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                                                                                                                                El infierno de una líder que denunció una casa de pique

                                                                                                                                Doris Valenzuela, una líder de Buenaventura, vive un infierno desde que hace dos años denunció la existencia de una de las infames casas de pique en su municipio. Hace pocos días volvió a recibir amenazas.

                                                                                                                                David Escobar Moreno

                                                                                                                                Periodista Judicial
                                                                                                                                BUENAVENTURA/COLOMBIA/ BUENAVENTURA FRONTERAS INVISIBLES GUSTAVO TORRIJOS/EL ESPECTADOR
                                                                                                                                Foto: GUSTAVO TORRIJOS/EL ESPECTADOR - GUSTAVO TORRIJOS
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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Un mes después de que Doris Valenzuela denunciara los siniestros hechos y ninguna autoridad le creyera, el presidente Juan Manuel Santos se reunió con autoridades locales y líderes sociales de Buenaventura para hablar sobre la inseguridad y la violencia en el municipio. El primer mandatario anunció un aumento del pie de fuerza después de conocer el hallazgo de las tristemente famosas casas de pique, usadas por bandas criminales como La Empresa y el Clan del Golfo en la disputa por el control del territorio y el tráfico de armas y drogas en la ciudad. Cuatro meses más tarde, el CTI confirmó la desaparición de los tres pescadores que ella ya había reportado.

                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                Pocas horas después de que Doris Valenzuela le hubiera reportado los crímenes de los pescadores a la Policía de Buenaventura, no se sabe cómo la banda criminal autodenominada Autodefensas Gaitanistas ya tenía su número de celular y la amenazaba de muerte. Al ver que las autoridades no actuaron y tampoco le brindaron protección, se mudó junto con su familia a Jamundí, un municipio a 20 minutos de Cali, para intentar sobrevivir en el anonimato.

                                                                                                                                No fue suficiente. Hasta allí llegaron las bandas criminales y en dos oportunidades los amenazaron. El episodio más grave se dio en la mañana del 3 de mayo de 2014, cuando tres hombres fuertemente armados llegaron a su casa a insultarlos. Cuando Valenzuela dijo que iba a llamar a la Policía huyeron, no sin antes disparar al aire varias veces. “Cuando fui a la Fiscalía en Jamundí no pudieron hacer nada porque me pedían evidencias para abrir la investigación y, pues, no hubo cómo sustentar lo ocurrido”, le contó a El Espectador la líder afro.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                La Comisión Interamericana de Derechos Humanos le otorgó medidas cautelares a la comunidad de Puente Nayero en septiembre de 2014. Sin embargo, las amenazas contra varios integrantes de la comunidad y los líderes no han cesado y afuera sigue el riesgo, especialmente para los menores, que las bandas persiguen para reclutar. El día que las bandas quisieron llevarse a su hijo Cristian Aragón, para iniciarlo en el mundo del crimen, Doris Valenzuela se interpuso. A partir de ahí la comunidad tomó valor y se organizó para evitar que se llevaran a los menores del espacio humanitario.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Los esfuerzos de la líder afro, sin embargo, no fueron suficientes. La noche del 19 de julio de 2015, Cristian Aragón pasó a engrosar los alarmantes números de violencia en el enclave marítimo más importante del país en el Pacífico. Tres hombres armados lo sacaron de una tienda y lo llevaron a una casa de pique. “Como pudo él se escabulló de sus captores, pero lamentablemente ya había recibido puñaladas que le perforaron un pulmón y cinco tiros en diferentes partes del cuerpo. Aún no me explico con qué fuerza se escapó”, relata la dolida madre.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Cristian no pudo seguir corriendo y se desplomó en plena vía pública. Luego fue asistido por los lugareños y la Policía, y remitido al hospital Luis Ablanque de la Plata, donde falleció. “Cuando llegué al centro asistencial –cuenta Doris Valenzuela– mi hijo no podía articular una sola palabra. Solo me apretó la mano muy fuerte y se marchó. Es frustrante que alguien tan joven tenga que morir de esta manera. Él apenas tenía 17 años”. A pesar de que los responsables materiales de la muerte de Cristian ya están sancionados penalmente, los autores intelectuales siguen en las calles según, Valenzuela.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Ni siquiera el día que enterraron a Cristian las bandas criminales la dejaron en paz. Después de haberle dado cristiana sepultura, Valenzuela y sus familiares fueron interceptados por cuatro delincuentes que iban a bordo de un taxi. La oportuna intervención de la Policía y del escolta que le asignó la Unidad Nacional de Protección (UNP) unas semanas antes y que hasta hoy mantiene, impidieron que sufriera un atentado. Se desplazaron a otra zona del país, en donde ella se rebusca la vida vendiendo jugos de naranja. Cuando las amenazas vuelven emerger, como ha ocurrido en los últimos días, prefiere no salir a trabajar hasta que vuelva a sentirse un poco menos intranquila.

                                                                                                                                BUENAVENTURA/COLOMBIA/ BUENAVENTURA FRONTERAS INVISIBLES GUSTAVO TORRIJOS/EL ESPECTADOR
                                                                                                                                Foto: GUSTAVO TORRIJOS/EL ESPECTADOR - GUSTAVO TORRIJOS
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Un mes después de que Doris Valenzuela denunciara los siniestros hechos y ninguna autoridad le creyera, el presidente Juan Manuel Santos se reunió con autoridades locales y líderes sociales de Buenaventura para hablar sobre la inseguridad y la violencia en el municipio. El primer mandatario anunció un aumento del pie de fuerza después de conocer el hallazgo de las tristemente famosas casas de pique, usadas por bandas criminales como La Empresa y el Clan del Golfo en la disputa por el control del territorio y el tráfico de armas y drogas en la ciudad. Cuatro meses más tarde, el CTI confirmó la desaparición de los tres pescadores que ella ya había reportado.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                No fue suficiente. Hasta allí llegaron las bandas criminales y en dos oportunidades los amenazaron. El episodio más grave se dio en la mañana del 3 de mayo de 2014, cuando tres hombres fuertemente armados llegaron a su casa a insultarlos. Cuando Valenzuela dijo que iba a llamar a la Policía huyeron, no sin antes disparar al aire varias veces. “Cuando fui a la Fiscalía en Jamundí no pudieron hacer nada porque me pedían evidencias para abrir la investigación y, pues, no hubo cómo sustentar lo ocurrido”, le contó a El Espectador la líder afro.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                La Comisión Interamericana de Derechos Humanos le otorgó medidas cautelares a la comunidad de Puente Nayero en septiembre de 2014. Sin embargo, las amenazas contra varios integrantes de la comunidad y los líderes no han cesado y afuera sigue el riesgo, especialmente para los menores, que las bandas persiguen para reclutar. El día que las bandas quisieron llevarse a su hijo Cristian Aragón, para iniciarlo en el mundo del crimen, Doris Valenzuela se interpuso. A partir de ahí la comunidad tomó valor y se organizó para evitar que se llevaran a los menores del espacio humanitario.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Los esfuerzos de la líder afro, sin embargo, no fueron suficientes. La noche del 19 de julio de 2015, Cristian Aragón pasó a engrosar los alarmantes números de violencia en el enclave marítimo más importante del país en el Pacífico. Tres hombres armados lo sacaron de una tienda y lo llevaron a una casa de pique. “Como pudo él se escabulló de sus captores, pero lamentablemente ya había recibido puñaladas que le perforaron un pulmón y cinco tiros en diferentes partes del cuerpo. Aún no me explico con qué fuerza se escapó”, relata la dolida madre.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Ver todas las noticias
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