El nacimiento de los Urabeños, según “Don Mario”
La muerte de Vicente Castaño dio vida al mayor mal que aqueja al país: los Urabeños, hoy el clan Úsuga y antes llamados Autodefensas Gaitanistas de Colombia.
Santiago Martínez Hernández
La muerte de Vicente Castaño dio vida al mayor mal que queja el país: los Urabeños, hoy Clan Úsuga y antes llamados Autodefensas Gaitanistas de Colombia. El relato de cómo se reorganizaron los paramilitares en grupos que posteriormente se convirtieron en bandas criminales lo hizo Daniel Rendón Herrera, alias “Don Mario”, uno de los principales comandantes de las autodefensas, hombre cercano a Vicente Castaño y fundador de los Urabeños.
Todo comenzó el 15 de agosto de 2006 en Unguía (Chocó). Ese día, “Don Mario” se desmovilizó con el bloque paramilitar que comandaba su hermano Fredy Rendón Herrera, alias el “Alemán”, y no con el Bloque Centauros, en el cual estuvo desde finales de los años 90 como uno de sus comandantes. Tan solo duró 10 días alejado de las armas y, según le dijo a las autoridades, Vicente Castaño le ordenó retomar el control de los principales bastiones de las autodefensas porque no confiaba en el proceso de paz entre paramilitares y el Gobierno.
A “Don Mario” le dieron la orden de formar el frente Hijos de Castaño y su labor fue empezar a reunir desmovilizados del bloque Centauros. El jefe paramilitar manifestó que Vicente Castaño, antes de morir, ordenó realizar un censo para saber cuántos hombres y mujeres entre los 18 y 30 años habían pertenecido a las autodefensas y así volver a reclutarlos. El resultado fue que un total de 12.000 personas habían hecho parte de grupos paramilitares.
“Don Mario” aseguró que otros comandantes paramilitares fueron reubicados. Por ejemplo, que a los hermanos Víctor –quien ya está muerto y Miguel Mejía Múnera, más conocidos como los “Mellizos”, les dieron la región de la Sierra Nevada de santa Marta para que continuaran con sus negocios, y que a Hebert Veloza , alias “H.H.”, lo enviaron a los Llanos Orientales. Sin embargo, “Don Mario” dijo que por orden de Vicente Castaño la única zona que no controló en el Urabá fue Turbo (Antioquia), porque ese municipio le pertenecía a “H.H.”.
Por esa razón, ante la ausencia de “H.H.” en turbo, “Don Mario” señaló que Vicente Castaño delegó a Juan de Dios Úsuga, alias “Giovanny” –quien fue jefe de los Urabeños y murió el 1 de enero de 2012–, para que controlara temporalmente la región. Agregó que al hermano de este último, Dairo Antonio Úsuga, alias “Otoniel” –en estos momentos el hombre más buscado de Colombia– lo pusieron como su segundo al mando en el Urabá. Desde esa época se consolidó una de las peores alianzas criminales en el país: “Don Mario” y “Otoniel”.
Ambos hombres eran viejos conocidos porque trabajaron juntos en el bloque Centauros en los Llanos Orientales. Según la versión de “Don Mario”, su alianza con los hermanos Úsuga se afianzó cuando descubrieron que detrás de la presunta muerte de Vicente Castaño –hasta el momento ninguna autoridad judicial ha establecido que está muerto sino que lo dan por desaparecido desde finales de 2006– estaba la Oficina de Envigado y alias “H.H.”, quienes, además, habrían enviado un grupo al Urabá para asesinar al resto de miembros de la organización de Castaño.
Ante las autoridades “Don Mario” contó que antes de enterarse de la muerte de Vicente Castaño, Alfredo Jiménez Castañeda, alias “Gordo Pepe”, lo contactó para decirle que por orden de Castaño debía entregarle el control de su zona a “H.H.” y a Carlos Mario Aguilar, alias “Rogelio”, en esa época jefe de la Oficina de Envigado. “Don Mario” se negó y pidió que esa solicitud se la debían mandar por escrito o con un emisario de confianza.
“Don Mario” detalló que la idea de sus enemigos era regresarlo a los Llanos orientales, y que ante su rechazo de abandonar Urabá le enviaron una carta de Vicente Castaño. Según él, la carta era falsa porque utilizaron palabras que Vicente Castaño jamás le habría escrito a él. Nuevamente se negó a cumplir que él consideraba “órdenes ilógicas”. Luego aparecería alias “Cero Cuatro” –un hombre que al parecer está muerto–, un hombre cercano a Castaño que le servía como intermediario ante los jefes paramilitares y quien le habría dado la noticia del asesinato a “Don Mario”.
Al enterarse de cómo se fraguó el plan para asesinar a Vicente castaño, “Don Mario” contó que le pidió a “Otoniel” que citará a su hermano “Giovanny” y otros comandantes de la región a una reunión. Al encuentro llegaron los hermanos Úsuga y Roberto Vargas Gutiérrez, alias “Gavilán” –hoy uno de los jefes de los Urabeños–. Este último era el segundo de “H.H.”, sin embargo, tenía una estrecha relación con “Giovanny” y “Otoniel”, quienes junto a “Don Mario” le relataron lo sucedido con Vicente Castaño. “Gavilán” decidió no seguir más las órdenes de “H.H.” y conformar un nuevo grupo junto a los Úsuga y Rendón herrera.
En su testimonio “Don Mario” relató que se decidió citar a los comandantes de las diferentes regiones que estaban bajo su mando y que le eran fieles a Vicente castaño. Se organizó una reunión en la finca las Guacamayas, ubicada en Necoclí (Antioquia). Según “Don Mario”, ese día fue el nacimiento de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia y fue elegido como máximo comandante. Los jefes paramilitares habrían llegado al acuerdo de mantener el control de Urabá e iniciar una confrontación armada contra la Oficina de Envigado, “H.H.” y los Rastrojos.
El nombre de Autodefensas Gaitanistas de Colombia surgió, según “Don Mario”, luego de que en la reunión analizaran los orígenes del conflicto en Colombia. Su gran conclusión fue que todo comenzó con la muerte de Jorge Eliécer Gaitán y que la madre de todos los vicios en el país era la corrupción política, por lo que su deber era proteger al pueblo. “Don Mario” explicó que se financiaban cobrando un impuesto a comerciantes, ganaderos y narcotraficantes que hicieran negocios ilícitos en su región.
“Don Mario” hizo referencia a que en el Urabá se había generado una cultura de pagar un impuesto de seguridad y que muy poca gente se negaba a pagarlo. Asimismo, que copiaron la idea de los reservistas del Ejército para reclutar personal. “Don Mario” dijo que les ordenaron a las familias de la región que alguno de sus miembros –tenía que ser mayor de edad– debía recibir capacitación para el uso de armas. Estos entrenamientos se habrían realizado en fincas cercanas a Pueblo Nuevo y San Pedro de Urabá, y que en un principio duraban tres meses pero lo redujeron a 15 días.
“Don Mario” sostuvo que cada frente creado –que alrededor tenía 100 hombres y estaban ubicados en 16 zonas del Urabá– tenía autonomía para ejecutar sus acciones y que su control lo hacía mes a mes que recibía un casete en el que escuchaba los reportes de los comandantes. Sin embargo, “Don Mario” aclaró que tras su captura en 2009 perdió contacto con la organización y que “Otoniel” quedó al frente de la misma.
En su versión de “Don Mario” agregó que las Autodefensas Gaitanistas recibieron el apoyo de ganaderos del Urabá para mantener el orden y que todas las decisiones se tomaban entre los jefes de la organización, como por ejemplo, el paro armado que hicieron en 2008 para demostrarle su poder al Gobierno. Las autoridades jamás le dieron un trato de autodefensas a este grupo y, por el contrario, los sindicaron de ser una banda criminal que libró en el país una batalla a muerte por el control de las rutas del narcotráfico.
La muerte de Vicente Castaño dio vida al mayor mal que queja el país: los Urabeños, hoy Clan Úsuga y antes llamados Autodefensas Gaitanistas de Colombia. El relato de cómo se reorganizaron los paramilitares en grupos que posteriormente se convirtieron en bandas criminales lo hizo Daniel Rendón Herrera, alias “Don Mario”, uno de los principales comandantes de las autodefensas, hombre cercano a Vicente Castaño y fundador de los Urabeños.
Todo comenzó el 15 de agosto de 2006 en Unguía (Chocó). Ese día, “Don Mario” se desmovilizó con el bloque paramilitar que comandaba su hermano Fredy Rendón Herrera, alias el “Alemán”, y no con el Bloque Centauros, en el cual estuvo desde finales de los años 90 como uno de sus comandantes. Tan solo duró 10 días alejado de las armas y, según le dijo a las autoridades, Vicente Castaño le ordenó retomar el control de los principales bastiones de las autodefensas porque no confiaba en el proceso de paz entre paramilitares y el Gobierno.
A “Don Mario” le dieron la orden de formar el frente Hijos de Castaño y su labor fue empezar a reunir desmovilizados del bloque Centauros. El jefe paramilitar manifestó que Vicente Castaño, antes de morir, ordenó realizar un censo para saber cuántos hombres y mujeres entre los 18 y 30 años habían pertenecido a las autodefensas y así volver a reclutarlos. El resultado fue que un total de 12.000 personas habían hecho parte de grupos paramilitares.
“Don Mario” aseguró que otros comandantes paramilitares fueron reubicados. Por ejemplo, que a los hermanos Víctor –quien ya está muerto y Miguel Mejía Múnera, más conocidos como los “Mellizos”, les dieron la región de la Sierra Nevada de santa Marta para que continuaran con sus negocios, y que a Hebert Veloza , alias “H.H.”, lo enviaron a los Llanos Orientales. Sin embargo, “Don Mario” dijo que por orden de Vicente Castaño la única zona que no controló en el Urabá fue Turbo (Antioquia), porque ese municipio le pertenecía a “H.H.”.
Por esa razón, ante la ausencia de “H.H.” en turbo, “Don Mario” señaló que Vicente Castaño delegó a Juan de Dios Úsuga, alias “Giovanny” –quien fue jefe de los Urabeños y murió el 1 de enero de 2012–, para que controlara temporalmente la región. Agregó que al hermano de este último, Dairo Antonio Úsuga, alias “Otoniel” –en estos momentos el hombre más buscado de Colombia– lo pusieron como su segundo al mando en el Urabá. Desde esa época se consolidó una de las peores alianzas criminales en el país: “Don Mario” y “Otoniel”.
Ambos hombres eran viejos conocidos porque trabajaron juntos en el bloque Centauros en los Llanos Orientales. Según la versión de “Don Mario”, su alianza con los hermanos Úsuga se afianzó cuando descubrieron que detrás de la presunta muerte de Vicente Castaño –hasta el momento ninguna autoridad judicial ha establecido que está muerto sino que lo dan por desaparecido desde finales de 2006– estaba la Oficina de Envigado y alias “H.H.”, quienes, además, habrían enviado un grupo al Urabá para asesinar al resto de miembros de la organización de Castaño.
Ante las autoridades “Don Mario” contó que antes de enterarse de la muerte de Vicente Castaño, Alfredo Jiménez Castañeda, alias “Gordo Pepe”, lo contactó para decirle que por orden de Castaño debía entregarle el control de su zona a “H.H.” y a Carlos Mario Aguilar, alias “Rogelio”, en esa época jefe de la Oficina de Envigado. “Don Mario” se negó y pidió que esa solicitud se la debían mandar por escrito o con un emisario de confianza.
“Don Mario” detalló que la idea de sus enemigos era regresarlo a los Llanos orientales, y que ante su rechazo de abandonar Urabá le enviaron una carta de Vicente Castaño. Según él, la carta era falsa porque utilizaron palabras que Vicente Castaño jamás le habría escrito a él. Nuevamente se negó a cumplir que él consideraba “órdenes ilógicas”. Luego aparecería alias “Cero Cuatro” –un hombre que al parecer está muerto–, un hombre cercano a Castaño que le servía como intermediario ante los jefes paramilitares y quien le habría dado la noticia del asesinato a “Don Mario”.
Al enterarse de cómo se fraguó el plan para asesinar a Vicente castaño, “Don Mario” contó que le pidió a “Otoniel” que citará a su hermano “Giovanny” y otros comandantes de la región a una reunión. Al encuentro llegaron los hermanos Úsuga y Roberto Vargas Gutiérrez, alias “Gavilán” –hoy uno de los jefes de los Urabeños–. Este último era el segundo de “H.H.”, sin embargo, tenía una estrecha relación con “Giovanny” y “Otoniel”, quienes junto a “Don Mario” le relataron lo sucedido con Vicente Castaño. “Gavilán” decidió no seguir más las órdenes de “H.H.” y conformar un nuevo grupo junto a los Úsuga y Rendón herrera.
En su testimonio “Don Mario” relató que se decidió citar a los comandantes de las diferentes regiones que estaban bajo su mando y que le eran fieles a Vicente castaño. Se organizó una reunión en la finca las Guacamayas, ubicada en Necoclí (Antioquia). Según “Don Mario”, ese día fue el nacimiento de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia y fue elegido como máximo comandante. Los jefes paramilitares habrían llegado al acuerdo de mantener el control de Urabá e iniciar una confrontación armada contra la Oficina de Envigado, “H.H.” y los Rastrojos.
El nombre de Autodefensas Gaitanistas de Colombia surgió, según “Don Mario”, luego de que en la reunión analizaran los orígenes del conflicto en Colombia. Su gran conclusión fue que todo comenzó con la muerte de Jorge Eliécer Gaitán y que la madre de todos los vicios en el país era la corrupción política, por lo que su deber era proteger al pueblo. “Don Mario” explicó que se financiaban cobrando un impuesto a comerciantes, ganaderos y narcotraficantes que hicieran negocios ilícitos en su región.
“Don Mario” hizo referencia a que en el Urabá se había generado una cultura de pagar un impuesto de seguridad y que muy poca gente se negaba a pagarlo. Asimismo, que copiaron la idea de los reservistas del Ejército para reclutar personal. “Don Mario” dijo que les ordenaron a las familias de la región que alguno de sus miembros –tenía que ser mayor de edad– debía recibir capacitación para el uso de armas. Estos entrenamientos se habrían realizado en fincas cercanas a Pueblo Nuevo y San Pedro de Urabá, y que en un principio duraban tres meses pero lo redujeron a 15 días.
“Don Mario” sostuvo que cada frente creado –que alrededor tenía 100 hombres y estaban ubicados en 16 zonas del Urabá– tenía autonomía para ejecutar sus acciones y que su control lo hacía mes a mes que recibía un casete en el que escuchaba los reportes de los comandantes. Sin embargo, “Don Mario” aclaró que tras su captura en 2009 perdió contacto con la organización y que “Otoniel” quedó al frente de la misma.
En su versión de “Don Mario” agregó que las Autodefensas Gaitanistas recibieron el apoyo de ganaderos del Urabá para mantener el orden y que todas las decisiones se tomaban entre los jefes de la organización, como por ejemplo, el paro armado que hicieron en 2008 para demostrarle su poder al Gobierno. Las autoridades jamás le dieron un trato de autodefensas a este grupo y, por el contrario, los sindicaron de ser una banda criminal que libró en el país una batalla a muerte por el control de las rutas del narcotráfico.