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Uno de los generales del Ejército Nacional más condecorados en los últimos 30 años es César Augusto Parra León, quien en julio pasado fue llamado a calificar servicios por presuntos casos de corrupción, concretamente, por el supuesto desvío de millonarias partidas de combustible y la adjudicación de contratos amañados. Su último cargo fue como jefe del Departamento Conjunto de Planificación y Transformación y antes había comandado la Sexta División, con jurisdicción en Amazonas, Putumayo y Caquetá. En diálogo con El Espectador, el oficial en retiro se defiende de las acusaciones en su contra y, con nombres propios, denuncia que todo fue un complot para tratar de callar las irregularidades que se siguen cometiendo en el Ejército.
(En contexto: Gobierno saca al segundo comandante del Ejército, general Adelmo Fajardo)
Cuatro meses después de su salida del Ejército por presuntos actos de corrupción, ¿qué ha pasado, en qué va la investigación?
No se sabe nada. Después de que me sacan por la puerta de atrás, me dedique a estudiar mi salida de la institución a la cual le entregué toda mi vida. Fueron muchas las sorpresas que me llevé: primero, fue un trabajo de la contrainteligencia, de la inteligencia, de la Policía y la Fiscalía en mi contra. Segundo, todo lo que hicieron fue basado en la ilegalidad, y con ello, un medio de amplia circulación montó un artículo en mi contra. Por esto fui llamado a calificar servicios.
Pero a usted lo investiga un fiscal de Caquetá…
A mí me investiga un fiscal de Ibagué, pero a este se suman otras personas de la misma Fiscalía, conjuntamente con inteligencia de la Policía y del Ejército, para hacerme ese montaje. Fue una investigación amañada e ilegal.
¿Cómo así que ilegal?
Soy aforado como general del Ejército, y la Constitución y la ley señalan que los aforados somos investigados por los fiscales delegados ante la Corte Suprema de Justicia, lo cual nunca se cumplió. A mí nunca me ha llamado la Fiscalía Delegada ante la Corte, que es mi juez natural. No es que no podamos ser investigados, sino que nos investiga la majestad de la justicia.
Tras su salida dice que se dedicó a estudiar su caso, ¿en qué va eso?
Así es, me dediqué a trabajar en mi caso y a esculcar qué había pasado, pues la gente creerá que salí por corrupto, que estoy en la cárcel, que hice algo indebido, que estoy detenido, pero nada de eso es así. Con un equipo de abogados estamos trabajando en mí defensa y les demostraré a mis soldados, a mi familia, a todos los colombianos y al mundo que esto es un vil montaje que no tiene presentación ante ningún juez del país. Engañaron al señor presidente de la República y lo siguen engañando con muchas de las actuaciones que se están haciendo por parte de algunos mandos.
¿A quién se refiere, cuáles altos mandos?
Es un montaje de inteligencia y contrainteligencia, donde hay oficiales del Ejército y otras personas involucradas: un coronel retirado, con la articulación del fiscal 164 y de la doctora Claudia Carrasquilla (hoy directora de Seguridad Ciudadana de la Fiscalía), que es la que autoriza que me investiguen. Lo podía hacer, pero no con ese fiscal sino con los fiscales delegados ante la Corte Suprema de Justicia. Engañan a todo el mundo, incluido el presidente Iván Duque Márquez.
¿Usted habló con el presidente o con el ministro de Defensa antes de su salida del Ejército?
Hablé con el ministro de la Defensa, le comenté lo que estaba pasando y que eso era una retaliación de un coronel y dos generales. Me dijo que iba a investigar y la sorpresa mía fue que me sacaron por la puerta de atrás.
¿Y el presidente Duque?
Le escribí, llame a la secretaria en cuatro o cinco oportunidades y nunca recibí respuesta. No sé si no le informaron o ya había hablado con los generales, los que están detrás de este complot, para que no me escuchara.
Pero hay un testigo que habla en la Fiscalía contra usted y de los presuntos actos de corrupción…
Es el coronel Alexander Céspedes Ortiz, del que yo solicité el retiro de la institución, cuando fui comandante de las Sexta División, el año pasado. El tema es que después de su salida comienza la persecución: En la Fiscalía 164 interpone denuncias temerarias con el fin de enlodar mi nombre, hablando sobre el tema administrativo, que lo más curioso es que yo no lo manejé. Aliado con otros oficiales articularon las mentiras para enlodarme.
¿A qué oficiales se refiere, deme nombres?
Si esta el general Alberto Mejía, el que fue comandante del Ejército, de pronto es porque también pudo ser engañado por mi principal enemigo, contradictor e instigador: el general Francisco Javier Cruz Ricci, con quien nunca estuve de acuerdo en las políticas que adelantaba y quien llevaba la vida personal más desordenada de algún ser humano. Voy a decir algo que me puede costar mucho, pero no lo puedo callar: el general Cruz Ricci es la persona que más daño le ha hecho a la institución, tiene un sinnúmero de investigaciones por todos los delitos y es el hombre más corrupto del Ejército de Colombia.
Esa es una acusación muy grave…
Cuando usted denuncia irregularidades, cuando no está de acuerdo con muchas de las actuaciones mal hechas dentro de su trabajo, y las coloca sobre la mesa, incomoda y se gana muchos enemigos. Mi salida del Ejército fue por no estar de acuerdo con la corrupción, con el delito, con los falsos positivos, con las actuaciones fuera de la ley. Por eso salí, pero le garantizo que voy a regresar por la puerta grande.
Usted habla de irregularidades, ¿hay acaso una especie de “mafia” dentro de la institución?
No diría mafia. Hay algunos oficiales que permiten cosas y se protegen entre ellos cuando hay errores humanos, pero también cuando saben de hechos ilegales y delincuenciales. No denuncian y los que sí lo hacemos nos sacan por la puerta de atrás. Lo que sí hay es una banda que se organizó para sacarme del Ejército.
¿Ya fue llamado por la Fiscalía?
No, nadie me ha llamado a nada. Por el contrario, yo denuncié a la doctora Carrasquilla, al fiscal 164, llevé todo mi proceso a la Procuraduría, a la Presidencia de la República, al Congreso. Es un complot en mi contra, lo que hay son tres anónimos y un coronel afirmando mentiras, un subalterno que tocó sacarlo de la institución. Es que a mí no me pueden sacar por la puerta de atrás, yo tengo una familia, mis hijas me preguntan todos los días qué pasó con mi trabajo, que por qué dicen unas noticias con mi nombre, que si es verdad lo que dicen en los medios de comunicación. Solo le pido al presidente y al Congreso que revisen mi caso, que los organismos internacionales ya lo conocen. A uno no lo pueden sacar de la institución habiendo dado como general y coronel los más altos resultados en todas las misiones que me encomendaron, teniendo el reconocimiento de ocho gobiernos, trabajando y sacrificándome día y noche por mi labor, rindiendo al máximo con mis hombres. Y lo más grave es que esto que me está pasando a mí les ha pasado a muchos oficiales. Y el llamado que les hago es para que denuncien, que no se queden callados, que tengan carácter y firmeza para denunciar lo que está pasando en el Ejército.
¿Qué piensa de la salida del ministro de la Defensa, Guillermo Botero?
Hubo muchas fallas y creo que no estaba preparado para asumir la responsabilidad del manejo de las Fuerzas Militares y de Policía. El nuevo ministro, Carlos Holmes Trujillo, es tropero y puede darle mucha más claridad a la institución, un manejo distinto y mucho más profesional. Colombia es una maravilla y creo que tenemos que trabajar todos los sectores unidos.
¿Usted está amenazado?
Desde que inicie en esto son muchas las amenazas. Hoy me siento desamparado por el Estado. Recientemente, el ELN me declaró objetivo militar. Llevo 35 años capturando delincuentes, combatiendo, cuidando la institucionalidad y trabajando para tener un mejor país. Aquí la pelea con los grupos al margen de la ley y la delincuencia es dura, y yo tengo muchos enemigos.