El exviceministro Gabriel García Morales quedó en libertad
El exfuncionario fue el primer capturado en Colombia por el escándalo Odebrecht. Recibió US$6,5 millones por un soborno de la multinacional brasileña para que esta se quedara con el contrato de la Ruta del Sol 2.
El exviceministro de Transporte, Gabriel García Morales, quien fue el primer capturado en Colombia por el escándalo de Odebrecht, quedó en libertad condicional desde el pasado 15 de diciembre, luego de cumplir la mayor parte de su pena de cinco años y dos meses de prisión impuesta en el año 2017, por los delitos de cohecho e interés ilícito en la celebración de contratos.
Las autoridades confirmaron que el exfuncionario recibió un millonario soborno de la multinacional brasileña que en 2010 le pagó US$6,5 millones (para la época unos $11.700 millones) a cambio de dirigir la licitación de la Ruta del Sol 2, uno de los proyectos viales más importantes que se adjudicaron en el gobierno de Álvaro Uribe. El mismo García admitió que cuando le delegaron temporalmente la dirección del Instituto de Concesiones (Inco, hoy ANI) directivos de Odebrecht empezaron a buscarlo y él se dejó encontrar.
El exviceministro empezó a reunirse clandestinamente con el presidente de la Compañía en 2009, Bueno Júnior. Los encuentros se realizaban en un apartamento cerca del Parque de la 93 en Bogotá y fue allí donde se gestó el soborno. Para que la millonaria suma llegara a Gabriel García Morales, los brasileros usaron un viejo y conocido esquema: triangularon el dinero. Lo hicieron, en esta ocasión, con dos amigos de la infancia del exfuncionario, Eduardo y Enrique Ghisays, empresarios cartageneros que, al parecer, estaban en bancarrota cuando García Morales les hizo la propuesta. (Lea también: Millonaria sanción para Odebrecht y sus socios por sobornos de la Ruta del Sol 2)
Para “blanquear” el dinero, en enero de 2010, crearon en Panamá una sociedad de papel llamada Lurion Trading. A la larga, ese fue un mal negocio para García Morales. La justicia detectó que, de los US$6,5 millones, Enrique Ghisays le hizo “retén” a casi la mitad: US$1 millón lo metió en acciones de bolsa –y lo perdió entero–, $1,3 millones los usó para “gastos varios” y a la fecha no se sabe en qué consistieron, y cobró una comisión de US$750.000 dólares por “lavar” este dinero cuyo origen era el fomento de la corrupción desde el sector privado.
Parte del dinero restante fue a parar, sostiene la Fiscalía, en propiedades en Cartagena, a nombre familiares de los Ghisays y de García Morales. Esos también se perdieron. En marzo de 2017, la Fiscalía anunció su incautación. Por último estaban los US$2 millones que García Morales trató de ocultar en acciones de Pacific Infrastructure, una filial de Pacific Rubiales que está construyendo el Puerto Bahía en Cartagena junto con tres socios más, entre ellos la Corporación Financiera Internacional (IFC, en inglés). Pero esas acciones ya no hacen parte de su inventario y así, el exfuncionario terminó perdiéndolo todo.
Luego de que la justicia llegara a todos los detalles de su actuación y comprobara su cuestionable conducta, García Morales fue condenado y recluido en La Picota donde cultivaba hortalizas para redimir su pena y a comienzos de este año solicitó un traslado a la cárcel Corozal, Sucre. Pero, allí no pasó mucho tiempo. En marzo de 2020, lo enviaron a su casa en Cartagena para que terminara de pagar su sentencia en prisión domiciliaria y, finalmente, el pasado 15 de diciembre alcanzó la libertad. (Le puede interesar: Gabriel García Morales, el hombre que lo perdió todo con Odebrecht)
El exviceministro de Transporte, Gabriel García Morales, quien fue el primer capturado en Colombia por el escándalo de Odebrecht, quedó en libertad condicional desde el pasado 15 de diciembre, luego de cumplir la mayor parte de su pena de cinco años y dos meses de prisión impuesta en el año 2017, por los delitos de cohecho e interés ilícito en la celebración de contratos.
Las autoridades confirmaron que el exfuncionario recibió un millonario soborno de la multinacional brasileña que en 2010 le pagó US$6,5 millones (para la época unos $11.700 millones) a cambio de dirigir la licitación de la Ruta del Sol 2, uno de los proyectos viales más importantes que se adjudicaron en el gobierno de Álvaro Uribe. El mismo García admitió que cuando le delegaron temporalmente la dirección del Instituto de Concesiones (Inco, hoy ANI) directivos de Odebrecht empezaron a buscarlo y él se dejó encontrar.
El exviceministro empezó a reunirse clandestinamente con el presidente de la Compañía en 2009, Bueno Júnior. Los encuentros se realizaban en un apartamento cerca del Parque de la 93 en Bogotá y fue allí donde se gestó el soborno. Para que la millonaria suma llegara a Gabriel García Morales, los brasileros usaron un viejo y conocido esquema: triangularon el dinero. Lo hicieron, en esta ocasión, con dos amigos de la infancia del exfuncionario, Eduardo y Enrique Ghisays, empresarios cartageneros que, al parecer, estaban en bancarrota cuando García Morales les hizo la propuesta. (Lea también: Millonaria sanción para Odebrecht y sus socios por sobornos de la Ruta del Sol 2)
Para “blanquear” el dinero, en enero de 2010, crearon en Panamá una sociedad de papel llamada Lurion Trading. A la larga, ese fue un mal negocio para García Morales. La justicia detectó que, de los US$6,5 millones, Enrique Ghisays le hizo “retén” a casi la mitad: US$1 millón lo metió en acciones de bolsa –y lo perdió entero–, $1,3 millones los usó para “gastos varios” y a la fecha no se sabe en qué consistieron, y cobró una comisión de US$750.000 dólares por “lavar” este dinero cuyo origen era el fomento de la corrupción desde el sector privado.
Parte del dinero restante fue a parar, sostiene la Fiscalía, en propiedades en Cartagena, a nombre familiares de los Ghisays y de García Morales. Esos también se perdieron. En marzo de 2017, la Fiscalía anunció su incautación. Por último estaban los US$2 millones que García Morales trató de ocultar en acciones de Pacific Infrastructure, una filial de Pacific Rubiales que está construyendo el Puerto Bahía en Cartagena junto con tres socios más, entre ellos la Corporación Financiera Internacional (IFC, en inglés). Pero esas acciones ya no hacen parte de su inventario y así, el exfuncionario terminó perdiéndolo todo.
Luego de que la justicia llegara a todos los detalles de su actuación y comprobara su cuestionable conducta, García Morales fue condenado y recluido en La Picota donde cultivaba hortalizas para redimir su pena y a comienzos de este año solicitó un traslado a la cárcel Corozal, Sucre. Pero, allí no pasó mucho tiempo. En marzo de 2020, lo enviaron a su casa en Cartagena para que terminara de pagar su sentencia en prisión domiciliaria y, finalmente, el pasado 15 de diciembre alcanzó la libertad. (Le puede interesar: Gabriel García Morales, el hombre que lo perdió todo con Odebrecht)