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A casi dos años de que la Fiscalía y la DEA capturaran al exfiscal de apoyo de la JEP, Óscar Julián Bermeo, quien, presuntamente, hizo parte de una red de corrupción para frenar el proceso donde se estudiaba si se autorizaba la extradición del guerrillero Jesús Santrich, se siguen conociendo detalles sobre cómo fue que se planeó el operativo contra el funcionario de esa justicia especial y sus supuestos socios: el exsenador Luis Alberto Gil y la mano derecha de este último Orlando Villamizar.
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Este fin de semana, Noticias Uno reveló un memorandum del 25 de febrero de 2019 en el que Craig Michellin, agente especial de la DEA en Colombia, en el que informa a un funcionario del CTI, que era el enlace entre la agencia de inteligencia de EE.UU y la Fiscalía, sobre una organización internacional de veta de procesos judiciales y de información privilegiada de casos en ambos países. En ese documento, aunque no se hace referencia expresa del caso Bermeo, se mencionan los alias de “Gil”, “Villamizar” y “Bermeo”. Además, la captura se produjo cuatro días después en un operativo en el norte de Bogotá.
El agente menciona en la carta la suma de medio millón de dólares que se entregarían a cambio de la información “por lo cual se solicita iniciar indagación y disponer la orden de entrega controlada y agente encubierto”. La DEA, según informó el noticiero, no tenía el dinero para el operativo que ya adelantaba el agente encubierto. Dos días después de que ese memorandum llegara a la Fiscalía, es decir el 27 de febrero, el entonces fiscal general firmó un documento en el que autorizaba la entrega de esa suma de dinero.
La otra versión del caso Bermeo
El 4 de marzo de 2019, cuando se dio la imputación de cargos contra Bermeo y Gil, El Espectador conoció un versión distinta sobre cómo fue que la DEA entrampó a Bermeo por medio de un agente infiltrado de la DEA. Según contaron a este diario fuentes del caso, que hay dos personas claves en esta historia. La primera de ellas es un hombre que se hizo llamar Asaf, de acento mexicano, quien habría buscado al exsenador Gil para expresarle su inquietud por el proceso de extradición del exjefe guerrillero Jesús Santrich. Este hombre sería Marco Aurelio García, el agente de la agencia gringa y que también habría participado en el operativo contra el ahora jefe de las disidencias.
Para llegar al excongresista, Asaf habría contactado a un conocido de Gil: Jaime Clavijo, quien a su vez tenía buena relación con Luis Orlando Villamizar, hombre de máxima confianza de Luis Alberto Gil. Al parecer, en una llamada que intercambiaron Clavijo y Villamizar a finales de 2018, el primero le contó al hoy capturado que conocía a un hombre “que tenía un problema en la JEP” y que estaba buscando información “de adentro”.
Para la misma época de la llamada, Villamizar concretó una reunión entre Gil y Asaf en la casa del exsenador. En ese encuentro, el hombre que hablaba con acento mexicano expresó abiertamente que la razón de su inquietud por el caso del exjefe en la JEP era por unas propiedades suyas “en las que interviene Santrich” y le preocupaba qué pasaría con estas si era extraditado. Su interés principal era tener acceso a un magistrado de la Jurisdicción Especial de Paz.
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Según esta versión, Gil, desde el comienzo, habría señalado que no conocía a nadie que trabajara en la JEP. Sin embargo, dijo que sí conocía a una persona dentro de la Fiscalía de la JEP: Carlos Julián Bermeo. Entonces fue cuando se habría concretado una reunión con él. En la casa del exsenador se encontraron, supuestamente, los interesados en el caso. Bermeo les explicó cómo funcionaba la JEP, en qué estaba el caso Santrich y, según las fuentes que contaron esta versión a este diario, les explicó que nada podía hacer en el expediente del exjefe guerrillero porque hasta allá no llegaban las facultades de la Fiscalía de la JEP.
Después del encuentro, Asaf habría seguido llamando al exsenador Gil para pedirle que se volvieran a reunir o para que le explicara qué estaba pasando con el proceso del exguerrillero -en la época en que se perdió la carta del Ministerio de Justicia a autoridades de Estados Unidos pidiendo pruebas del expediente Santrich-. Las llamadas que intercambiaron se habrían realizado entre enero y febrero de este año.
Lo relatado por la fuente difiere de lo que hasta ahora ha dicho la Fiscalía del caso. Según la investigación, Bermeo y los demás capturados habrían negociado que, a cambio de US$500.000, intervendrían en el proceso de extradición de Santrich. De acuerdo con videos que han sido revelados por el ente investigador, el pago que se entregó directamente a Bermeo fue de US$40.000 y otros US$460.000 se entregaron a los demás detenidos.
La insistencia de Asaf de una tercera reunión habría surtido efecto ese 1° de marzo. Ese día se habría acordado un encuentro en un hotel en Bogotá y allí llegaron Bermeo, Gil y Asaf, quien podría ser el agente encubierto que se usó para este caso. Sobre esta reunión, las fuentes que revelaron estos detalles relataron que en un momento de agradecimiento por la ayuda y explicaciones brindadas, Asaf le entregó el fajo de dólares al exfiscal Carlos Bermeo.
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En marzo de 2019, por su parte, el exfiscal Néstor Humberto Martínez señaló que el ente investigador no tenía ninguna prueba que conectase a alias Jesús Santrich con la presunta red de servicios para incidir en casos dentro de la JEP. “Si tuviéramos información que nos permitiera establecer la conexión de Santrich con el exfiscal Bermeo, tenga la seguridad de que ya lo habríamos imputado”, dijo en entrevista con Blu Radio. Además, en diálogo con El Espectador, Martínez aseguró que sólo conocía de una entrega controlada de cocaína para el exfiscal de la JEP, Carlos Bermeo.