“Néstor Humberto Martínez fue el artífice del caso Hyundai”: Alex Vernot
El abogado se convirtió en la primera persona en ser absuelta en el caso que tiene detenido al empresario Carlos Mattos. Habló con este diario sobre lo que falta por conocerse de este expediente de corrupción judicial y criticó el trabajo de la fiscalía de Néstor Humberto Martínez en su caso.
Uno de los hombres que formó parte del equipo jurídico del empresario Carlos Mattos fue el reconocido abogado Álex Vernot. La justicia lo declaró inocente en un caso por supuesto soborno, pues el testigo estrella de la Fiscalía en el caso Hyundai -por el que es procesado Mattos-, llamado Luis David Durán, dijo que Vernot le ofreció US$2 millones por su silencio. Nunca pudo probarlo. Desde Europa, ahora absuelto, habló con El Espectador de la verdad que falta esclarecer en ese expediente, se despachó contra Néstor Humberto Martínez y, sobre las recientes revelaciones de los paseos de Mattos cuando debería estar preso, dijo que estando en la cárcel entendió que “las cosas no son siempre lo que parecen”.
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Uno de los hombres que formó parte del equipo jurídico del empresario Carlos Mattos fue el reconocido abogado Álex Vernot. La justicia lo declaró inocente en un caso por supuesto soborno, pues el testigo estrella de la Fiscalía en el caso Hyundai -por el que es procesado Mattos-, llamado Luis David Durán, dijo que Vernot le ofreció US$2 millones por su silencio. Nunca pudo probarlo. Desde Europa, ahora absuelto, habló con El Espectador de la verdad que falta esclarecer en ese expediente, se despachó contra Néstor Humberto Martínez y, sobre las recientes revelaciones de los paseos de Mattos cuando debería estar preso, dijo que estando en la cárcel entendió que “las cosas no son siempre lo que parecen”.
(En contexto: Caso Hyundai: Absuelven a Alex Vernot, exabogado de Carlos Mattos)
¿Qué impresiones tiene de la investigación en su contra?
La primera, sobre todo, es que la juez que conoció mi caso respetó mis derechos y me dio garantías de un juicio objetivo y en derecho. La justicia operó de manera clara y transparente. La sentencia absolutoria da cuenta de que la Fiscalía no aportó pruebas que acreditaran sus acusaciones, más allá de los cuestionables testimonios de Luis David Durán y de su primo, Rodrigo Durán, abogado de la contraparte de Mattos en el caso Hyundai, quienes se prestaron a declarar mentiras haciéndole el juego a la Fiscalía en su acusación, para luego caer en contradicciones en sus dichos. La justicia ha reconocido la verdad al considerar los hechos: siempre fui inocente, así me hubieran tenido encerrado arbitrariamente en La Picota por casi dos años. Mi reconocimiento y gratitud por ello a mis abogados, Jesús Yepes y Héctor Escobar, y a los muchos amigos, colegas y profesores eméritos, que tomaron mi causa como propia.
La decisión disuelve la unión impúdica de los intereses que fueron la verdadera causa de mi encarcelamiento: los intereses del convicto Luis David Durán, quien se aprovechó de mis visitas a él en la cárcel para obtener su libertad y otros beneficios, sirviendo a la Fiscalía en su propósito de incriminarme por el peligro que significaba mi planteamiento sobre un dictamen del CTI que probaba la falsedad de las afirmaciones del fiscal general Néstor Humberto Martínez relativas al hallazgo de una supuesta evidencia de la manipulación del reparto en el caso Hyundai.
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Sumados a los intereses de la contraparte del señor Carlos Mattos, que se sirvió de este montaje para anular la transacción que ya había firmado con él por más de 30 millones de dólares a fin de terminar el litigio. Y, por último, a los intereses del exfiscal Martínez, quien creyó que evitaría que yo siguiera investigando sus actuaciones en este caso encarcelándome, lo que no sucedió: desde la cárcel seguí haciéndolo para develar no solo los delitos en los que habría incurrido en el caso Hyundai sino también en el de Odebrecht, sobre el cual escribí y publiqué tres libros, una saga titulada Sepulcros Blanqueados.
En esos libros usted ha hablado de abuso de poder en su contra. ¿A qué se refiere?
Basta con notar que la Fiscalía de Martínez asignó contra mí a dos fiscales delegados ante Tribunal y la Procuraduría a dos procuradores de nivel II: cuatro funcionarios que reciben del Estado más de $130 millones mensuales como salario. ¿Todo ello para probar un supuesto intento de soborno a un testigo en un litigio privado? Insólitamente, los procuradores delegados, hasta el final en mi juicio, sin una sola prueba del supuesto delito que me atribuyeron y menos aún de mi responsabilidad, pidieron a la juez mi condena. En sus conciencias estará pesando la causa de su actuar contraevidente en todo sentido.
Usted es el primer absuelto en el caso Hyundai, en el que todo el mundo ha aceptado cargos. ¿Qué hubo distinto?
Yo no hice parte ni fui imputado por la comisión de delito alguno dentro del caso Hyundai. Mi caso fue distinto. Yo le planteé a Luis David Duran —abogado y conocido mío porque su padre fue mi profesor— optar por una alternativa jurídica de defensa diferente o mejor, en contravía de los intereses coyunturales de la Fiscalía. Durán había aceptado cargos por una supuesta manipulación del sistema de reparto de los juzgados, pero un peritaje del CTI concluía lo contrario: “Se pudo observar que no hay conexiones indebidas y anomalías en los registros del sistema operativo. En los log de eventos no se evidencia de alguna conexión indebida a las bases de datos Sarj y Bitácora que pudiesen evidenciar cambios o alteraciones en su buen funcionamiento”. Lo que yo no sabía, cuando lo visité en la cárcel y le hice ese planteamiento, era que él había pagado sobornos a funcionarios judiciales por miles de millones de pesos, por lo que mi propuesta jurídica claramente no le serviría para evitar los cargos por cohecho y corrupción.
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La ausencia de pruebas en mi juicio demostró la inexistencia del delito de intento de soborno que me imputaron. Independiente de lo inmoral o ilegal que hubiera sido tal conducta, era absurda la sola idea de ofrecer US$2 millones a un testigo, cuando existían otros nueve en el caso Hyundai con la misma vocación. En el caso Hyundai -lo mismo que en el caso Odebrecht- no se ha dicho la verdad completa.
¿A qué se refiere?
Una verdad inédita es que los imputados que aceptaron cargos por manipulación del reparto judicial para que llegara al juzgado Sexto lo hicieron a sabiendas de que en realidad nunca pudieron manipular tal reparto. No eran capaces de hacerlo técnicamente. Otra verdad que se ha pretendido mantener en la sombra es que quien se inventó la estrategia en el caso legal de Hyundai, el estratega que le planteó a Mattos la solicitud de medidas cautelares, fue Néstor Humberto Martínez. Fue él quien consiguió que se decretaran en dos juzgados, ante el juez 6 y la jueza 16, al margen de que en ese momento hubiera cedido nominalmente el poder a un abogado de su firma. La jueza 16, que había sido alumna suya, inclusive le pidió una notaría y que le nombrara a su hijo en la ANI. Todo esto está en el expediente. Néstor Humberto Martínez fue el artífice de este caso y luego, como fiscal general, con razones por dilucidar, decidió salir a decir públicamente que tenía evidencia de la manipulación del reparto, lo cual no era cierto para la época de sus declaraciones.
¿Qué verdad sigue sin conocerse en el caso Hyundai?
Muchas muy trascendentales. Por ejemplo, quién y cómo pudo haber manipulado el reparto del Juzgado 16 Civil Municipal de Bogotá.
¿Quiénes asesoraban a Mattos antes de que usted llegara a su equipo jurídico?
El principal asesor era Néstor Humberto Martínez como cabeza de su firma, DLA Piper Martínez, donde laboraban también su hijo Néstor Camilo Martínez -quien después asumió como director- y otro abogado sustituto de Martínez, que es el que habla con la jueza 16. Otros abogados de Mattos, como Jaime Granados, Luis David Durán y Gerardo Barbosa, también trabajaban en el caso siguiendo directrices de Martínez. La estrategia de las demandas y de las medidas cautelares fue toda suya. Él era el responsable principal. Y Durán fue el encargado de repartir el dinero. Un día les llegó una orden a todos los abogados de apartarse del caso y todos renunciaron. Esto coincidió con que Martínez, como fiscal, declaró públicamente que había evidencia de la manipulación del reparto.
¿Por qué si Néstor Humberto Martínez fue abogado de Mattos nunca se separó del caso Hyundai, como lo obligó a hacer la Corte Suprema en el caso Odebrecht?
Además de que la ley y la Constitución Política se lo exigen, la ética que debía a su investidura se lo demandaba. Pero eso no pasó y dio lugar al abuso de la Fiscalía en mi caso, al encerrarme por casi dos años, sin una sola prueba. Igual ocurrió con el testigo del caso Odebrecht, Jorge Enrique Pizano, de quien Martínez decía ser amigo, pero instruyó a un fiscal suyo con la consigna de que había que “joderlo”; o en el caso contra el exdirector de la ANI Luis Fernando Andrade, a quien le imputan una cantidad de delitos increíbles porque no cedió a las presiones del momento, mientras que Néstor Humberto Martínez estuvo en todas las etapas del negocio de la Ruta del Sol 2 y nunca ha sido investigado.
Corrupción, dineros en campañas presidenciales e incluso dos personas muertas: nada fue suficiente para que se averiguara su papel, su participación en todos estos hechos. Nada, impunidad total. Basta recordar las acusaciones del exfiscal anticorrupción Gustavo Moreno sobre la Fiscalía de Néstor Humberto Martínez: la calificó como un “sicariato judicial” que obraba para “servir de chaleco antibalas a unos y joder a otros”.
Pretender que él ya no tenía nada que ver en el caso Hyundai y, después, en la investigación penal contra su cliente, significó en la práctica que solo se declarara impedido 21 meses después de haberse posesionado como fiscal. ¿Y qué paso durante esos 21 meses? ¿Nunca supo del caso Hyundai? ¿Nunca dio instrucciones o le preguntaron por este asunto? No parece creíble en un país y en una Fiscalía como la suya, menos aún hoy en día, cuando ya se conoce cómo pasaron las cosas, no solo en este caso, sino en el caso de Odebrecht y en otros tantos que fueron escándalos de su administración y por los cuales se vio forzado finalmente a renunciar.
Usted cuenta que, tras la llegada de Néstor Humberto Martínez a la Fiscalía, él dejó la firma en manos de su hijo. ¿Qué ha hallado sobre las actuaciones de Néstor Camilo Martínez en el caso Hyundai?
Él solo hacía lo que le decía su papá. Recuerdo conversaciones de la época sobre la estrategia diseñada por su papá. De hecho, siempre dirigió el caso. Recuerdo cuando vinieron de la firma internacional DLA Piper, abogados de la contraparte de Mattos en el litigio, y Néstor Camilo se reunió con ellos buscando una transacción. Todo esto solo se podía hacer con la autorización de él. Que no haya pruebas es otra cosa, pero recuerdo conversaciones y reuniones en DLA Piper cuando Néstor Humberto Martínez era fiscal. Y esto es importante porque Néstor Humberto pretendía cobrarle al señor Mattos $10.500 millones, o US$3.5 millones de dólares de una prima de éxito.
Obtener el pago de esa prima fue el interés de Martínez Neira y su hijo, hasta el final. Nunca lo lograron. Pero lo que sí logró Mattos fue que la Fiscalía lo investigara, lo persiguiera, lo extraditara y ahora lo haya puesto a confesar cosas que nunca pasaron, como la manipulación del reparto del juzgado Sexto. Esto, independientemente de que algunos imputados hayan aceptado cargos por ello, jamás se probó. Y así quedará.
¿Cree que su absolución le da finalmente la razón?
Más que darme la razón, que nunca la he perdido, el fallo descalifica el despliegue investigativo de la Fiscalía. Desde un principio se conocía la inexistencia del delito; pero la Fiscalía, sin sentido crítico ante el testimonio de Luis David Durán, huérfano de coherencia interna y corroboración externa, pretendió que la sola intervención de dos fiscales y dos procuradores le daría peso a su teoría. Mi absolución demuestra que mi detención y mi cárcel fue abusiva e ilegal. Mi caso lo armaron sin una sola prueba legítima o creíble. Se inventaron un testigo falso, que en mi opinión y de mis abogados cometió varios delitos al prestarse a declarar contra mí sin una sola prueba física.
Esta circunstancia fue rápidamente identificada —lo mismo que la falta de imparcialidad y objetividad de la Fiscalía de Martínez— por el Grupo de Trabajo Contra las Detenciones Arbitrarias de la ONU, que emitió fallo favorable a mis derechos en 2019, ordenando mi libertad inmediata, una indemnización acorde con la violación y la difusión mediática de estas circunstancias ilegales y abusivas por parte de la Fiscalía de Martínez Neira. Mi caso y el llamado caso Hyundai estuvieron siempre contaminados por las actuaciones y la intervención de Néstor Humberto Martínez, como abogado y como fiscal general.
Esto no va a cambiar de la noche a la mañana, pero creo que todavía hay muchas cosas por ver. En este caso, como en el de Odebrecht, la participación de Martínez permanece oculta porque, hasta ahora, los entes de control no se atreven a investigar al abogado, al superministro, al fiscal general, al político, al varias veces ministro. Pero esto podría cambiar en cualquier momento.
El testimonio de Luis David Durán fue la única prueba en su contra. ¿Cree que con su absolución se le resta credibilidad a quien ha sido el testigo estrella en el caso Hyundai?
Luis Durán no exhibió ninguna virtud testimonial de verosimilitud y/o de verdad. Lo suyo era un negocio personal, aprovechándose de mí para hacer más liviana su pena. Su idea malvada tuvo eco y por eso yo fui a parar a la cárcel. Su testimonio nunca fue una prueba; pudo ser, como mucho, un indicio o principio de prueba que requería de otras circunstancias, como las reglas de la experiencia, otros testimonios u otros medios de prueba que le dieran un aparente realce de verdad que nunca tuvo. Al final, terminó reconociendo que yo jamás le planteé un soborno de US$2 millones de dólares.
En todo este tiempo y tras haber pasado dos años en la cárcel, ¿ha cambiado su impresión del sistema de justicia?
Siempre habrá jueces honestos, con estatura moral para el difícil servicio público y humano que prestan al administrar justicia. No obstante, es claro que el país requiere una reforma a la justicia urgente. La experiencia de mi detención me dejó ver de cerca que las cárceles están llenas de personas que no han tenido acceso a una verdadera defensa, al margen de cuál sea su responsabilidad. También hay muchos reclusos afectados por una constante violación de sus derechos, incluida la privación de su libertad. Este llamado “estado inconstitucional de las cosas” hace que nuestras cárceles se configuren como un abuso permanente y masivo de la condición humana. Todos creemos que nunca iremos a una cárcel, pero puede ocurrirle a cualquiera: mire por estos días cuantos casos hay.
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¿Ha considerado demandar al Estado o qué otro camino contempla para obtener justicia?
Me han preguntado esto varias veces. Demandaría al Estado, como la entelequia que es, pero no por dinero, sino por la parte moral, por la afectación de la dignidad que significa el quitarle a un hombre su libertad, sus derechos, su familia, sus hijos, sus amigos, su entorno, su casa. Por permitirle esto, sin consecuencia alguna, a un hombre o a varios, que alevemente determinan y organizan estos actos abusivos y violatorios de los derechos humanos. A los individuos responsables particularmente considerados, pienso que tendrán que rendirle cuentas a Dios y responder, entre otros crímenes, por la muerte de Jorge Enrique Pizano (65) y de su hijo Alejandro Pizano (31).
¿Cree que el hecho de que Carlos Mattos siguiera moviéndose, aun estando en la cárcel, es una demostración de que su poder no lo pierde ni condenado?
A raíz de mi privación de la libertad, que jamás me imaginé vivir, aprendí que las cosas no son siempre lo que parecen. El seguimiento a Carlos Mattos por parte de un medio de comunicación demuestra que hay un poder oscuro detrás que, por lo menos, se lo sugirió al medio. ¿Por qué no lo habían hecho antes? ¿Por qué contra él? Claramente lo hicieron para hacerle daño, y lo consiguieron. Ahora dígame usted quién pudo ser. Yo sí sé quién y cuál suele ser su forma de operar.
Si este medio u otros se interesaran realmente por lo que pasa en las cárceles, o por lo que saben los presos, cosas mucho más graves se conocerían en el país, desde asesinatos y masacres hasta magnicidios. En mi opinión, solo la gente honesta que no tiene acceso al poder de ningún tipo estaría interesada en saber la verdad del país. No creo que quienes lo manejan estén preocupados por la corrupción en el Inpec o en La Picota.