El expediente de una masacre desconocida en Nariño atribuida a las disidencias
Un jefe disidente de las Farc está a punto de ir a juicio por el asesinato y desaparición forzada de seis hombres que salieron de Tumaco en enero de 2021, en medio de la guerra que han emprendido con otros grupos armados por las rentas del narcotráfico. Al parecer, alias “el Mono” los ejecutó tras decirles: “Esto es lo que les pasa a los que se meten con nosotros”.
Felipe Morales Sierra
Siete hombres salieron de sus hogares en Tumaco (Nariño) el lunes 11 de enero de 2021 y la mayoría nunca regresó. Tomaron una lancha hasta el municipio de Mosquera, ubicado también sobre la costa del Pacífico y, en lugar del trabajo que fueron a buscar, seis de ellos encontraron la sentencia a muerte de un grupo armado que los acusaba de pertenecer a otro bando con el que se disputan la zona. Solo uno sobrevivió, como pudo regresó con su familia y les contó a las autoridades las atrocidades que les hicieron hombres de la columna móvil Franco Benavides, de las disidencias de las Farc, al parecer bajo órdenes de Wusintong Bolaños, alias el Mono.
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Siete hombres salieron de sus hogares en Tumaco (Nariño) el lunes 11 de enero de 2021 y la mayoría nunca regresó. Tomaron una lancha hasta el municipio de Mosquera, ubicado también sobre la costa del Pacífico y, en lugar del trabajo que fueron a buscar, seis de ellos encontraron la sentencia a muerte de un grupo armado que los acusaba de pertenecer a otro bando con el que se disputan la zona. Solo uno sobrevivió, como pudo regresó con su familia y les contó a las autoridades las atrocidades que les hicieron hombres de la columna móvil Franco Benavides, de las disidencias de las Farc, al parecer bajo órdenes de Wusintong Bolaños, alias el Mono.
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La historia de la desaparición de este grupo de hombres, que ocupó los titulares de todos los medios comenzando el año pasado, quedó en el olvido y los avances en la investigación pasaron de agache. Hoy se sabe que detrás habría una guerra a muerte que se libra entre las disidencias de Mayimbú y Guacho (muerto en 2018) en el suroccidente del país, en la que civiles quedan en el fuego cruzado ante la mirada impotente de las autoridades. El Espectador revela las pruebas con las que la Fiscalía llamará a juicio a Bolaños, capturado en Tumaco en mayo de 2021. Actualmente está recluido en la cárcel de máxima seguridad de Cómbita (Boyacá).
“En el grupo de hombres que viajó a cumplir la cita de negocios estaba conformado por Mario Mosquera, Ronald Mosquera, Giovanny Orobio, Ariel Cortés, Juan Carlos Vásquez, Gerson Landázuri y Juan Sebastián Mosquera”, dice el escrito de acusación contra Bolaños. Sobre las seis de la mañana llegó un grupo armado que se identificó como columna móvil Franco Benavides, comandada aparentemente por Bolaños, alias el Mono. “Los hombres uniformados irrumpen en el inmueble de la vereda La Pampa, donde se encontraban hospedados los recién llegados, y allí con la violencia de las armas los doblegan, amarran, amordazan y los obligan a abordar dos lanchas”, añade.
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En esos mismos botes “más tarde serían abatidos uno a uno, con tiros de armas largas y cortas”, detalla el llamado a juicio. Luego “los cuerpos de las víctimas fueron abandonados en el recorrido mortal que hace el grupo armado por el río”. El testimonio del sobreviviente, así como otro testigo que oyó al Mono recibir la orden de trasladarse a Mosquera a “hacer la vuelta”, un informe que detalla el nivel de mando que tenía el Mono en el interior de esta disidencia y un video en el que el señalado jefe criminal alardea de una masacre que acababa de cometer son algunas de las evidencias que hoy lo tienen contra las cuerdas.
Las primeras en alertar que algo andaba mal fueron las esposas de tres de las víctimas. Cuando pasaron los días desde que salieron de Tumaco, sin que les llegara noticia de ellos, las mujeres denunciaron en la Fiscalía. “Nuestros esposos fueron contactados para ir a cortar madera a una finca ubicada en la vereda La Pampa, cerca del municipio de Mosquera”, dice la denuncia. “Ya el día miércoles (13 de enero), a eso de las cinco de la tarde, nos llamaron unos conocidos del punto donde ellos estaban y nos dijeron que había llegado un grupo de hombres armados, los habían amarrado y se los llevaron en unas lanchas”, aseguraron las mujeres.
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Las autoridades comenzaron la búsqueda en la segunda semana de enero. El gobernador de Nariño presidió un consejo de seguridad y la Fuerza de Tarea Hércules, con base en Tumaco, dispuso de 80 hombres para buscar a los desaparecidos en una línea de costa de 670 kilómetros. No hubo mayores frutos. La investigación despegó cuando apareció el único sobreviviente, uno de los más jóvenes del grupo, quien con 18 años había ido junto a su padre y sus tíos a trabajar por primera vez en lo que, según le dijeron, era un aserrío. Su testimonio sirvió para identificar a quien, al parecer, comandaba el grupo que asesinó a los seis tumaqueños.
El joven contó que el Mono les dijo, a bordo de las lanchas: “Esto es lo que les pasa a los que se meten con nosotros”. El mensaje, aparentemente, lo repitió en cada caserío y pueblo en el que hizo parar las lanchas. A uno de los primeros que mató, supuestamente, le dijo: “Tú pareces guachero”. Para el fiscal 94 de derechos humanos, Juan Carlos Oliveros, esta era una clara referencia al frente Óliver Sinisterra, cuyo líder máximo hasta 2018 fue alias Guacho, según dijo el funcionario en las audiencias de judicialización del Mono. Luego, según el relato del sobreviviente, los fueron matando uno a uno, con botellas de tequila en mano, hasta que solo quedó él.
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“¿Qué hacemos con este? ¿Lo botamos al río o qué?”, relató el testigo, rememorando lo que uno de los hombres del Mono le dijo a su jefe. El comandante contestó que no y le señaló que si adivinaba cuántos años tenía, lo dejaba escoger cómo morir: si ahogado o a tiros. Le quitó la venda para que lo mirara bien. “25 o 26”, dijo el joven, pero el jefe disidente tenía 30. Mientras Bolaños cargaba su pistola, su próxima víctima le exclamó: “Vos tenés que saber que yo no soy adivino, ¿me vas a dejar morir ahogado?”. El Mono, al parecer, accedió. Ordenó que le desamarraran las manos y lo despidió con un mensaje: “Hágale pues, pero le toca nadar con los ojos vendados, porque si te quitás la venda te correteamos y te matamos”.
Además de los detalles escabrosos del testimonio, la Fiscalía tiene un informe que describe la línea de mando, la composición y hasta a qué se dedica la disidente columna móvil Franco Benavides. Al parecer está conformada por unos 300 hombres armados, que estarían al mando de Leider Johani Noscue, alias Mayimbú, el mismo disidente señalado de ordenar el asesinato de la candidata a la Alcaldía de Suárez (Cauca), Karina García, ocurrido en septiembre de 2019. El grupo, supuestamente, tiene comisiones armadas que realizan sus propios patrullajes y “protegen la zona y no permiten el ingreso de otros grupos subversivos”, según explicó el fiscal Oliveros.
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Precisamente, una de esas comisiones es la que, al parecer, comandaba el Mono. Según testigos, sobre las cinco de la tarde del 12 de enero de 2021, el jefe disidente recibió una llamada en uno de sus tres celulares, en la que un superior de alias Gustavo le ordenó ir a la vereda La Pampa, porque habían llegado unos “paracos”. Supuestamente, el comandante aceptó “hacer la vuelta” y allí llegó con su comando de hombres armados. Ese tipo de trabajos, de acuerdo con el informe, serían usuales para el Mono. Hay un video en el que posa junto a cuerpos sin vida dando un reporte de sus “resultados”. El último trabajo lo habría realizado en marzo de 2021: mataron a 22 personas, según testigos.
Bolaños se ha declarado inocente, pero tres testigos distintos ayudaron al reconocimiento fotográfico del hombre que hoy está en Cómbita, detenido el 21 de mayo de 2021 en las calles de Tumaco, por orden de captura de un juez de Mosquera. Mientras le leían sus derechos y le informaban el procedimiento a seguir, los uniformados a cargo del operativo lo escucharon decir: “¿Es ese juez? A ese hay que mandarlo a cachetear por sapo”. Así es la ley que ha impuesto este grupo disidente de la extinta guerrilla, que opera en al menos seis municipios del Pacífico nariñense: como juez, jurado y verdugo de los locales, y hasta de las autoridades.