El ‘Monstruo de los Cañaduzales’ murió en el atentado a carro del Inpec en Cauca

Por años el ‘Monstruo de los Cañaduzales’ cometió varios crimines, los cuales comenzaron a ser notorios por las autoridades al encontrar patrones en los cuerpos como marcas de asfixia hechas con cordones.

Manuel Octavio Bermúdez, conocido como el ‘Monstruo de los Cañaduzales’, fue una de las personas que perdieron la vida en un ataque armado contra una patrulla del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) el 17 de octubre de 2024, en el municipio de Pescador (Cauca), a lo largo de la vía Panamericana. Este incidente resultó en la muerte de cuatro personas, incluyendo a dos guardianes del Inpec.

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El ‘Monstruo de los Cañaduzales’ es considerado uno de los peores asesinos seriales en la historia reciente del país, habiendo abusado y asesinado a más de 30 menores de edad desde la década de 1990 hasta principios de los años 2000, cuando finalmente fue capturado en 2003, luego de una de sus víctimas lograra escapar del lugar donde Bermúdez perpetraba sus crímenes.

La historia de vida de Bermúdez inició en Trujillo (Valle del Cauca), donde nació en 1961. Desde una edad temprana, quedó huérfano y fue adoptado por una mujer que lo maltrato, y raíz de estos abusos ocurrieron profundas secuelas en su desarrollo emocional y psicológico. Luego en su adolescencia, su orientación sexual lo convirtió en un blanco de rechazo social, comenzando a manifestar tendencias asesinas y pedófilas, para después empezar su recorrido criminal.

Bermúdez se mudó a Pereira, tras estar 21 días en prisión por el intento de violación a un menor de edad en 1985. En dicha ciudad siguió cometiendo sus crímenes, hasta que en 1996 su comportamiento se tornó más violento, comenzando a torturar y asesinar a sus víctimas; adoptando el modus operandi de Luis Alfredo Garavito, otro conocido asesino serial que violó y asesinó al menos 189 menores de edad.

Por años el ‘Monstruo de los Cañaduzales’ siguió con una serie asesinatos —los cuales comenzaron a ser notorios por las autoridades al encontrar patrones en los cuerpos como marcas de asfixia hechas con cordones—, para finalmente ser arrestado en 2003.

Durante su confesión, Bermúdez describió de manera fría cómo capturaba a sus víctimas con engaños sobre empleo y dinero. Su modus operandi incluía el uso de lidocaína para anestesiar a los hombres antes de abusar de ellos y asesinarlos en plantaciones de caña de azúcar. En su juicio, también mencionó que “voces en su cabeza” lo instigaban a cometer los crímenes.

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Fue condenado a 40 años de prisión por el Juzgado Tercero Penal de Palmira y cumplía su sentencia en la cárcel La Tramacúa, en Valledupar (Cesar). Aunque su liberación estaba prevista para 2026 debido a beneficios penitenciarios, terminó muriendo en el atentado en la vía Panamericana.

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