Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Que el enfoque de género que se mencionaba en el Acuerdo Final era inviable aseguraron el exprocurador Alejandro Ordóñez, pastores cristianos y miembros de la Conferencia Episcopal, el Centro Democrático y otros políticos. Así deslegitimaron el documento final con las Farc, al advertir que se trataba de una “ideología de género” que atacaba el concepto tradicional de familia y llevaba a los niños a convertirse en homosexuales. Esa perspectiva, sin embargo, no es más que una tergiversación. En realidad, el enfoque de género es un mandato constitucional; una herramienta respaldada internacionalmente para proteger a las mujeres. (Vea acá el especial A CONSTRUIR LA PAZ)
Como una apología a la “homosexualización” del país a través de la supuesta implementación de políticas públicas de educación sexual a los niños, un tema del que no se escribió una sola letra en los acuerdos de paz, fue presentado el enfoque de género por Ordóñez y tantos otros. No obstante, lo que hacía en verdad era trazar el camino a la forma de atender a las mujeres víctimas del conflicto. Ordóñez aseguró hasta el cansancio que se trataba de un mecanismo para introducir la denominada “ideología de género”.Aseguró que se trataba de una expresión que se podía interpretar de varias maneras. (Lea: ¿Ideología o enfoque de género?)
Lo dijo en videos que se divulgaron durante la campaña por el No al plebiscito: “Ya no será la ideología de género impuesta a nuestros hijos impuesta mediante una cartilla, sino que estará en la Constitución. (El acuerdo) pretende que la ideología de género quede como una norma constitucional. Desde luego, no la llaman así, la llaman enfoque de género”. Días después de la victoria en el plebiscito y tras su reunión con el presidente Juan Manuel Santos cambió su discurso y aseveró que al enfoque de género le estaban dando dos usos: uno que tenía que ver con los derechos de la mujer y otro cuando se hablaba de la cultura sexista y de las familias patriarcales.
Al ser consultado sobre el tema, tres expertos internacionales que trabajan en defensa de derechos humanos y la no discriminación, le explicaron a El Espectador qué significa enfoque de género. Gary Barker, director de la organización Promundo –especializada en equidad de género con enfoque en las masculinidades–, sostuvo que el término busca la igualdad y la equidad, es decir, que exista una “construcción social de género para acceso a derechos y bienes en la sociedad de forma igualitaria. No se puede tener más derecho por haber nacido hombre y heterosexual”.
Esther Vicente, defensora internacional de derechos humanos de las mujeres, señaló que el enfoque de género es una estrategia para evitar que una ley o políticas públicas atenten o discriminen a los mujeres. Y Macarena Saez, directora del Centro de Derechos Humanos y Derecho Humanitario de American University Washignton College of Law, indicó que “la perspectiva de género es una metodología para construir el derecho sin dejar afuera a aquellos que tradicionalmente no han estado incluidos. Se llama perspectiva de género porque partió desde el movimiento de derechos de las mujeres. Pero el enfoque de género se puede utilizar como metodología para pensar el derecho desde las perspectivas de minorías de diversidad sexual o indígenas”.
Los tres expertos coinciden en advertir que el enfoque de género es un mandato legal, pues los países que firmaron Convención Americana de Derechos humanos y la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación en contra de la Mujer (Cedaw) tienen la obligación de seguir los lineamientos de construir políticas públicas con enfoque de género. En pocas palabras, de tener en cuenta la voz de quienes no han estado representados en el proceso de constitución del Estado: “desde quienes sufren el derecho más de quien lo goza”, dijo Macarena Saez.
“Cuando se define género sin relación con el sexo, que es el concepto que va implícito (…) La noción género, la novedad, es precisamente que este no tiene relación con el sexo, que no se nace hombre, ni mujer, sino que se hace. Eso implica toda una nueva antropología que va a impactar políticas públicas”, sentenció Ordóñez. Pero el exprocurador —y otros tantos de sus seguidores y opositores de los acuerdos de paz— parecen haber olvidado que el mismo Ordóñez, mientras fue procurador general, utilizó está metodología en informes presentados durante sus casi ocho años de mandato.
Por ejemplo, en mayo de 2010, divulgó la edición “Procurando la Equidad 5. Vigilancia superior a la garantía de los derechos desde la perspectiva de género”, en el que en el editorial, escrito por Alejandro Ordóñez, se dice que “entre las acciones emprendidas por la Procuraduría General de la Nación para atender estas exigencias o deudas de justicia, se destaca el sistema de vigilancia superior a la garantía de los derechos desde la perspectiva de género que de forma sistemática y permanente realiza ejercicios de vigilancia preventiva”.
En conclusión: el exprocurador Ordóñez conoce al pie de la letra los convenios internacionales y leyes nacionales —son al menos más de cuatro— que hablan de la necesidad de aplicar el enfoque de género, un término que nada tiene que ver con lo que él llama ahora “ideología de género”.
Para los tres expertos consultados por este diario, la expresión de ideología de género es un término creado por un sector conservador de la sociedad que está asustado con el avance en el campo de los derechos humanos, la igualdad de género y diversidad sexual. Además, que en ningún momento el enfoque de género se entiende como la destrucción del concepto de familia.
Macarena Saez precisó que las personas que siempre critican y tienen miedo a la igualdad utilizarán un “lenguaje peyorativo que imparte susto y amedrenta a la población para limitar los avances de la igualdad. Viendo las experiencias del pasado, los temores a que haya destrucción de instituciones importantes en una sociedad no se han dado en ninguna parte del mundo. No sé cómo el uso de la perspectiva de género pueda ser riesgosa y tenga un resultado negativo en el proceso de paz. Los acuerdos que no son inclusivos, no solo con las mujeres, sino con poblaciones marcados por la violencia, beneficiarán a quienes menos sufrieron el conflicto. El enfoque de género apunta a la igualdad y a reconocer que hay otros tipos de familia y que la función del derecho es protegerlas, gústenos o no”.
Al revisar los acuerdos de paz, el uso de enfoque de género y enfoque diferencial se centra en brindar protección constitucional a quienes han sido las poblaciones más vulnerables y víctimas del conflicto armado. Se reconoce a la mujer como cabeza de hogar y se prioriza su acceso a justicia, reparación y tierras.
Sería un error, según dijo Saez, directora del Centro de Derechos Humanos de American University, quitar el enfoque de género de los acuerdos de paz. “Históricamente, los acuerdos de paz que no han tenido una perspectiva de género han dejado fuera a un grupo que ha sufrido fuertemente la violencia, como las mujeres. Cuando no se tiene un enfoque transversal, ocurre que los daños que sufrieron las mujeres quedan rezagados. Por ejemplo, tradicionalmente la violación sexual como un instrumento de guerra no es considerada como tal. Esto es un resultado de la comparación de las experiencias de procesos de paz
Luego de la reunión con el presidente, Ordóñez sostuvo que Santos se comprometió a “purgar” la ideología de género de los acuerdos de paz. Sin embargo, al día siguiente, el jefe de Estado hizo énfasis en que, tal como les había explicado a los opositores del Acuerdo Final, nunca se promovió tal “ideología”. “Lo que sí está en el acuerdo es un reconocimiento y una defensa de las mujeres como víctimas y como constructoras de paz”, señaló Santos.
Esta no es la primera vez que Ordóñez queda inmerso en un debate haciendo de las mentiras o la desinformación sus principales aliados. En 2012, por ejemplo, la Corte Constitucional le pidió rectificar varias circulares y documentos de la Procuraduría en los que, palabras más palabras menos, se ponían trabas a las mujeres que solicitaban un aborto o a funcionarios de salud a punta de argumentos engañosos. El procurador, en apariencia, acató la orden de la Corte. Sin embargo, dejó claro que su cruzada contra el aborto seguía. Así como la que ahora ha emprendido contra la mal llamada “ideología de género” que nada tiene que ver con lo que se promulgó en el Acuerdo Final con las Farc.