En Villa del Rosario, el Ejército ayuda a que se mantenga la cuarentena por el COVID-19
Este municipio fronterizo está cerca del puente internacional Simón Bolívar, que lleva más de una semana cerrado en aras de evitar la propagación del nuevo coronavirus. El tránsito de migrantes por los pasos ilegales, sin embargo, parece inevitable, lo que puede representar una amenaza en términos de salud pública.
Redacción Judicial
Este jueves 26 de marzo, Villa del Rosario, un municipio de Norte de Santander fronterizo con Venezuela, amaneció con más tropas del Ejército aún, igual que Cúcuta. Están allí desde el pasado martes, cuando el alcalde Eugenio Rangel dio una voz de alerta sobre el posible impacto de los pasos ilegales o trochas sobre las medidas del Gobierno para contener el nuevo coronavirus en el país. Es una medida que también deriva del consejo extraordinario de seguridad que el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, presidió en Cúcuta el pasado 20 de febrero, cuando el foco era la inseguridad y no el COVID-19. (Hospitales públicos: el gran desafío de enfrentar el COVID-19)
En entrevistas con medios locales, el alcalde Rangel habló de un segundo tema que llevó a la militarización de La Parada, el sector de Villa del Rosario que fue militarizado y que se encuentra a kilómetros del puente internacional Simón Bolívar. De acuerdo con el mandatario local, los residentes vienen denunciando amenazas de saqueos en conjuntos residenciales y de robos a quienes salieran para abastecerse por parte de algunos migrantes. Rangel añade que hay aproximadamente 1.200 personas que aún no retornan a Venezuela y que cruzan los pasos ilegales buscando desesperadamente los medios para también afrontar y acatar la cuarentena.
El municipio de Villa del Rosario, a sólo siete kilómetros de la ciudad de Cúcuta, se ha convertido en la principal llegada de migrantes venezolanos que buscan refugio en Colombia. Con una población de 93.735 habitantes, es uno de los más habitados del departamento. Se estima que por la trocha de La Parada cruzaban diariamente unas 40.000 personas, cifra que ha disminuido desde hace 13 días que la frontera permanece cerrada por ambos gobiernos.
Con el fin de garantizar la tranquilidad de los habitantes y luego de que no fuera respetado el aislamiento preventivo del fin de semana, las autoridades decretaron la militarización de Villa del Rosario y el sector de La Parada a las 10 de la noche del martes pasado, dos horas antes de que comenzara la cuarentena decretada por el presidente Iván Duque. El coronel Hebert Garzón Rey, comandante de la XXX brigada del Ejército, recorrió la zona después de su militarización y aseguró que se está haciendo todo lo posible para garantizar el cumplimiento del aislamiento obligatorio en todo el país, medida tomada para evitar la propagación del COVID-19. (Los retos en justicia digital que evidenció la pandemia)
Aunque la militarización no tiene una duración definida, el coronel Garzón explicó que se mantendrá el tiempo que sea necesario para apoyar las labores de patrullaje de la policía y recalcó que el cumplimiento del decreto es una tarea de todos los sectores. La emergencia por el COVID-19 puso en jaque al departamento fronterizo, que hoy recibe demandas por abastecimiento de agua, comida, medicamentos y refugio para migrantes y nacionales. El problema, básicamente, era que la gente en Villa del Rosario estaba comportándose como si no existiera la orden de aislarse en las casas.
Según el último reporte del Ministerio de Salud, el departamento nortesantandereano reporta 15 casos de personas que se han contagiado con el virus. Aunque la situación de sobrepoblación en La Parada es crítica (las autoridades encontraron casas donde hay 50 habitantes, por ejemplo), con la presencia de la fuerza pública se busca reducir la propagación de la enfermedad. En el mundo, según el Instituto Nacional de Salud, el nuevo coronavirus ha causado ya más de 416.000 contagios en todo el mundo.
Este jueves 26 de marzo, Villa del Rosario, un municipio de Norte de Santander fronterizo con Venezuela, amaneció con más tropas del Ejército aún, igual que Cúcuta. Están allí desde el pasado martes, cuando el alcalde Eugenio Rangel dio una voz de alerta sobre el posible impacto de los pasos ilegales o trochas sobre las medidas del Gobierno para contener el nuevo coronavirus en el país. Es una medida que también deriva del consejo extraordinario de seguridad que el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, presidió en Cúcuta el pasado 20 de febrero, cuando el foco era la inseguridad y no el COVID-19. (Hospitales públicos: el gran desafío de enfrentar el COVID-19)
En entrevistas con medios locales, el alcalde Rangel habló de un segundo tema que llevó a la militarización de La Parada, el sector de Villa del Rosario que fue militarizado y que se encuentra a kilómetros del puente internacional Simón Bolívar. De acuerdo con el mandatario local, los residentes vienen denunciando amenazas de saqueos en conjuntos residenciales y de robos a quienes salieran para abastecerse por parte de algunos migrantes. Rangel añade que hay aproximadamente 1.200 personas que aún no retornan a Venezuela y que cruzan los pasos ilegales buscando desesperadamente los medios para también afrontar y acatar la cuarentena.
El municipio de Villa del Rosario, a sólo siete kilómetros de la ciudad de Cúcuta, se ha convertido en la principal llegada de migrantes venezolanos que buscan refugio en Colombia. Con una población de 93.735 habitantes, es uno de los más habitados del departamento. Se estima que por la trocha de La Parada cruzaban diariamente unas 40.000 personas, cifra que ha disminuido desde hace 13 días que la frontera permanece cerrada por ambos gobiernos.
Con el fin de garantizar la tranquilidad de los habitantes y luego de que no fuera respetado el aislamiento preventivo del fin de semana, las autoridades decretaron la militarización de Villa del Rosario y el sector de La Parada a las 10 de la noche del martes pasado, dos horas antes de que comenzara la cuarentena decretada por el presidente Iván Duque. El coronel Hebert Garzón Rey, comandante de la XXX brigada del Ejército, recorrió la zona después de su militarización y aseguró que se está haciendo todo lo posible para garantizar el cumplimiento del aislamiento obligatorio en todo el país, medida tomada para evitar la propagación del COVID-19. (Los retos en justicia digital que evidenció la pandemia)
Aunque la militarización no tiene una duración definida, el coronel Garzón explicó que se mantendrá el tiempo que sea necesario para apoyar las labores de patrullaje de la policía y recalcó que el cumplimiento del decreto es una tarea de todos los sectores. La emergencia por el COVID-19 puso en jaque al departamento fronterizo, que hoy recibe demandas por abastecimiento de agua, comida, medicamentos y refugio para migrantes y nacionales. El problema, básicamente, era que la gente en Villa del Rosario estaba comportándose como si no existiera la orden de aislarse en las casas.
Según el último reporte del Ministerio de Salud, el departamento nortesantandereano reporta 15 casos de personas que se han contagiado con el virus. Aunque la situación de sobrepoblación en La Parada es crítica (las autoridades encontraron casas donde hay 50 habitantes, por ejemplo), con la presencia de la fuerza pública se busca reducir la propagación de la enfermedad. En el mundo, según el Instituto Nacional de Salud, el nuevo coronavirus ha causado ya más de 416.000 contagios en todo el mundo.