“El gobierno Petro está desinformando y no protege el periodismo”: director de FLIP
El discurso del presidente Gustavo Petro en contra de los medios ha alcanzado un lenguaje tan preocupante que ya llegó a hacer peligrosas relaciones, con el paramilitarismo y el Mossad, que ponen en riesgo a periodistas de todo el país. El director de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) le responde que debería preocuparse más bien por la seguridad de los periodistas.
Jhoan Sebastian Cote
Periodismo del Mossad. Paramilitarismo. Mentiras. Financiadores. Hipócrita libertad de expresión. Todas esas son palabras con las que el alto gobierno del presidente Gustavo Petro se ha referido para hablar sobre los medios de comunicación en los últimos días. Cuando la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) le hizo frente a los señalamientos, el mismo presidente vinculó indirectamente a esa organización con el paramilitarismo y, en general, ha reducido su trabajo al de la defensa del mal periodismo, justamente en su contra. Ante afirmaciones de ese talante, Jonathan Bock, director de la FLIP, habló con El Espectador sobre lo preocupante que resulta el discurso del presidente, le hizo un llamado a la mesura e, incluso, le pidió rectificar.
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Periodismo del Mossad. Paramilitarismo. Mentiras. Financiadores. Hipócrita libertad de expresión. Todas esas son palabras con las que el alto gobierno del presidente Gustavo Petro se ha referido para hablar sobre los medios de comunicación en los últimos días. Cuando la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) le hizo frente a los señalamientos, el mismo presidente vinculó indirectamente a esa organización con el paramilitarismo y, en general, ha reducido su trabajo al de la defensa del mal periodismo, justamente en su contra. Ante afirmaciones de ese talante, Jonathan Bock, director de la FLIP, habló con El Espectador sobre lo preocupante que resulta el discurso del presidente, le hizo un llamado a la mesura e, incluso, le pidió rectificar.
El discurso del presidente en sus redes sociales conecta sus logros de gobierno con una crítica a los medios de comunicación de todas las orillas. ¿Esto es lo que se espera de un jefe de Estado?
Han pasado dos años de gobierno y lo que queda del análisis es que, por un lado, tenemos una constante arremetida del presidente hacia la prensa. Ha utilizado una serie de calificativos y ha intentado desacreditar el trabajo de los periodistas. Les ha dicho que están detrás del golpe blando. Que son serviles a ciertos sectores del establecimiento. Que tienen relaciones con grupos ilegales. Que son prensa del Mossad (grupo de inteligencia del gobierno israelí).
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Pero, por el otro lado, donde uno esperaría que hubiese una estrategia o unas políticas que impulsaran al periodismo comunitario, alternativo y regional, no han ocurrido mayores avances. Hasta el momento no se han impulsado, después de dos años, de un gobierno que sí había generado una esperanza en ese sentido. Al final de cuentas, el discurso del presidente es en contra del periodismo.
Se puede afirmar que el alto gobierno está cuestionando y estigmatizando ese trabajo de construcción de realidad diaria de la prensa, ¿lo ve peligroso?
Si recapitulamos lo que pasó en la última semana, nos podemos dar cuenta del nivel de tensión tan alta. Estamos en un momento en el que el presidente descalifica a María Jimena Duzán, una periodista con una trayectoria muy amplia y que ha sido víctima de violencia. El presidente habla delante de la Policía, en una jornada de ascensos, diciendo que el periodismo es Mossad.
La estigmatización en contra del periodismo está a la orden del día. Justo en esa misma semana, sacamos dos comunicados hablando de cómo alcaldes de diferentes ciudades estaban estigmatizando periodistas. Y, después, el presidente arremete en contra de la FLIP, que es una fundación que defiende la libertad de prensa. Eso significa que también obstaculiza el proceso de la defensa. Una tarea que ha protagonizado la sociedad civil y que le ha valido amenazas, en un país muy violento como lo es Colombia.
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El presidente asegura que el periodismo es Mossad, ¿por qué es peligroso categorizar de esa manera al periodismo?
Esto lo dice, aparte, cuando se está hablando de posibles chuzadas en contra de magistrados de la Corte Constitucional. Petro hace, de manera indirecta, una relación entre chuzadas, inteligencia israelí y periodistas al servicio de esa inteligencia. Al hacer esa relación, él también está diciendo que aquí hay unos intereses y que hay una prensa servil al Estado de Israel.
En otros mensajes, Petro nos critica porque no hemos sacado comunicados en contra de los periodistas que han sido asesinados por Israel y que están en Gaza. Eso no es cierto. Hemos mostrado nuestra indignación en redes internacionales. Todo esto hace parte de una narrativa que carece de realidad, datos y soporte. Lo que está haciendo el presidente es desinformar y querer generar una sombra de duda sobre la Fundación.
Duzán publicó un derecho de petición dirigido a Laura Sarabia, mano derecha del presidente, a propósito de algunas publicaciones en redes sociales que vinculan a su hermano, Andrés Sarabia, a sospechas de corrupción sin confirmar. La periodista ha recibido una serie de ataques y descalificaciones desde la propia Casa de Nariño. ¿Es un intento de censura?
Toda esta presión constante, así como estos mensajes por parte del presidente y de funcionarios de muy alto nivel, por supuesto que generan un ambiente de censura. La suma de estas situaciones intimida y va en contravía de esos estándares y principios que deben proteger al oficio. Este gobierno no está protegiendo al periodismo. Por el contrario, está generando una narrativa que le genera muchos problemas a los periodistas que quieren seguir informando e investigando, porque saben que, como contraparte, viene una arremetida muy fuerte.
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Incluso, Laura Sarabia amenazó, como un mecanismo conocido de intimidación, con que iba a demandar civilmente a María Jimena Duzán por haberle formulado esas preguntas. Ese es un nivel muy alto de presión por parte de una figura de tan alto poder como lo es Laura Sarabia.
Hay una pelea casada entre Gustavo Petro y Vicky Dávila, directora de Semana, ese rifirrafe casi que diario, ¿qué consecuencias tiene para una democracia?
El clima de la conversación en redes sociales es sumamente hostil y eso debe implicar unas reflexiones en los medios de comunicación. Hay que hablar de cómo pueden usar las redes sociales los periodistas. Esta es una conversación que se da en muchos países, donde los medios de comunicación terminan tomando medidas internas, al dar una serie de recomendaciones de cómo incorporar un estilo que no entre en esos debates hostiles.
En el caso de Vicky Dávila, hay que diferenciar su opinión, que puede emitirla en sus redes sociales, de su trabajo periodístico. Desde luego, ambos tipos de comunicación están cobijados por la libertad de expresión y deben estar libres de cualquier tipo de violencia y de señalamiento por parte del presidente. Lo cierto es que, cuando hablamos de periodismo, debe tener un tratamiento diferente ante la ciudadanía, porque debe estar soportado en evidencia, datos y reportería.
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Y a usted la opinión pública sí que le piden valorar el trabajo que se hace desde Semana...
Por supuesto, pero de otros medios también. Ahora tenemos el foco en ello, pero hace tres años con el paro nacional nos acusaban y nos cuestionaban por estar defendiendo a medios alternativos y a medios independientes que estaban cubriendo en las manifestaciones. Por ejemplo, con Canal 2 en Cali, que tenía un protagonismo activista. Que no podíamos defenderlos, porque, de hacerlo, entonces cualquier persona ahora es periodista y puede con su cámara difundir cualquier imagen. Y la verdad es que sí, eso está cobijado por la libertad de expresión, en un momento en que estaban trasmitiendo información de interés.
Ahora, el proceso informativo como tal debe estar bajo el debate de la ciudadanía y debe estar cuestionado porque vitaliza el periodismo. Pero insistimos en que debe ser una tarea de la sociedad civil, de la academia, de las universidades, del gremio mismo y no de un gobierno que quiera decir cuál es el periodismo que sí es bueno y cuál es el que no.
Ustedes reciben constantes críticas sobre el porqué no hacen una curaduría de medios, pero, se debe aclarar que esa no es su función...
Cuando nosotros, en nuestra labor de defensa a la libertad de prensa, emitimos un comunicado o cuestionamos algún comportamiento por parte del presidente y sus funcionarios, nos suelen reclamar por defender al periodismo cuando no está haciendo bien su trabajo. Incluso, por tener agendas ocultas o emitir información errónea. Pero esa no es la misión de la FLIP.
Nuestra misión es la defensa y la protección de los periodistas en un país violento contra ellos, donde los reporteros son víctimas constantes de amenazas y presiones, y donde se ven obligados a dejar su trabajo y salir de sus ciudades. La curaduría de los contenidos periodísticos es importante y debe ser una responsabilidad de la sociedad civil, del mismo gremio y de la academia. Pero no puede ser la FLIP la que emita un juicio sobre ese trabajo. El principio de la libertad de prensa cobija a ese periodismo que no le gusta a tantos sectores de la ciudadanía, como también cobija al periodismo de investigación y que se arriesga a confrontar los poderes.
Cielo Russinque, superintendente de Industria y Comercio, lo tacha a usted de “censor y guardián de una falsa e hipócrita libertad de expresión”. ¿Qué responderle?
No deja de ser alarmante que una funcionaria del nivel de Russinque esté pidiendo la renuncia de un directivo de una organización de la sociedad civil. Ahora bien, que funcionarios públicos entren a cuestionar y descalificar nombramientos en este tipo de organizaciones es completamente inadmisible. Eso es más propio de gobiernos autoritarios que buscan a quienes consideran que deben estar a la cabeza en las organizaciones.
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El presidente señaló a la FLIP de ser de “Pacho Santos” y, a su vez, agregó que el exvicepresidente tiene señalamientos de vínculos con el paramilitarismo. ¿Considera que esa conexión merma la credibilidad de la fundación e incluso vincula injustamente a la FLIP con el crimen?
Esa es la acusación más grave. No podemos perder de vista en toda esta conversación que el presidente está diciendo que una organización como la FLIP, de 28 años de trayectoria, tiene lazos con el paramilitarismo. Esto es desproporcionado, es un error y por eso ha valido también el comunicado de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, de la Sociedad Interamericana de Prensa y de otras organizaciones colombianas como la Misión de Observación Electoral y Transparencia por Colombia.
Es falso que la FLIP sea de Francisco Santos, uno de los fundadores y desligado hace años de la organización. También es falso que tengamos redes con el paramilitarismo. De hecho, nosotros defendemos a periodistas víctimas del paramilitarismo y representamos a familiares de esos comunicadores. Todo esto es un desacierto completamente. Es un mensaje cargado de veneno, que es riesgoso para la organización.
Hay que nuevamente decirle al presidente que se equivoca y que debe rectificar. Que le quedan dos años de gobierno, donde debe preocuparse por la violencia en contra de los periodistas y por cumplir con su rol como jefe del Estado, que es la protección del periodismo. Pues, a menos de que tenga otros planes. Y si los tiene, debería decirlo con transparencia, ¿cuáles son sus planes sobre el periodismo en sus dos años de gobierno?
¿Alguna vez usted vio una estigmatización así por parte de un gobierno?
La sociedad civil ha estado en Colombia en un ejercicio de defensa constante. Ha estado bajo muchos ataques. De hecho, un gobierno como este, que ha sido cercano a muchas organizaciones, debería entender ese rol y la importancia de que en un país como este se puedan defender, sin que eso les genera más riesgos. Yo no quiero hacer comparaciones históricas, pero yo sé que lo que está pasando en este momento es riesgoso y peligroso. Que esto necesita un punto de quiebre.
La libertad de expresión es un debate crítico, prueba de ello es que en los últimos 20 meses han sido asesinados cinco periodistas, ¿qué necesitamos del gobierno para que esto no siga sucediendo?
El rol del periodista es normal que le incomode al poder. Esa es una lucha permanente. La libertad de prensa debe seguir defendiendo sus valores y el porqué es importante para la sociedad. No podemos dar por sentado que la libertad de prensa va a estar siempre como la conocemos y cada vez hay diferentes rounds que dar contra diferentes poderes. Y no nos pasa solo a nosotros, lo que estamos viviendo actualmente es una confrontación con presidentes de diferentes países en América Latina.
Petro, como jefe de Estado, debería entender que a él le sirve una prensa que se dé cuenta de qué pasa en Saravena; de qué pasa en Tumaco; cuáles son aquellos contratistas que se roban la plata; cuáles de los grupos armados presentes; cuáles son los que atacan el progreso en las comunidades. Es un trabajo fundamental que está queriendo mostrar lo que está sucediendo en Colombia y que eso a un gobierno le debería interesar para tener un mejor entendimiento del país.
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