El Espectador le explica en qué va el caso de Dairo Antonio Úsuga, alias “Otoniel”
Desde el día de su captura, sus declaraciones ante la JEP, los delitos por los que es investigado y hasta las supuestas vinculaciones de militares y policías con las redes criminales que ha conformado en todos sus años como uno de los protagonistas del conflicto armado colombiano.
Edwin Bohórquez Aya
Es miércoles, día de El Espectador le explica. Dairo Antonio Úsuga, nacido en Turbo, Antioquia, “fue guerrillero, paramilitar y cabeza de la organización criminal con mayor presencia en el país”. Así describían a alias Otoniel nuestros colegas de la sección Judicial, el día que el Gobierno nacional informaba sobre su captura. El mismo hombre al que se le acusaba de tráfico de drogas, extorsión, lavado de activos, conformación de grupos armados ilegales -de varios bandos-, abuso de menores y quien, de acuerdo con investigadores en el terreno, para el año 2020 tenía integrantes de su estructura criminal en 211 de los más de 1.100 municipios que tiene nuestro país. “Había hecho del centro y pacífico colombiano un infierno controlado por sus actividades de amenazas, extorsiones, homicidios y narcotráfico”, nos recalcaban. Un bandido con muchos delitos encima y que, tiene tanto por contar sobre su accionar en medio del conflicto que hemos vivido por décadas en Colombia, razón por la que la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, ha tratado de recoger su testimonio y por eso, en este boletín, les contaremos en qué va el caso del máximo jefe del Clan del Golfo y qué ha sucedido, en detalle, con sus declaraciones ante la JEP y el papel de la justicia ordinaria. Recuerden entrar a los links que dejaremos a lo largo de este texto, así podrán ahondar en cada una de las aristas que aquí vamos tocando. Comencemos.
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Es miércoles, día de El Espectador le explica. Dairo Antonio Úsuga, nacido en Turbo, Antioquia, “fue guerrillero, paramilitar y cabeza de la organización criminal con mayor presencia en el país”. Así describían a alias Otoniel nuestros colegas de la sección Judicial, el día que el Gobierno nacional informaba sobre su captura. El mismo hombre al que se le acusaba de tráfico de drogas, extorsión, lavado de activos, conformación de grupos armados ilegales -de varios bandos-, abuso de menores y quien, de acuerdo con investigadores en el terreno, para el año 2020 tenía integrantes de su estructura criminal en 211 de los más de 1.100 municipios que tiene nuestro país. “Había hecho del centro y pacífico colombiano un infierno controlado por sus actividades de amenazas, extorsiones, homicidios y narcotráfico”, nos recalcaban. Un bandido con muchos delitos encima y que, tiene tanto por contar sobre su accionar en medio del conflicto que hemos vivido por décadas en Colombia, razón por la que la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, ha tratado de recoger su testimonio y por eso, en este boletín, les contaremos en qué va el caso del máximo jefe del Clan del Golfo y qué ha sucedido, en detalle, con sus declaraciones ante la JEP y el papel de la justicia ordinaria. Recuerden entrar a los links que dejaremos a lo largo de este texto, así podrán ahondar en cada una de las aristas que aquí vamos tocando. Comencemos.
Úsuga “inició su carrera criminal en las filas de la extinta guerrilla del Ejército Popular de Liberación, Epl, hasta su desmovilización en 1991. A sus 19 años y cuando ya había dejado las armas pasó a ser parte los hombres de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu)”. Cuando este grupo armado se fusionó con las Autodefensas Unidas de Colombia, Auc, “Otoniel pasó a estar bajo las órdenes de Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario”. Su carrera criminal seguía en ascenso, aunque en dos ocasiones dejó las armas y buscó acceder a los beneficios de la ley de Justicia y Paz. Era 2005, en los registros oficiales aparecía como “un paramilitar que podía acceder a esa justicia transicional” con el alias de Cachama, pero nunca participó de ninguna diligencia. “Su ausencia le costó la expulsión del sistema transicional casi 10 años después de haber dejado las armas por segunda vez”. Reapareció, de la mano de Don Mario, crearon el grupo armado ilegal Los Urabeños y desplegaron su accionar en la “costa Caribe, Pacífica y en la región Andina, con el objetivo de retomar la operación y control criminal, con un especial foco en el narcotráfico”. Pero en el 2009 capturan a Don Mario, Otoniel y su hermano Giovanni tomaron el control, en el escenario ilegal se empezaron a conocer como el Clan Úsuga hasta que cambiaron el nombre por el de Clan del Golfo. Su hermano muere en un operativo militar en 2012 y queda como líder único.
El Clan del Golfo, en su larga lista de delitos, también tiene uno aberrante: el de la prostitución infantil. Sus víctimas son niñas entre los 12 y 16 años, sin oportunidades, oriundas del Urabá. Rodolfo Alexander Manco Úsuga, alias Carepalo y familiar de alias Otoniel, está condenado por trata de personas, reclutador sexual, “encargado de satisfacer las depravaciones de la tropa”. Los relatos que permitieron su condena son desgarradores: a una mujer que llevaron supuestamente para preparar alimentos para trabajadores de una finca le obligaron “a sostener relaciones sexuales con entre 20 y 30 hombres al día, quienes cancelaron a Carepalo $300.000 por cada violación”, nos contó la redacción Judicial, justo cuando tuvo acceso al expediente que detalla las aberraciones sexuales del Clan del Golfo.
¿Qué contiene el expediente que detalla todas las acusaciones en contra de Otoniel y de todas las cabezas de la organización que han sido sometidas por la justicia colombiana? Aquí se lo contamos. Con su captura, analizamos las que serían las represalias del grupo narcotraficante, también explicamos el pedido de extradición de tres tribunales estadounidenses y, además, contamos cómo en una diligencia ante la JEP, alias Otoniel “confesó que él mismo se entregó a las autoridades”, aunque el director de la Policía lo negó.
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¿Cuáles son las dos versiones? Dijo la Policía que Otoniel había sido capturado en zona rural del Urabá. Entregaron fotos del lugar donde vivía, una casa nada ostentosa con Direct Tv, una motocicleta, un colchón ortopédico y unos perros. En el mismo sitio encontraron a una menor de 15 años que hoy está en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Icbf. Por el otro lado, “la fuente consultada por este diario aseguró que Otoniel ya ha entregado información sobre las Farc y Ejército de Liberación Popular (Epl), guerrilla que aún delinque en Norte de Santander. También sobre su fallido proceso de desmovilización y la casa paramilitar de los hermanos Castaño, de la cual fue miembro antes de 2005″. Y que “sabía de la operación en su contra, sin embargo, fue a donde estaba un grupo de soldados para entregarse. Todo con el objetivo de que no lo mataran en medio de la persecución”.
La foto histórica de “Otoniel” ante la JEP
La supuesta entrega desató polémica, las Fuerzas Armadas y el ministro de Defensa lo desmintieron. También lo hizo el propio presidente Iván Duque, quien lo calificó de sabandija.
Otoniel habló durante cinco horas antes la JEP. Aseguró que el Clan del Golfo se quiere desmovilizar, soltó detalles sobre toda la violencia que se ha vivido en Antioquia y la magnitud es tal que sus declaraciones podrían tener una incidencia directa en “128 investigaciones por los delitos de homicidio, reclutamiento, concierto para delinquir, secuestro, porte ilegal de armas y narcotráfico”. Habló de su familia campesina, de su militancia en la guerrilla, que pasó por las Farc y el Epl, contó sobre los robos de ganado, las vacunas a finqueros, a comerciantes, a bananeros; de la toma de Saiza, en Córdoba; de la llegada del paramilitarismo a Urabá entre 1993 y 1994, de la guerra entre las Farc y Epl, de cómo eran asesinados los desmovilizados. De un grupo ilegal llamado Los Tangueros que, dijo, rendían cuentas a los hermanos Castaño.
Conseguimos el testimonio, escrito por su protagonista, de un oficial de la Policía que le siguió la pista durante siete años. Nos contó los pormenores del día crucial en el que se dio la captura, aunque el mismo delincuente dice que él se entregó. “El 15 de octubre ya teníamos certeza del espacio por donde se movía Otoniel, así que enviamos a algunos infiltrados a esa parte para que hicieran seguimientos y verificaran información sobre el lugar e ir cercándolo paulatinamente”. Y agregó: “Mientras hacíamos estas labores silenciosas, en el Nudo de Paramillo seguíamos haciéndole creer al Clan del Golfo que teníamos ubicado a Otoniel en esa zona.
El 3 de febrero Otoniel tuvo la primera declaración en la Comisión de la Verdad -el 21 de diciembre lo había hecho ante la JEP-, porque allí se escucha a las víctimas y también a los protagonistas de la guerra que ejercían la fuerza con arma en mano. Se trata de buscar la verdad, sí, pero no se conocieron más detalles. Por otro lado, era la Policía, por medio del general Jorge Luis Vargas, quien aseguraba que de acuerdo con la Dijín y con sus equipos de inteligencia, alias Otoniel estaría buscando obstaculizar su traslado a Estados Unidos. Su extradición.
Pero la situación se ha venido tornando un tanto difícil. El equipo de abogados de Otoniel, para el 17 de febrero, publicó la siguiente información: “Denunciamos la gravedad de los hechos que bloquean el importante avance logrado en la construcción de la verdad sobre el conflicto armado en Colombia. Reiteramos que desde el inicio de las audiencias con la Jurisdicción Especial para la Paz y la Comisión de la Verdad, se ha evidenciado un ambiente hostil de los miembros de la fuerza pública. Esta situación impide que las audiencias se realicen en mínimas condiciones de confidencialidad y privacidad, indispensables para este tipo de procedimiento”. La Policía contestó que toda audiencia solicitada por la Comisión y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), en la que participe Otoniel, debe tener autorización previa de la Fiscalía. Además, que las diligencias deben cumplirse bajo las más estrictas medidas de seguridad, dado que se trata del “narcotraficante más buscado del planeta”.
Así que fue la misma Comisión de la verdad la organización que se pronunció al respecto con hechos delicados sobre la información recibida por el líder de la organización criminal, pero sobre todo quedó una carta de reclamo sobre la mesa: “el equipo de abogados que defiende los intereses de Dairo Antonio Úsuga alias “Otoniel” máximo jefe del Clan del Golfo, denunció que el Gobierno ha realizado todo tipo de acciones para impedir que el hoy capturado entregue ante la justicia transicional la verdad sobre el conflicto armado”, nos contaban los colegas de la redacción Judicial.
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La Policía, recordemos, ha dicho que fuentes e información de inteligencia habrían alertado sobre un plan para lograr la libertad del jefe del Clan. Al día siguiente se supo que tras pedir pista en la JEP, el jefe del Clan del Golfo radicó un segundo recurso en el que pide que le apliquen la garantía de no extradición, un trámite que solo ha sido concedido a una persona: “Jesús Santrich”. Todos los detalles de ese documento fueron revelados por El Espectador y aparecen en este link. Nuestros colegas de la sección Judicial nos explicaron: “La garantía de no extradición, contemplada en el Acuerdo de Paz, sirve para que los máximos responsables de violaciones de derechos humanos rindan cuentas en Colombia, pero solo aplica en casos excepcionales para excombatientes de las Farc que se hayan sometido a la JEP. Desde que esa justicia inició labores, 67 personas han usado el recurso buscando frenar sus extradiciones, pero solamente en un caso se ha otorgado: el del jefe guerrillero Seuxis Paucias Hernández o Jesús Santrich, quien luego huyó y retomó las armas”.
No terminaba la semana cuando también conocimos el dosier que Otoniel le envió a la JEP y a la Comisión de la Verdad. Era su verdad sobre la guerra y en ella habló “de generales, uniformados, políticos y un exagente del DAS”. ¿Qué dijo? “Al contar sobre su paso por el Epl, Otoniel dio los primeros detalles de lo que podría saber de las alianzas que él y sus hombres tuvieron con la fuerza pública. Según lo que contó, la desmovilización de la guerrilla estuvo concertada, planeada y ejecutada por la Cuarta Brigada del Ejército con un objetivo macabro. Explicó que la guerrilla llegó al Batallón Granadino (Antioquia) y fue recibida por el teniente coronel Jesús María Clavijo, a quien le habrían dado la orden de recibir a los hombres armados y transportarlos en camiones y helicópteros hasta la finca Cedro Cocido, en Montería, propiedad de Fidel Castaño. En otras palabras, la desmovilización fue una fachada para que los hombres del Epl llegaran a Córdoba a reforzar las filas de las Auc”.
“El máximo jefe del Clan ha dicho que tiene información valiosa que salpicaría a altos mandos militares y, además, que tiene conocimiento de situaciones ocurridas en los Llanos Orientales en relación con ejecuciones extrajudiciales que comprometen a miembros del Ejército”: Redacción Judicial de El Espectador.
Lo que ha venido después es una crítica hacia las autoridades pues de acuerdo con las entidades del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y Garantías de No Repetición, “las medidas de seguridad que se le impusieron al capo dificultan la recolección de su testimonio”. Y se habla de una violación a la confidencialidad. Para el 5 de marzo, en una nueva entrada de este capítulo que busca la verdad de la guerra en Colombia, vimos una nueva estrategia de alias Otoniel: le propuso a la JEP que para reparar a las víctimas podría trabajar para contribuir al desarme de la estructura armada ilegal que representa y de otros grupos sucesores del paramilitarismo. Eso, en otras palabras, quiere decir, según nos explicaban en la sección Judicial, busca “el mismo rol que tuvieron “Karina”, de las Farc, o “Francisco Galán”, del Eln”.
Una vez más aparecieron las críticas por la presencia de agentes de la Policía durante las audiencias y se tuvo que suspender una en donde alias Otoniel iba a hablar de falsos positivos porque los uniformados se negaron a salir de la sala durante la intervención de Otoniel. También contamos sobre la advertencia de la JEP, quien advirtió que el gobierno no estaría cumpliendo con lo que pactó con la Fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI). Publicamos la información sobre la fuga de Juan Larrison Castro Estupiñán, alias Matamba, aliado de Otoniel, catalogado como el “principal articulador de la salida del clorhidrato de cocaína desde las zonas de producción ilícita en Rosario, Leiva, Policarpa y Cumbitara (Nariño) hacia el Pacífico colombiano y ecuatoriano, con destino final al cartel mexicano de Sinaloa “Nueva Generación”. Matamba hizo parte del frente 29 de las Farc para 1997, pero, por mal comportamiento, los comandantes de ese grupo ordenaron su fusilamiento”.
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Aunque el 22 de marzo pasado otra vez la JEP manifestó su preocupación porque no podía recibir las declaraciones, al día siguiente publicamos que “con computadores y audífonos la JEP por fin tomó el testimonio del capturado. La investigación de esta declaración tiene que ver con los falsos positivos. “El capo habló sobre el general (r) Leonardo Gordillo y de agentes del DAS”. Se entregaron detalles de ejecuciones extrajudiciales.
Al día siguiente la JEP abrió un incidente de desacato contra el director de la Dijín, el general Fernando Murillo, pues la justicia transicional considera las diligencias han sido intervenidas por miembros de la unidad policial al punto que no han permitido el desarrollo de las mismas. Y al final de la semana pasada, como no había ocurrido antes, vimos un hecho que se puede convertir en un antecedente: “El togado Diego Corredor no llevará más el caso que pretende llevar al capo a la justicia estadounidense. El magistrado fue recusado porque la embarró al compartir un trino. El proceso estará a cargo del magistrado Luis Antonio Hernández”. ¿Qué fue lo que hizo en redes sociales? Corredor retuiteó un trino del entonces alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, en el que celebraba la detención de Otoniel registrada el pasado 23 de octubre.
El 25 de marzo la noticia fue contundente: “La Sala de Definición de Situaciones Jurídicas de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) rechazó el sometimiento de alias Otoniel, en condición de tercero civil. Con esta decisión los procesos que enfrenta el capo en relación con el conflicto armado seguirán siendo analizados por la justicia ordinaria. Y también, ese mismo día, reportamos que Carlos Antonio Moreno Tuberquía, alias Nicolás, fue extraditado a Estados Unidos porque era solicitado por una corte de Nueva York y una de Miami. Y toma especial relevancia porque este hombre era el segundo al mando en la organización criminal el Clan del Golfo.
El caso de Dairo Antonio Úsuga y sus declaraciones resultan importantes en la búsqueda de la verdad en Colombia, la misma que han pedido desde siempre las víctimas, quienes tuvieron que ver cómo los alzados en armas se llevaban a sus familiares, o cómo por la lucha territorial de los grupos ilegales tuvieron que huir de masacres o murieron en ellas. Alias Otoniel es un delincuente y como tal, debe enfrentase al aparato Judicial, pero también el aparato debe hacer lo que esté a su alcance para que el que fuera catalogado como el hombre más buscado de Colombia y con recompensa ofrecida por la DEA, cuente no solo cómo funcionaba toda la operación del Clan del Golfo y su protagonismo en el negocio del narcotráfico y todo lo que esto conlleva, sino también el papel que jugaron muchos uniformados, pertenecientes al aparato estatal y quienes tendrán que responder por sus actos. Solo basta con recordar el lamentable capítulo del conflicto colombiano que todos conocemos como falsos positivos. Seguiremos la pista de este caso y publicaremos la información que se vaya conociendo en https://www.elespectador.com/judicial/ Hasta pronto.
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