El pasado criminal de “Monoleche”, exparamilitar que fue capturado en Bogotá
El hombre de confianza de los hermanos Castaño se encuentra en los calabozos de búnker de la Fiscalía, luego de su captura en la noche del pasado 17 de marzo. El ente investigador lo señala de haber sido el determinador del asesinado de una líder reclamante de tierras. Este es su pasado.
El prontuario de Jesús Ignacio Roldan, más conocido por su alias de la guerra, Monoleche, está ligado directamente con el de la historia de la cruenta guerra que vivió el país desde finales de los años 80 por cuenta de la confrontación entre paramilitares y guerrilleros. Fue el jefe de seguridad y hombre de total confianza de los hermanos Castaño y, como nadie, conoce las entrañas de la expansión paramilitar y de sus estrategias sanguinarias, especialmente en el norte del país. Hoy, vuelve a ser noticia por cuenta de su captura, durante la noche del pasado 17 de marzo, durante un concierto en Bogotá. La Fiscalía lo vinculó oficialmente al asesinato de la líder campesina, Yolanda Izquierdo, en 2007.
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El prontuario de Jesús Ignacio Roldan, más conocido por su alias de la guerra, Monoleche, está ligado directamente con el de la historia de la cruenta guerra que vivió el país desde finales de los años 80 por cuenta de la confrontación entre paramilitares y guerrilleros. Fue el jefe de seguridad y hombre de total confianza de los hermanos Castaño y, como nadie, conoce las entrañas de la expansión paramilitar y de sus estrategias sanguinarias, especialmente en el norte del país. Hoy, vuelve a ser noticia por cuenta de su captura, durante la noche del pasado 17 de marzo, durante un concierto en Bogotá. La Fiscalía lo vinculó oficialmente al asesinato de la líder campesina, Yolanda Izquierdo, en 2007.
(En contexto: Recapturan a “Monoleche” en investigación por asesinato de reclamante de tierras)
Durante la madrugada de este sábado, Roldán fue trasladado al búnker de la Fiscalía, a donde llegó fuertemente custodiado por hombres del CTI. La imagen trajo a la memoria escenas de finales de 2004, cuando se desmovilizó con el bloque Calima de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), y entró al sistema de Justicia y Paz, donde compareció en varias ocasiones ante jueces, igual de protegido que esta mañana. Lo que podía contarle a las autoridades (y todavía puede), fueron detalles claves de los movimientos de la cúpula del grupo paramilitar y de cómo se perpetraron cientos de crímenes, durante al menos los 16 años en los que estuvo como hombre armado.
¿Quién es Monoleche?
Ingresó al clan de los Castaño en 1988 y, según el mismo lo reveló, fue uno de los fundadores de las AUC. Su cercanía con los hermanos líderes de la organización criminal, así como la confianza que ellos depositaron en él, lo llevó a convertirse en el administrador de las haciendas de los Castaño, y miembro de las juntas directivas, muchas veces a la sombra, de las empresas que idearon los paramilitares para despojar a los campesinos de sus tierras. Por su confianza con los hermanos Castaño, la Fiscalía siempre lo señaló como uno de los hombres que más podía contarte a la justicia los datos claves de cientos de masacres, homicidios selectivos y desapariciones, perpetradas por las AUC.
(Lea también: Los crímenes de “Monoleche”)
Entre los casos por los que fue investigado el exjefe paramilitar, figuran el homicidio de siete personas y la desaparición forzada de cuatro más. Entre esos casos, está el homicidio de Juan Antonio Espitia Hernández, un parcelero y comerciante de ganado asesinado el 9 de enero de 1994 por cuatro hombres en San Pedro de Urabá. Los hechos ocurrieron muy cerca de un puesto móvil del Batallón de Ingenieros Pedro Nel Ospina, cuyo capitán, según Monoleche, tenía estrechos vínculos con las autodefensas. También está el caso de Hernán David Carvajal Aguas, un adolescente de 16 años al que paramilitares le dispararon en el abdomen y la cabeza, luego de que Carlos Castaño lo acusara de estar “conformando una secta satánica”.
El joven, que “trabajaba como auxiliar de la Cruz Roja”, llevaba “un tatuaje que representaba el bien y el mal y otro con una calavera”, lo que le costó la vida, se lee una sentencia de Justicia y Paz. Y, en cuanto a las desapariciones, llama la atención la de Joaquín Emilio Taborda Ruiz, un albañil de 30 años. Según Monoleche, Taborda fue desaparecido por sugerencia del entonces rector del colegio de la vereda Santa Catalina, Rodolfo Torres Romaña, “amigo de Carlos Castaño y otros paramilitares”, y quien “se prestó para entregarlo y llevarlo a La 35″, una finca donde hoy existen 19 fosas comunes bajo investigación de las autoridades.
Monoleche y los hermanos Castaño
Jesús Ignacio Roldán le contó a las autoridades los antecedentes del asesinato de Carlos Castaño, en 2004, y de Vicente, en 2007, una declaración en la que quedó en evidencia la cercanía de las autodefensas con capos del Cartel del Valle. En 2006, cuando Monoleche se desmovilizó, en los expedientes judiciales trascendió que se trataba del hombre que, supuestamente, había empuñado el arma que mató a Carlos Castaño, por orden de su hermano Vicente, por supuestamente tener diferencias irreconciliables y porque, al parecer, el primero tenía intenciones de entregarse a las autoridades de Estados Unidos, que ya lo habían pedido en extradición, e, incluso, se había reunido con agentes de la DEA.
Pero más allá de lo que pudo contar Monoleche de hechos violentos y de la muerte de sus compañeros, sus versiones fueron claves para que la justicia esclareciera cómo funcionó el aparato criminal de las autodefensas para perpetrar miles de despojos de tierras. Además, para entender la manera en que se creó una fachada empresarial para que millonarios bienes permanecieran durante décadas en manos de exparamilitares como él. En esa estrategia criminal fue clave Sor Teresa Gómez, hermana de crianza de los hermanos Castaño, quien estuvo al frente de la Fundación para la Paz en Córdoba, más conocida como Funpazcor, de la que fue miembro de la junta directiva, Jesús Ignacio Roldán.
(En contexto: Un doloroso despojo en camino a la reparación de víctimas)
La justicia ya logró comprobar que esa supuesta oenegé, que fue creada bajo la falacia de contribuir con el acceso justo de campesinos a tierras para poder cultivar, sirvió de fachada para a consolidar el plan criminal de los Castaño: captar la mayor parte del territorio en Córdoba y el Urabá para fortalecer económica y militarmente a los paramilitares. Grandes extensiones de tierra de la Casa Castaño permitieron afianzar el proyecto ganadero de las autodefensas y manejar las rutas del narcotráfico que salían por el Golfo de Urabá. Para lograrlo, los hermanos Castaño y Sor Teresa Gómez crearon crear un programa social ficticio llamado “Programa de Reforma Agraria, Vivienda y Educación para los Campesinos”.
Fue entonces cuando inició la masiva entrega de predios entre dos y 11 hectáreas –algunos llegaban a ser de 50– a distintas familias de Córdoba. Los hermanos Castaño habían destinado más de 13 fincas ubicadas en los municipios en Córdoba y Montería. Según la Fiscalía, “lo que anunció en la reforma agraria no fue más que una falacia toda vez que las tierras fueron escrituradas, pero no entregadas a los campesinos y siguieron siendo administradas por el clan Castaño”. Aunque la cara visible de esta estrategia fue la de Sor Teresa Gómez, detrás de la dinámica violenta estuvo Monoleche, como el encarado de amenazas a los campesinos para que salieran de la tierra que pensaban era suya. Para todo este plan criminal, fue clave el papel del Fondo Ganadero de Córdoba, especialmente, para la compra de irregular y la legalización de tierras en la región de Las Tulapas, en Necoclí, Turbo y San Pedro de Urabá.
Las pruebas del despojo paramilitar del Clan Castaño:
Varias víctimas le contaron a las autoridades que Jesús Ignacio Roldán iba por las fincas con la advertencia clara: “Si no vendían o salían de ahí, los asesinaba”. Esa compra forzada de tierras, en zonas como Las Tulapas (Urabá), ocasionó el desplazamiento forzado de miles de familias, así como el despojo de tierras que hoy sigue investigando la justicia. Precisamente, en esos intentos de los campesinos de recuperar lo perdido, la líder Yolanda Yamile Izquierdo fue asesinada el 31 de enero de 2007. Ese fue el caso mediante el cual la Fiscalía logró capturar a Sor Teresa Gómez en 2013, luego de que un juzgado la condenara a 40 años de prisión por el asesinato de la líder campesina.
(En contexto:. La despojadora de los “paras”)
Monoleche ha entregado decenas de predios para la reparación de las víctimas, entre los que se incluye Montecasino, una mansión ubicada en el barrio El Poblado de Medellín, donde los hermanos Castaño se reunían con empresarios, ganaderos y paramilitares para planear grandes golpes militares y estrategias de guerra, como el ingreso al municipio de Mutatá (Antioquia) en 1996 y la expulsión de las Farc del Cañón de La Llorona. Monoleche también ha entregado miles de hectáreas despojadas a parceleros de Tierralta, Valencia (Córdoba), San Pedro de Urabá y Turbo (Antioquia), entre otros municipios. La mayoría de esos bienes han pasado al fondo para reparar a sus víctimas.
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Ahora, 16 años después del homicidio, y pese a que todas las evidencias desde ese momento indicaban que Izquierdo fue asesinada por defender los derechos de al menos 800 familias en casos de restitución de tierras, hoy la Fiscalía capturó a Monoleche. Según la investigación, el exjefe paramilitar habría contactado a alias Jawi, un sicario que, bajo sus órdenes, siguió y atentó contra la líder campesina. “El sicario disparó en varias oportunidades contra Izquierdo y su compañero sentimental, al frente a su vivienda ubicada en el barrio Mi Ranchito. La mujer murió, mientras que su pareja sufrió varias heridas de gravedad y sobrevivió”, concluyó la Fiscalía mediante un comunicado de prensa.
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