El seminario de la JEP por la eliminación de la violencia sexual en el conflicto
Mañana, lunes 19 de junio, se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de Violencia Sexual en los Conflictos. En el marco de esa fecha, la Unidad de Investigación y Acusación de la Jurisdicción Especial para la Paz realizará el Seminario Internacional “Reparar a las víctimas de violencia sexual para superar la humillación permanente”. Aquí los detalles y el testimonio de una mujer que, durante un evento preparatorio de esta conmemoración, contó por vez primera su historia como víctima de desplazamiento forzado, reclutamiento, violencia sexual y tortura.
Valentina Arango Correa
Preguntarle a Jazmín* de su infancia es acercarse a los recuerdos de los primeros abusos de los que fue víctima por parte de su padrastro. Su infancia es la historia del desplazamiento forzado de la vereda El Silencio en Planadas (Tolima) al que debió enfrentarse con su familia. Sobre todo, son las imágenes que le llegan a la memoria mientras toca cada uno de sus dedos de las manos, y detalla las situaciones a las que su padrastro la sometía, como aquellas insinuaciones con alimentos o las incontables veces en las que traspasó su cuerpo, desde que tenía siete años, tocándola y sexualizándola. Ella siempre quiso huir y la única escapada que encontró fue vincularse, a sus 10 años, a las entonces Fuerzas Armadas Revolucionarias del Común (FARC).
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Preguntarle a Jazmín* de su infancia es acercarse a los recuerdos de los primeros abusos de los que fue víctima por parte de su padrastro. Su infancia es la historia del desplazamiento forzado de la vereda El Silencio en Planadas (Tolima) al que debió enfrentarse con su familia. Sobre todo, son las imágenes que le llegan a la memoria mientras toca cada uno de sus dedos de las manos, y detalla las situaciones a las que su padrastro la sometía, como aquellas insinuaciones con alimentos o las incontables veces en las que traspasó su cuerpo, desde que tenía siete años, tocándola y sexualizándola. Ella siempre quiso huir y la única escapada que encontró fue vincularse, a sus 10 años, a las entonces Fuerzas Armadas Revolucionarias del Común (FARC).
El Espectador habló con Jazmín durante un encuentro en Bogotá, organizado por la Unidad de Investigación y Acusación (UIA) de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), con casi cien víctimas del conflicto armado. Ángela María Escobar, coordinadora nacional de la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales —organización sin ánimo de lucro que actualmente congrega a unas 800 mujeres de todo el país que fueron abusadas sexualmente durante el conflicto armado— es una de las mujeres que lideró el espacio.
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“Ellos no me obligaron, yo me fui porque estaba aburrida de que mi padrastro me violara las veces que se le diera la gana”, cuenta Jazmín. Durante muchos años le costó desahogarse, contar que no solo fue víctima de desplazamiento, apenas comprende que no es su culpa. Lloraba en cada encuentro de víctimas de los que participó. Su cuerpo fue el espacio que agredieron desde niña. Cuando se vinculó a las FARC, comandante tras comandante la abusaba.
Al narrar su historia, Jazmín señala cada parte de su cuerpo donde permanecen los dolores, las heridas y las cicatrices de loa abusos, de ser un botín de guerra para el grupo armado. “Yo no quería estar con ellos, me obligaban. Imagínese, era una niña de 12 años”, recuerda. Ahora, a sus 35 años, se encontró con la necesidad de romper el silencio. Fue en abril de 2023, cuando conoció a la artista Doris Salcedo, conversó con ella. Desde ese momento se reconoce como víctima de violencia sexual.
Escobar, quien también es víctima de violencia sexual por un comandante y dos paramilitares en el municipio El Peñol (Antioquia) en el 2000, explica que personas como Jazmín guardan silencio durante muchos años, al igual que muchas víctimas de violencia sexual, porque “primero porque sentimos culpa, segundo, por las amenazas, porque cuando nos violan lo primero que nos dicen es que si le contamos a la familia, nos matan o matan la familia, y uno prefiere callar por preservar la vida. Guardamos silencio por muchos años, pero cuando conocemos estos procesos, hablamos, rompemos ese silencio”.
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De acuerdo con el magistrado de la UIA de la JEP, Giovanni Álvarez Santoyo, este encuentro fue el preámbulo para el Seminario Nacional y Conferencia Internacional que organizará la Unidad el 19 de junio, con ocasión del “Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos”, en el cual uno de los participantes será el reputado médico, ginecólogo y activista congoleño Denis Mukwege, ganador del Premio Nobel de Paz en 2018, pues se ha dedicado a reparar el daño físico interno causado por violaciones en el cuerpo de las mujeres.
“Nosotros, en la Unidad de Investigación y Acusación, tenemos un compromiso con la paz, pero principalmente un compromiso con las víctimas del conflicto armado, que son el centro de este proceso” de la JEP, indicó el magistrado Santoyo durante la intervención que dio apertura al encuentro.
Durante una serie de jornadas de denuncias colectivas, desde la Red de Mujeres en la Escobar es su vocera, han recopilado los testimonios de cientos de víctimas de violencia sexual y reclutamiento en el marco del conflicto armado. En 2018, ella fue una de las mujeres que participó en la compilación y entrega del primer informe de violencia sexual a la JEP, donde detallan 1600 casos de víctimas de este crimen de guerra. Luego, en 2019, como Red, entregaron otro informe, tanto a la JEP como a la Comisión de la Verdad. Y, en el mismo año, se dieron la tarea de construir unas propuestas de reparación que fueron entregadas al médico Mukwege.
La trayectoria del doctor Mukwege demuestra cómo las víctimas de violencia sexual son también sometidas a tortura, donde su cuerpo sufre de todo tipo de consecuencias que, incluso, deben someterse a intervenciones quirúrgicas. Jazmín, por ejemplo, cuenta que tiene dificultades de movilidad: “No puedo caminar casi, pues casi no he ido a los médicos ni a citas, porque a mí me da miedo contarle a cualquiera y esas cosas no se le puede contar a alguien a quien no le tenga confianza”.
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Así como Jazmín y la Red de Mujeres, Víctimas y Profesionales, son muchas las mujeres y organizaciones que le han exigido a la JEP abrir un macrocaso que investigue y profundice en el delito de violencia sexual en el conflicto armado. Hoy, por fin, se ve más cerca de su materialización. Pues hace un par de semanas, los procuradores que intervienen ante la JEP presentaron una tutela contra la Sala de Reconocimiento de Verdad de esa misma corporación. Con ello lograron que, tras casi un año del anuncio de abrir un macrocaso para investigar de manera específica las violencias sexuales y de género, la Sala de Reconocimiento cuente con tan solo un mes para que decida sobre la priorización del caso de violencia de sexual.
Ante este panorama, Jazmín tiene toda su esperanza puesta en el avance de las investigaciones en la JEP y el cumplimiento del Acuerdo de Paz. Su porvenir está en disposición del cuidado de sus dos hijos. El primero nació cuando ella tenía 19 años y seguía reclutada por las Farc. Sin embargo, el padre del niño, un hombre con poder en la guerrilla, se lo arrebató de sus brazos. Pudieron reencontrarse, ella y su hijo, muchos años después de que ella logró huir cuando gestaba su segundo embarazo producto de otra violación, a sus 27 años. Su sueño ahora, a sus 35, es tener más herramientas para montar un salón de belleza. Por ahora, con un secador, una plancha, y un poco de maquillaje, peina y pinta a las personas que en las fechas especiales acuden a su casa en un municipio, todavía golpeado por el conflicto armado, en el oriente del país.
*Nombre cambiado a petición de la mujer.
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