“Esa violencia criminal que vivió Colombia nos está pasando”: Embajador de Ecuador
El embajador Gonzalo Ortiz le respondió a El Espectador interrogantes sobre la violencia sin precedentes que vive Ecuador, en la cual los colombianos tendrían su cuota. Le gustaría mayor presencia estatal en la frontera y reaccionó a lo que se sabe de la nueva política de drogas.
Jhoan Sebastian Cote
El embajador de Ecuador en Colombia, Gonzalo Ortiz, está en Cali y participará de la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas, con la cual el gobierno de Gustavo Petro pretende buscar aliados en la región para respaldar su nueva política de drogas. En diálogo con El Espectador, detalló la violencia nunca vista en Ecuador, por la cual se ha capturado a colombianos y que, en su concepto, es comparable con las peores épocas de la violencia en Colombia. Además, explicó cómo la posición de Ecuador cambió con respecto al crimen transnacional y analizó la nueva política de drogas de Petro bajo la perspectiva de su país.
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El embajador de Ecuador en Colombia, Gonzalo Ortiz, está en Cali y participará de la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas, con la cual el gobierno de Gustavo Petro pretende buscar aliados en la región para respaldar su nueva política de drogas. En diálogo con El Espectador, detalló la violencia nunca vista en Ecuador, por la cual se ha capturado a colombianos y que, en su concepto, es comparable con las peores épocas de la violencia en Colombia. Además, explicó cómo la posición de Ecuador cambió con respecto al crimen transnacional y analizó la nueva política de drogas de Petro bajo la perspectiva de su país.
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¿Cómo está operando el crimen organizado en Ecuador?
El Ecuador está viviendo una coyuntura muy difícil porque, aunque era conocido como una isla de paz, en los últimos años la situación de la seguridad se ha deteriorado radicalmente. Basta recordar el magnicidio del pasado 9 de agosto contra el candidato presidencial Fernando Villavicencio, pero además la muerte de otros políticos como el alcalde de la ciudad de Manta y un dirigente del partido de Rafael Correa, también en Esmeraldas. A eso hay que sumarle un número alto de asesinatos, sobre todo de masacres en las cárceles, porque hay una guerra intestinal de los grupos delincuenciales que responde a una guerra globalizada.
Encontramos la guerra entre Los Choneros contra Los Lobos, que no es más que un reflejo de la lucha del cartel de Jalisco Nueva Generación contra el cartel de Sinaloa. Carteles mexicanos de las drogas. Y, ¿por qué ha pasado esto? Básicamente, porque la ruta de la cocaína que viene de Colombia, en vez de salir por el Atlántico, por el Caribe, o por el norte, ha encontrado un espacio por Ecuador. A los grupos les resulta quizá más fácil y redituable, y en todo caso han conquistado este territorio ecuatoriano para el tráfico maligno de las drogas.
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Eso ha permeado a los grupos que ya operaban aquí y que, se dice, integran cientos o miles de personas. Entonces, la disputa de los territorios y de los pabellones en las cárceles lleva a esta violencia criminal que nos está agotando. Muchos aquí en Colombia recuerdan que eso es lo que sucedió con el cartel de Cali, el cartel de Medellín: esa violencia criminal y demencial que vivió Colombia en los ochenta y los noventa, es lo que nos está pasando. Eso nos hace pensar en que hay fuerzas transnacionales del crimen a las que tenemos que enfrentar de manera conjunta Colombia y Ecuador.
Cambió, entonces, la posición de Ecuador en la región. ¿Pasó de exportador de precursores de la coca a incluso tener puertos de narcotráfico?
La lucha es por los puertos. A mí me parece que el asesinato del alcalde de Manta (ciudad portuaria), en julio pasado, también tiene que ver con eso. El control del puerto de Manta es clave para los grupos, como es el control de Guayaquil, que tiene puertos privados, públicos y especializados. En todos ellos intentan entrar y colocar droga, bien sea camuflada en contenedores de mercaderías que exporta Ecuador o a través de actividades audaces con transbordos a barcos que ya han salido del puerto. Luego están los puertos de Esmeraldas, que tienen una frontera desprotegida del lado de Colombia.
¿Grupos colombianos, como guerrillas o narcotraficantes, están vinculados?
Una cosa que hay que aclarar es que Ecuador no ha tenido guerrilla. Creo que eso se debe al hecho de que se hizo una reforma agraria muy temprana en el Ecuador, en los sesenta. Esto que ahora está hablando Colombia ya lo hicimos. Ahora, sobre la pregunta, sí hay relación. Lo acabamos de ver en el asesinato de Fernando Villavicencio: las personas que fueron tomadas presas eran un ecuatoriano y seis colombianos. Sicarios. Gatilleros contratados para hacer eso. ¿Por quién? Eso es lo que no se sabe y tienen que averiguar las autoridades. Incluso se ha pedido apoyo al FBI por parte del gobierno para determinarlo, pero lamentablemente es eso.
En video: ¿Por qué la narcoviolencia se tomó a Ecuador?
Colombia exporta este tipo de personas hábiles para disparar, para hacer un atentado, pero también hábiles para esconderse, y se dice que además muy seguras, porque es más difícil trazar las conexiones que tienen estos gatilleros y estos sicarios colombianos con los autores intelectuales. Es gente que no habla o que ni siquiera conoce precisamente a la gente que los contrata. Ahora, por la permeabilidad de las fronteras, hay alta probabilidad de cruzar sin documentos, básicamente sin control policial. Una persona puede estar legalmente en Ecuador solamente con su cédula, igual que los ecuatorianos pueden estar en Colombia, al menos en una zona de integración fronteriza.
Hechos en los que han resultado implicados colombianos, ¿obligarían al Ecuador a fortalecer su control migratorio específicamente con Colombia?
No creo que nos estemos planteando eso. Sobre todo, porque eso implicaría un cambio muy grande de la política y de la concepción sobre la integración. Sobre esto estamos hablando de las reglas que tiene la propia Comunidad Andina de Nacionales. Pero tenemos que controlar mucho más lo que es inteligencia, lo que es la colaboración judicial, el tema de extradiciones entre nuestros países, que felizmente tenemos, pero que tenemos que fortalecer mucho más y hacerlo más ágil.
¿Cómo ve esta Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas?
Antes del inicio ha habido discusiones virtuales en las que han participado más de 90 personas de toda América Latina, convocadas por Colombia, para discutir el documento final de la política de drogas. Ecuador obviamente enfatizará algunos de los puntos que más nos interesan, que es precisamente la dimensión criminal que tiene el tema de las drogas. Es verdad que se debe hablar de los cultivadores, el tema de la pobreza y los otros asuntos que el presidente Petro suele plantear, pero también nosotros estamos sufriendo del otro lado. Prácticamente en Ecuador no existen cultivos de droga. Alguna vez se encuentran, pero es muy pequeño y muy cerca de la frontera. Estamos preocupados con el tema del tráfico y la violencia criminal que eso genera.
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¿Qué es lo que necesita Ecuador de la política colombiana?
Necesitamos mayor control. Obviamente interdicción, porque no debemos dejar que los cargamentos de cocaína pasen tan fácilmente a Ecuador. Tenemos que contribuir en precisamente interdicción aérea, terrestre y marítima. Tenemos que estrechar mucho más nuestra cooperación, y de eso hablaremos en nuestras reuniones. Pero una vez que esto pase, tenemos que seguir en la cooperación. Va a haber una reunión presencial de la Comisión Binacional Fronteriza de ambos países y esperamos que para finales del año ya estaremos hablando del nuevo encuentro entre los presidentes. Habrá un nuevo gobierno probablemente en diciembre, pero cualquiera que sea el resultado de las elecciones, estoy seguro de que vamos a seguir fortaleciendo las relaciones con Colombia.
¿Qué decir sobre los planteamientos de la nueva política?
No debo pronunciarme y no quiero pronunciarme sobre la política interna de Colombia, porque es un país soberano que puede adoptar la política que le parezca. Lo que sí tenemos que hacer es, en primer lugar, tener siempre presente el marco internacional que es adoptado por el mundo entero en el ambiente de las Naciones Unidas. Ya se tienen declaraciones y unas políticas consensuadas por el globo terráqueo entero. Y creo que en esta cumbre que se está desarrollando en Cali se ha puesto de énfasis por los países de América Latina que ese es un marco que debemos tener presente.
Embajador, en este diálogo conjunto, ¿se ha discutido algo sobre el fentanilo? ¿Empieza a ser una preocupación en Ecuador?
Ya hay alguna indicación en el Ecuador de que existe el fentanilo. Hay el tipo de reacción biológica en algunos drogodependientes, lo cual parecería indicar que hay fentanilo que se está mezclando. No es un problema todavía, pero es algo que está empezando a aparecer. Como en Colombia.
Hablemos de la frontera, ¿qué puede contarnos con respecto a las rutas de narcotráfico?
Una cosa que es notable y que es lamentable es que tanto Nariño como el Putumayo son zonas de alta concentración de la violencia en Colombia y son fronterizas con el Ecuador. Tenemos, por tanto, que cuidar esas fronteras mucho más de lo que lo estamos haciendo y sobre todo algunas que son más permeables. La zona de Esmeraldas es para nosotros, para los ecuatorianos, una provincia hermosa que para los colombianos también era destino de vacaciones de personas del Valle del Cauca, del Cauca, de Nariño, que viajaban siempre en diciembre y enero. Pero se ha deteriorado por la violencia y eso era justamente lo que estaban investigando los periodistas de El Comercio asesinados.
Ahí está el paso del río Mataje y hay un puente, hay una carretera asfaltada desde el lado del Ecuador que llega al puente y allí tenemos un destacamento de la Infantería de Marina. Del otro lado, del lado colombiano, no existe fuerza pública por hasta 30 kilómetros, no sé encuentra nadie de la fuerza pública colombiana. Necesitamos que Colombia resguarde más la frontera, que se aproxime a la frontera, incluso para abrir el paso de Mataje, para que haya un paso regular que es el objetivo de nuestros países, pero necesitamos también más presencia de la fuerza pública colombiana.