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Lo que ocurrió en la noche del 21 de marzo de 2020, en un intento de fuga masiva en la cárcel La Modelo en Bogotá, es la crónica de una historia de terror. Así lo dejó consignado la Fiscalía en el escrito de acusación en contra de los dragoneantes del Inpec Víctor Cervera, Yeferson Hueso y Julián Piñeros. El Espectador conoció ese documento, en el que el ente investigador consignó las razones y pruebas de cómo los tres uniformados habrían cometido el delito de tortura. La Fiscalía tiene pruebas de que los investigados obligaron a los internos a desnudarse y les habrían provocado heridas con cuchillo.
Antecedentes: Imputan a tres dragoneantes por presuntas torturas tras motín en cárcel La Modelo
Esa noche todo se salió de control. Días previos al motín se convocó a un cacerolazo en La Modelo, en protesta por las condiciones de hacinamiento y salubridad, cuando el covid-19 recién llegaba al país. Internos que vivieron esa noche relataron que más de 100 presos se tomaron el poder del establecimiento, robaron todo a su paso e intentaron fugarse hacia los barrios de Puente Aranda. Algunos registraron, aunque no pueden tener celular, colchones en llamas, detonaciones de gas lacrimógeno y la respuesta armada del Inpec. “Los devolvieron a plomo”, dijo una fuente. Medicina Legal registró 24 reclusos muertos y casi 90 heridos.
La teoría del caso en contra de Cervera, Hueso y Piñeros, no obstante, inició cuando el Inpec retomó el control con ayuda de la Fuerza Pública. “En el proceso de retoma por parte del Inpec y fuerzas de apoyo, testimonios y registros fílmicos recuperados documentan excesos en el uso de la fuerza y actos de tortura contra reclusos. Esos abusos se entendieron más allá del motín y el proceso de retoma de la cárcel hasta, incluso, el traslado de los heridos más graves a centros asistenciales. Incluyeron prácticas encaminadas a infligir dolores y sufrimientos a través de la agresión física, omisión de atención médica y la exposición desnuda de los internos”, se lee en la acusación.
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Los dragoneantes acusados de tortura en el motín de La Modelo
Julián Alberto Piñeros, de 44 años, inició su carrera en el Inpec en 1998. La Fiscalía tendría cómo probar que, una vez controlado el intento de fuga, reprendió al interno Harold Yair Junco en el túnel de abogados. Allí lo llevaron otros dragoneantes, tras descubrirlo escondido en los talleres. Golpes en el rostro, cachetadas, humillación delante de otros reclusos, habrían sido parte del repertorio. La Fiscalía tiene pruebas que mostrarían que el dragoneante esposó al recluso, lo desnudo y le ordenó que se quedara en posición de cuclillas, por “un número considerable de horas”, en medio de agua, sangre y heces humanas.
Ante los reclamos por hambre y frío, en la madrugada bogotana, Piñeros habría respondido lesionando su pierna izquierda con una especie de bisturí. En un segundo evento, a Piñeros se le acusa por la supuesta tortura contra el interno César Martínez. Entre el 26 y 27 de marzo, en una celda del sector primarias, presuntamente golpeó y lesionó con un cuchillo carnicero al recluso, incluso cortándole el dedo índice de la mano izquierda. Habría retado a pelear a Martínez, pero como este no quiso, la Fiscalía dice que le dio puños y patadas. Aparte, se negó a hacer el aseo de primarias. En esa sección estaban los heridos tras el motín. Martínez estaba convaleciente porque días previos recibió un disparo en la pierna izquierda. Piñeros no aceptó cargos en la imputación y está en prisión preventiva.
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Por otro lado, la Fiscalía plasmó en su acusación un único evento contra Yeferson Hueso y Víctor Alfonso Cervera, de 30 y 32 años respectivamente. Las presuntas víctimas son los internos Samir Parra y también César Arturo Martínez. Ambos, el 26 de marzo de 2020, fueron remitidos al Hospital La Samaritana de Bogotá, por orden de la Dirección de Sanidad de La Modelo, pues recibieron disparos durante el motín. La Fiscalía asegura que los dos ya estaban “entre ojos” de los dragoneantes y que Cervera los insultaba mientras eran trasladados al centro de atención. Allí los acusados habrían golpeado a Martínez, ante lo cual el interno Parra respondió que “no fueran abusivos”.
Luego de ello, dice la Fiscalía, Hueso y Cervera “golpearon a Parra con cachetadas y golpes en la cabeza utilizando la tonfa (el bolillo), mientras estos (los internos heridos) se encontraban esposados a una camilla de La Samaritana”. Además, los acusados habrían interrumpido la atención médica, explicando que “no tenían nada” dado que los proyectiles solo afectaron tejidos blancos. Luego, una vez lograron sacarlos de la clínica y ya en la cárcel, les habrían rociado gas pimienta, mojado con agua de lavaza (desechos líquidos) y, además, obligado a dormir así. Tampoco aceptaron cargos y están en prisión domiciliaria.
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La Fiscalía es consistente en mencionar que los acusados no cumplieron con la resolución 192 de 2018, que regula el uso de la fuerza en el sistema penitenciario. Según el texto, la fuerza se aplica solo como un mecanismo excepcional y debe ser tanto proporcional como necesario. Las víctimas habrían estado indefensas, a tal punto que dos permanecían esposados en una cama de hospital. El Inpec, de hecho, capacita sobre un expediente emblemático de tortura en prisiones: el Caso Mendoza y otros vs Argentina, una condena de la Corte Interamericana de Derechos Humanos a ese Estado por excesos contra cinco menores de edad. Uno de ellos terminó ahorcado en su celda.
Este diario contactó al Inpec, el cual respondió que los tres acusados fueron desvinculados. En 2020, la entidad explicó que deben valorarse “las circunstancias excepcionales” que se presentaron en La Modelo. Esto, luego de que la ONG Human Rights Watch presentara un informe sobre las 24 necropsias, cuyo resultado fue que, en 14 de los casos, funcionarios habrían disparado con intención de matar. Sin embargo, todavía no hay avances en la investigación de quiénes fueron los perpetradores. Por ahora la Fiscalía avanza en el caso de Víctor Cervera, Yeferson Hueso y Julián Piñeros, quienes ahora enfrentarán un juicio por tortura.
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