El ventilador de 'El Tuso' Sierra
El Espectador revela la declaración que le entregó a Justicia y Paz el extraditado paramilitar. Salpica a políticos, generales y otras autoridades.
Redacción Judicial
“Ser amigo de la ‘Oficina de Envigado’ era estar in”. “Se trabajaba en llave con el CTI, la Fiscalía, el Ejército, el DAS y la Policía”. “El contacto en la Policía era el mayor Francisco Rodríguez, quien fue asesinado en la guerra contra ‘La Terraza’”. “Había uno al que se le pagaban $28 millones, el coronel Luis Alberto Moore Perea”. “El general Mario Montoya era de la nómina de la ‘Oficina’. No me consta, pero oí hablar de $20 millones”. “Yo entraba a la Gobernación de Antioquia como Pedro por su casa, pero no como Job a la Casa de Nariño”.
Estas revelaciones forman parte de la extensa versión que el pasado 20 de septiembre, desde una cárcel en Virginia, Estados Unidos, dio a una fiscal de Justicia y Paz el extraditado narcotraficante Juan Carlos El Tuso Sierra. Vestido con uniforme a rayas verdes y blancas, rapado y contando chistes, El Tuso contestó una a una las preguntas de la fiscal. Al principio parecía olvidar detalles, pero pidió un café y dijo: “El cafecito es una bendición, le va abriendo a uno la memoria”. A renglón seguido, en relación con ‘amigos’ que lo habrían olvidado dijo: “El muerto y el preso a los tres días huelen maluco”.
Entonces se despachó. Expresó que el capo y mandamás del paramilitarismo, Diego Murillo, alias Don Berna tenía una ONG, que a su vez contaba como asesor político con el ex viceministro de Trabajo Augusto Pineda. El hijo del político Pineda oficiaba como abogado de los desmovilizados de Antioquia. También mencionó a Hernán Gómez como asesor de Carlos Castaño y añadió que en los tiempos de la alcaldía de Sergio Naranjo, en Medellín, todos los ‘paras’ ayudaron a elegir como concejal a Diego Arango. La orden fue votar por él. Ya en tiempos más recientes, la historia se repitió con Rocío Arias. Ahí hubo —dijo— “constricción (sic) al votante, como dicen los abogados”. La fiscal lo corrigió: “Constreñimiento al elector”.
El Tuso subió el tono de sus acusaciones. Contó que la presión a la gente no se hacía con amenazas sino con mercados, útiles, fiestas, juguetes y hasta brigadas de salud. En una ocasión en las comunas el Día de la Madre se compraron 10 mil juegos de cubiertos plásticos. El dinero para financiar estas ‘vueltas’ salía de donaciones hechas por los hermanos Gallón Henao (reconocidos caballistas, uno de ellos condenado por vínculos con las autodefensas), Luis Hernando Gómez, alias Rasguño; Dagoberto Giraldo, alias Perchi, Nicolás Bergonzoli, viejo conocido del cartel de Cali, y Rodrigo Tamayo, ex presidente del Deportivo Independiente Medellín, también procesado por lavado de dinero.
Afirmó El Tuso que con estos regalos a manos llenas amarraban votos, que una vez repartieron cuadernos que en la carátula tenían la foto de Rocío Arias, condenada por parapolítica, al lado de Don Berna. Entonces recordó una anécdota en la que Arias le dijo a Murillo que lo querían tanto en las comunas que en las casas había una imagen de él al lado del Sagrado Corazón de Jesús. Antonio López, alias Job, Carlos Mario Ochoa, Douglas, Memín, Guayo, Negro Elkin y Plomo Benítez, seguían las instrucciones ‘electorales’ de Don Berna. La elección de Arias al Congreso estaba asegurada porque también era íntima de Ernesto Báez. .
En términos generales, la ‘Oficina de Envigado’ trabajaba a sus anchas y en llave con las autoridades. Ante la pregunta de la fiscal de cómo lo lograba, El Tuso contestó: “Con platica”. Y añadió que los pagos para corromper los manejaba Carlos Mario Aguilar, alias Rogelio, un ex integrante de la Fiscalía que se entregó a la DEA en Argentina y hoy cuenta, como Sierra, sus verdades como delincuente en Estados Unidos. El capo Sierra dijo que en la Fiscalía de Medellín contaban con la colaboración de Úber Duque. “A él y a sus trabajadores se les pagaban $5 millones mensuales”. En la Policía ocurría igual. El contacto era el mayor Francisco Rodríguez, asesinado en un ajuste de cuentas de la mafia.
Y en la nómina de la ‘Oficina’ había desde coroneles hasta policías rasos. Entre ellos, dijo Sierra, el entonces coronel Luis Alberto Moore, quien alcanzó el grado de general y pasó al retiro hace poco. De Moore, el capo relató que los supuestos $28 millones que se le giraban se los entregaba Dagoberto Giraldo, la oficina de cobro y él mismo, a cambio de información de operaciones, allanamientos o colaboración con traslados. Por ejemplo, El Tuso contó que en el municipio de Andes había un capitán Bonilla que molestaba mucho, y a petición de ellos lo mandaron para Frontino.
En alguna ocasión, al mayor Francisco Rodríguez lo trasladaron para la Dijín en Bogotá y entonces fue necesario acudir al senador Mario Uribe Escobar, quien logró que lo devolvieran para Medellín, donde fue clave para las operaciones de la ‘Oficina de Envigado’. El extraditado narcotraficante manifestó que el congresista fue a donde el director de la Policía, general Luis Ernesto Gilibert, para mediar por el oficial —quien se ganaba $5 millones con los ‘paras’— y aclaró que si bien Gilibert desconocía los motivos del traslado y sólo quiso ayudarle de buena fe al congresista, por el contrario Uribe Escobar sí sabía que estaba ayudando a ilegales. “No a las autodefensas, sino a mí, y él sabía quién era yo, en qué mundo andaba y quiénes eran mis amigos”.
Por su rango, Rodríguez no podía asumir como director de una unidad élite antiterrorista en Medellín, pero lo dejaron encargado porque, al decir de El Tuso, “con rosca todo se puede”. Pero no sólo estaba la Policía. Según el ‘narco’, en la IV Brigada del Ejército también le ayudaban, señaló al general Mario Montoya como parte de esa nómina y manifestó que recibió información de operativos. Otro de los salpicados fue el coronel Augusto Betancur, quien llegó a ser director del DAS en la capital de Antioquia, y también echó al agua a un coronel de apellido Forero, de quien resaltó tenía estrechos vínculos con ellos, al punto que El Tuso le dio $108 millones para, presuntamente, montar la emisora en el Batallón Cacique Nutibara.
Sobre el detenido Mario Uribe expresó además que le hizo muchos favores. Por ejemplo, la compra de la finca La Palmira, en Andes, por $1.600 millones, que El Tuso le entregó después por una deuda de mafia a Miguel Ángel Mejía, alias El Mellizo. Añadió que le pagó a Mario Uribe por cuotas en efectivo, en su apartamento, en su oficina y en sitios públicos de Medellín y a personas que trabajaban con él, como su hermano Víctor Horacio. Y recordó que en el transcurso de esa transacción viajó con este último a España y allá le hizo otro abono en pesetas.
Dijo que en Madrid los recibió Ignacio Guzmán, ex cónsul de Colombia en Miami y alfil de la Gobernación de Antioquia en tiempos de Álvaro Uribe Vélez. “Íbamos asegurados. Para que no nos fueran a poner problema, ¿qué más que pasaporte diplomático?”. Agregó que el motivo de su viaje, que se extendió por 20 días, fue establecer contactos con españoles para envíos de droga. Pero aclaró que Víctor Horacio fue ajeno a estas ‘vueltas’. En cambio sí señaló a Mario Uribe con otros negocios.
Por ejemplo, dijo que con la compra de la finca La Palmira, Uribe adquirió otro predio en el Cañón del Cauca, llamado Marichú, y aseveró en tono burlón que ese negocio se hizo con todos los papeles en regla. Que luego El Tuso le cedió un apartamento en Medellín, el 801 en el edificio Saint Etienne, y a cambio recibió uno en Andes, en una torre que había construido el senador, y otro en Medellín. Luego reconoció que fue vecino del ex congresista, que en una ocasión le regaló una Toyota burbuja y un montero Mitsubishi, así como un reloj de US$600 marca Raimond Weil. “Esos negocios los tengo en una contabilidad, que no es como la del almacén Éxito, doctora, sino en papeles”. Sostuvo además que un empresario identificado como Luis Fernando Muñoz, alias Millos, quien le lavó dinero, era socio de Ignacio Guzmán y él sabía “de los negocios ilícitos de Millos”.
Por último, El Tuso Sierra arremetió una vez más contra Mario Uribe, manifestando que le ayudó en campañas políticas antes de 2002 con pancartas, propaganda y camisetas. Que un día en que Uribe “necesitaba moverse rápido” hacia Andes y Jardín le puso un helicóptero que valía la hora entre US$700 y US$1.000. “Político que se respete no gasta plata”. Las confesiones de Sierra no dejaron títere con cabeza y el siguiente en la lista fue el congresista Óscar Arboleda Palacio. De él recordó que en el suroeste de Antioquia se imprimieron camisetas en las que por un lado estaba la cara de Mario Uribe y por la otra la de Arboleda. Y no sólo eso. Arboleda financió su campaña con algunas rifas y El Tuso le compró muchos talonarios. Al congresista lo conoció, según relató el ‘narco’, a través del ex viceministro de Justicia Francisco Zapata.
En ese momento rememoró que durante la gobernación de Alberto Builes se movía en su despacho como Pedro por su casa. “Pero no como Job en la Casa de Nariño”, porque, según él, aunque entraba por el sótano subía por el ascensor del gobernador. Y soltó otro dato, que recomendó al abogado Sergio González —el investigado defensor de Tasmania— para ser revisor fiscal en Corantioquia. Para tal fin contó con la ayuda de Mario Uribe y Óscar Arboleda. Al final de su confesión dejó una perla más: habló de una reunión entre Rogelio y Mario Uribe a la que asistió en calidad de subdirector de El Colombiano Sergio Fajardo. Fue la época en la que Carlos Castaño ordenó secuestrar políticos y había una orden para hacerlo con Mario Uribe, por lo cual El Tuso se vio obligado a interceder.
Juan Carlos Sierra añadió que se hablaba de unas grabaciones en las que supuestamente se relacionaba a Fajardo con la banda de ‘La Terraza’ y por eso lo querían matar. Después, confesó El Tuso, en ese encuentro se aclaró el malentendido, pues no era Fajardo quien aparecía en las citadas conversaciones. “Mario mandó llamar a Sergio para aclarar la situación con Rogelio”.
El Espectador se comunicó con varios de los mencionados (o sus defensores) por El Tuso Sierra. El congresista Óscar Arboleda aceptó que conoció al narcotraficante, pero que sólo se encontró con él en dos o tres ocasiones en un lavadero de carros en la avenida Las Vegas en Medellín, donde le hacían aseo a su vehículo. “Mi hoja de vida ha sido limpia. En este río revuelto todo el mundo quiere pescar”, enfatizó. Entre tanto, el abogado Gabriel Jaime Tobón, defensor de Mario Uribe, aseguró que el testimonio de El Tuso esta “imbuido de venganza”. “No deja de sorprendernos que estas declaraciones se produzcan en las postrimerías del proceso que se le adelanta en la Corte a Mario Uribe. Me parece que le están cobrando la extradición que autorizó su primo, el entonces presidente”, advirtió Tobón.
A su turno Sergio Fajardo, sin dar mayores detalles, sostuvo que hará un pronunciamiento de fondo en las próximas horas. De otro lado, en muchas ocasiones el general Montoya ha reivindicado su inocencia cuando lo han relacionado con grupos ilegales. En todo caso las delaciones de El Tuso deberán ser examinadas por la Fiscalía, aunque muchos de los mencionados han servido desde la orilla de la oficialidad y jamás han tenido líos judiciales.
“Ser amigo de la ‘Oficina de Envigado’ era estar in”. “Se trabajaba en llave con el CTI, la Fiscalía, el Ejército, el DAS y la Policía”. “El contacto en la Policía era el mayor Francisco Rodríguez, quien fue asesinado en la guerra contra ‘La Terraza’”. “Había uno al que se le pagaban $28 millones, el coronel Luis Alberto Moore Perea”. “El general Mario Montoya era de la nómina de la ‘Oficina’. No me consta, pero oí hablar de $20 millones”. “Yo entraba a la Gobernación de Antioquia como Pedro por su casa, pero no como Job a la Casa de Nariño”.
Estas revelaciones forman parte de la extensa versión que el pasado 20 de septiembre, desde una cárcel en Virginia, Estados Unidos, dio a una fiscal de Justicia y Paz el extraditado narcotraficante Juan Carlos El Tuso Sierra. Vestido con uniforme a rayas verdes y blancas, rapado y contando chistes, El Tuso contestó una a una las preguntas de la fiscal. Al principio parecía olvidar detalles, pero pidió un café y dijo: “El cafecito es una bendición, le va abriendo a uno la memoria”. A renglón seguido, en relación con ‘amigos’ que lo habrían olvidado dijo: “El muerto y el preso a los tres días huelen maluco”.
Entonces se despachó. Expresó que el capo y mandamás del paramilitarismo, Diego Murillo, alias Don Berna tenía una ONG, que a su vez contaba como asesor político con el ex viceministro de Trabajo Augusto Pineda. El hijo del político Pineda oficiaba como abogado de los desmovilizados de Antioquia. También mencionó a Hernán Gómez como asesor de Carlos Castaño y añadió que en los tiempos de la alcaldía de Sergio Naranjo, en Medellín, todos los ‘paras’ ayudaron a elegir como concejal a Diego Arango. La orden fue votar por él. Ya en tiempos más recientes, la historia se repitió con Rocío Arias. Ahí hubo —dijo— “constricción (sic) al votante, como dicen los abogados”. La fiscal lo corrigió: “Constreñimiento al elector”.
El Tuso subió el tono de sus acusaciones. Contó que la presión a la gente no se hacía con amenazas sino con mercados, útiles, fiestas, juguetes y hasta brigadas de salud. En una ocasión en las comunas el Día de la Madre se compraron 10 mil juegos de cubiertos plásticos. El dinero para financiar estas ‘vueltas’ salía de donaciones hechas por los hermanos Gallón Henao (reconocidos caballistas, uno de ellos condenado por vínculos con las autodefensas), Luis Hernando Gómez, alias Rasguño; Dagoberto Giraldo, alias Perchi, Nicolás Bergonzoli, viejo conocido del cartel de Cali, y Rodrigo Tamayo, ex presidente del Deportivo Independiente Medellín, también procesado por lavado de dinero.
Afirmó El Tuso que con estos regalos a manos llenas amarraban votos, que una vez repartieron cuadernos que en la carátula tenían la foto de Rocío Arias, condenada por parapolítica, al lado de Don Berna. Entonces recordó una anécdota en la que Arias le dijo a Murillo que lo querían tanto en las comunas que en las casas había una imagen de él al lado del Sagrado Corazón de Jesús. Antonio López, alias Job, Carlos Mario Ochoa, Douglas, Memín, Guayo, Negro Elkin y Plomo Benítez, seguían las instrucciones ‘electorales’ de Don Berna. La elección de Arias al Congreso estaba asegurada porque también era íntima de Ernesto Báez. .
En términos generales, la ‘Oficina de Envigado’ trabajaba a sus anchas y en llave con las autoridades. Ante la pregunta de la fiscal de cómo lo lograba, El Tuso contestó: “Con platica”. Y añadió que los pagos para corromper los manejaba Carlos Mario Aguilar, alias Rogelio, un ex integrante de la Fiscalía que se entregó a la DEA en Argentina y hoy cuenta, como Sierra, sus verdades como delincuente en Estados Unidos. El capo Sierra dijo que en la Fiscalía de Medellín contaban con la colaboración de Úber Duque. “A él y a sus trabajadores se les pagaban $5 millones mensuales”. En la Policía ocurría igual. El contacto era el mayor Francisco Rodríguez, asesinado en un ajuste de cuentas de la mafia.
Y en la nómina de la ‘Oficina’ había desde coroneles hasta policías rasos. Entre ellos, dijo Sierra, el entonces coronel Luis Alberto Moore, quien alcanzó el grado de general y pasó al retiro hace poco. De Moore, el capo relató que los supuestos $28 millones que se le giraban se los entregaba Dagoberto Giraldo, la oficina de cobro y él mismo, a cambio de información de operaciones, allanamientos o colaboración con traslados. Por ejemplo, El Tuso contó que en el municipio de Andes había un capitán Bonilla que molestaba mucho, y a petición de ellos lo mandaron para Frontino.
En alguna ocasión, al mayor Francisco Rodríguez lo trasladaron para la Dijín en Bogotá y entonces fue necesario acudir al senador Mario Uribe Escobar, quien logró que lo devolvieran para Medellín, donde fue clave para las operaciones de la ‘Oficina de Envigado’. El extraditado narcotraficante manifestó que el congresista fue a donde el director de la Policía, general Luis Ernesto Gilibert, para mediar por el oficial —quien se ganaba $5 millones con los ‘paras’— y aclaró que si bien Gilibert desconocía los motivos del traslado y sólo quiso ayudarle de buena fe al congresista, por el contrario Uribe Escobar sí sabía que estaba ayudando a ilegales. “No a las autodefensas, sino a mí, y él sabía quién era yo, en qué mundo andaba y quiénes eran mis amigos”.
Por su rango, Rodríguez no podía asumir como director de una unidad élite antiterrorista en Medellín, pero lo dejaron encargado porque, al decir de El Tuso, “con rosca todo se puede”. Pero no sólo estaba la Policía. Según el ‘narco’, en la IV Brigada del Ejército también le ayudaban, señaló al general Mario Montoya como parte de esa nómina y manifestó que recibió información de operativos. Otro de los salpicados fue el coronel Augusto Betancur, quien llegó a ser director del DAS en la capital de Antioquia, y también echó al agua a un coronel de apellido Forero, de quien resaltó tenía estrechos vínculos con ellos, al punto que El Tuso le dio $108 millones para, presuntamente, montar la emisora en el Batallón Cacique Nutibara.
Sobre el detenido Mario Uribe expresó además que le hizo muchos favores. Por ejemplo, la compra de la finca La Palmira, en Andes, por $1.600 millones, que El Tuso le entregó después por una deuda de mafia a Miguel Ángel Mejía, alias El Mellizo. Añadió que le pagó a Mario Uribe por cuotas en efectivo, en su apartamento, en su oficina y en sitios públicos de Medellín y a personas que trabajaban con él, como su hermano Víctor Horacio. Y recordó que en el transcurso de esa transacción viajó con este último a España y allá le hizo otro abono en pesetas.
Dijo que en Madrid los recibió Ignacio Guzmán, ex cónsul de Colombia en Miami y alfil de la Gobernación de Antioquia en tiempos de Álvaro Uribe Vélez. “Íbamos asegurados. Para que no nos fueran a poner problema, ¿qué más que pasaporte diplomático?”. Agregó que el motivo de su viaje, que se extendió por 20 días, fue establecer contactos con españoles para envíos de droga. Pero aclaró que Víctor Horacio fue ajeno a estas ‘vueltas’. En cambio sí señaló a Mario Uribe con otros negocios.
Por ejemplo, dijo que con la compra de la finca La Palmira, Uribe adquirió otro predio en el Cañón del Cauca, llamado Marichú, y aseveró en tono burlón que ese negocio se hizo con todos los papeles en regla. Que luego El Tuso le cedió un apartamento en Medellín, el 801 en el edificio Saint Etienne, y a cambio recibió uno en Andes, en una torre que había construido el senador, y otro en Medellín. Luego reconoció que fue vecino del ex congresista, que en una ocasión le regaló una Toyota burbuja y un montero Mitsubishi, así como un reloj de US$600 marca Raimond Weil. “Esos negocios los tengo en una contabilidad, que no es como la del almacén Éxito, doctora, sino en papeles”. Sostuvo además que un empresario identificado como Luis Fernando Muñoz, alias Millos, quien le lavó dinero, era socio de Ignacio Guzmán y él sabía “de los negocios ilícitos de Millos”.
Por último, El Tuso Sierra arremetió una vez más contra Mario Uribe, manifestando que le ayudó en campañas políticas antes de 2002 con pancartas, propaganda y camisetas. Que un día en que Uribe “necesitaba moverse rápido” hacia Andes y Jardín le puso un helicóptero que valía la hora entre US$700 y US$1.000. “Político que se respete no gasta plata”. Las confesiones de Sierra no dejaron títere con cabeza y el siguiente en la lista fue el congresista Óscar Arboleda Palacio. De él recordó que en el suroeste de Antioquia se imprimieron camisetas en las que por un lado estaba la cara de Mario Uribe y por la otra la de Arboleda. Y no sólo eso. Arboleda financió su campaña con algunas rifas y El Tuso le compró muchos talonarios. Al congresista lo conoció, según relató el ‘narco’, a través del ex viceministro de Justicia Francisco Zapata.
En ese momento rememoró que durante la gobernación de Alberto Builes se movía en su despacho como Pedro por su casa. “Pero no como Job en la Casa de Nariño”, porque, según él, aunque entraba por el sótano subía por el ascensor del gobernador. Y soltó otro dato, que recomendó al abogado Sergio González —el investigado defensor de Tasmania— para ser revisor fiscal en Corantioquia. Para tal fin contó con la ayuda de Mario Uribe y Óscar Arboleda. Al final de su confesión dejó una perla más: habló de una reunión entre Rogelio y Mario Uribe a la que asistió en calidad de subdirector de El Colombiano Sergio Fajardo. Fue la época en la que Carlos Castaño ordenó secuestrar políticos y había una orden para hacerlo con Mario Uribe, por lo cual El Tuso se vio obligado a interceder.
Juan Carlos Sierra añadió que se hablaba de unas grabaciones en las que supuestamente se relacionaba a Fajardo con la banda de ‘La Terraza’ y por eso lo querían matar. Después, confesó El Tuso, en ese encuentro se aclaró el malentendido, pues no era Fajardo quien aparecía en las citadas conversaciones. “Mario mandó llamar a Sergio para aclarar la situación con Rogelio”.
El Espectador se comunicó con varios de los mencionados (o sus defensores) por El Tuso Sierra. El congresista Óscar Arboleda aceptó que conoció al narcotraficante, pero que sólo se encontró con él en dos o tres ocasiones en un lavadero de carros en la avenida Las Vegas en Medellín, donde le hacían aseo a su vehículo. “Mi hoja de vida ha sido limpia. En este río revuelto todo el mundo quiere pescar”, enfatizó. Entre tanto, el abogado Gabriel Jaime Tobón, defensor de Mario Uribe, aseguró que el testimonio de El Tuso esta “imbuido de venganza”. “No deja de sorprendernos que estas declaraciones se produzcan en las postrimerías del proceso que se le adelanta en la Corte a Mario Uribe. Me parece que le están cobrando la extradición que autorizó su primo, el entonces presidente”, advirtió Tobón.
A su turno Sergio Fajardo, sin dar mayores detalles, sostuvo que hará un pronunciamiento de fondo en las próximas horas. De otro lado, en muchas ocasiones el general Montoya ha reivindicado su inocencia cuando lo han relacionado con grupos ilegales. En todo caso las delaciones de El Tuso deberán ser examinadas por la Fiscalía, aunque muchos de los mencionados han servido desde la orilla de la oficialidad y jamás han tenido líos judiciales.