El enfoque ambiental de la justicia restaurativa de la JEP
La magistrada Gloria Amparo Rodríguez del Tribunal para la Paz de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) explica de qué se trata Siembras de Vida, el primer proyecto del Sistema Restaurativo mediante el cual se pretende que los responsables de los crímenes cometidos en el marco del conflicto realicen actos de reparación.
Gloria Amparo Rodríguez, magistrada del Tribunal para la Paz de la JEP
El pasado martes 2 de abril, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) presentó al país Siembras de Vida, el primer proyecto del Sistema Restaurativo mediante el cual se pretende que los responsables de los crímenes cometidos en el marco del conflicto armado de carácter interno no internacional en Colombia realicen trabajos, obras y actividades en favor de las comunidades afectadas, los territorios y la sociedad en general.
La primera etapa de este proyecto con enfoque ambiental se llevará a cabo en el corredor Chingaza – Sumapaz, donde se busca implementar actividades de restauración ecológica. Esta área protegida se caracteriza por su gran biodiversidad, además de albergar el páramo más grande del planeta que surte de agua especialmente a la ciudad de Bogotá, donde habitan casi 8 millones de personas. En esta área se han presentado una multiplicidad de conflictos por causa del control territorial que pretende garantizar intereses individuales o de los grupos armados, así como por las actividades extractivas que allí se efectúan. Dicha situación ha impactado negativamente el área de gran valor para nuestro patrimonio natural, generando su deterioro.
Ahora bien, el compromiso por la vida que se ve materializado en la implementación del mencionado proyecto, surge después de un proceso concertado con las instituciones de la región, con las comunidades, especialmente las víctimas, y con los comparecientes ante la JEP, los cuales deberán comprometerse con un proceso de largo plazo en áreas con vocación forestal. Este tipo de proyectos pueden contemplar, entre otras actividades, la adquisición de predios; limpieza y adecuación de los suelos degradados; implementación de acciones de conservación de fauna y flora in situ y ex situ; manejo y control de especies invasoras; siembra de especies nativas y acciones de educación ambiental. La ejecución de estas tareas tiene como fin de promover la conservación, el manejo adecuado de los ecosistemas y la transformación del tejido social como elementos preponderantes para la protección de nuestro patrimonio natural y la construcción de paz.
Todas estas actividades conllevan el reconocimiento de que los territorios han sido afectados por el conflicto armado y que el camino de la restauración y la sanación a través del Sistema Restaurativo, requiere de un proceso dialógico que responda a las expectativas e intereses de las víctimas como eje central del trabajo que realiza la JEP.
Desde una visión prospectiva es factible señalar que Siembras de Vida es un aporte conjunto entre las víctimas, los comparecientes y la JEP hacia un mejor mañana, en el que esta y las próximas generaciones pueden contar con mejores condiciones para asegurar su bienestar, lograr el equilibrio ecológico, fortalecer sus capacidades y garantizar la paz con justicia ambiental.
Dignificar a las personas y comunidades impactadas por el conflicto armado implica, más allá del compromiso con la verdad y la garantía de no repetición, reconocer que sus vidas y territorios fueron afectados. Por lo tanto, es imprescindible que todos emprendamos acciones conjuntas para el logro de la paz, la recuperación social y la gestión ambiental del país, como un compromiso actual y futuro con ellas, con sus hijos y los hijos de sus hijos.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.
El pasado martes 2 de abril, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) presentó al país Siembras de Vida, el primer proyecto del Sistema Restaurativo mediante el cual se pretende que los responsables de los crímenes cometidos en el marco del conflicto armado de carácter interno no internacional en Colombia realicen trabajos, obras y actividades en favor de las comunidades afectadas, los territorios y la sociedad en general.
La primera etapa de este proyecto con enfoque ambiental se llevará a cabo en el corredor Chingaza – Sumapaz, donde se busca implementar actividades de restauración ecológica. Esta área protegida se caracteriza por su gran biodiversidad, además de albergar el páramo más grande del planeta que surte de agua especialmente a la ciudad de Bogotá, donde habitan casi 8 millones de personas. En esta área se han presentado una multiplicidad de conflictos por causa del control territorial que pretende garantizar intereses individuales o de los grupos armados, así como por las actividades extractivas que allí se efectúan. Dicha situación ha impactado negativamente el área de gran valor para nuestro patrimonio natural, generando su deterioro.
Ahora bien, el compromiso por la vida que se ve materializado en la implementación del mencionado proyecto, surge después de un proceso concertado con las instituciones de la región, con las comunidades, especialmente las víctimas, y con los comparecientes ante la JEP, los cuales deberán comprometerse con un proceso de largo plazo en áreas con vocación forestal. Este tipo de proyectos pueden contemplar, entre otras actividades, la adquisición de predios; limpieza y adecuación de los suelos degradados; implementación de acciones de conservación de fauna y flora in situ y ex situ; manejo y control de especies invasoras; siembra de especies nativas y acciones de educación ambiental. La ejecución de estas tareas tiene como fin de promover la conservación, el manejo adecuado de los ecosistemas y la transformación del tejido social como elementos preponderantes para la protección de nuestro patrimonio natural y la construcción de paz.
Todas estas actividades conllevan el reconocimiento de que los territorios han sido afectados por el conflicto armado y que el camino de la restauración y la sanación a través del Sistema Restaurativo, requiere de un proceso dialógico que responda a las expectativas e intereses de las víctimas como eje central del trabajo que realiza la JEP.
Desde una visión prospectiva es factible señalar que Siembras de Vida es un aporte conjunto entre las víctimas, los comparecientes y la JEP hacia un mejor mañana, en el que esta y las próximas generaciones pueden contar con mejores condiciones para asegurar su bienestar, lograr el equilibrio ecológico, fortalecer sus capacidades y garantizar la paz con justicia ambiental.
Dignificar a las personas y comunidades impactadas por el conflicto armado implica, más allá del compromiso con la verdad y la garantía de no repetición, reconocer que sus vidas y territorios fueron afectados. Por lo tanto, es imprescindible que todos emprendamos acciones conjuntas para el logro de la paz, la recuperación social y la gestión ambiental del país, como un compromiso actual y futuro con ellas, con sus hijos y los hijos de sus hijos.
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