El factor común en el asesinato del presidente de Tigres y otros crímenes en Bogotá
Desde 2019 se han perpetrado una serie de homicidios que estarían ligados a viejas cuentas pendientes de la mafia en Bogotá. Aunque las autoridades no han planteado hipótesis del reciente asesinato del dirigente deportivo, las víctimas asesinadas comparten un vínculo con narcotraficantes que se infiltraron en los negocios del fútbol y las esmeraldas para lavar activos.
David Escobar Moreno
Listones negros y minutos de silencio protagonizaron el inicio de la pasada jornada 13 y 14 del fútbol colombiano, tras el homicidio del presidente del club Tigres Fútbol Club, Edgar Páez. Sin embargo, en las graderías hubo hinchas que, como acto simbólico, le dieron la espalda al campo cuando el árbitro pitó el inicio de los segundos en silencio. Detrás de ese gesto hay una historia de mafias y de crímenes que, aunque la justicia no ha logrado esclarecer, desde hace años se sabe que todos comparten un factor común: un presunto ajuste de cuentas de la mafia de Bogotá y de personas con vínculo con narcotraficantes que se infiltraron en fútbol y en el negocio de las esmeraldas para lavar activos.
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Listones negros y minutos de silencio protagonizaron el inicio de la pasada jornada 13 y 14 del fútbol colombiano, tras el homicidio del presidente del club Tigres Fútbol Club, Edgar Páez. Sin embargo, en las graderías hubo hinchas que, como acto simbólico, le dieron la espalda al campo cuando el árbitro pitó el inicio de los segundos en silencio. Detrás de ese gesto hay una historia de mafias y de crímenes que, aunque la justicia no ha logrado esclarecer, desde hace años se sabe que todos comparten un factor común: un presunto ajuste de cuentas de la mafia de Bogotá y de personas con vínculo con narcotraficantes que se infiltraron en fútbol y en el negocio de las esmeraldas para lavar activos.
El caso más reciente ocurrió el pasado sábado 23 de septiembre, cuando el dirigente deportivo fue asesinado por dos sicarios que lo atacaron cuando salía del Estadio de Techo (sur de Bogotá), luego de la derrota de su equipo 3 a 2 contra Atlético FC. El presidente de Tigres, quien en el pasado fue agente del DAS e investigador del CTI de la Fiscalía, fue cercano a un sector de la dirigencia de Independiente Santa Fe que fue señalada de lavar activos a través del mismo club y el negocio de las esmeraldas. Se trata de la denominada junta directiva, un grupo de mafiosos que entre los años 90 y la primera década del siglo de XXI en Bogotá, Boyacá y los Llanos, controlaron las rutas de narcotráfico que terminaban en Estados Unidos y Europa.
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Ese grupo criminal fue liderado por Julio Lozano Pirateque, Luis Caicedo, alias Don Lucho, y alias El Loco Barrera, quienes fueron extraditados entre 2012 y 2013. Lo que se sabe sobre Edgar Páez es que, entre 2004 y 2007, invirtió en el club por invitación del entonces y actual presidente del equipo cardenal, Eduardo Méndez, quien también fue condenado por obstruir a la justicia estadounidense. Cuando los tres colombianos fueron extraditados a Estados unidos, el Departamento del Tesoro y la Policía colombiana sostuvieron que el club fue usado para lavar dineros.
Sin embargo, judicialmente el equipo no tuvo consecuencias legales. Incluso, el propio Páez tuvo un proceso de extinción de dominio por estos hechos, pero las pruebas recolectadas por la Fiscalía no fueron suficientes para la justicia. Desde entonces, el nombre del dirigente deportivo asesinado no aparecía en los expedientes judiciales.
Los Caicedo, alias el Patrón y la fichas de Hernando Sánchez
Al igual que el presidente de Tigres, en los últimos cinco años y a plena luz del día, han sido asesinados antiguas fichas de esa mafia que dominó la capital y sus zonas aledañas. En julio de 2021, una de las más sonadas víctimas de lo que sería una purga mafiosa fue el propio Luis Caicedo, quien terminó asesinado por sicarios en el sector de Pablo Sexto. El también exagente del CTI volvió a Colombia en total silencio unos años antes, luego de cumplir su pena en Estados Unidos, junto al Loco Barrera y Julio Lozano Pirateque, de quien hoy las autoridades colombianas presumen participó en este crimen y hoy coordinaría desde Dubai una red de narcotráfico y lavado de activos.
En 2021, Noticias Caracol publicó un audio en el que se escuchaba a Otoniel, entonces líder del Clan del Golfo, revelando que Julio Lozano Pirateque fue uno de los determinadores del asesinato del capo narcotraficante Luis Caicedo. “Para comentarle algo de lo que se está haciendo y ponga a la gente a la expectativa de los trabajos. Tiene conocimiento de lo que se hizo en Bogotá, el viejo Luis Caicedo (alias Don Lucho). Lo entregó el mismo socio de él: Julio Lozano. Ellos eran socios (...) Lo traicionó el socio. Puso la información”, se escucha a Otoniel en el audio revelado. Pirateque, además, salió salpicado en otro expediente judicial por ser el dueño del laboratorio de cocaína encontrado en la finca del exembajador en Uruguay, Fernando Sanclemente.
Otro de los recientes asesinatos que tuvo gran revuelo fue el de Claudio Javier Silva Otálora, alias el Patrón, un hombre que también fue cercano a la directiva del Santa Fe durante la primera administración de Méndez. El hombre, señalado de ser cercano a los zares esmeralderos como Víctor Carranza y Hernando Sánchez, fue asesinado en noviembre de 2022 en el barrio Mazurén por hombres fuertemente armados. Silva Otálora, quien también fue agente del DAS y del CTI, en los últimos años mantuvo un bajo perfil, pero conservaba un profundo respeto en el bajo mundo. Su homicidio y el fallido intento de asesinarlo (en julio de 2022), sorprendieron a las autoridades y a las mafias porque “solo alguien muy pesado en el crimen organizado se atrevería a matarlo”, explicaron a este diario fuentes cercanas al proceso.
Tan solo tres meses después, en febrero de 2023, otro miembro de la junta directiva fue asesinado cuando se dirigía a una reunión con el presidente de Santa Fe, Eduardo Méndez. El también exagente del CTI, Juan Francisco Caicedo, hermano de Don Lucho, fue asesinado en la localidad de Barrios Unidos. Esos asesinatos, junto a otros perpetrados contra subalternos de esmeralderos, tienen nerviosos a otros viejos capos del narcotráfico que pasaron de agache en el pasado cuando Pirateque, el Loco Barrera y otros terminaron ante los estrados judiciales estadounidenses. Además, esmeralderos le han contado a este diario que hay varios narcotraficantes que estarían comprando sus minas para lavar los dineros a través del mercado de las esmeraldas.
En la mira del Clan del Golfo
En esta enredada trama mafiosa, también hay una lista de personas que estarían en la mira del Clan del Golfo por órdenes de Lozano Pirateque. Los nombres fueron también revelados por la unidad investigativa de Noticias Caracol en el audio en el que Otoniel confesó su participación en el crimen de Luis Caicedo. El primero de ellos es Dionisio de Jesús Vera Olmos, más conocido en el bajo mundo como Boyaco Sinaloa, un alias que hace referencia a sus peligrosos vínculos con el cartel mexicano de la droga, hoy dirigido por los hijos del Chapo Guzmán y el viejo capo narcotraficante, alias Mayo Zambada.
La figura de Boyaco Sinaloa es clave en este contexto, donde el mundo del crimen organizado está en tensión y en reacomodo, pues desde mayo de 2022, cuando Otoniel fue extraditado a Estados Unidos, aún no es claro quién ocupará su lugar. Incluso, desde antes de su captura, en octubre de 2021, Otoniel ya venía ordenando el asesinato de tres supuestos competidores en el tráfico de cocaína a territorio estadounidense y europeo, pero solo su grupo criminal logró perpetrar uno: el de Luis Caicedo Velandia, alias Don Lucho, viejo capo del narcotráfico que fue jefe de alias el Loco Barrera y quien retornó hace un par de años al país luego de pagar una condena por narcotráfico en EE. UU.
Otro blanco de Otoniel era Jesús Hernando Sánchez, sucesor de Víctor Carranza como el zar esmeraldero y quien ha sido vinculado como socio del excapo narcotraficante Julio Lozano Pirateque, otro hombre que tuvo negocios con Don Lucho y el Loco Barrera en el denominado Cartel de Bogotá. Sin embargo, judicialmente nunca ha sido condenado. Incluso, recientemente, un proceso judicial en su contra terminó en extrañas circunstancias. Ni el gobierno Duque ni el de Gustavo Petro han podido frenar esa seguidilla de asesinatos en la capital del país, todos enmarcados en una guerra fría que revive viejas cuentas pendientes de las mafias narcoesmeralderas.
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