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“Otoniel” habló en la JEP de paz y de que el Clan del Golfo quiere desmovilizarse

Dairo Antonio Úsuga habló durante cinco horas ante la Jurisdicción Especial para la Paz. Se refirió a los detalles de cómo fue capturado. También a historias de su niñez y de cómo terminó involucrado con grupos al margen de la ley. Esto es lo que dijo.

22 de diciembre de 2021 - 10:21 p. m.
“Otoniel”, máximo jefe del Clan del Golfo, atraviesa un proceso de extradición por solicitud de Estados Unidos.  / AP
“Otoniel”, máximo jefe del Clan del Golfo, atraviesa un proceso de extradición por solicitud de Estados Unidos. / AP
Foto: AP
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La audiencia en la que Otoniel le dio la cara a la justicia por primera vez en toda su historia criminal, duró cinco horas, siete minutos y 32 segundos. Dairo Antonio Úsuga David, su nombre real, cumplió con la cita que le propuso la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) el pasado 21 de diciembre, luego de haber faltado al primer día de declaración. Lo hizo vestido de camiseta de cuadros azules y blancos, sin disimular la ansiedad y los nervios de verse frente a un sistema de justicia que quiere conocer hasta el último detalle de lo que sabe sobre lo que ocurrió durante la guerra colombiana. La audiencia, precedida por la magistrada Nadiezhda Henríquez, inició en la mañana del pasado martes, bajo protocolos de estrictísima seguridad.

El líder del Clan del Golfo habló durante este tiempo sobre todo tipo de temas. Aunque no es claro todavía si le falta la memoria o más bien está siendo selectiva, Otoniel le habló a la JEP como un hombre conocedor de la guerra del Urabá. Su testimonio, en cuestión de horas, encendió la polémica pues insistió en varias oportunidades que su supuesta captura no fue una operación de inteligencia, como lo ha dicho el gobierno y la fuerza pública, sino que se entregó de manera voluntaria. El presidente Iván Duque lo calificó de sabandija y le recordó que muy pronto estará recluido en una celda de una prisión de Estados Unidos (la extradición de Otoniel es un hecho, aseguró el primer mandatario).

Más allá de la polémica sobre su captura o rendición, Úsuga cumplió con el llamado de la JEP. Aunque las cinco horas en las que habló son apenas un retazo de una enorme colcha que es lo que sabe de la guerra en Antioquia, Otoniel alcanzó a hablar de lo que muchos exjefes paramilitares y narcotraficantes nunca pudieron decir antes de sus extradiciones. En un conteo rápido, el aporte a la verdad que podría dar este capo podría incidir en 128 investigaciones por los delitos de homicidio, reclutamiento, concierto para delinquir, secuestro, porte ilegal de armas y narcotráfico. Y, en concreto, podría dar luces de lo que sucedió en hechos emblemáticos del conflicto como la masacre de Mapiripán, en 1997.

Sus inicios

Úsuga empezó contando cómo fueron sus primeros años de vida, siendo el séptimo hijo de nueve en una familia campesina de Nueva Antioquia, corregimiento de Turbo (Antioquia). Señaló que en esa zona del país mandaba la guerrilla de las Farc y dice que hacia los 16 años ingresó a la organización subversiva. Además, contó que su hermano mayor y alias Giovanni, antiguo líder del Clan del Golfo, también estuvieron en por la guerrilla. Otoniel agregó que en esa zona no hacía presencia el Estado colombiano y muy poco iba la Fuerza Pública. “Mi familia nunca recibió presiones de la guerrilla (...) mi hermano mayor hizo parte del Partido Comunista, era dirigente”, dijo Otoniel a la JEP.

Otoniel señaló que luego al Urabá llegó la guerrilla del Epl, que estaba sobre la frontera con Córdoba y bajó a Urabá y que en esa época los partidos políticos que había en la región era la Unión Patriótica y el Partido Comunista. “Hablo de los años 1987 y 1988, también había partido Conservador y Liberal, pero lo que había más eran líderes de izquierda”, aseguró el recientemente capturado líder criminal. La magistrada Henríquez, encargada del caso 04 sobre la violencia en Urabá, le preguntó sobre cómo se dio a su captura, a lo que Otoniel señaló que en medio de la operación de las autoridades, él voluntariamente se entregó. “Yo fui hasta donde la tropa del Ejército, yo llegué solo porque quería arreglar mis problemas”, aseguró Otoniel.

El narcotraficante continuó con su relato sobre lo que sucedió el pasado 23 de octubre, cuando fue capturado, y señaló que se acercó a un “cabito (soldado) y le dije: ‘Yo soy el que están buscando’. Me amarraron las manos con una pañoleta, pero no me maltrataron ni nada. Incluso me dieron agua. Yo me quité la camisa porque quería mostrar que no tenía nada, que no estaba armado”. En este punto de la audiencia, la magistrada le pidió a Otoniel que retome la historia de cómo fue su ingreso a los grupos al margen de la ley. Antonio Úsuga David, como realmente se llama Otoniel, aseguró que se presentó voluntariamente a las Farc y que hizo milicia para el frente 5 de las Farc, al mando de alias Efraín Guzmán.

También dijo que conoció en ese momento a Jhoverman Sánchez alias Manteco, quien también ha sido llamado por la JEP en este caso. En 1988, señaló que se salió de las Farc y se fue para el Epl, grupos criminales que se movieron por Turbo y los límites con Córdoba. Otoniel señaló que las Farc se financiaba de los dineros que le pedían a los bananeros, un asunto que hasta el día de hoy tiene capítulos por indagar y en los que en otros casos ya se ha avanzado. “Ellos vivían de la conocida vacuna a los finqueros, comercio y bananeros. Al que no le colaboraban le robaban el ganado”, aseguró Otoniel, quien hoy está preso en los calabozos de la Dijín en Bogotá.

Otoniel también aseguró que, cuando el Epl entró al Urabá, hubo disputas con las Farc y supuso que se dieron por los medios de financiación ilegales de las estructuras criminales. Pero también recordó que hubo tomas guerrilleras que se hicieron de manera conjunta, ya que para esa época estaba en funcionamiento la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar. Entre ellas, la toma de Saiza, en Córdoba, perpetrada en agosto de 1989 y que dejó un saldo de 14 uniformados muertos y el secuestro de 22 más. Otoniel precisó que a Urabá entró el paramilitarismo entre 1993 y 1994. “Antes había solo guerrilla”, dijo Otoniel a la JEP el pasado 21 de diciembre.

El capo también habló sobre alias Karina, a quien Úsuga dice haber conocido en la guerrilla. Según Otoniel, Karina se desempeñó como comandante militar y en grupos de finanzas en la extinta guerrilla. También aseguró que durante esa época, el sector de Urabá era muy peleado entre guerrilla, autodefensas y Ejército. Asimismo, Úsuga se refirió a su época como desmovilizado del Epl. Según dijo en la JEP, para ese momento (no especificó el año) “hubo mucho muchacho desmovilizado del Epl asesinado por las Farc en esa zona”. La violencia para ese entonces, dijo Otoniel, era cruda, pues “la razón por la que mataban era porque eran desmovilizados, nada más”.

Dentro de los temas mencionados por Úsuga en su relato, habló también del grupo armado Los Tangueros, que operaba en la zona de Urabá. Según Otoniel, “estaban financiados por los Castaño y por la Oficina de Envigado. Esos dos le daban plata a lo mismo”. De la misma manera, aseguró que ese grupo pasó a ser parte de las Autodefensas Campesinas de Urabá, las cuales tenían como objetivo combatir a las guerrillas, todo bajo las órdenes de los hermanos Castaño.

¿Cómo llega al paramilitarismo?

Luego de que el Epl se desmovilizara, en 1991, algunos miembros de esa guerrilla se acercaron a los hermanos Castaño, quienes fueron los fundadores de grupos paramilitares en Urabá y luego las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc). “Hubo una disidencia que volvió al monte y los denominados Comandos Populares (gente que también venía del Epl) tuvieron los primeros acercamientos con la Casa Castaño. En esa época hubo una matazón porque las Farc empezó a matar mucha gente y pues en ese momento tocaba elegir un bando (...) En esa desmovilización hubo mucha gente que luego se fue a trabajar al DAS. Hicieron el curso en temas de protección y quedaron”, aseguró Otoniel.

El recién capturado líder del Clan del Golfo señaló que su llegada a los grupos paramilitares se dio luego de octubre de 1996, cuando 150 miembros de una disidencia del Epl se entregaron a las autoridades en Córdoba. “Esa desmovilización fue legal pero luego todos terminamos en la Casa Castaño. Y así pasó con otras disidencias del Epl que para ese momento se enfrentaban de nuevo con las Farc. Fue así que llegamos al paramilitarismo. Ahí fue donde empezó a crecer los Castaño porque la gente del Epl tenía mucha experiencia. Varios de los comandantes fueron repartidos por regiones de Colombia”, aseguró Otoniel durante la audiencia.

Otoniel asegura que quiera contribuir a la paz y a la verdad

Úsuga insistió varias veces que su captura se trató más bien de una entrega voluntaria “para cuadrar mis problemas y ver si me libro, si puedo aportar un poquito a la paz aquí en Colombia. De pronto sí puedo servir algo para ayudar. Como fui tanto tiempo miembro de la guerra, si puedo ayudar un poquito a la paz sería muy bueno (...) Esclarecer las verdades a las víctimas. Hay muchas cosas que se pueden hacer estando aquí en Colombia o ya cuando se vaya a Estados Unidos con la extradición. Ese fue el motivo que tuve para la entrega. Me decidí, ya no sigo más en esta guerra, por eso fue que llegué a donde estaban las tropas del Ejército”.

Sobre los momentos previos a su captura, Otoniel explicó que toda su organización estaba en proceso de “llegar a un acuerdo con el gobierno” para su desmovilización, pero que fue decisión propia la de entregarse. Agregó una y otra vez que está dispuesto a colaborar con la verdad y a contarle a sus víctimas pormenores, hasta ahora desconocidos. “Uno pide perdón por las cosas malas que uno haya hecho por allá. Pero todo se hizo como organización, pero nunca por afectar las comunidades, sino lo que se hacía era por el bienestar de la región”, agregó.

El Clan del Golfo se quiere desmovilizar

Otoniel explicó durante la audiencia que el grupo que lideró hasta finales de octubre de este año, que para él sigue siendo las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, pese a que el gobierno y la opinión pública lo llame el Clan del Golfo, mantiene su voluntad de negociar con el gobierno. Uno de los intervinientes en la cita le preguntó si tenía algún mensaje de su organización. Úsuga contestó que es de voluntad. “Si el gobierno quiere, puede haber un arreglo totalmente con la organización. La disposición está, pero no ha habido cómo mandar el mensaje por ningún lado. En las condiciones en las que está uno no ha habido como mandar el mensaje. Pero se le está diciendo ahorita aquí también, hay voluntad de la gente que quedó allá”, expresó Otoniel.

Además de expresar e insistir de la voluntad que tienen sus hombres de negociar, durante su relato, Otoniel también habló de su salida de la casa paramilitar de los Castaño y de su llegada a las Autodefensas Gaitanistas. “Cuando yo llegué a Urabá lo que tuve fueron por ahí siete meses en las Autodefensas en esa época, pero estuve fue hacia arriba, hacia la Serranía de Abibe. Era comandante de tropas, no mantenía hacia el eje bananero, mantenía era hacia arriba, hacia las zonas de conflicto como se decía”, aseguró Úsuga. Asimismo, dijo que en esas zonas, quienes lideraban eran los comandantes Águila Cinco y Alfa 1″ y “estaban los comandantes de esa zona de allá del Chocó y Unguía, tirando hacia el Atrato”.

Otoniel le aclaró a los funcionarios de la JEP que él no confirmó las Autodefensas Gaitanistas en Urabá porque, cuando eso ocurrió, él estaba en los llanos orientales. Sobre ese grupo ilegal, agregó que el comandante Daniel y Giovanni (su hermano) fueron los que crearon esa agrupación. En seguida, Úsuga le aclaró a los presentes en la audiencia que nada tuvo que ver con relaciones con grupos de afros ni con la violencia en contra de esa comunidad. Y, volviendo al tema de las negociaciones con el gobierno, Otoniel aseguró que el que más se adelantó fue un con el gobierno de Juan Manuel Santos.

Aunque no especificó la fecha, aclaró que esa opción no maduró, según él, por la intervención del exfiscal Néstor Humberto Martínez. “Pero en ese momento, a lo último, no hubo garantías para seguir las negociaciones”, aseguró el capo. Asimismo, sostuvo que en esa ocasión buscaban desmovilizase entre 4.000 y 5.000 hombres de la organización en todo el país, pero que, al parecer, por falta de garantías, no se avanzó más en el proceso. Según Úsuga, el exfiscal Martínez “quería era un sometimiento a la justicia de una vez, sin tener los muchachos los beneficios que necesitaban. Las garantías eran muy poquitas para la desmovilización o el sometimiento, como decía el Gobierno”.

El Clan del Golfo, según Otoniel, no ha ordenado asesinatos de líderes sociales

Dentro de su relato ante la JEP, Otoniel dijo que cree que la paz en Colombia es posible, pero no es fácil. “Todo tiene que ser el acompañamiento de unas negociaciones que le favorezcan a la gente que está en el conflicto también para que haya una paz completa. Y también acompañamiento del Gobierno. Que sea una paz porque es muy duro. Yo ya he estado en tres desmovilizaciones, yo tengo ya experiencia, y todo se vuelve muy duro por el posconflicto en Colombia”. Según el máximo líder del Clan del Golfo, lo que viene después de dejar las armas “es más duro que la misma guerra, entonces tiene que haber un acompañamiento del Gobierno muy grande con los desmovilizados para que la paz funcione, para que sirva la entrega y la desmovilización”.

Según el capo, para lograr la paz en el país, el Gobierno debe dar garantías y acompañar a los excombatientes. “En Colombia sería muy bueno, y si eso es lo que se quiere para el futuro, para los hijos, para los nietos de uno; ahí la mayor parte tiene que ser disposición de Gobierno, un acompañamiento total con los desmovilizados, porque sacar un poco de gente armada del monte y que no haya un acompañamiento, todo mundo coge su lado, vuelven y resultan las disidencias, bandas por ahí, se arma la gente otra vez; entonces lo principal es eso, yo digo que es muy bueno, pero es muy difícil la paz”.

Dentro del interrogatorio que respondió el líder del Clan del Golfo en la JEP, sostuvo que nunca han ordenado el asesinato de líderes sociales, ni tampoco de desmovilizados de las Farc. En relación con los excombatientes de la extinta guerrilla, Otoniel aseguró que " incluso han acompañado en muchas zonas de las que se hacía presencia. Se acompañaba mucho el tema de desmovilización, se les daba el apoyo para que estuvieran en la región y trabajaran”. Ante las preguntas de las magistradas, Úsuga insistió que no tiene conocimiento de asesinatos de este tipo pues “no era directriz de la organización”. Sin embargo, no fue claro si otros comandantes han ordenado asesinatos.

Para conocer más sobre justia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.

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ISMAEL(31700)23 de diciembre de 2021 - 01:29 p. m.
Convincente lo de la entrega voluntaria, dado que no se explica el como no hubo escoltas detenidos ni muertos en combate cuando defendian a su máximo lider, despues de neutralizar 8 anillos de su protección. Un tipo así andaba solo ? Y entonces a quien le darián los $ 3.000 millones de recompensa? Y la de dólares de los gringos ?
jorge(266)23 de diciembre de 2021 - 01:15 p. m.
Erda! Viejo *Otto", lo mejor para usted es que el cerdo lo extradite, las aguas saborizadas son muy baratas y el subjudice NHM y "chiquito malo" no van a permitir que siga hablando.
luis(89686)23 de diciembre de 2021 - 01:12 p. m.
Se comienza a desenredar la pita, ojalá Otoniel siga declarando en la JEP con el objetivo de la paz que tanto necesitamos y hallar la ruta del progreso. Tenemos un país rico.
Mauricio(tp9lp)22 de diciembre de 2021 - 11:55 p. m.
Lucen espontáneas las revelaciones, a diferencia de la andanada del sub presidente, que se nota que cayó en la mentira o de la versión del mediocre molano, a los que le hacen propaganda la señora d da Gneeco y los postrados de rcn como el hijo del calvo Vélez
Fabio(78069)22 de diciembre de 2021 - 11:22 p. m.
Pobre CERDUQUE Y SU COMBO DE BANDIDOS DEL GOBIERNO. SIEMPRE QUEDANDO COMO MENTIROSOS
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