tras la captura de su máxima cabeza. Una actitud que tomaron en el pasado cuando otros importantes miembros del grupo criminal fueron capturados o murieron en combate.
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El Espectador estableció que Otoniel ya no se encuentra en los calabozos de la Dijín de la Policía en Bogotá. Fue trasladado a otra zona de la capital que este diario se reserva por motivos de seguridad y que el patio de extraditables donde se encuentra fue desalojado para el líder del Clan del Golfo. Además, fuentes de primera mano indican que solo ha tenido contacto con un par de abogados y con su padre, “con quien aparentemente tiene un gran vínculo (la madre de Otoniel, Ana Celsa, falleció en enero de 2021 en Montería)”, dice una fuente que ha estado cerca del hombre más perseguido en Colombia durante los últimos años hasta el pasado sábado 23 de octubre.
Ataques y movimientos
A las 72 horas de que el presidente Iván Duque y la cúpula militar y de la Policía anunciaran la detención de Otoniel se presentó el ataque contra un grupo de soldados de la Séptima División del Ejército, dejando a tres soldados muertos. De acuerdo con el comandante de esa división, general Juvenal Díaz Mateus, los hechos fueron perpetrados el pasado martes 26 de octubre en límites de Turbo y San Pedro de Urabá, cuando los criminales activaron un artefacto explosivo al paso de un vehículo militar. El ataque fue realizado a pocos kilómetros de donde fue capturado Otoniel el pasado sábado, en el municipio de Necoclí, en el Urabá antioqueño.
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Veinticuatro horas después, en Planeta Rica (Córdoba) presuntos miembros del Clan del Golfo mataron al patrullero de la Policía Leyder Manjarrez Salas mientras estaba en servicio. A estos dos hechos se suman los reportes que recibió El Espectador por parte de líderes del paro minero en Chocó que aseguran que hombres armados del grupo criminal están en sus movilizaciones pacíficas desde que Otoniel fue capturado. “Quieren usar las manifestaciones de los mineros artesanales para alterar la situación, para desestabilizar todo por aquí. Le hacen mucho daño a la movilización”, dijo una fuente desde el departamento chocoano, que lleva más de dos semanas en paro minero.
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Además de acciones armadas, también se reportó esta semana la distribución de varios panfletos del Clan del Golfo en Montería, donde se sabe que las redes de Otoniel son poderosas. Por ejemplo, en agosto de 2019, fue capturado en esa ciudad su hermano, alias Cuarentano, mientras compraba ropa en un centro comercial. El pasado jueves la Policía reportó que fueron capturadas dos personas que distribuían los panfletos del Clan del Golfo, en los que se afirmaba que a partir de ahora comenzaría un proceso de reorganización siguiendo la estructura jerárquica de sus líderes. “Esta es una organización colegiada en la que todas las decisiones se toman por consenso”, dice la comunicación del Clan del Golfo.
Estos departamentos, en donde han ocurrido varios de estos hechos, en especial el sur y el centro de Córdoba y el Urabá chocoano y antioqueño, son considerados el corazón del Clan del Golfo. En esa región nació el grupo criminal hace más de una década y es allí donde concentra sus operaciones militares y de narcotráfico. Por el Golfo de Urabá, y otras zonas de la costa Caribe, parten los alijos de cocaína con destino a Europa y Estados Unidos. Incluso, los sucesores de Otoniel en la cúpula del Clan del Golfo tienen sus fortines allí: alias Chiquito Malo en el municipio de Turbo y Siopas en el Urabá chocoano.
El director de la Policía, Jorge Luis Vargas, le dijo a este diario que parte del futuro del Clan del Golfo tras la captura de Otoniel se determinará por lo que pase en los próximos meses en el Urabá por una confrontación entre los nuevos líderes del grupo narcotraficante y sucesor del paramilitarismo. “Lo que nos ha dicho el observatorio de la Dijín con la Dipol es que quien tenía la capacidad de articulación del clan era Otoniel, y ahora hay disputas entre los jefes que quedaron por narcotráfico y por plata. Sabemos del enfrentamiento entre Chiquito Malo y Siopas, una grande, por dineros y rutas. Esos escenarios van a quedar muy probablemente en una atomización de estructuras en grupos de narcotraficantes”, señaló el alto oficial a El Espectador.
Una atomización que puede agravarse por el sometimiento a la justicia que han hecho varios integrantes del Clan del Golfo. En diciembre de 2020, el entonces alto comisionado para la Paz, Miguel Ceballos, anunció que cerca de cien integrantes de la estructura criminal se acogieron al programa de sometimiento individual a la justicia, el cual entró en funcionamiento en julio de ese año, cuando el presidente Iván Duque firmó el Decreto 965. Así se abrió la puerta para que varios miembros de grupos armados se desarmen. El ministro de Defensa, Diego Molano, confirmó que esta semana otros siete miembros del Clan del Golfo también tomaron este rumbo jurídico.
Un viejo mecanismo
Aunque el Clan del Golfo no ha expresado que existe un plan pistola o un paro armado, fuentes policiales sí señalan que los ataques realizados en Turbo y Planeta Rica son leídos como una suerte de venganza por la captura de Otoniel. En otras oportunidades, cuando otros capos de la organización murieron en combate o fueron capturados, se presentaron graves hechos que alteraron el orden público en el país. Uno de los más recordados sucedió en enero de 2012, cuando el hermano de Otoniel murió durante un operativo de la Policía en Acandí, Urabá chocoano. En ese momento, la región se paralizó durante dos días y hubo varias restricciones de movilidad y comercio.
El último plan pistola que se realizó por cuenta de la muerte un líder del Clan del Golfo fue en febrero de 2021, cuando alias Marihuano, mano derecha de Otoniel, murió en un operativo militar. La Fiscalía señaló que a mediados de ese mes tres policías murieron luego de que la organización criminal del Clan del Golfo ofreciera $2 millones por cada uniformado muerto, lo cual terminó pasando en Segovia (Antioquia), Guarandá (Sucre) y Caucasia (Antioquia). Los recientes ataques del Clan del Golfo fueron catalogados por el general Vargas como secuelas de la organización criminal que está destinada a desaparecer, dice el alto oficial. Sin embargo, las dudas son muchas sobre que la captura de Otoniel sea el punto final de la organización.