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Un llamado de atención por parte de la Comisión de Derechos Humanos a los Estado de América Latina se registró en el día internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres al considerar que la discriminación tiene una relación íntima con la violencia de género. “En el marco de sus obligaciones de prevención y erradicación, urge a los Estados a tomar acciones prácticas, efectivas e integrales para modificar los patrones socioculturales discriminatorios que subyacen a la violencia de género contra las mujeres y redoblar esfuerzos para combatir la impunidad que rodea estos casos”.
De acuerdo con el órgano internacional, en América Latina y en el Caribe se encuentran 14 de los 25 países con altas tasas de femicidios en el mundo, lugares en donde las mujeres suelen ser violentadas entre los 15 y los 39 años. Si bien el llamado de atención de la CIDH es para evitar la violencia de género llama la atención sobre la discriminación histórica que ha padecido la mujer y que se materializa en las prácticas sociales que reproducen roles y estereotipos que, de alguna manera, obstaculizan su acceso a servicios de salud reproductiva y a una educación sexual integral.
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Del mismo modo, el llamado consigna que las mujeres son invisibilizadas al punto de sostener trabajos informales y mal remunerados o en situaciones que les impiden ejercer sus derechos en condiciones de igualdad. Para la CIDH esas brechas de género en el ámbito económico, social y político se agudizaron durante la pandemia por el Covid-19 y temen que se mantengan ante la actual recesión económica, la emergencia climática y otras crisis humanitarias. Lo que alerta también el órgano internacional es que esa situación es más grave en el caso de las mujeres afrodescendientes, indígenas, LBTI y con discapacidad.
“La violencia de género es una constante presente en todo el ciclo de vida de las mujeres. Su prevención y erradicación exige un análisis estructural que tome en cuenta la forma continuada de la violencia, que se inicia en la niñez y continúa a lo largo de la vida de las mujeres, exacerbada por la impunidad generalizada. La mujer mayor de hoy es la niña que no tuvo acceso a medidas de protección, de justicia y de reparación”, resaltó la presidenta y relatora sobre Derechos de las Mujeres, Julissa Mantilla Falcón.
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En ese orden, para Falcón y la entidad que representa es urgente que los Estados de la región prioricen la prevención de la violencia de género contra las mujeres mediante la implementación de medidas normativas, de política pública que visibilicen el desequilibrio estructural que enfrentan a la hora de ejercer sus derechos, y que tengan por objeto transformar la cultura de discriminación contra ellas en todos los ámbitos.
“Los Estados deben enviar un mensaje claro y contundente de no tolerancia a la violencia de género contra las mujeres, a través de medidas concretas dirigidas a reducir los niveles de impunidad que prevalecen en estos casos, con miras a garantizar la no repetición. Estos esfuerzos deben ir acompañados ineludiblemente por un rechazo absoluto a mensajes públicos que minimicen o promuevan la violencia contra las mujeres, o que reproduzcan estereotipos de género discriminatorios”, resaltó el órgano internacional.
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