Estas son las pruebas por las que condenaron a Aida Victoria Merlano
La hija de la excongresista Merlano fue condenada a siete años de prisión domiciliaria. El juez no creyó aquello de que un “clan” del Atlántico ayudó a la política a escaparse. Al contrario, las pruebas dan cuenta de que la joven influencer sabía del plan y utilizó a su hermano menor de edad para ejecutarlo.
Jhoan Sebastian Cote
Aida Victoria Merlano Manzaneda, reconocida influencer, fue condenada en primera instancia a siete años y medio de prisión domiciliaria por orden de un juez de Bogotá. Las pruebas valoradas durante el juicio soportan que conoció y participó en 2019 del plan de escape de su madre, la excongresista condenada y prófuga Aida Merlano Rebolledo. Aunque la defensa de ambas han dicho que un “clan” del Atlántico dispuso de los elementos para el escape, lo cierto, bajo la óptica de la justicia, es que la hijas de la excongresista ideó todo un paso a paso para darle ilegalmente la libertad.
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Aida Victoria Merlano Manzaneda, reconocida influencer, fue condenada en primera instancia a siete años y medio de prisión domiciliaria por orden de un juez de Bogotá. Las pruebas valoradas durante el juicio soportan que conoció y participó en 2019 del plan de escape de su madre, la excongresista condenada y prófuga Aida Merlano Rebolledo. Aunque la defensa de ambas han dicho que un “clan” del Atlántico dispuso de los elementos para el escape, lo cierto, bajo la óptica de la justicia, es que la hijas de la excongresista ideó todo un paso a paso para darle ilegalmente la libertad.
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El 1 octubre de 2019, el escándalo nacional fue la cinematográfica fuga de Merlano Rebolledo, quien usó una soga roja para descender por la ventana de un consultorio odontológico en el norte de Bogotá. En videos quedaron retratadas las escenas de la película: una excongresista cayendo torpemente de un edificio; una motocicleta que llegó en el momento justo para recogerla; y un par de jóvenes, los hijos de Merlano, que miraban todo lo sucedido. En medio de todo, un odontólogo, Javier Cely, cuya carrera quedó frenada desde entonces y que, tres años después, quedó absuelto.
La prueba reina es una maleta negra. Esteban Merlano Manzaneda, quien entonces tenía 17 años, arribó al Centro Médico La Sabana en compañía de su hermana, la hoy condenada Merlano Manzaneda. En su espalda llevaba un equipaje, como se demuestra en los videos de cámara de seguridad de las áreas comunes. Según el juez, se lo ve entrar a uno de los baños, al cual luego llegó en repetidas oportunidades la excongresista Merlano. Así lo testificaron la auxiliar de odontología, Gloria Acevedo, y la dragoneante, Yudy Natalia Espinoza, cuyo trabajo era la custodia de quien estaba tras las rejas por liderar una red de compra de votos en el caribe.
Gracias a esa maleta, el juez consideró que los hijos de Merlano allegaron al centro odontológico los elementos de la fuga. Una soga roja que resultó amarrada a la pata de una silla y unos guantes para el descenso. “Igualmente, la secretaria del centro odontológico, señora Marisol Solano, reiteró que efectivamente el muchacho Esteban llevaba cargada en la espalda un morral y luego de la fuga de su madre, salieron de prisa”, agregó el juez. Para que esa teoría tuviese validez, el jefe del despacho valoró los testimonios desde la cárcel El Buen Pastor y, así, la hipótesis casó.
Por ejemplo, la guardiana Kimberly Cortés aseguró que desde el establecimiento carcelario, Merlano de “forma agresiva” hizo todo lo posible por ser trasladada. Buscó, días previos al escape, cualquier evento con el cual pudiera tener contacto con sus hijos. La dragoneante Espinoza, además, se mantuvo firme en decir que requisó a Merlano antes de su salida al consultorio y no le encontró nada. Dijo haberle revisado la pretina del pantalón y haberse percatado que no llevaba faja. Un elemento que, además, se supone está prohibido en las cárceles de mujeres.
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¿Y por qué este testimonio era crucial? Pues la defensa de Merlano, representada por el abogado Miguel Ángel del Río, sostuvo que la excongresista en realidad había obtenido la soga en la cárcel y se la había amarrado en su abdomen. Y que la había ocultado bajo una faja antes de ir al consultorio. Al juez le llamó la atención que la excongresista mencionara en su testimonio que un poderoso “clan” del Atlántico dispuso de los elementos para la fuga. Y le respondió que no aportó pruebas que soportaran ello y que, aunque fuese verdad, eso no le resta responsabilidad a la influencer, quien brindó colaboración personal y a través de su hermano.
Por otra parte, el hecho de que el odontólogo Cely fuera vinculado por la Fiscalía a esta investigación por, supuestamente, haber sido otro cómplice de la fuga de Merlano, fue definida por el juez como “repudiable para el derecho penal”. Para empezar, tanto Merlano Rebolledo como Merlano Manzaneda testificaron que el profesional no tenía ni idea del plan de escape. Sumado a ello, seis testimonios argumentaron que no tenía poder de decisión sobre las citas atendidas en el centro médico. Y el verdadero dueño de los consultorios, el señor Mauricio Arango, dijo que lo contrató de emergencia y solo por ese día, dado que la excongresista no había quedado conforme con dos diseños de sonrisa practicados anteriormente allí.
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Con esas pruebas, Aida Victoria Merlano Manzaneda resultó condenada en primera instancia a siete años y medio de prisión domiciliaria, responsable por fuga de presos y utilización de menores de edad para la comisión de delitos. El juez expidió orden de captura en su contra y la defensa de la influencer tendrá menos de una semana para apelar. El caso será valorado en una segunda instancia, en la cual el Tribunal Superior de Bogotá podrá dejar en firme la condena, reducir el tiempo de cárcel o absolverla. Este último escenario es el que ella misma espera, como lo contó en sus redes sociales, después de escuchar del juez que no tendría que ir a una cárcel.
A pesar de su alivio, que dejó claro en varios videos que publicó en la tarde de ayer, a Merlano todavía le hace falta recorrer un largo camino judicial: la Fiscalía prepara una nueva investigación en su contra, esta vez por los delitos de lavado de activos y enriquecimiento ilícito. Merlano Rebolledo, mientras tanto, sigue prófuga en Venezuela y desde allí lanza dardos que podrían vincular a la familiar Char con la compra de votos en el Atlántico.
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